Sociedad Sucesos
A 22 años de la muerte de Favaloro: La historia de las siete cartas que dejó antes de suicidarse.
“No ha sido una decisión fácil pero sí meditada. No se hable de debilidad o valentía. El cirujano vive con la muerte, es su compañera inseparable, con ella me voy de la mano”.
La frase pertenece a René Favaloro y forma parte de una de las siete cartas que dejó escritas antes de pegarse un tiro, justamente, en el corazón.
A sus 77 años, el 29 de julio del 2000, el cirujano argentino que hasta último momento pidió ser considerado como un “médico rural” —recordando sus “lejanos años en Jacinto Arauz”, un pequeño pueblo del sur de La Pampa, donde ejerció durante más de una década— pero que fue eminencia mundial habiendo perfeccionado la técnica del by pass aórtico que salvó cientos de miles de vidas, decidió suicidarse.
Y lo hizo con una secuencia metódica. Dejó siete cartas escritas para varios destinatarios, algunos sobres con dólares para seres queridos y tres carteles pegados en el espejo. Uno pedía «avisar a Roberto y Liliana», y sus números telefónicos, otro simplemente decía «hasta siempre«. En la tercera dejaba indicaciones sobre qué hacer con su cuerpo: “Cremarme inmediatamente sin perder tiempo y tirar mis cenizas en los montes cercanos a Jacinto Arauz”.
Tras su paso por aquel pueblo pampeano, Favaloro se instaló en Cleveland, Estados Unidos. Allí se convirtió en uno de los mayores especialistas en la cirugía cardiovascular. Sin embargo, consciente de los desafíos que acarreaba, a los 47 años decidió que debía volver a Argentina. Su gran sueño era establecer un centro de investigación y atención médica. No fue sencillo, y como él bien sabía, “ser honesto en esta sociedad corrupta tiene su precio”, y fue el más caro.
Como lo dejó bien claro en la última carta de despedida, la situación en la Fundación Favaloro, que tenía tan solo 25 años, se volvió insostenible. Las deudas que tenía, por 40 millones de pesos, la estaba poniendo en jaque. Pero no era sólo eso. Al mismo tiempo le debían más de 18 millones, principalmente desde el IOMA y PAMI, en ese entonces dirigido por el actual jefe de gobierno porteño, Horario Rodríguez Larreta.
Las dudas tenían con la Fundación tenían una explicación: “Nos hemos negado sistemáticamente a quebrar los lineamientos éticos, como consecuencia, jamás dimos un solo peso de retorno. Por otro lado, apuntó: “El PAMI tiene una vieja deuda con nosotros, (creo desde el año 94 o 95), la hubiéramos cobrado en 48 horas si hubiéramos aceptado los retornos que se nos pedían”.
En este contexto, el instituto creado por René Favaloro vivía una situación dramática. Sabía que el siguiente lunes, al volver a la Fundación, iba a tener que despedir a casi un tercio de los trabajadores, muchos de los cuales trabajaban con él desde que había vuelto al país a principios de los setenta. “Ayer empezaron a producirse las primeras cesantías. Algunos, pocos, han sido colaboradores fieles y dedicados. El lunes no podría dar la cara”, dice casi al final de la carta.
La última carta de Favaloro completa.
Si se lee mi carta de renuncia a la Cleveland Clinic, está claro que mi regreso a la Argentina (después de haber alcanzado un lugar destacado en la cirugía cardiovascular) se debió a mi eterno compromiso con mi patria. Nunca perdí mis raíces. Volví para trabajar en docencia, investigación y asistencia médica. La primera etapa en el Sanatorio Güemes, demostró que inmediatamente organizamos la residencia en cardiología y cirugía cardiovascular, además de cursos de postgrado a todos los niveles. Le dimos importancia también a la investigación clínica en donde participaron la mayoría de los miembros de nuestro grupo. En lo asistencial exigimos de entrada un número de camas para los indigentes. Así, cientos de pacientes fueron operados sin cargo alguno.
La mayoría de nuestros pacientes provenían de las obras sociales. El sanatorio tenía contrato con las más importantes de aquel entonces. La relación con el sanatorio fue muy clara: los honorarios, provinieran de donde provinieran, eran de nosotros; la internación, del sanatorio (sin duda la mayor tajada). Nosotros con los honorarios pagamos las residencias y las secretarias y nuestras entradas se distribuían entre los médicos proporcionalmente. Nunca permití que se tocara un solo peso de los que no nos correspondía. A pesar de que los directores aseguraban que no había retornos, yo conocía que sí los había. De vez en cuando, a pedido de su director, saludaba a los sindicalistas de turno, que agradecían nuestro trabajo. Este era nuestro único contacto.
A mediados de la década del 70, comenzamos a organizar la Fundación. Primero con la ayuda de la Sedra, creamos el departamento de investigación básica que tanta satisfacción nos ha dado y luego la construcción del Instituto de Cardiología y cirugía cardiovascular.
Cuando entró en funciones, redacté los 10 mandamientos que debían sostenerse a rajatabla, basados en el lineamiento ético que siempre me ha acompañado. La calidad de nuestro trabajo, basado en la tecnología incorporada más la tarea de los profesionales seleccionados hizo que no nos faltara trabajo, pero debimos luchar continuamente con la corrupción imperante en la medicina (parte de la tremenda corrupción que ha contaminado a nuestro país en todos los niveles sin límites de ninguna naturaleza). Nos hemos negado sistemáticamente a quebrar los lineamientos éticos, como consecuencia, jamás dimos un solo peso de retorno.
Así, obras sociales de envergadura no mandaron ni mandan sus pacientes al Instituto.
¡Lo que tendría que narrar de las innumerables entrevistas con los sindicalistas de turno!
Lo mismo ocurre con el PAMI. Esto lo pueden certificar los médicos de mi país que para sobrevivir deben aceptar participar del sistema implementado a lo largo y ancho de todo el país. Valga un solo ejemplo: el PAMI tiene una vieja deuda con nosotros, (creo desde el año 94 o 95) de 1.900.000 pesos; la hubiéramos cobrado en 48 horas si hubiéramos aceptado los retornos que se nos pedían (como es lógico no a mí directamente).
Si hubiéramos aceptado las condiciones imperantes por la corrupción del sistema (que se ha ido incrementando en estos últimos años) deberíamos tener 100 camas más. No daríamos abasto para atender toda la demanda.
El que quiera negar que todo esto es cierto que acepte que rija en la Argentina, el principio fundamental de la libre elección del médico, que terminaría con los acomodados de turno.
Lo mismo ocurre con los pacientes privados (incluyendo los de la medicina prepaga) el médico que envía a estos pacientes por el famoso ana-ana , sabe, espera, recibir una jugosa participación del cirujano.
Hace muchísimos años debo escuchar aquello de que Favaloro no opera más! ¿De dónde proviene este infundio? Muy simple: el paciente es estudiado. Conclusión, su cardiólogo le dice que debe ser operado. El paciente acepta y expresa sus deseos de que yo lo opere. ‘Pero cómo, ¿usted no sabe que Favaloro no opera hace tiempo?’. ‘Yo le voy a recomendar un cirujano de real valor, no se preocupe’. El cirujano ‘de real valor’ además de su capacidad profesional retornará al cardiólogo mandante un 50% de los honorarios!
Varios de esos pacientes han venido a mi consulta no obstante las ‘indicaciones’ de su cardiólogo. ‘¿Doctor, usted sigue operando?’ y una vez más debo explicar que sí, que lo sigo haciendo con el mismo entusiasmo y responsabilidad de siempre. Muchos de estos cardiólogos, son de prestigio nacional e internacional. Concurren a los Congresos del American College o de la American Heart y entonces sí, allí me brindan toda clase de felicitaciones y abrazos cada vez que debo exponer alguna ‘lecture’ de significación. Así ocurrió cuando la de Paul D. White lecture en Dallas, decenas de cardiólogos argentinos me abrazaron, algunos con lágrimas en los ojos. Pero aquí, vuelven a insertarse en el ‘sistema’ y el dinero es lo que más les interesa.
La corrupción ha alcanzado niveles que nunca pensé presenciar. Instituciones de prestigio como el Instituto Cardiovascular Buenos Aires, con excelentes profesionales médicos, envían empleados bien entrenados que visitan a los médicos cardiólogos en sus consultorios. Allí les explican en detalles los mecanismos del retorno y los porcentajes que recibirán no solamente por la cirugía, los métodos de diagnóstico no invasivo (Holter echo, cámara y etc., etc.) los cateterismos, las angioplastias, etc. etc., están incluidos.
No es la única institución. Médicos de la Fundación me han mostrado las hojas que les dejan con todo muy bien explicado. Llegado el caso, una vez el paciente operado, el mismo personal entrenado, visitará nuevamente al cardiólogo, explicará en detalle ‘la operación económica’ y entregará el sobre correspondiente!
La situación actual de la Fundación es desesperante, millones de pesos a cobrar de tarea realizada, incluyendo pacientes de alto riesgo que no podemos rechazar. Es fácil decir ‘no hay camas disponibles’. Nuestro juramento médico lo impide.
Estos pacientes demandan un alto costo raramente reconocido por las obras sociales. A ello se agregan deudas por todos lados, las que corresponden a la construcción y equipamiento del ICYCC, los proveedores, la DGI, los bancos, los médicos con atrasos de varios meses. Todos nuestros proyectos tambalean y cada vez más todo se complica.
En Estados Unidos, las grandes instituciones médicas, pueden realizar su tarea asistencial, la docencia y la investigación por las donaciones que reciben. Las cinco facultades médicas más trascendentes reciben más de 100 millones de dólares cada una! Aquí, ni soñando.
Realicé gestiones en el BID que nos ayudó en la etapa inicial y luego publicitó en varias de sus publicaciones a nuestro instituto como uno de sus logros!. Envié cuatro cartas a Enrique Iglesias, solicitando ayuda (¡tiran tanto dinero por la borda en esta Latinoamérica!) todavía estoy esperando alguna respuesta. Maneja miles de millones de dólares, pero para una institución que ha entrenado centenares de médicos desparramados por nuestro país y toda Latinoamérica, no hay respuesta. ¿Cómo se mide el valor social de nuestra tarea docente?
Es indudable que ser honesto, en esta sociedad corrupta tiene su precio. A la corta o a la larga te lo hacen pagar.
La mayoría del tiempo me siento solo. En aquella carta de renuncia a la C. Clinic, le decía al Dr. Effen que sabía de antemano que iba a tener que luchar y le recordaba que Don Quijote era español! Sin duda la lucha ha sido muy desigual.
El proyecto de la Fundación tambalea y empieza a resquebrajarse.
Hemos tenido varias reuniones, mis colaboradores más cercanos, algunos de ellos compañeros de lucha desde nuestro recordado Colegio Nacional de La Plata, me aconsejan que para salvar a la Fundación debemos incorporarnos al ‘sistema’.
Sí al retorno, sí al ana-ana.
‘Pondremos gente a organizar todo’. Hay ‘especialistas’ que saben cómo hacerlo. ‘Debés dar un paso al costado. Aclararemos que vos no sabés nada, que no estás enterado’. ‘Debés comprenderlo si querés salvar a la Fundación’ ¡Quién va a creer que yo no estoy enterado!
En este momento y a esta edad terminar con los principios éticos que recibí de mis padres, mis maestros y profesores me resulta extremadamente difícil.
No puedo cambiar, prefiero desaparecer.
Joaquín V. González, escribió la lección de optimismo que se nos entregaba al recibirnos: ‘a mí no me ha derrotado nadie’. Yo no puedo decir lo mismo. A mí me ha derrotado esta sociedad corrupta que todo lo controla.
Estoy cansado de recibir homenajes y elogios al nivel internacional. Hace pocos días fui incluido en el grupo selecto de las leyendas del milenio en cirugía cardiovascular. El año pasado debí participar en varios países desde Suecia a la India escuchando siempre lo mismo. ‘¡La leyenda, la leyenda!’
Quizá el pecado capital que he cometido, aquí en mi país, fue expresar siempre en voz alta mis sentimientos, mis críticas, insisto, en esta sociedad del privilegio, donde unos pocos gozan hasta el hartazgo, mientras la mayoría vive en la miseria y la desesperación. Todo esto no se perdona, por el contrario se castiga. Me consuela el haber atendido a mis pacientes sin distinción de ninguna naturaleza. Mis colaboradores saben de mi inclinación por los pobres, que viene de mis lejanos años en Jacinto Arauz.
Estoy cansado de luchar y luchar, galopando contra el viento como decía Don Ata. No puedo cambiar.
No ha sido una decisión fácil pero sí meditada. No se hable de debilidad o valentía. El cirujano vive con la muerte, es su compañera inseparable, con ella me voy de la mano. Sólo espero no se haga de este acto una comedia. Al periodismo le pido que tenga un poco de piedad.
Estoy tranquilo. Alguna vez en un acto académico en USA se me presentó como a un hombre bueno que sigue siendo un médico rural. Perdónenme, pero creo, es cierto. Espero que me recuerden así.
En estos días he mandado cartas desesperadas a entidades nacionales, provinciales, empresarios, sin recibir respuesta.
En la Fundación ha comenzado a actuar un comité de crisis con asesoramiento externo. Ayer empezaron a producirse las primeras cesantías. Algunos, pocos, han sido colaboradores fieles y dedicados. El lunes no podría dar la cara.
A mi familia, en particular a mis queridos sobrinos, a mis colaboradores, a mis amigos, recuerden que llegué a los 77 años. No aflojen, tienen la obligación de seguir luchando por lo menos hasta alcanzar la misma edad, que no es poco.
Una vez más reitero la obligación de cremarme inmediatamente sin perder tiempo y tirar mis cenizas en los montes cercanos a Jacinto Arauz, allá en La Pampa.
Queda terminantemente prohibido realizar ceremonias religiosas o civiles.
Un abrazo a todos. René Favaloro.
/Página12.
El camionero Héctor Romero, detenido este martes por la desaparición de María Cash, la joven diseñadora de 29 años vista por última vez en Salta el 8 de julio de 2011, se negó a declarar y fue imputado por homicidio calificado por alevosía.
Romero fue arrestado el martes por orden de la jueza Mariela Giménez, del Juzgado Federal N° 2, después de 13 años del inicio del expediente, en el que ya se encontraba incluido desde un comienzo al ser la última persona que vio a la joven con vida.
Si bien en un principio Romero solo estaba incorporado en el caso como testigo, en los últimos días su situación procesal cambió -luego de que la justicia advirtiera inconsistencias en las distintas declaraciones que dio desde el comienzo de la causa– y ahora está detenido por su posible vinculación con la desaparición de Cash.
Tras la confirmación de su detención, en la casa de una hija en el barrio Pereyra Rozas, efectivos de la Gendarmería Nacional trasladaron al acusado hasta la sede de la Policía Federal en Salta. Este miércoles, fue llevado al juzgado federal pero se abstuvo de declarar.
Las inconsistencias del relato del camionero
En principio, según relata el diario salteño El Tribuno, el implicado aseguró que el día de la desaparición, la diseñadora hacía dedo al costado de la Ruta Nacional N°34, en la rotonda del cruce de Torzalito, General Güemes. Apuntó que la recogió a bordo de un camión Mercedes Benz blanco con acoplado y la inscripción “Catita”. Finalmente, contó, la llevó hasta un sector conocido como la Difunta Correa, en el paraje Palomitas, y luego continuó hacia Joaquín V. González. A partir de entonces, nadie más pudo responder dónde estaba la joven.
No obstante, uno de los principales elementos que complica al camionero de 71 años es el análisis de la ubicación de su celular realizado por los investigadores. Las coordenadas y los horarios registrados no coinciden con los tiempos de viaje que el hombre declaró, especialmente en el tramo entre General Güemes y Joaquín V. González. Estos desajustes generan dudas sobre su relato de los movimientos que realizó el día en que supuestamente llevó a María Cash desde la rotonda de Torzalito hasta el santuario de la Difunta Correa.
Además, las pruebas de velocidad realizadas por los investigadores demostraron que las maniobras descritas por Romero, como frenar en la Difunta Correa para que Cash bajara, son técnicamente imposibles en los tiempos que él proporcionó.
Por otro lado, según El Tribuno, las versiones que proporcionó Romero sobre el lugar en el que dejó a Cash siempre fueron vagas e imprecisas: una vez declaró que la dejó en Finca El Estanque, luego en Palomitas, y en tercer lugar, en el paraje Difunta Correa, cerca de la casa de la familia Crespín.
El medio salteño recorrió la ruta nacional 9/34 y confirmó que el punto indicado por Romero es cercano a la casa de la familia Crespín, la cual es dueña de una gomería muy frecuentada por camiones de gran porte. El sitio es además un parate predilecto para los camioneros y automovilistas que pasan por la zona y frenan para dejar una vela en el santuario de la Difunta Correa, que está a pocos metros. Sin embargo, la familia negó haber visto a María Cash y al camionero en la fecha indicada, lo que generó una importante contradicción que es investigada y está en el foco de la Justicia federal.
Por otro lado, se hallaron incongruencias en los horarios en que Romero normalmente desarrollaba su rutina para la entrega de la carga de mercadería que trasladaba. El día de la desaparición de María Cash, se registró una importante demora, que el implicado no pudo explicar.
/P12
San JuanSucesos
Un motociclista y una peatona fueron internados tras ser atropellados en distintos choques
La jornada del lunes estuvo marcada por dos siniestros de tránsito que dejaron a dos personas heridas. Ambos casos están siendo investigados por la UFI Delitos Especiales.
El primer incidente se registró alrededor de las 9 en el Lateral Oeste de Ruta 40 y calle Abraham Tapia, en Rawson. Un motociclista, Axel Abel Cortez, fue embestido por una camioneta Toyota Hilux que salía de un garaje. A raíz del impacto, Cortez sufrió una fractura en una pierna y permanece internado en el Hospital Rawson.
Horas más tarde, cerca de las 11.15, se registró un nuevo accidente, esta vez en Capital. En esta ocasión, una camioneta de la Municipalidad de Caucete, conducida por Franco Castillo, atropelló a una peatona, Dayana Paola Masías Benegas, en la intersección de calle Juan Jufré y Avenida Rioja. La mujer, que esperaba el cambio de luz del semáforo, fue alcanzada por el vehículo cuando este realizaba una maniobra evasiva para evitar colisionar con otro rodado. Si bien sufrió politraumatismo, la mujer se encuentra fuera de peligro.
El conductor de la camioneta municipal se sometió al test de alcoholemia, arrojando resultado negativo.
/DC
InternacionalSucesos
Condenan a muerte al expresidente del Banco de China por corrupción
Liu Liange se declaró culpable de aceptar sobornos por casi 17 millones de dólares.
El expresidente del Banco de China, Liu Liange, fue condenado a muerte con una pena de ejecución suspendida por dos años por aceptar sobornos y conceder préstamos ilegales, informan medios locales.
El Tribunal Popular Intermedio de la ciudad de Jinan dictaminó que, entre 2010 y 2023, el acusado utilizó su posición y autoridad para ilegalmente conseguir ascensos para numerosas personas, así como proporcionar asistencia en la financiación de créditos y cooperación de proyectos, entre otros delitos, al tiempo que aceptó sobornos por un total de más de 121 millones de yuanes (unos 16,7 millones de dólares).
De acuerdo con el veredicto, Liange se declaró culpable y devolvió activamente la mayor parte del dinero obtenido irregularmente, por lo que la pena de muerte no se aplicará con inmediatez.
La sentencia de muerte con suspensión es un castigo penal contemplado en la ley de la República Popular China, que otorga al condenado dos años de suspensión previos a la ejecución. La persona será ejecutada si se determina que comete intencionalmente más delitos durante ese periodo, de lo contrario, la pena es reducida automáticamente a cadena perpetua, sin posibilidad de conmutación o libertad condicional.
/RT
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