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Sociedad Relatos de Vida

Alberto Rubiño, corazón de bueno y rostro de malevo: “Siempre hago de malo. Así es como la cámara me quiere”, dijo el sanjuanino

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Ahora San Juan entrevistó a más que un actor local, a un hombre de valores: “la lealtad hasta por sobre el amor, la humildad y la amistad. Me gusta que la gente me quiera, por eso trato de hacer acciones buenas”. Alberto es parte del elenco de la miniserie nacional que se está rodando en nuestra provincia: “Martina Chapanay, mujer de cinco mil batallas”, encarnando a un sargento. “La industria cinematográfica es extraordinaria. San Juan debería potenciarla”, resaltó. Sociable, trabajador, emprendedor, perseverante; lleva su amor por la arquitectura y la construcción en conjunto con una pasión por la actuación que surgió casi por accidente.

Rubiño, este grandote de alma carismática y largas piernas inquietas, no solamente adora “profundamente a las personas”, como acotó, sino que no les teme a las dificultades de la vida y hace frente a lo que venga para lograr sus metas. Hoy hay mucho odio, preocupación en la belleza, la juventud y el dinero. Los cuales son circunstancias solamente. La sociedad sería mejor si entendiera que cuando morimos se acaba todo”, indicó. Confesó que tiene dos sueños: Uno es llegar a construir una clínica para que trabajen tres de mis hijos que están en el rubro de la medicina. Y el otro es poder escribir dos cuentos que ya tengo pensados: el primero es fantástico, de cuando era joven y el otro fue ideado junto a mi amigo que falleció (Frito). Acerca de un hombre que está en coma y todo lo que a éste le sucede. Lo haría en su honor”.

Alberto llegó al mundo de la actuación casi por accidente: “En el 2002 fuimos a vivir a San Luis, donde me enteré que se estaba rodando una novela en la que actuaba Andrea del Boca (Sálvame María), y estaban buscando escenógrafos. Me presenté y así comencé. Luego pasé a tener papeles de extra, siempre pensando que sería algo pasajero. Ya que, en realidad, apuntaba a un trabajo en la Secretaría de Obras de la ciudad”. Sin embargo, el hermano de la protagonista, contó Rubiño, que lo vio y aconsejó para un papel mayor: “Me llaman y me dicen tu personaje va a ser de Daniel, hermano de Juan Palomino, salís de la prisión y buscas venganza. Haría de malo. Filmé algunos capítulos'”. Y con el tiempo la magia de la televisión lo sedujo:
“Me resultaba muy fácil. No me corregían nada.
Siempre tuve personajes secundarios con diálogos cortitos pero interpreté los papeles tal como el director me lo pedía“.

Luego, explicó que concurrió a un casting para hacer de guardaespaldas en una película mientras estaba trabajando en la Secretarías de Obras en la ciudad puntana. Agregó que le había salido un proyecto de construcción en San Juan, el cual aceptó: “A los meses me avisa mi esposa que me llamaron de la productora de la película ‘Tres de Corazones’ en la que el director, Sergio Renán, estaba interesado en mí para un personaje de guardaespaldas. En el elenco estaban China Zorrilla, Nicolás Cabré, Mónica Ayos, etc”. Aclaró que aceptó y mantuvo ambos trabajos en paralelo viajando de una provincia a la otra.Parece ser que hay algo entre mi cara y la cámara que hace que guste. De una sola escena terminé haciendo varias, e hice sonar a Nicolás Cabré en una de ellas”, exclamó entre risas. Y recalcó que esta experiencia fue la mejor ya que le significó un avance en su carrera de actuación.

¿Cómo se resume el proceso de grabaciones que haces?, preguntamos a este “villano”, bonachón.

-“Se hace una escena para tomar posición, luego un ensayo general y la filmación final“, resumió.

Un desafío que enfrenta cada día es su dislexia: La actuación te descubre, yo soy disléxico, me cuesta escribir y leer si me concentro demasiado, no tengo mucha memoria y es por eso que siempre le tuve miedo al teatro. Esto lo arranqué a mis 40 años, aunque me hubiera encantado hacerlo desde chico”, describió. Y alegó que: “Actuar se aprende actuando”.

Entre lo aprendido, señaló: “El cine es diferente al teatro, el primero es más pausado, con gestos menores, más tranquilo y el segundo debe ser todo más exagerado, ampuloso, hablar más fuerte. Un ejemplo es ‘Esperando a la Carroza’, la cual es una película de cine presentada en un formato como si fuera de teatro. Es por eso que a algunos les gusta mucho”.

Elenco de la serie de Martina Chapanay.

La biografía de Alberto, el “Pipi”, Rubiño contada desde sus mejores recuerdos: Tiene 57 años nació en San Juan en Villa del Carril. Alto y de corazón tan grande como sus sueños y sus ganas constantes de hacer amigos. Vecino de Concepción o “Pueblo Viejo“, estudió en la escuela Superior Sarmiento y luego en la escuela técnica Ing. Rogelio Boero. Además, tiene una historia magnífica de perseverancia con la facultad de arquitectura. Donde con sólo la tesis pendiente desde el año 2000 que rindió su última materia; después de veintiún años retomó sus estudios: “Nuestro primer hijo venía en camino cuando con mi esposa estábamos estudiando, ella recién empezaba magisterio y yo en cuarto año de arquitectura. En mi caso, el cursado fue el más tedioso. Todo era dibujar, con horas trastes en el tablero. Trabajando, criando los chicos, se hizo cuesta arriba terminar. En el 2000 rendí urbanismo II que fue la última“. Para su sorpresa, detalló que se quedó sin trabajo cuando estaba haciendo su tesis: “Estuve vendiendo ropa y perfumes casa por casa, entre otras cosas, y tuve que postergarla”.

Junto a su esposa Laura.

Este gran aventurero de la vida, mencionó que, en los 90′ bajo el gobierno menemista todo se les hizo cuesta arriba: “Había un alto grado de desempleo, me tocó hacer de todo para subsistir, desde albañil hasta consultor del Banco Mundial en los programas Trabajar“.

Hoy, su familia está compuesta por: su esposa Laura desde hace 30 años, sus hijos Gerónimo (28) Guillermina (25), Valentina (21) y Oriana (16). “Me siento orgulloso de todos, mi hijo es un genio y mis hijas son preciosas e inteligentes. La más chica es creativa, una artista”, indicó entre suspiros de papá enamorado.

Junto a su familia.

Proveniente de raíces humildes, advirtió que con sus padres vivieron en una casa de adobe con piso de tierra. Su infancia no fue fácil, pero la recuerda como buena y con anécdotas significativas. “No olvido cuando lloraba para no quedarme en el jardín y mi papá se devolvía en su Siambretta 125. Me buscaba y me llevaba a la casa de mis abuelos paternos. Me quedaba a dormir con ellos y me tranquilizaba. Era algo que le hacía con frecuencia, lo manipulaba de esta manera“, confesó entre risas.

Declaró que cuando él tenía 6 años, su padre viajó a EEUU en búsqueda de una mejora económica y permaneció allá por 4 años. En este punto comentó: “Todo cambió, porque cuando regresó, fuimos a vivir a barrio Mitre donde tuve mis mejores momentos, conocí gente extraordinaria. Era un lugar lleno de niños, ahí viví por 25 años“. Entre sus añoranzas sumó: “Partidos de fútbol con mi amigo ‘el rata’ al arco, qué capo!, el Negro Aguilera que ya falleció, los Torres (que nos hacían rabear), el Alfredito Sánchez que también falleció (el ‘Frito’). Los recuerdo a todos con mucho cariño, la pasábamos excelente. Andar en bicicleta, ir a lavar la pileta del colegio Don Bosco con el padre Rosas que nos hacía un bizcochuelo (aclarando que soy agnóstico). Me encantaría que mis hijos hubieran podido vivir esa infancia y adolescencia“.

Para él, su historia tuvo gran protagonismo en barrio Mitre: “Éramos un ejército. Jugábamos y cada uno de nosotros aportaba cosas al grupo“. Y aquí comentó que en el cuento fantástico que tiene ideado, usa la memoria emotiva: “El aroma de los paraísos me lleva instantáneamente a una tarde de primavera, mientras jugaba en el pasaje de mi casa a la pelota con mis amigos, luego nos sentamos en la vereda entre estos dos grandes árboles que teníamos y sentimos su olorcito fresco. Todos en la calle, despreocupados“. Este artista soñador, explicó que su cuento tiene que ver con ese recuerdo tan vívido para él. Y, especificó, que todos los años le sucede lo mismo en esta estación.

Entre las cosas que destaca de los protagonistas de aventuras en su infancia, están: “Jorge, ‘el rata’, era muy creativo. Me acuerdo cuando quiso hacer autos de plásticos, cohetes. Hicimos un cine, él recreaba programas de radio. Y cuando nos juntábamos los tres (con el Frito) era una locura, muy divertida. Alfredito era un lector muy apasionado. Con ellos jugábamos a las carreras en esos autos de plásticos, en el patio grande de Alfredo“.

Dejó entrever la nostalgia de sus vivencias en el San Juan de aquel entonces: “Cómo olvidar al baldío del ingeniero Bosques, tenía muchos bloques de hormigón y nosotros se los rompíamos sin querer porque hacíamos casitas, imaginábamos que estábamos en la guerra. Decir que nuestra infancia fue hermosa es poco, si hacemos una película la ficción nunca superaría a la realidad“. Además, mencionó, que, en aquel entonces, detrás de la terminal venían los circos y parques de diversiones: “Yo me iba a ayudarles a parar sillas, a darle de comer a los animales y me daban entradas para mis amigos y yo“. Y en la misma terminal, explicó que también cargaba las valijas de la gente en los taxis a cambio de dinero para comprar golosinas.

En la actualidad, se dedica a la construcción junto a su hermano Orlando con quien tiene una pequeña empresa: “Hacemos proyectos, cálculos, dirección, etc”. Como hobby mencionó que va al campo: “Me gusta viajar en auto y estamos con mi esposa conociendo nuestra provincia sanjuanina, vamos a distintas partes y nos gusta hacer trekking. Caminamos los dos solos en las montañas“.

En una de las obras: Plaza de la Salud en Parque de Mayo

Un hombre multirubros: Alberto nunca se quedó quieto, la clave para este señor, maestro de la adaptación en la vida, es nunca darse por vencido: “Estuve 12 años al frente de un local de ropa, trabajé muchas veces en la Fiesta del Sol (desde la primera que se hizo), hice cortos, uno resultó premiado por el INCAA en Francia (Historias breves: Deolinda). Estuve en un documental ficcionado que se llama ‘La verdadera historia de la Difunta Correa’ haciendo del comisario Rancagua, participé de un video musical, trabajé en una película española que se llama Hotel Tívoli . Y luego, al comenzar en el rubro de la construcción con mi hermano, me alejé de la actuación por falta de tiempo”.

Deolinda.
Video clip: Estado ft. Las Manos de Filippi – Para la villa.
Trabajando en una Fiesta del Sol.

Retomando la conexión con la magia actoral: “Ahora me llamaron para audicionar para una miniserie del INCAA sobre Martina Chapanay. Una historia hermosa. Quedé elegido para un personaje de sargento, es una trama que pone en foco a la mujer. Trabaja Paloma Contrera, Charo Bogarín, entre otros. Una muy linda producción. El director ha tomado cosas muy interesantes”.

Un consejo que dejó para los actores iniciantes: “Estudien, acá hay una escuela de cine: ENERC. La cual es muy completa. Ahí participé de varios cortos”, manifestó.

Sus películas favoritas: “Cinema Paradiso” y “I’ am Sam”. “El cine argentino también es muy bueno con actores excelentes: “Como Miguel Ángel Solá, Ricardo Darín, Héctor Alterio. Hay muchos que te hacen involucrar en la historia y creertelá. Como es el caso de ‘9 reinas’”, sentenció. Las metas cumplidas que señaló fueron darles casa y estudio a sus hijos, recalcó que disfruta de la familia, de hacer trekking, de viajar, y que su lugar preferido es Cuba: “Es un lugar soñado”.

Para cerrar, compartió una frase que lleva como lema: “El que no camina de joven, corre de viejo”. A lo que sumó: “Me parece muy sabia y acertada ya que lo revolucionario es recibirse rápido”.      

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Piloto le propone casamiento a su novia en el lanzamiento del Safari.

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Surgió el amor en Valle Fértil, exactamente en la simbólica largada del evento deportivo Safari Tras la Sierra. Las imagenes se viralizaron rapidamente.

El Safari Tras la Sierra reune afisionados y turistas no solo de San Juan,sino tambien de todo el país y otros paises, miles de personas llegan a la majestuasidad del rio de Valle Fértil para disfrutar los dias de este evento deportivo.

Frente a todas estas miles de personas el piloto sanjuanino Javier Marcial se arrodillo frente a su enamorada, Johana Contreras, para proponerle casamiento.

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“La profe”: Romina, la multifacética sanjuanina que reluce desde lo educativo y lingüístico hasta lo cultural y artístico.

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Todos los 17 de septiembre es celebrado el Día del Profesor en nuestro país y la conmemoración nace para ensalzar la labor de los docentes encargados de la educación secundaria y superior. La fecha supone un homenaje a la figura de José Manuel Estrada, un reconocido escritor e intelectual argentino que destacó por su gran dedicación y compromiso en la labor de profesor. Desde Ahora San Juan destacamos el relato de vida de la profe Romina.

Romina Pereyra, es una joven que tiene más de una disciplina que la apasiona en la vida. Comenzó siendo Profesora de Educación Física, es intérprete de lengua de señas hace más de una década, y luego se recibió de Profesora de Teatro, al mismo tiempo que practica la actuación en variados personajes y en distintas puestas. Desde Ahora San Juan hablamos con ella, para conocer acerca de estas vocaciones y de su amor por cada una de ellas.

En muchas etapas de nuestras vidas se nos intenta encasillar para una sola actividad o debemos elegir una profesión o vocación. Romina, es un caso muy especial, ella siempre ha hecho y hace todo lo que su corazón le demanda y lo que ha podido cumplir. Es una gran hacedora de sueños, que lucha por ellos. Simpática, organizada, sencilla y sobre todo una buena aprendiz y maestra.

Tiene 39 años, y nos cuenta cómo se fueron relacionando sus carreras y hobbies. ‘’En mi residencia de Eduación Física teníamos una parte, que era la de educación especial, en ese momento se llamaba así, y mi residencia me toca en la Escuela Bilingue de San Juan. Cuando llego a mis primeras observaciones de las clases, me encuentro con un mundo que yo desconocía totalmente, para todo se comunicaban con señas. Me toca el nivel inicial de la escuela y estaba frustrada, angustiada. Yo era la única en la escuela que no sabía señas y no me podía comunicar con quienes iban a ser mis alumnos por un buen tiempo‘’.

‘’El profe de ese entonces, Guillermo Basañez, nos calmó y nos dijo que ya ibamos a aprender. Me pasó las señas básicas para ir aprendiendo a comunicarme y comenzar con las intervenciones de a poquito porque esa era la estructura: observaciones de clases, intervenciones y en un tiempo más daba la clase completa para los chicos‘’.

‘’Comencé a aprender las primeras señas y después busque dónde estudiar porque me encanto. Vi la inmediatez de la comunicación, la repuesta de los chicos. Me enamore de la lengua de señas en esa instancia de mi carrera y comencé e estudiar en la Facultad de Filosofía de la Universidad Nacional de San Juan cumpliendo con los tres años de estudio. Hasta el día de hoy, me desempeño como profe y como interpréte y año a año me voy actualizando en cuanto a las señas porque van cambiando, incluso con la Pandemia, se agregaron muchas y se van actualizando‘’. Así es cómo nuestra protagonista, logra unir dos de sus grandes pasiones en una sola actividad, tan motivadora como desafiante.

Romina, se recibió de Profesora de Eduación Física en el 2007, trabajó en gimnasios, como profe de pilates y en escuelas estatales. Pero nos dice que tiene una preferencia muy particular que la une con los más pequeños.‘’Trabaje con una franja etaria bastante amplia, pero lo que más me gusta es trabajar con los chicos de primaria. En este momento y desde hace siete años, trabajo en la escuela Timoteo Maradona, en Rivadavia, con chicos desde primer año hasta sexto de la primaria.Siempre cuento que soy una afortunada de trabajar de lo que me gusta, porque amo trabajar con los niños que tienen, para mí, una energía muy especial‘’.

Lo más curioso de esta nota es saber cómo siguió sumando aprendizajes. ‘’Y lo de Teatro tiene que ver con lengua de señas, porque en el estudio de esta lengua, me hice amiga de un joven sordo y el quería estudiar teatro y no podía hacer ningún taller porque no tenía quién lo acompañase, entonces me pregunta si lo quería acompañar y comenzamos en un taller de Marcelo Meyer, que es un genio, no tuvo ningún inconveniente con que estuvieramos los dos y comencé de intérprete y me quedé como alumna. Y así empecé con esta locura del teatro”, expresó la profe.

‘’En el 2017, cuando se abre la carrera, se me ocurrió empezar para incorporar herramientas nuevas a mi carrera de docente. En lo que es Teatro, me ayudó mucho, coseché amistades muy bonitas y me abrió la cabeza, amplie mi mirada.

Y trabajo a veces como actriz también, he actuado en la Fiesta del Sol, en obras independientes, en musicales y creo que es otra cosa más para agradecer a Dios, al universo o a lo que cada uno crea‘’, nos dijo Romina.

Hay dos Fiestas del Sol que han marcado la vida de Romi, una fue ‘’Sueños de Libertad‘’ y la otra fue ‘’Evolución‘’ en la que tuvo un co-protagonico en el que actúo de mamá de un niño y considera que los personajes que les tocaron, tenían una magia muy especial.

Y a nivel nacional, tuvo una participación con una cantante de opera, Claudia Lepez, que hizó la presentación de su libro de canciones de cuna. Se combinó la interpretación teatral y la lengua de señas.

En el 2021, el prestigioso Teatro Nacional Cervantes, a través de su programa Cervantes Educación, lanzó una convocatoria abierta a personas sordas y oyentes de todo el país para su “1er Laboratorio de Actuación. Lengua de señas en escena”, y Romina no dudó en presentarse.

El proceso de postulación, que constó de tres instancias evaluadas por gente experimentada en estos campos, no era sencillo.Romina Pereyra se convirtió en la única sanjuanina dentro de un seleccionado nacional de 20 nombres (pares de Corrientes, Jujuy, San Luis, Buenos Aires, Santa Fe, Catamarca, Tierra del Fuego, Córdoba y Chaco).

Quienes la conocen, pueden definir a nuestra protagonista como empática, apasionada, detallista y muy sociable, es que dónde va deja una huella imborrable. Hoy, se encuentra pasando uno de los momentos más díficiles de su vida: la pérdida de su papá, un papá presente que marcó y forma parte aún hoy de lo que es ella como persona.

Y aún así, en la amabilidad que la caracteriza cuando le preguntamos acerca de sus próximos proyectos, no dudó en respondernos que va a seguir avanzando a pesar de que ahora le cueste pensar en algo por la situación que esta atravesando junto a su mamá, pero que en un futuro próximo desea aprender la técnica de clown y danza-teatro. ” Y un gran sueño pendiente es llevar la lengua de señas al teatro para incluir a la comunidad sorda. Son las dos cosas que me gustaría fusionar y con todas estas herramientas mejorar mi profesión de docente”, nos comentó.

Romina ha logrado mezclar su vocación profesional con sus pasiones y habilidades, sus deseos de desarrollo personal que le han permitido cambiar su mirada en todos los sentidos y también ser una profesora inclusiva. Ella se define como una persona que persigue sus sueños, que insiste para concretarlos y que es muy organizada y calma para lograrlos.

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El guardián de libros en San Juan. Ricardo Aguilera, bibliotecario de corazón.

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Hoy, 13 de septiembre es el Día del Bibliotecario, para felicitar a todos aquellos que realizan la noble labor de trabajar con nuestros libros, es que retomamos el relato de vida que realizamos a Ricardo, uno de los grandes bibliotecarios que tenemos en San Juan.

Una biblioteca es pilar fundamental para el saber y la cultura de un lugar. Y detrás de una buena biblioteca siempre hay un buen bibliotecario. Los sanjuaninos tenemos ambas cosas por suerte. Desde Ahora San Juan nos acercamos a hablar con Ricardo Aguilera, bibliotecario desde hace más de un cuarto de siglo en la Biblioteca Franklin, la biblioteca popular más antigua de América del Sur.

Ricardo lleva desde el año 1995 trabajando en la Biblioteca Franklin. Veintisiete años, que se dice pronto. La vida entre libros. Bibliotecario es una profesión que no siempre es justamente valorada, pero fundamental para el sostenimiento cultural. Una biblioteca requiere de un gran trabajo humano del que nos beneficiamos todos, Charles Medawar hacía referencia a esto cuando decía: “Los bibliotecarios son casi siempre muy útiles y a menudo casi absurdamente bien informados. Sus habilidades son probablemente muy subestimadas y en gran medida subempleadas”.

Ricardo nació en Las Flores, localidad de Iglesia. Allá empezaron a crear una biblioteca popular.  A Ricardo le quedaba cerca de su casa: “cómo no había nadie que la atendiera, me preguntaron y la atendí yo” nos cuenta. Sin nada, el presidente iba buscando, y con las donaciones que recibieron pudieron empezar con la biblioteca. Poco a poco fueron avanzando y se trasladaron de una piecita a un local más grande, donde es hoy es la Biblioteca de Las Flores, construyeron algunas estanterías e iban creciendo. Les habían donado el terreno, “todo con base a donaciones, todo era trabajo voluntariado de todo el mundo” subraya Ricardo.

“Allá, cuando te conocen, te van a buscar a tu casa hasta los días domingo para que les prestes un libro”, recuerda. Y así, un domingo llega a su casa la Directora de la Biblioteca de la Provincia, estaban censado las bibliotecas populares. Ricardo le muestra la biblioteca y el trabajo que venían haciendo. La Directora le cuenta que existe la carrera y lo anima a estudiarla. El joven se entusiasma, lo habla con sus padres y se viene a San Juan a anotarse para estudiar para Bibliotecario Nacional, hoy Bibliotecología. La Biblioteca de Las Flores no disponía de fondos para pagarle un sueldo, pero haciendo un esfuerzo el Presidente ayudaba cuando podían para pagarle algún pasaje para venir a la Capital.

Ricardo empieza a cursar a distancia. Le resulta complicado. Hay un choque cultural grande en cómo se estudiaba en Las Flores y pasar a la Capital al Colegio Superior Sarmiento. Al segundo año ya se queda en la Capital para seguir con sus estudios. Se esfuerza mucho y llega a formar parte del cuerpo de bandera. No solo eso, sino que de su promoción fue el mejor promedio. Lo que le otorga un premio por parte del Colegio de Bibliotecarios Graduados de la República Argentina, y el viaje a Buenos Aires para recibirlo.

La residencia la realiza en la biblioteca de la Alianza Francesa. Posteriormente a eso, comienza a trabajar en la biblioteca Camilo Rojo. No podían pagarle mucho, “el problema de todas las bibliotecas populares es los fondos”, dice. A veces juntaba un poco más saliendo a cobrar las cuotas a los socios. Es poco tiempo después que consigue entrar en la Biblioteca Franklin, la cual era muy distinta a lo que es hoy.

Empezó como bibliotecario, pero además entre los años 2000 y 2004 fue Vicedirector. Fue una experiencia, reconoce. Aunque después de cuatro años prefirió seguir con su oficio. En el año 2011 lo becan para viajar a Estados Unidos. A través del Departamento de Estado y el Instituto de Educación de EE.UU. lo becan para el programa Bibliotecas y Museos como recursos comunitarios. Primero a visitar la Biblioteca del Congreso en Washington. No solo eso, sino que después visitó otras ciudades con sus respectivas bibliotecas: Kansas, Cincinnati, Wyoming y terminando en Los Ángeles. “Las bibliotecas eran enormes, hermosas. Muy limpias, pero excepto la de Los Ángeles, una biblioteca pública en un barrio chino, en ninguna vi a la gente como acá, estudiando”.

Ricardo es honesto, confiesa que no es un devorador de libros, pero sí que se preocupa en saber de todo lo que puede. Es imposible que hubiese leído todos los libros de la biblioteca, pero si tiene una idea sobre qué trata cada uno, como para poder aconsejar a todo aquel que venga a la Franklin, ya que como decía Borges: “ordenar bibliotecas es ejercer, de un modo modesto y silencioso, el arte de la crítica”.

La Biblioteca Franklin es la biblioteca popular más antigua de Sudamérica. Fundada por Sarmiento en 1866. Son más de 150 años abierta, sin perder ese carácter popular. Con todas las dificultades que ello implica, pero ha podido mantenerse gracias a la labor de personas como Ricardo, que entienden la importancia que tiene para la cultura de San Juan el que una gran biblioteca siga funcionando. Desde que él entro la biblioteca también ha ido cambiando. En el año 2004 finalizaron las obras de remodelación. La Franklin se ha ido acompasando a los tiempos y a las nuevas tecnologías, con las tareas de digitalización y el paso de un servicio tradicional al de biblioteca híbrida, integrando lo físico con lo electrónico.

Hoy cuenta con un gran número de servicios, que pueden consultarse a través de su página web (http://bibliotecafranklin.org.ar/) además de contar con unos 80.000 volúmenes. Hacerse socio es bastante sencillo, la cuota es trimestral y mínima. Tristemente, hoy en día, el libro en nuestro país tiene un precio que acerca la lectura a casi producto de lujo. Para un argentino comprar libros es algo prohibitivo, puesto que no se entiende como una necesidad básica y no hay ningún interés en que leamos y pensemos por nosotros mismos. Gracias al trabajo de personas como Ricardo y sus compañeros existe la Biblioteca Franklin y tenemos la oportunidad de poder leer, expandir nuestros horizontes y generar un pensamiento crítico. Para que se hagan una idea: con lo que sale la cuota de un año entero no alcanza casi ni para comprar un libro nuevo. La biblioteca ofrece todos los libros que uno sea capaz de leer en ese año.

La lucha de una biblioteca popular por mantenerse es ininterrumpida, depende de varios factores. No siempre es fácil, sobre todo si cuenta con empleados. Tal como señala Ricardo, “es lindo crear cosas nuevas, pero después hay que mantenerlas”.

De lunes a sábado uno puede acercarse por la Franklin. Allá estará Ricardo y sus compañeros trabajando. La sala suele estar llena de jóvenes estudiando y simultáneamente los diversos talleres que ofrecen, desde el rincón infantil, ajedrez, teatro, club de lectura, etc. Es un claro de luz en pleno centro sanjuanino. “Siempre imaginé que el Paraíso sería algún tipo de biblioteca”, volviendo a citar a Borges. Nosotros tenemos el nuestro, gracias a Ricardo y muchos otros como él. Ya que, si las bibliotecas son un tipo de Paraíso, Ricardo vendría a ser uno de esos ángeles guardianes.

Tal vez, la profesión de bibliotecario no sea la más deslumbrante hoy en día para nuestra sociedad a simple vista. Al contrario de esto, es una de las más valiosas y necesarias. Por último, los dejamos con la defensa de los bibliotecarios de Umberto Eco: “El libro es una criatura frágil, se desgasta con el tiempo, teme a los roedores, resiste mal la intemperie y sufre cuando cae en manos inexpertas… Por tanto, el bibliotecario los defiende no solo de los hombres sino también de la naturaleza, y consagra su vida contra las fuerzas del olvido, que es enemigo de la verdad”.

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