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Sociedad Relatos de Vida

Carlos Cerimedo, el cinéfilo que convirtió el cine en arte, fantasía y espectáculo para todo el pueblo sanjuanino.

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Carlos Cerimedo, el cinéfilo nacido en Buenos Aires pero más sanjuanino que el vino, tiene una apasionante historia de vida en la que fue un revolucionario en el cine, en nuestra provincia y un visionario en la cultura y espectáculo de San Juan. Nuestro medio, Ahora San Juan tuvo el placer de entrevistar a este gran valuarte para realizar un retrato de un artista deslumbrante y creativo.

Nunca dejes que alguien te diga: “No puedes hacer algo”. (Película En busca de la felicidad).

Santiago Carlos Cerimedo nació en Buenos Aires, en 1946. Vivía junto a sus padres en la casa de su abuela materna, en el Barrio de Floresta.

Carlos, es una persona que toda su vida vivió conmovido y fascinado por el cine. Cuando era niño nos cuenta que uno de sus regalo favoritos o que más le gustaba fue un proyector con el que luego verían películas en el jardín de su casa, el encargado de que vieran las pelis en familia era su padre.“Me apasionaba el cine, ese mundo fantástico donde todos los sueños se podían convertir en realidad. A los seis años tuve mi primer proyector. Era un “Hollywood” importado de 16 mm, que me trajeron los reyes”.
“En esa época no había televisión. Sólo conocían las historias de Tarzán, Poncho Negro y Sandokán, contadas por la radio”, asi que era una verdadera novedad, podíamos pasar horas disfrutando de las proyecciones.

Otro de los momentos en los que veía cine era en las proyecciones de películas de la parroquia cercana a su casa. Nos cuenta entre risas que “muchas veces iba a misa para ganarse un vale para ver las películas más baratas”.

Carlos Cerimedo en su juventud disfrutando de su pasión.

“Nuestras vidas se definen por las oportunidades, incluso aquellas que no aprovechamos”.(Película El curioso caso de Benjamin Button).

Nos contó que durante su adolescencia no definía bien que quería para su vida y que realmente era un chico complicado, por lo que su papá decide mandarlo a la escuela militar. Allí tampoco se sentía muy cómodo pero si no cumplía se tenía que quedar encerrado los días que les daban libre, por lo que decidió poner sus otros conocimientos al servicio de sus compañeros y no dejar de hacer lo que más le gustaba.

Es allí cuando tuvo la oportunidad de mantenerse en contacto con su afición. Se encargaba de la parte audiovisual y pasaba películas a los soldados, en el comedor, después de la cena. “Lo de ser soldado no era para mí, pero seguía intentando con lo que me apasionaba desde adentro.”

Carlos y Mirta casados

“Creo que los lugares en que he estado y las fotos que he hecho durante mi vida me han estado conduciendo hacia ti (película Puentes de Madison).

Fue una época díficil porque Carlos tuvo muchos accidentes en los entrenamientos y estuvo mucho tiempo sin poder hacer lo que le apasionaba. En 1996, viaja a San Juan acompañando a un amigo, como una especie de chaperón, y lo que parecía que eran unas simples vacaciones se convirtieron en una historia de amor.

Había viajado sólo para pasar las vacaciones con mi amigo y ahí la conocí en una fiesta, en donde estaba su familia, comenzamos a conversar y enseguida me di cuenta que quería pasar tiempo con ella. Seis años más tarde me case con Mirta de la Torre y tuvimos cuatro hijos.

“Hablar de sueños es como hablar de películas, ya que el cine utiliza el lenguaje de los sueños: años pueden pasar en segundos y se puede saltar en un lugar a otro” (Director italiano Federico Fellini).

En 1970 se retira de las Fuerzas Armadas Argentinas y comienza a trabajar para el viejo canal 7. Comenze como asistente de producción y luego pasé a ser productor de varios programas. Trabajé con grandes figuras del espectáculo, como: Olmedo, Porcel, Santiago Bal, Mabel Manzotti y Juan C. Dual, entre otros. Al mismo tiempo, en las tardes, estudiaba cine en la Escuela del Instituto Nacional de Cinematografía.

Como productor de Canal 7, en 1978, viajó a Europa y Medio Oriente junto al grupo salteño “Los pucareños”, con quienes grabó el documental “El Evangelio Criollo”. A Carlos le tocó dirigir varias de las secuencias del video. Cuando volvió del viaje se encontró sin trabajo y en una época díficil de vivir en Buenos Aires, por lo que finalmente, en 1979, decidió radicarse en San Juan junto a su familia. La Capital se había convertido en un constante peligro.

“Nuestras huellas no se desvanecen de las vidas que hemos tocado”.(Película Recuérdame).

Una vez instalado en la provincia junto a su familia, nuestro protagonista comenzó a trabajar en Canal 8 como coordinador de producción. Y en paralelo, se encargó de recuperar, junto a la Dirección de Cultura de la Provincia, la sala de cine de Caucete. “Le dedicaba mucho tiempo al cine en Caucete, quería que todos los sanjuaninos conocieran y vieran las películas.Lamentablemente un día se me incendió por completo y tuve que empezar de nuevo”. Cuando nuestro entrevistado nos cuenta acerca de estos infortunios, nos hace pensar que fue fácil levantarse de todo lo que cuenta, estamos seguros que no pero que sí nunca dejó de soñar y eso le permitió cumplir todo.

A fines de los ochenta Cerimedo dejó el canal y abrió una casa de alquiler de películas y venta de proyectores. En esa época, inició un ciclo de cine en el Teatro Sarmiento y organizó festivales de cine con un grupo de aficionados, amantes de la pantalla grande. Entre otros, estaban Pepe de la Colina, Mario Bertazzo, Virginia Castro, Carlos Romera, Pascual Potenzoni, Mirta Cabral y Vicente Lobos.

Carlos junto al fallecido Jorge Coscia, Presidente del INCAA.

Carlos comenzando un nuevo ciclo en Tv.

Al poco tiempo, grabó, junto a de la Colina, la reconocida película “Chiche”. Además, durante la gestión de José Gambina como Director de Turismo, se encargó de grabar los carnavales sanjuaninos.

Aparte, participó del proyecto Cine Itinerante Cultural, del Ministerio de Desarrollo Humano. La propuesta del organismo fue llevar el cine infantil a los lugares más alejados de la provincia. Para las proyecciones utilizaban las viejas máquinas de cine, con rollos de cinta.

La portada de la película “Chiche”. Carlos Cerimedo participó de la grabación junto al productor Pepe de la Colina.

En 1998, se ocupó de realizar un ciclo de cine argentino de la mano de la Universidad Nacional de San Juan. Comenzó en el Teatro Sarmiento y siguió en el Aula Magna de la Facultad de Filosofía, este ciclo en la actualidad llevá más de 25 años. A su vez, volvió a la televisión y se sumó al equipo de Canal 5.

Realiza un ciclo de verano en dónde proyecta los clásicos del cine, ademáa de hacerlo también en televisión. “Todos los años desde hace 24, el ciclo de cine de verano se realiza en las instalaciones del anfiteatro Buenaventura Luna que pertenece al Auditorio Juan Victoria. El ciclo comenzó el año 1998 y en forma continua se desarrolla todos los años sin interrupciones. Es único en el país. Hasta el año pasado hacíamos cine argentino solamente y este año mucha gente nos pidió películas clásicas que ya no se ven por televisión”, expresó.

Lugar de Archivos en la casa de Carlos Cerimedo.

La casa de Cerimedo tiene dos espacios dedicados al cine. Una videoteca con DVDs, VHS y cintas de 35 mm. En otra parte latas con más cintas, y proyectores, un taller con promesas de proyectos.

Carlos, es dueño de un archivo invaluable de nuestra provincia y actualmente se encuentra además de con los ciclos, en tratativas para que la Universidad Nacional de San Juan pueda quedarse con sus archivos invaluables.“Espero que se concrete, es para que las generaciones futuras conozcan esta historia maravillosa del séptimo arte, y fundamentalmente la realización de una película con la historia de San Juan con imágenes de archivo que los mismos sanjuaninos me hacen llegar”, comenta nuestro entrevistado.

Nuestro protagonista mostró varios videos del archivo fílmico de San Juan, con imágenes, incluso, anteriores al terremoto, en la Fiesta Nacional del Sol, del año 2012.

Carlos Cerimedo en la Mutual de Suboficiales con sus compañeros.

Y así fue culminando nuestra entrevista con Carlos, aunque también compartimos su actual espacio de trabajo en la comisión directiva del Centro Mutual de Suboficiales Retirados de las Fuerzas Armadas de la Nacion, en donde pudimos descubrir lo mucho que le apasiona la organización y lógistica.

Carlos se ha dado todos los gustos, fue conductor de Tv de éxitos como Platea Nacional en Canal 5 Telesol, productor y director de cine. Participó en la producción de la película ‘El manto de hiel’, que fue grabada en escenarios sanjuaninos y que compitió en el XXIX Festival de Cine Latinoamericano de Trieste, Italia y en el Florianópolis, Brasil.

Pero además se lleva el cariño de todos los sanjuaninos y sanjuaninas por ser el impulsor de la cultura local. Fue autor de la Ley Provincial de promoción y difusión del Cine Argentino, que se proclamó en 2003 y que, entre otras cuestiones, exige que cada vez que se filme en San Juan, haya productores y actores locales con participación.

No pudimos evitar emocionarnos al entrevistar a tan destacada personalidad con una apasionante carrera que dejó y deja una huella imborrable en nuestra provincia, en la cultura, en el cine y espectáculo.

“Ningún arte traspasa nuestra consciencia y toca directamente nuestras emociones, profundizando en los oscuros habitáculos de nuestras almas, como lo hace el cine.” (Ingmar Bergman, director de cine) 

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Piloto le propone casamiento a su novia en el lanzamiento del Safari.

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Surgió el amor en Valle Fértil, exactamente en la simbólica largada del evento deportivo Safari Tras la Sierra. Las imagenes se viralizaron rapidamente.

El Safari Tras la Sierra reune afisionados y turistas no solo de San Juan,sino tambien de todo el país y otros paises, miles de personas llegan a la majestuasidad del rio de Valle Fértil para disfrutar los dias de este evento deportivo.

Frente a todas estas miles de personas el piloto sanjuanino Javier Marcial se arrodillo frente a su enamorada, Johana Contreras, para proponerle casamiento.

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“La profe”: Romina, la multifacética sanjuanina que reluce desde lo educativo y lingüístico hasta lo cultural y artístico.

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Todos los 17 de septiembre es celebrado el Día del Profesor en nuestro país y la conmemoración nace para ensalzar la labor de los docentes encargados de la educación secundaria y superior. La fecha supone un homenaje a la figura de José Manuel Estrada, un reconocido escritor e intelectual argentino que destacó por su gran dedicación y compromiso en la labor de profesor. Desde Ahora San Juan destacamos el relato de vida de la profe Romina.

Romina Pereyra, es una joven que tiene más de una disciplina que la apasiona en la vida. Comenzó siendo Profesora de Educación Física, es intérprete de lengua de señas hace más de una década, y luego se recibió de Profesora de Teatro, al mismo tiempo que practica la actuación en variados personajes y en distintas puestas. Desde Ahora San Juan hablamos con ella, para conocer acerca de estas vocaciones y de su amor por cada una de ellas.

En muchas etapas de nuestras vidas se nos intenta encasillar para una sola actividad o debemos elegir una profesión o vocación. Romina, es un caso muy especial, ella siempre ha hecho y hace todo lo que su corazón le demanda y lo que ha podido cumplir. Es una gran hacedora de sueños, que lucha por ellos. Simpática, organizada, sencilla y sobre todo una buena aprendiz y maestra.

Tiene 39 años, y nos cuenta cómo se fueron relacionando sus carreras y hobbies. ‘’En mi residencia de Eduación Física teníamos una parte, que era la de educación especial, en ese momento se llamaba así, y mi residencia me toca en la Escuela Bilingue de San Juan. Cuando llego a mis primeras observaciones de las clases, me encuentro con un mundo que yo desconocía totalmente, para todo se comunicaban con señas. Me toca el nivel inicial de la escuela y estaba frustrada, angustiada. Yo era la única en la escuela que no sabía señas y no me podía comunicar con quienes iban a ser mis alumnos por un buen tiempo‘’.

‘’El profe de ese entonces, Guillermo Basañez, nos calmó y nos dijo que ya ibamos a aprender. Me pasó las señas básicas para ir aprendiendo a comunicarme y comenzar con las intervenciones de a poquito porque esa era la estructura: observaciones de clases, intervenciones y en un tiempo más daba la clase completa para los chicos‘’.

‘’Comencé a aprender las primeras señas y después busque dónde estudiar porque me encanto. Vi la inmediatez de la comunicación, la repuesta de los chicos. Me enamore de la lengua de señas en esa instancia de mi carrera y comencé e estudiar en la Facultad de Filosofía de la Universidad Nacional de San Juan cumpliendo con los tres años de estudio. Hasta el día de hoy, me desempeño como profe y como interpréte y año a año me voy actualizando en cuanto a las señas porque van cambiando, incluso con la Pandemia, se agregaron muchas y se van actualizando‘’. Así es cómo nuestra protagonista, logra unir dos de sus grandes pasiones en una sola actividad, tan motivadora como desafiante.

Romina, se recibió de Profesora de Eduación Física en el 2007, trabajó en gimnasios, como profe de pilates y en escuelas estatales. Pero nos dice que tiene una preferencia muy particular que la une con los más pequeños.‘’Trabaje con una franja etaria bastante amplia, pero lo que más me gusta es trabajar con los chicos de primaria. En este momento y desde hace siete años, trabajo en la escuela Timoteo Maradona, en Rivadavia, con chicos desde primer año hasta sexto de la primaria.Siempre cuento que soy una afortunada de trabajar de lo que me gusta, porque amo trabajar con los niños que tienen, para mí, una energía muy especial‘’.

Lo más curioso de esta nota es saber cómo siguió sumando aprendizajes. ‘’Y lo de Teatro tiene que ver con lengua de señas, porque en el estudio de esta lengua, me hice amiga de un joven sordo y el quería estudiar teatro y no podía hacer ningún taller porque no tenía quién lo acompañase, entonces me pregunta si lo quería acompañar y comenzamos en un taller de Marcelo Meyer, que es un genio, no tuvo ningún inconveniente con que estuvieramos los dos y comencé de intérprete y me quedé como alumna. Y así empecé con esta locura del teatro”, expresó la profe.

‘’En el 2017, cuando se abre la carrera, se me ocurrió empezar para incorporar herramientas nuevas a mi carrera de docente. En lo que es Teatro, me ayudó mucho, coseché amistades muy bonitas y me abrió la cabeza, amplie mi mirada.

Y trabajo a veces como actriz también, he actuado en la Fiesta del Sol, en obras independientes, en musicales y creo que es otra cosa más para agradecer a Dios, al universo o a lo que cada uno crea‘’, nos dijo Romina.

Hay dos Fiestas del Sol que han marcado la vida de Romi, una fue ‘’Sueños de Libertad‘’ y la otra fue ‘’Evolución‘’ en la que tuvo un co-protagonico en el que actúo de mamá de un niño y considera que los personajes que les tocaron, tenían una magia muy especial.

Y a nivel nacional, tuvo una participación con una cantante de opera, Claudia Lepez, que hizó la presentación de su libro de canciones de cuna. Se combinó la interpretación teatral y la lengua de señas.

En el 2021, el prestigioso Teatro Nacional Cervantes, a través de su programa Cervantes Educación, lanzó una convocatoria abierta a personas sordas y oyentes de todo el país para su “1er Laboratorio de Actuación. Lengua de señas en escena”, y Romina no dudó en presentarse.

El proceso de postulación, que constó de tres instancias evaluadas por gente experimentada en estos campos, no era sencillo.Romina Pereyra se convirtió en la única sanjuanina dentro de un seleccionado nacional de 20 nombres (pares de Corrientes, Jujuy, San Luis, Buenos Aires, Santa Fe, Catamarca, Tierra del Fuego, Córdoba y Chaco).

Quienes la conocen, pueden definir a nuestra protagonista como empática, apasionada, detallista y muy sociable, es que dónde va deja una huella imborrable. Hoy, se encuentra pasando uno de los momentos más díficiles de su vida: la pérdida de su papá, un papá presente que marcó y forma parte aún hoy de lo que es ella como persona.

Y aún así, en la amabilidad que la caracteriza cuando le preguntamos acerca de sus próximos proyectos, no dudó en respondernos que va a seguir avanzando a pesar de que ahora le cueste pensar en algo por la situación que esta atravesando junto a su mamá, pero que en un futuro próximo desea aprender la técnica de clown y danza-teatro. ” Y un gran sueño pendiente es llevar la lengua de señas al teatro para incluir a la comunidad sorda. Son las dos cosas que me gustaría fusionar y con todas estas herramientas mejorar mi profesión de docente”, nos comentó.

Romina ha logrado mezclar su vocación profesional con sus pasiones y habilidades, sus deseos de desarrollo personal que le han permitido cambiar su mirada en todos los sentidos y también ser una profesora inclusiva. Ella se define como una persona que persigue sus sueños, que insiste para concretarlos y que es muy organizada y calma para lograrlos.

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El guardián de libros en San Juan. Ricardo Aguilera, bibliotecario de corazón.

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Hoy, 13 de septiembre es el Día del Bibliotecario, para felicitar a todos aquellos que realizan la noble labor de trabajar con nuestros libros, es que retomamos el relato de vida que realizamos a Ricardo, uno de los grandes bibliotecarios que tenemos en San Juan.

Una biblioteca es pilar fundamental para el saber y la cultura de un lugar. Y detrás de una buena biblioteca siempre hay un buen bibliotecario. Los sanjuaninos tenemos ambas cosas por suerte. Desde Ahora San Juan nos acercamos a hablar con Ricardo Aguilera, bibliotecario desde hace más de un cuarto de siglo en la Biblioteca Franklin, la biblioteca popular más antigua de América del Sur.

Ricardo lleva desde el año 1995 trabajando en la Biblioteca Franklin. Veintisiete años, que se dice pronto. La vida entre libros. Bibliotecario es una profesión que no siempre es justamente valorada, pero fundamental para el sostenimiento cultural. Una biblioteca requiere de un gran trabajo humano del que nos beneficiamos todos, Charles Medawar hacía referencia a esto cuando decía: “Los bibliotecarios son casi siempre muy útiles y a menudo casi absurdamente bien informados. Sus habilidades son probablemente muy subestimadas y en gran medida subempleadas”.

Ricardo nació en Las Flores, localidad de Iglesia. Allá empezaron a crear una biblioteca popular.  A Ricardo le quedaba cerca de su casa: “cómo no había nadie que la atendiera, me preguntaron y la atendí yo” nos cuenta. Sin nada, el presidente iba buscando, y con las donaciones que recibieron pudieron empezar con la biblioteca. Poco a poco fueron avanzando y se trasladaron de una piecita a un local más grande, donde es hoy es la Biblioteca de Las Flores, construyeron algunas estanterías e iban creciendo. Les habían donado el terreno, “todo con base a donaciones, todo era trabajo voluntariado de todo el mundo” subraya Ricardo.

“Allá, cuando te conocen, te van a buscar a tu casa hasta los días domingo para que les prestes un libro”, recuerda. Y así, un domingo llega a su casa la Directora de la Biblioteca de la Provincia, estaban censado las bibliotecas populares. Ricardo le muestra la biblioteca y el trabajo que venían haciendo. La Directora le cuenta que existe la carrera y lo anima a estudiarla. El joven se entusiasma, lo habla con sus padres y se viene a San Juan a anotarse para estudiar para Bibliotecario Nacional, hoy Bibliotecología. La Biblioteca de Las Flores no disponía de fondos para pagarle un sueldo, pero haciendo un esfuerzo el Presidente ayudaba cuando podían para pagarle algún pasaje para venir a la Capital.

Ricardo empieza a cursar a distancia. Le resulta complicado. Hay un choque cultural grande en cómo se estudiaba en Las Flores y pasar a la Capital al Colegio Superior Sarmiento. Al segundo año ya se queda en la Capital para seguir con sus estudios. Se esfuerza mucho y llega a formar parte del cuerpo de bandera. No solo eso, sino que de su promoción fue el mejor promedio. Lo que le otorga un premio por parte del Colegio de Bibliotecarios Graduados de la República Argentina, y el viaje a Buenos Aires para recibirlo.

La residencia la realiza en la biblioteca de la Alianza Francesa. Posteriormente a eso, comienza a trabajar en la biblioteca Camilo Rojo. No podían pagarle mucho, “el problema de todas las bibliotecas populares es los fondos”, dice. A veces juntaba un poco más saliendo a cobrar las cuotas a los socios. Es poco tiempo después que consigue entrar en la Biblioteca Franklin, la cual era muy distinta a lo que es hoy.

Empezó como bibliotecario, pero además entre los años 2000 y 2004 fue Vicedirector. Fue una experiencia, reconoce. Aunque después de cuatro años prefirió seguir con su oficio. En el año 2011 lo becan para viajar a Estados Unidos. A través del Departamento de Estado y el Instituto de Educación de EE.UU. lo becan para el programa Bibliotecas y Museos como recursos comunitarios. Primero a visitar la Biblioteca del Congreso en Washington. No solo eso, sino que después visitó otras ciudades con sus respectivas bibliotecas: Kansas, Cincinnati, Wyoming y terminando en Los Ángeles. “Las bibliotecas eran enormes, hermosas. Muy limpias, pero excepto la de Los Ángeles, una biblioteca pública en un barrio chino, en ninguna vi a la gente como acá, estudiando”.

Ricardo es honesto, confiesa que no es un devorador de libros, pero sí que se preocupa en saber de todo lo que puede. Es imposible que hubiese leído todos los libros de la biblioteca, pero si tiene una idea sobre qué trata cada uno, como para poder aconsejar a todo aquel que venga a la Franklin, ya que como decía Borges: “ordenar bibliotecas es ejercer, de un modo modesto y silencioso, el arte de la crítica”.

La Biblioteca Franklin es la biblioteca popular más antigua de Sudamérica. Fundada por Sarmiento en 1866. Son más de 150 años abierta, sin perder ese carácter popular. Con todas las dificultades que ello implica, pero ha podido mantenerse gracias a la labor de personas como Ricardo, que entienden la importancia que tiene para la cultura de San Juan el que una gran biblioteca siga funcionando. Desde que él entro la biblioteca también ha ido cambiando. En el año 2004 finalizaron las obras de remodelación. La Franklin se ha ido acompasando a los tiempos y a las nuevas tecnologías, con las tareas de digitalización y el paso de un servicio tradicional al de biblioteca híbrida, integrando lo físico con lo electrónico.

Hoy cuenta con un gran número de servicios, que pueden consultarse a través de su página web (http://bibliotecafranklin.org.ar/) además de contar con unos 80.000 volúmenes. Hacerse socio es bastante sencillo, la cuota es trimestral y mínima. Tristemente, hoy en día, el libro en nuestro país tiene un precio que acerca la lectura a casi producto de lujo. Para un argentino comprar libros es algo prohibitivo, puesto que no se entiende como una necesidad básica y no hay ningún interés en que leamos y pensemos por nosotros mismos. Gracias al trabajo de personas como Ricardo y sus compañeros existe la Biblioteca Franklin y tenemos la oportunidad de poder leer, expandir nuestros horizontes y generar un pensamiento crítico. Para que se hagan una idea: con lo que sale la cuota de un año entero no alcanza casi ni para comprar un libro nuevo. La biblioteca ofrece todos los libros que uno sea capaz de leer en ese año.

La lucha de una biblioteca popular por mantenerse es ininterrumpida, depende de varios factores. No siempre es fácil, sobre todo si cuenta con empleados. Tal como señala Ricardo, “es lindo crear cosas nuevas, pero después hay que mantenerlas”.

De lunes a sábado uno puede acercarse por la Franklin. Allá estará Ricardo y sus compañeros trabajando. La sala suele estar llena de jóvenes estudiando y simultáneamente los diversos talleres que ofrecen, desde el rincón infantil, ajedrez, teatro, club de lectura, etc. Es un claro de luz en pleno centro sanjuanino. “Siempre imaginé que el Paraíso sería algún tipo de biblioteca”, volviendo a citar a Borges. Nosotros tenemos el nuestro, gracias a Ricardo y muchos otros como él. Ya que, si las bibliotecas son un tipo de Paraíso, Ricardo vendría a ser uno de esos ángeles guardianes.

Tal vez, la profesión de bibliotecario no sea la más deslumbrante hoy en día para nuestra sociedad a simple vista. Al contrario de esto, es una de las más valiosas y necesarias. Por último, los dejamos con la defensa de los bibliotecarios de Umberto Eco: “El libro es una criatura frágil, se desgasta con el tiempo, teme a los roedores, resiste mal la intemperie y sufre cuando cae en manos inexpertas… Por tanto, el bibliotecario los defiende no solo de los hombres sino también de la naturaleza, y consagra su vida contra las fuerzas del olvido, que es enemigo de la verdad”.

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