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Opinión

Carlos Mugica, el cura de los pobres cuyo legado vive en el corazón de la Villa 31.

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Nota de Francisco Lucotti publicada el 7/10/21

Ayer 7 de octubre fue el Día Nacional de la Identidad Villera, en homenaje al natalicio de Carlos Mugica, cura vinculado al Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo y la lucha popular de las décadas de 1960 y 70. Fundó la parroquia Cristo Obrero en la Villa 31 de Buenos Aires y murió asesinado por la represión parapolicial en 1974.

La Villa 31, ubicada históricamente en la zona de Retiro de la ciudad de Buenos Aires, es una de las aglomeraciones de viviendas precarias más antiguas de Argentina, que se remonta a la década de 1930, y donde viven alrededor de 60.000 personas. Por su ubicación central, su visibilidad por cercanía a las vías del tren y a los barrios más ostentosos del país, es también un símbolo del contraste social.

Tiene como nombre oficial Barrio Padre Carlos Mugica, en honor al fundador de la corriente de curas villeros en Argentina, vinculado al Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo que iniciaron párrocos católicos en países en vías en desarrollo, y quien fuera referente y mártir de las luchas populares durante las violentas décadas de 1960 y 70.

El 7 de octubre, en homenaje a su fecha de nacimiento, se conmemora en el país el Día Nacional de la Identidad Villera, que busca reivindicar el lado humano de la cultura en los barrios populares, las vidas y las voces de quienes los consideran parte fundamental de sí mismos, más allá de los aspectos negativos que resaltan por el contrapunto.

La fecha conmemorativa fue sancionada por ley en 2014 durante el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner (2007-2015) con el objetivo de resaltar los valores que componen la identidad villera como “la solidaridad, el optimismo, la esperanza, la generosidad, la humildad y el valor por lo colectivo”.

“La gente es muy trabajadora. Yo tengo un negocio y abro todos los días a las 6 de la mañana y veo la gente a mansalva que se va a trabajar. Durante la pandemia, la gente trabajó sin descansar, creció muchísimo la gastronomía y los comercios locales ante la falta de trabajo afuera del barrio”, contó Saúl Sánchez, vecino desde hace 30 años y dueño de un comercio de alimentos.

¿Quién fue el padre Mugica?

Carlos Francisco Sergio Mugica Echagüe nació el 7 de octubre de 1930 en la ciudad de Buenos Aires. Su padre fue el abogado, ingeniero y político de carrera Adolfo Mugica, fundador del Partido Democrático Nacional (PDN) y Canciller en 1961 durante el gobierno de Arturo Frondizi (1958-1962). Su madre, Carmen Echagüe, era heredera de una familia terrateniente.

A los 21 años abandonó sus estudios universitarios en Derecho para ingresar en el seminario.

En 1954, comenzó a trabajar en la asistencia de familias empobrecidas en la ciudad de Buenos Aires y se acercó al popular movimiento político del peronismo, así como a algunas ideas del revolucionario argentino Ernesto Che Guevara, y a la Teología de la liberación de sacerdotes latinoamericanos.

Su labor social y religiosa se caracterizó por la “opción preferencial por los pobres”, principio fundamental de la Teología del Pueblo, versión argentina de la Teología de la Liberación latinoamericana que evitó el concepto de lucha de clases para proponer la dicotomía entre la defensa de lo popular y el rechazo del bien común por parte de las oligarquías.

La mayor parte de su trabajo comunitario tuvo lugar en la Villa 31 de Retiro, donde fundó la parroquia Cristo Obrero.

Fue uno de los 270 sacerdotes que el 31 de diciembre de 1967 adhirieron a lo que desde abril de 1968 pasó a llamarse Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo. A diferencia de otros sacerdotes tercermundistas, Mugica se alejó de la justificación teológica de la violencia armada.

En 1973, se publicó un libro titulado Peronismo y cristianismo, con fragmentos de artículos escritos por él durante la autodenominada Revolución Argentina, dictadura que desencadenó insurrecciones populares y potenció el fortalecimiento clandestino del peronismo, proscrito desde el derrocamiento del expresidente Juan Domingo Perón (1946-1955).

Ese año, regresó Perón de su exilio en España, se levantó la prohibición y se reanudó la democracia, que llevaría al inicio del tercer mandato del líder político. Pese a haber sido inspiración de los fundadores de Montoneros —el grupo guerrillero de resistencia armada peronista activo durante los años de proscripción—, Mugica apoyó la postura conservadora del Gobierno, que a su vez rechazó la vía revolucionaria y se alejó de ideas socialistas de las juventudes dentro del movimiento.

Mugica fue asesinado a balazos el 11 de mayo de 1974 después de celebrar misa en la iglesia de San Francisco Solano, en Villa Luro, barrio de la zona oeste de la ciudad de Buenos Aires. Fue emboscado y ejecutado por el grupo parapolicial de extrema derecha Triple A, la Alianza Anticomunista Argentina, que respondía al ala más reaccionaria del peronismo, encabezada por José López Rega, entonces ministro de Bienestar Social.

Identidad villera, cultura popular

Los barrios populares en las áreas más densamente pobladas de Argentina están integrados al paisaje urbano, pero marginados en todos sus sentidos: con hacinamiento y enormes carencias en infraestructura sanitaria y de servicios básicos. También existen asentamientos en las periferias, donde la precariedad es aún mayor. Pero el espíritu es el de lucha ante las adversidades.

“En el barrio somos personas solidarias, que a pesar de todos los problemas que uno tiene siempre salimos adelante, le damos pelea, ponemos el pecho a las problemáticas, buscando y generando trabajo, nunca estamos de brazos cruzados”, dijo Miriam Suárez, vecina y coordinadora de un comedor popular de la organización social Barrios de Pie.

Miriam llegó al barrio hace 16 años junto con su expareja y sus cuatro hijos. Hoy se las arregla sola con la menor y es una de las referentes sociales de la colaboración en comunidad. Durante la pandemia, la ayuda y el trabajo social y solidario demostraron ser indispensables ante las dificultades que sumó la emergencia sanitaria entre la población más vulnerable, sobre todo en asuntos como la educación, la salud y la alimentación.

“Siempre estamos apoyándonos entre vecinos cuando el Estado no se hace responsable. Las organizaciones sociales damos de comer a mucha gente, durante la pandemia hemos trabajado lo más que hemos podido para que la gente no sufra tanta necesidad”, contó.

A pesar de la relevancia cultural, económica e histórica, los barrios populares y sus habitantes son fuertemente estigmatizados. Los valores de la enorme población trabajadora es opacada en el imaginario social externo por el discurso de odio, los prejuicios de clase y la pauperización cultural en la que la reducen los discursos hegemónicos, y también en la forma de señalar a los barrios al retratar fenómenos sociales complejos como el consumo problemático de drogas y los crímenes violentos.

“Algunos medios de comunicación y la gente que no vive en el barrio nos caratula como una villa donde somos todos delincuentes, pero eso es mentira, delincuencia hay en todos lados. Hay muchos emprendedores en el barrio, la gente sale tranquilamente a las plazas, hay mucha solidaridad entre vecinos”, comentó Saul.

El comerciante destacó el trabajo de urbanización que comenzó a realizarse en el barrio hace algunos año por parte del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, un programa de avance lento y complejo debido a que implica la reubicación de familias enteras para calles y espacios de ventilación donde hoy hay construcciones apelmazadas y amontonadas entre pasillos.

En los barrios populares, casi siete de cada 10 jóvenes no terminan la educación secundaria, frente a tres en el resto de Buenos Aires. Un 74% de la población no tiene cobertura médica contra un 19% en el conjunto de la capital argentina. Sus habitantes tienen apenas unos escasos 0,8 metros cuadrados de espacio público, en comparación con los seis metros de los demás vecinos.

El Barrio Padre Carlos Mugica comenzó con algunas familias desperdigadas en casillas, pero hoy es un complejo entramado que cuenta con 10 secciones y decenas de miles de habitantes.

La organización popular es primordial ya que deben encargarse ellos mismos de todo ante la falta de acceso del Estado para funciones como la salud, la recolección de residuos o el manejo de incendios, uno de los principales problemas que viven los vecinos debido a las precarias instalaciones eléctricas.

Según datos del Ministerio de Desarrollo Social a partir de un relevamiento realizado entre 2016 y 2017, en el país hay más de 4.000 barrios populares, que se definen como con al menos ocho familias agrupadas donde más de la mitad de la población no cuenta con título de propiedad del suelo ni acceso regular a menos dos servicios básicos: agua corriente, energía eléctrica, cloacas. Allí —y así— viven cerca de tres millones de personas en Argentina.

Esa misma cantidad de habitantes tiene la ciudad de Buenos Aires, el distrito más rico del país, donde el contraste socioeconómico es más rotundo. Se calcula que 6% de quienes viven en la capital nacional radican en lo que se conoce coloquialmente como villas o asentamientos de emergencia.

Según dactos del Relevamiento Nacional de Barrios Populares, en el conurbano bonaerense, que rodea la capital porteña, hay más de 1.600 barrios informales, villas urbanizadas y asentamientos de emergencia, donde viven alrededor de un millón de personas. El 15% carece de agua potable y 30% no cuenta con red cloacal.

/Sputnik


Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de Ahora San Juan

Opinión

Jorge Elbaum cuestionó el apoyo de Javier Milei a Israel: “Está involucrándose de forma irresponsable”

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“En vez de ser neutral, está sobreactuando un aspecto ideológico, Milei no entiende lo que son los intereses de nuestro país”, añadió el sociólogo y primer presidente del Llamamiento Argentino Judio.

El Presidente Javier Milei mostró su completo apoyo hacia Israel tras el ataque sufrido desde irán, sin embargo, hay varias cuestiones a tener en cuenta a la hora de llevar a cabo lo que se refiere a un alineamiento bélico. Es por eso que para desarrollar este tema en profundidad, Canal E se comunicó con el sociólogo y primer presidente del Llamamiento Argentino Judio, Jorge Elbaum.

“La justicia argentina, específicamente la sala de la Cámara de Casación, no se expidió sobre la causa del atentado, sino sobre la causa del ocultamiento del mismo, en el cual fue llevado a juicio y condenado el juez de instrucción de la causa Galeano”, comentó Jorge Elbaum. “Esa es la causa en la cual 3 jueces de casación se expidieron”, agregó.

No se llevaron a cabo las testimoniales del caso AMIA

Posteriormente, Elbaum planteó: “Uno de ellos sugirió, por fuera de la causa de su tratamiento, referirse a otra causa, específica del atentado, que no ha habido juicio hasta ahora porque no se llevaron a cabo las testimoniales de los 8 acusados”. Luego, manifestó que, “estamos viendo un alineamiento político estratégico muy irresponsable por parte del Gobierno argentino, ya que cualquier vinculación estratégica bélica tiene que ser decidida por el Congreso”.

El Gobierno argentino hace un alineamiento y una sobrevaloración muy irresponsable, llamando al representante diplomático de Israel a presenciar una reunión de gabinete, en el marco de un alineamiento que Argentina históricamente no posee”, sostuvo el entrevistado. “Argentina, tradicionalmente, busca la paz, ha sido un ejemplo de no alineamiento, salvo en la época de Menem”, complementó.

El desconocimiento de Milei sobre lo establecido en la Constitución

Por otro lado, el sociólogo señaló: “El tema no es si Milei toma la decisión como Presidente de hacer una alianza diplomática, el problema es que está participando de una situación de guerra y no estaría mal en el caso de que fuese una decisión tomada por el Congreso”. A su vez, remarcó que, “lamentablemente, el Presidente desconoce la Constitución y se toma atribuciones que tendrán que ser juzgadas”.

El Presidente no puede establecer los alineamientos que está realizando en términos bélicos, apoyando a aquellos países como Israel y Estados Unidos, que son los que votan en contra de Argentina en los foros internacionales relativos a Malvinas”, expresó Elbaum. “En vez de ser neutral, está involucrándose de forma irresponsable, sobreactuando un aspecto ideológico, Milei no entiende lo que son los intereses de nuestro país”, concluyó.

@Perfil.

/Imagen principal: Archivo/

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La misión es responsabilidad de todos. 

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NOTA de OPINION de monseñor Jorge Eduardo Lozano, arzobispo de San Juan de Cuyo

Así lo entendieron y vivieron los primeros cristianos.

En la Biblia, el libro de los Hechos de los Apóstoles nos muestra a quienes abrazaban la fe poniendo todo en común y atendiendo a las necesidades de los más pobres y excluidos. El testimonio de vida acompañaba la predicación, ya que “la multitud de los creyentes tenía un solo corazón y una sola alma. Nadie consideraba sus bienes como propios, sino que todo era común entre ellos (…) Ninguno padecía necesidad”. (Hechos 4, 32)

Y esta práctica no solo era promovida entre las personas de la misma comunidad, sino también entre las de diversas geografías. De este modo, vemos a San Pablo organizando una colecta entre las iglesias ubicadas en ciudades más prósperas para auxiliar a las más pobres de Jerusalén.

Con el tiempo se ha ido perdiendo esa conciencia, junto al abandono de la intensa actividad misionera y la disponibilidad a la entrega generosa de la vida. Una manera más cómoda e inocua de vivir la fe en algunas regiones del mundo, fue reemplazando a la audacia y la confianza en la Providencia de Dios.

A los obispos, sacerdotes, diáconos y otros agentes pastorales nos cuesta hablar con franqueza de las cuestiones económicas. Nos da cierto pudor o vergüenza, pero tampoco damos cabida a los laicos para que lo hagan.

A esto se suma que más de la mitad de las Parroquias de la Arquidiócesis (me animo a decir que del país) no tienen formado el Consejo de Asuntos Económicos, y las que sí lo han convocado, no siempre logran que funcione de modo adecuado.

La falta de Catequesis sobre el Precepto del sostenimiento del culto hace que se instalen algunos mitos. Entre ellos, los más frecuentes son que los sacerdotes reciben su sueldo del Estado o del Vaticano; que las parroquias no tienen los gastos habituales de las familias en energía eléctrica, gas, internet y otros servicios; que los libros de catequesis son gratuitos; que el combustible que utilizan para recorrer las capillas va de regalo; y otras cosas más en las cuales no abundo en razón de la brevedad.

Una de las actitudes evasivas que a veces he escuchado es “que primero pongan otros”. La avaricia de los ricos no puede ser excusa que justifique la falta de compromiso personal.

Es bueno preguntarnos: ¿cómo es mi vínculo con el dinero?

San Pablo nos dice que debemos cuidarnos de la avaricia para no caer en la idolatría del dinero. Es bueno dejarnos interpelar por las enseñanzas en la Palabra de Dios acerca de lo económico. “Dios bendice al que da con alegría.” “Hay más alegría en dar que en recibir.” “Lo tenían todo en común.” “La avaricia es una idolatría.” “No se puede servir a Dios y al dinero.”

Este fin de semana en todas las iglesias de la Argentina estamos realizando esta campaña de conciencia y compromiso con el sostenimiento de la misión evangelizadora que todos tenemos por ser bautizados. Lo llamamos “Domingo del compartir”.

Como dice el mensaje de la Conferencia Episcopal para este año 2024, “es necesario fortalecer la pastoral económica en nuestras comunidades, impulsar la catequesis sobre el sostenimiento económico de la misión de la Iglesia, buscar una gestión eficiente de nuestros recursos y animar la transparencia y rendición de cuentas”.

Te propongo preguntar qué necesidad concreta hay en tu comunidad. 

Sostengamos entre todos lo que es de todos, compartiendo el compromiso por la misión evangelizadora de la Iglesia. 

Durante la semana que comienza estaremos reunidos en Pilar, Provincia de Buenos Aires, todos los obispos de la Argentina. Acompañanos con tu oración para que en las deliberaciones y decisiones nos dejemos mover por el Espíritu Santo.


Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de Ahora San Juan.

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Las heridas abiertas de Jesús

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NOTA de OPINION de monseñor Jorge Eduardo Lozano, arzobispo de San Juan de Cuyo.

Rezamos en el Salmo 62: “Tengo sed de Ti como tierra reseca, agotada y sin agua”.

Todos tenemos heridas que vamos adquiriendo a lo largo de la vida. Hablo de las del alma, aquellas que se producen por amar y no ser amados. Recuerdo la letra del tango tan expresivo: “de cada amor que tuve tengo heridas/ heridas que no cierran y sangran todavía”. (Julio Sosa, “Tarde”)

En este sentido, me conmueve también el poema de Miguel Hernández que con suma belleza y hondura nos comparte “llegó con tres heridas, la del amor, la de la muerte, la de la vida”.

Acojamos nuestras experiencias.
La herida de la soledad, del abandono.
Herida de la pobreza y el hambre del desamparo.
Heridas de la guerra que mutila, destruye y mata, no sólo los cuerpos; también los sueños, los proyectos…

Heridas en la familia por historias no resueltas, en que el egoísmo, la avaricia por la herencia, la traición, provocan golpes muy hondos y dolorosos.
Heridas en la Iglesia o con la Iglesia. No haber sido recibidos, ni acompañados, ni escuchados. Experiencia de negación de consuelo y aliento. Lo que te cobran en algunos lugares por bautizar un niño.
Heridas en la fe. Le pedí a Dios y no me respondió.
Heridas con los amigos porque juzgan sin escuchar.
La herida de la indiferencia y la no comprensión.

Y seguramente vos podrías sumar unas cuántas heridas más de tu propia vida, y realizar un largo elenco de las llagas que siempre quedaría incompleto. 

Sabernos heridos es algo muy común. Sin embargo, nos cuesta hablar de lo que nos lastima. Solemos conversar acerca de los logros, talvez de algunos fracasos, pero no de las heridas. Pensamos que nos hace vulnerables, débiles ante los demás.

Te comparto una experiencia que he atesorado especialmente en los Santuarios. Allí podemos acercarnos como peregrinos heridos o simplemente como turistas curiosos. Los peregrinos buscan consuelo y, si se puede, respuesta a cuestionamientos existenciales. 

En el Evangelio que proclamamos este fin de semana se presenta Jesús Resucitado ante sus discípulos, pero está ausente el Apóstol Tomás que se negaba a creer en el testimonio de los demás. Les dijo: “Si no veo la marcade los clavos en sus manos, si no pongo el dedo en el lugar de los clavos y la mano en su costado, no lo creeré”. (Juan 20, 25) A la semana siguiente Jesús se aparece nuevamente y cumple el deseo de Tomás.

A Jesús lo encontramos vivo en sus llagas, ellas representan distintas formas de sufrimiento y exclusión. Por eso quise iniciar esta reflexión volviendo la mirada a nuestras heridas, para reconocer en ellas al Señor. Lo llamamos Jesús Misericordioso porque Él sabe lo que es sufrir, y se presenta mostrando sus heridas luminosas y su costado abierto por la lanza del soldado.

Miremos nuevamente a Jesús en la cruz. Recordemos sus Palabras.
Aparta de mí este cáliz. 
Uno de ustedes me entregará.
Tengo sed.
Por qué me has abandonado.
Todo se ha cumplido.

Te propongo que hablemos con los amigos más cercanos de las heridas que habitualmente escuchamos, que recibimos, ¿qué actitud tomamos? ¿Damos espacio? ¿Encontramos espacio? ¿Reconozco con humildad que soy indigente? ¿Qué me dice la fe?

Aprendamos, como nos enseña San Pablo, llorar con el que llora y reír con el que ríe. (Rm 12, 15)

Comentando el Evangelio de este domingo, nos dice San Agustín que Jesús “sabía que en el corazón de sus discípulos quedaban heridas, y para sanarlas conservó las cicatrices de su cuerpo”.

Como canta Cristóbal Fones, “al final de la vida llegaremos, con la herida convertida en cicatriz”.

¡Feliz Pascua, nuevamente!


Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de Ahora San Juan.

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