La ludopatía afecta a siete de cada cien personas en Argentina y constituye una amenaza en alza para la juventud a raíz de la constante difusión de anuncios en redes sociales.
De la mano de la inversión en publicidad y patrocinio a equipos deportivos de fútbol, el mercado de las casas de apuestas online, que tuvo su auge durante la pandemia, se instaló definitivamente en Argentina. El juego online fue legalizado por el Gobierno Nacional en el año 2021 y, desde entonces, se evidencia un aumento en la problemática. Ejemplo de ello es la primera división de la liga argentina de fútbol, que tiene patrocinadores vinculados al negocio: la firma BetWarrior auspicia al seleccionado nacional, mientras que Codere hace lo propio con River Plate y otros equipos de la liga local. Asimismo, Betsson imprimirá su marca en la camiseta del Club Atlético Boca Juniors.
La experiencia a nivel mundial presenta un gran número de alertas al respecto. Según el informe Global Online Gambling Market-Pronósticos de 2022 a 2027, la cantidad de apostadores aumenta a un ritmo considerable. En el año 2020 este negocio facturó aproximadamente 65 mil millones de dólares y se estima que para 2027, la cifra se duplique y alcance los 130 mil millones.
La importancia de visibilizar la problemática
Ante el crecimiento exponencial del mercado, los especialistas advierten el riesgo que supone su avance. «Hasta hace poco este problema no existía en el consultorio. Hoy viene una infinidad de padres con grandes deudas de chicos que empezaron a apostar en sus casas y de pronto perdieron todo», comenta Federico Pavlovsky, psiquiatra especializado en adicciones.
El médico identifica que el punto de inflexión en Argentina fue el Campeonato Mundial de Fútbol del 2022. «Antes del Mundial esto prácticamente no existía. Ahí empezó una campaña publicitaria feroz y este mundo se expandió exponencialmente, apuntando específicamente a los adolescentes, que consumen mucho deportes y videojuegos deportivos».
Con respecto al diagnóstico, se habla de que se trata de un fenómeno multicausal. Por un lado el acceso a internet, la publicidad segmentada, la alusión por parte de actores públicos y figuras como influencers, favorecen la atracción de estas apuestas a los sector jóvenes vulnerables por su legitimación social. «Hay un acceso libre, permanente, indiscriminado, promocionado y legal: es un caldo de cultivo que no tiene límites», explica Pavlovsky.
El rol del Estado
Frente a un panorama complejo, la tarea del Estado resulta desafiante. Si bien en países como España e Italia se logró la prohibición de la publicidad de casas de apuestas en camisetas de equipos, la descentralización del negocio fruto de la lógica que subyace en los juegos online, supone dificultades para regularlo.
Juan Gossen, integrante del Observatorio de Adicciones y Consumos Problemáticos de la Defensoría del Pueblo de la Provincia de Buenos Aires, considera que «estas plataformas ofrecen la posibilidad de que menores de edad con acceso a una billetera virtual, a una tarjeta de crédito o de débito de sus padres puedan realizar apuestas en cualquier lugar del mundo, aun sabiendo que es absolutamente ilegal». Explica que el peligro central de dichas plataformas es el no estar habilitadas por ningún organismo, por lo tanto escapan a la regulación. Asimismo, es difícil controlarlas porque trascienden las fronteras nacionales.
Según Pavlovsky, no alcanza con prohibir el mercado dado que la experiencia indica los inconvenientes que esta decisión puede traer aparejada. «La legalidad no es la causa del consumo, porque hay un montón de drogas que son ilegales y la gente las consume igual: el caso de la Ley Seca en Estados Unidos lo demuestra. Sin embargo, la falta de regulación y la permanente publicidad aumenta el consumo: ahí debe apuntar el Estado», finaliza el médico.
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