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Cuatro supremos expuestos a la luz pública:el juicio político a los jueces de la Corte, debates y antecedentes.

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Cuatro supremos expuestos a la luz pública:el juicio político a los jueces de la Corte, debates y antecedentes.

Una escena inédita en el Congreso. Las razones del gobierno para iniciar el juicio político sin contar con mayorías. La constitucionalidad. Sentencias que pueden ser juzgadas. Antecedentes de críticas en el recinto: Cristina versus Lorenzetti. Distintas acusaciones para cada supremo. La unidad de los acusados, las reyertas y odios que siguen en pie.

Por Mario Weinfel, periodista de Página 12.

El cuestionamiento del presidente Alberto Fernández a todos los integrantes de la Corte Suprema conformó una escena inédita. Por la gravedad de los cargos (justificada), por el escenario (adecuado), por la cara pétrea con la que escucharon los jueces Horacio Rosatti y Carlos Rosenkrantz. El mandatario seguramente elevó la voz algunas octavas más de lo aconsejable, incurrió en ciertos furcios, exageró al atribuir demasiadas responsabilidades a la Corte y al Consejo de la Magistratura en la crisis de seguridad que atraviesa Rosario. En lo sustancial tiene razón. Le asiste derecho para promover juicio político porque los jueces no enuncian la ley, sino que deciden, crean derecho al sentenciar. Lo escribió Montesquieu, un maestro precursor. El mismo que teorizó tempranamente sobre la división de poderes. Hace falta que el poder controle al poder o algo así. El juicio político es el mecanismo para controlar al Poder Judicial y a la Corte concebido en la Constitución nacional, posterior al deceso de Montesquieu.

Promover un juicio político no viola la Constitución, la aplica. El Congreso es el organismo facultado, el Poder Legislativo que controla al otro. Se exigen mayorías agravadas para que el juicio avance en Diputados y luego para destituir en Senadores. Difíciles de conseguir, desde ya. Se cumplen esos recaudos. No hay ataque a la Carta Magna.

La oportunidad de la movida que intenta el Gobierno se puede discutir. ¿Por o para qué generar el escenario a sabiendas de que no se contarán con las mayorías? Los oficialistas alegan que servirá para visibilizar los hechos, ponerlos en conocimiento de la opinión pública. Hasta ahora las revelaciones impactan. Los acusadores tienen unos boletos a placé: aguardan que se disuelva o achique la solidaridad entre los cortesanos. O en algunos de sus empleados o secretarios. Que haya reproches mutuos, confesiones. Hasta ahora no sucede, allende las rencillas que se abordan más adelante.

La escena alucinó. Los dos magistrados que estuvieron en el recinto probablemente esperaron que ese gesto aminorara el fervor presidencial. Pifiaron. Ni se miraron, menos se hablaron. Salieron del Congreso corriendo, sin hablar con movileros. No enfilaron a Tribunales como imaginaban en la previa. Hasta el cierre de esta nota los cuatro acusados no dieron cuenta de haberse reunido. Se ingeniaron, reconocen sus entornos, para pedir comunicados de apoyo de la Asociación de Magistrados y Funcionarios de la Justicia Nacional y de presidentes de Cámaras Nacionales. Salieron como por un tubo. Solidaridad corporativa, al mango.

Nada novísimo, recuerdos del pasado: Resuenan ecos de la jornada transmitida en vivo por la tele que perdura insustituible para hechos únicos. Sin embargo, no hay nada novísimo bajo el sol. En 2015 la entonces presidenta Cristina Fernández de Kirchner fustigó al Poder Judicial y a la Corte Suprema ante la Asamblea Legislativa. Una de las críticas fue la falta de resultados y hasta de movimiento en la investigación por el atentado contra la Embajada de Israel. La Corte la tramita (es un modo de decir) desde 1992. Ricardo Lorenzetti, presidente del tribunal en ese tiempo, oyó de cuerpo presente las recriminaciones. Las replicó mal y pronto en un acto que había inventado para pavonearse, “la apertura del año judicial”. Que comienza el primero de febrero pero que se celebraba en marzo para parangonarse con el mensaje presidencial en el Parlamento. 

Lorenzetti pretendía llegar a presidente de la Nación, catapultándose desde el Palacio de Justicia. La ilusión quedó en el camino, la realidad y sus colegas la serrucharon. Hace cuatro años pervivía la fantasía. Lorenzetti le cantó retruco a Cristina con una coreo que ahorramos acá. Con relación a la Embajada adujo que la causa estaba sentenciada, que se había establecido la autoría material “al grupo Hezbollah, de la Jihad islámica”. Mentía o desinformaba por partida doble. Es exótico condenar penalmente a un grupo u organización y no a personas físicas. Pero, lo que es peor, la causa seguía abierta aunque apolillándose en varios estantes. 

El papelón forzó a que un secretario de la Corte refutara con esmero al Supremo. El expediente estaba vivo aunque hibernando, se ordenaron un par de medidas de prueba. Lorenzetti es flojo en derecho penal, excede su expertise. He ahí uno de los motivos de su envidia blanca “a lo Salieri” respecto del juez Eugenio Raúl Zaffaroni.

Se ignora si el empoderado Horacio Rosetti ambiciona llegar a presidente de la Nación. El hombre asegura que no, que el Tribunal es el final de su carrera. Lo sostiene desde que quisieron colarlo a la Corte por la ventana mediante decreto simple (no decreto de necesidad y urgencia). La falta de ética de la dupla Ro-Ro por haber aceptado la maniobra se palió porque se sometieron luego a los requisitos constitucionales. No se los debe juzgar por esa tentativa rectificada que sí da cuenta de su estatura moral.

Mentiras difundidas: Los jueces pueden ser juzgados por sus sentencias entre tantas causales posibles de mal cumplimiento de sus funciones. La Vulgata de derecha lo niega… casi todos se equivocan, una minoría miente.

Son arbitrarias las sentencias caprichosas que no se fundan en una de las variadas lecturas racionales disponibles de los hechos. No un razonamiento elaborado sino una maniobra de voluntad. Por fallas de quien resuelve o por mala fe o por ánimo de favorecer a una de las partes. Las sentencias arbitrarias valen como cargo en un juicio político.

El prevaricato, un grado más grave, es cuando los jueces incumplen dolosamente los deberes de magistrados. En el comportamiento o en las resoluciones.

El contubernio, las relaciones promiscuas con integrantes de otros poderes del estado o con dirigentes políticos abre sospechas. El viaje a Lago Escondido, por invitación del Grupo Clarín enloda a los participantes. La evidencia no surgió de filtraciones discutidas sino de una nota de tapa de Página/12 que motivó a los conjurados a armar los chats. De nuevo, el orden de los factores altera el producto. Los supremos no caen en este lodo pero lo disimulan o encubren con silencio, no actúan como cabeza del Poder Judicial.

La sentencia en el expediente “Muiña”, el dos por uno salvando a los represores, fue arbitraria. La afecta un tufillo de pago de favores, la promovieron Rosenkrantz y Rosatti poco tiempo después de haber asumido gracias al nombramiento del expresidente Mauricio Macri. Un misil contra “el curro de los derechos humanos”. Designio político evidente, sospechas a granel. Fundamentación jurídica banal, berreta. El juez Juan Carlos Maqueda y Lorenzetti quienes se pronunciaron contra la mayoría no tendrán que ser acusados. Cada supremo tendrá su repertorio de acusaciones.

Solo Rosenkrantz tendría que ser acusado por eventual favoritismo hacia las empresas que asesoró como abogado. Había prometido excusarse siempre cuando rindió examen ante el Senado. Pero a los cinco años, rectificó su doctrina. Anunció que ese lapso era bastante, fingió amnesia. Precavido en 2016 había borrado de los registros en Internet la nómina de la distinguida clientela. Es el único que debe responder por ese hipotético manejo de influencias.

Rosatti es el primus inter pares sospechado por los chanchullos al autonombrarse presidente del Consejo de la Magistratura en diarquía con la Corte y por los desaguisados que consumó luego. A su zaga colegas lo acompañaron votando de forma inicua la restauración de una ley derogada años atrás.

Las relaciones de su vocero Sergio Robles, los contactos confianzudos con figuras políticas opositoras, los consejos e información filtrada recaen solo sobre el exintendente de Santa Fe y exministro de Justicia. Habrá que alquilar balcones cuando Robles comparezca a declarar bajo juramento.

El enmascarado no se rinde: Espóiler. En las líneas siguientes, de este párrafo (“pancito” en jerga periodística) se retoman críticas de este cronista al uso del artículo 280 del Código Procesal Civil y Comercial y al simulacro de sentencia rechazando un recurso extraordinario de Milagro Sala. Si usted las da por sabidas puede saltearlo y pasar al siguiente. Por añadidura las dos inconductas graves, quizá inconstitucionales, no figuran entre las frondosas acusaciones de la Comisión de juicio político.

El artículo 280 faculta a la Corte a rechazar recursos sin expresar fundamentos. Un acto público que no se explica o se justifica. La forma republicana de gobierno te la debo. Montesquieu se revolvería en su tumba. Ningún poder del Estado está habilitado a tamaño atropello. Se quitan derechos, se manda a la cárcel o se excarcela, se terminan procesos sin dar razones. Arbitrario hasta la manija. La Corte utiliza el rebusque con asiduidad. Un despropósito inconstitucional para ahorrarse laburo. En el papeleo interno es costumbre que los numerosos secretarios letrados le “marquen” a los supremos los expedientes que terminarán de esa manera abrupta.

En los oscuros pasillos del cuarto piso del “Palacio” se cocinan otras habas, pestilentes. Eventualmente se dibujan “280 encubiertos”. Se desestiman recursos extraordinarios con fundamentos recalentados, escritos “n” veces. Un simulacro de “considerandos” en vez del sello habitual que tiene cinco renglones. Así se obró al desestimar los recursos de los abogados de Milagro contra la estrambótica condena dictada por tribunales especiales designados ad-hoc, conducidos ostensiblemente por el gobernador jujeño Gerardo Morales. La persecución vale como causal del juicio político. Un parentesco estrecho la vincula con la sentencia del Tribunal Federal contra Cristina Fernández de Kirchner en la causa Vialidad. Todos datos, hasta acá. Opinión: tamaña prepotencia es causal de juicio político. Otra: el presidente podría (tendría que) haberla recordado mencionarla en el discurso del miércoles cuando describió la barbarie judicial y sus lazos con la derecha.

Internas tras los cortinados: Otra vez: nada es todísimo nuevo bajo el sol. Diversos presidentes combatieron a la Corte, en plena recuperación democrática. Carlos Menem construyó una Corte Suprema a su imagen y semejanza. Eduardo Duhalde amagó iniciar juicio a la Corte menemista; reculó. Néstor Kirchner se animó, la enfrentó. No puso en el banquillo a todo el Tribunal como Alberto Fernández pero consiguió que se fueran cinco.

Fernández sigue adelante en el crepúsculo tras recorrer casi en soledad la distancia entre la Casa Rosada y el Congreso.

Los cortesanos cierran filas según cuentan sus portavoces. Serán como los mosqueteros, de momento: todos para uno y uno para todos. Curiosa contingencia, los une el enemigo común aunque los separan broncas, rencores y aún odios añejados. Lorenzetti detesta a Rosenkrantz-Rosatti que intrigaron para birlarle la presidencia del cuerpo. Desde ese momento, trata de diferenciarse sin que haya margen. Odia a Robles a quien atribuye operar en su contra. No cree que lo haga motu proprio.

Maqueda se diferenció por largo tiempo de Rosenkrantz a quien consideraba arrogante, despectivo en el trato, poco proclive al diálogo. Ahora articulan, este cronista ignora si hay más motivos que el espíritu de cuerpo.

Rosatti tomaba en solfa a Rosenkrantz, altanero y fóbico en el trato cotidiano. Habrán pasado cosas.

Rosenkratz desprecia a todos sus pares, se considera superior. Lo señalan los otros tres, en prudentes off the record.

En la semana que se inicia mañana el Tribunal oral dará a conocer la fundamentación de la sentencia contra Cristina Fernández de Kirchner. Arbitraria, persecutoria. Los jueces deberán cuidarse, disimular. Ni ponerse la camiseta de Liverpool, el equipo de sus diversiones en la quinta de Macri. Ni la amarilla de PRO, la que tienen pegada al corazón.

Entre tanto, el fiscal Carlos Stornelli empieza a profugarse de nuevo. Nada nuevo bajo ese sol.


Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de Ahora San Juan.

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Diego Bossio: «La solución no tiene por qué ser arreglar la macro y que la gente se arregle»

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Diego Bossio: «La solución no tiene por qué ser arreglar la macro y que la gente se arregle»

Diego Bossio sostiene que «El Gobierno no busca consensos y prefiere manejarse sin presupuesto». Para él, esta decisión perjudica a las provincias, que enfrentan recortes en obras públicas y transferencias. «Un presupuesto es clave para garantizar previsibilidad en la economía», sostuvo en  Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio JAI (FM 96.3). 

Diego Bossio es economista y socio fundador de la Consultora Equilibra. Fue director ejecutivo de Anses entre 2009 y 2015, diputado nacional de 2015 a 2019 y jefe de campaña de Juan Schiaretti en su apuesta electoral. 

¿Qué punto de comparación hay entre Racing y Argentina? Ambos pasan del “cielo al infierno”, por decirlo de alguna manera. ¿Podría ser Racing una metáfora de la Argentina?

Esto no les gusta a los autoritarios

El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.

Estoy todavía desbordado de felicidad. Los Argentinos vivimos haciendo causalidades, y con Racing pasa más o menos lo mismo, hay una mística. No sé si hacer una causalidad con la Argentina, de que las cosas que le pasan a Racing le pasan a la Argentina. Lo que sí, somos muy pasionales, y pasamos de las híper crisis a la híper euforia.

¿Qué consecuencias tiene pasar de ser el país más barato en dólares, a ser el más caro del mundo, o al menos de los países en vías de desarrollo?

La apreciación cambiaria es un problema para un país que necesita acumular reservas, exportar, ser competitivo y recibir turistas, etc. Entiendo que hay un sector que crece independientemente del tipo de cambio, por las condiciones naturales. Estoy hablando de Vaca Muerta, el campo, la minería, donde los costos son en dólares y el funcionamiento queda un poco “ajeno” al tipo de cambio, más allá de que impacta.  

Pero todo lo que es nuestro complejo industrial, turístico, la ubicación que tenemos en el mundo; todo lo que tiene que ver con la competencia incluso, va a requerir de un tipo de cambio alto que nos permita acumular reservas, ser más sólidos, cumplir con los compromisos, y después sí quizás transitar un período de tipo de cambio bajo, pero para eso necesitás tener mucha competitividad y productividad, para salir al mundo de manera muy eficiente. Estamos lejos de eso.

Creo que hemos vivido situaciones en las que la Argentina ha tenido apreciación cambiaria, y el entramado productivo ha sufrido. Nosotros creemos que tenemos que transitar de un tipo de cambio alto hacia un tipo de cambio bajo, que no es momento de tener un tipo de cambio alto. 

Cuando un café en Buenos Aires es más caro que un café en Madrid, bueno, acá hay un problema. Si los niveles de productividad de Argentina fueran muy superiores, bueno, bien, pero con los niveles de productividad que tenemos y en un mundo que además se vuelve hostil en términos de comercio, podemos tener problemas para competir, problemas para producir, problemas para generar empleo, problemas para poder, en definitiva, organizarnos como economía y funcionar mejor.

Cristina Kirchner habría habilitado el dictamen de Ariel Lijo, pero el peronismo condiciona su apoyo final | Perfil

Problema y síntoma a la vez. ¿Qué significa ese problema? ¿Qué genera o qué puede generar a posteriori?

Básicamente, que no tenés competitividad en las exportaciones y, fundamentalmente, las industriales. Básicamente, que tenés una salida de turismo. El síntoma se va a ver en el turismo en enero, febrero, marzo, en la salida de muchos turistas, donde es más conveniente ir a Brasil que a Mar del Plata, o que los aviones a Miami van repletos. Esos síntomas generan mucha demanda de dólares y todos sabemos que necesitamos dólares no solo para sostener la inflación, sino para el funcionamiento de nuestra economía.

Vamos a suponer que gracias a Vaca Muerta, a la minería, al cobre, al litio, a la electromovilidad, a las energías renovables, al viento que también nos regaló la naturaleza, nosotros podamos tener la suficiente cantidad de exportaciones como para financiar todo eso sin que haya falta de equilibrio en nuestro sistema comercial. ¿Qué significa para el país? Porque eso puede significar que, desde el punto de vista macroeconómico, tengamos una economía ordenada, pero el 60% de la población viva en situación de pobreza. La famosa “enfermedad holandesa” que enseñan en economía. ¿No?

Sí, exacto, la enfermedad sobre oferta de dólares, porque tenés algún sector muy productivo. ¿Pero cuándo van a estar los dólares de Vaca Muerta definitivamente para generar una enfermedad holandesa?

La tendencia es clara: se revirtió un déficit comercial muy grande, todavía no se llegó al 2006, que había un superávit muy grande, pero hay una tendencia, sobre todo en petróleo. En gas cuesta más, porque hay que vender los contratos, hay que tener contratos a largo plazo, etc. De hecho, había un boom de plantas de licuefacción, y hasta ahora hay una sola, la principal empresa privada de la Argentina. La empresa estatal argentina o privada-estatal, todavía no ha configurado el tema de la planta de licuefacción, pero en petróleo hay potencialidad. En minería, claramente uno ve potencialidad, como vos decís, los vientos, el sol, el agro tiene una capacidad muy grande, pero me parece que una cosa es el corto plazo y otra cosa es el mediano plazo. 

Los huesos de esa economía pueden generar exceso de dólares, y ese exceso de dólares puede generar de alguna manera una apreciación cambiaria, pero en la medida en que no se realicen ese tipo de exportaciones, que llevan tiempo, que tienen que madurar, que hay que vender los contratos, que hay que exportar, que hay que hacer los gasoductos, que hay que hacer las plantas de licuefacción, hay un problema de timing

Luis Caputo
«Caputo es alguien que maneja el tema de la deuda con mucha habilidad.»

Segundo punto, esta economía de sectores primarizados y con un tipo de cambio apreciado que deja la industria de lado, es una economía que te achica, que no está pensada para los millones de argentinos que siempre aspiramos a ser clase media. Es una economía muy dicotómica, en donde los pobres son cada vez más pobres y los ricos cada vez más ricos, de concentración. Y me parece que esa es una gran disputa hoy, que se manifiesta en ciertas cuestiones: la educación pública, la atención de la salud, los servicios públicos, el acceso a la vivienda. Son cuestiones que formaban parte del ADN de la Argentina y que hoy están corridas de lado. El Gobierno dice “no importa, ordenemos la macro, y después que la gente se ordene, que se arregle”, y no es así. 

El proyecto del oficialismo para eliminar las PASO genera tensiones con el PRO | Perfil

Advierto que es importante tener una economía de mercado, pero no una sociedad de mercado. No una sociedad en donde, evidentemente, se excluya una parte importante de la sociedad.

En los 90, cuando había este tipo de circunstancias, la gente agarraba el diario, agarraba los clasificados, iba y entregaba el currículum en algún lugar. Hoy ha habido cambios , entonces no vemos desempleo, lo que vemos es precariedad laboral. Se multiplican otro tipo de trabajos: cuentapropistas, informales, actividades que tienen que ver con las aplicaciones, Uber, Rappi. Ha cambiado la forma de producir, pero en definitiva estamos hablando de lo mismo: una Argentina muy deteriorada.

Alejandro Gomel: El gobierno está haciendo político y negociando con el tema presupuesto. Más allá de estas típicas negociaciones de la política, ¿le conviene al oficialismo no tener presupuesto para el año que viene y poder manejar de manera discrecional los fondos?

Hace 20 años atrás no tenías presupuesto y se derrumbaban los mercados. Hoy pareciera que no fuera así esa causalidad, pareciera que el Gobierno y los mercados están en la misma sintonía. El Gobierno gasta lo que le entra, genera superávit, y que haya o no haya presupuesto, por lo menos a priori, al mercado no le parece de interés ni le afecta en términos de precios.

Quiero relativizar un elemento. Los precios de los bonos argentinos todavía están muy fuera de línea de América Latina. Excepto Ecuador y Bolivia, el resto de los países tienen un riesgo país muy bajo. Argentina está muy fuera de línea. Pero, más allá de relativizar esto, creo como vos decís que el Gobierno se siente cómodo sin presupuesto, y creo sube al ring de la negociación diciendo: «Si no tengo presupuesto, no me importa, aceptá esto o nada, no estoy dispuesto a hacer cambios». Y juega muy fuerte en ese sentido.

Tiene la carta de poder prorrogarlo, que se lo habilita la ley de administración financiera, tiene la carta de poder gastar a discreción. No entra en una negociación que naturalmente le implica erogar más gastos o generar alguna situación de resolver temas de las provincias. Ahora bien, la prudencia fiscal y la responsabilidad fiscal de Argentina depende de una sola persona, y evidentemente no tiene el consenso ni las necesidades propias de otros niveles de gobierno, como las provincias u otros actores importantes en el presupuesto.

Si el Gobierno quisiera tener presupuesto, primero hubiese ido el ministro de Economía a defenderlo, que es lo que hacía habitualmente. Yo fui presidente de la comisión de presupuesto durante 4 años y venía siempre el 15 de septiembre el ministro de Economía, por lo general venían otros funcionarios también y cerraba el ministro de economía. Pedía el presupuesto, habilitaba una mesa de negociación. Había un proceso por el cual se armaba un dictamen, se modificaban distintos artículos y, naturalmente, eso generaba el consenso necesario para que haya presupuesto en la Argentina.

Evidentemente, no está los planes de gobierno, y sí está en los planes del gobierno casi someter diciendo: «Mirá, yo no necesito presupuesto. Lo querés, tomalo. Si no, nada». Y en política eso es complicado.

Elizabeth Peger: Los gobernadores se quejan pero se ven bastante tibios. La reunión del otro día que mantuvieron ahí en el CFI pasó sin pena ni gloria. No hay como una decisión de los gobernadores de pararse firme a negociar cuestiones relevantes que advierten, y lo vemos todos, cada uno en su distrito, por los recortes que ha aplicado el Estado nacional. No se ve una decisión de los gobernadores de enfrentar en serio al gobierno nacional o tratar de resolver estas cuestiones…

Creo que la realidad de cada provincia debe ser muy distinta, y me da la sensación de que, por un lado está la convicción; por otro, la necesidad de gestión; y por otro, la realidad política. Llamativamente, después de una crisis muy fuerte y profunda, excepto minería y energía, o en el agro, que hubo una buena cosecha con respecto al 2023, la crisis es muy profunda, la actividad ha caído muy fuerte, cayó el salario real y, sin embargo, lo llamativo es que los niveles de popularidad del gobierno siguen siendo altos. 

Esa correlación, esa causalidad entre crisis económica e imagen del gobierno, evidentemente está mostrando otro tipo de comportamiento por parte de la sociedad. Entonces, por un lado, los gobernadores deben mirar con un ojo la sociología de cada una de las provincias, los apoyos a Milei, las necesidades y la solución puntual de algunos temas. Por otro lado, me parece que no hay ocasión de grupo como para decir: «Bueno, vayamos todos, tengamos una postura y no nos movemos de esta postura». Y por otro lado me da la sensación de que el Gobierno juega muy fuerte. O sea, no le interesa tener presupuesto, porque si le interesara tener presupuesto, se sube al ring de otra manera. Él dice: «No tengo presupuesto, no importa». Lo dijo ayer el jefe de Gabinete, lo dice el Presidente de la nación. Entonces, contra la intransigencia es muy difícil pelear. Y esa intransigencia hoy está avalada por una parte importante de la sociedad.

Guillermo Francos: a Javier Milei «no le preocupa» que el Presupuesto no se apruebe porque «no le tiene miedo a nada» | Perfil

Yo creo que los gobernadores están defendiendo sus recursos provinciales y están defendiendo una paz propia del funcionamiento de las provincias. Del otro lado te señalan: «son degenerados fiscales». “No, mirá, yo quiero terminar las obras, quiero cubrir los equilibrios fiscales, quiero pagar en tiempo y forma”. Entonces, frente a esa descalificación, es muy complejo subirse a un ring cuando vos querés, en definitiva, dialogar, o lo que querés es poder, frente a la sociedad, encontrar una solución para que haya un presupuesto, que es saludable para la Argentina, porque le da previsibilidad, etc. 

Veremos qué pasa en estas últimas horas. A mí me parece poco viable, si no es en extraordinarias y si no es en un proceso formal, que la Argentina encamine un presupuesto. Porque hay que llamar a comisión, hay que entablar un orden de negociación, hay que cumplir con la lógica del reglamento de la cámara de diputados y la cámara de senadores, y la vocación ahí tiene que ser del Gobierno.

Así que veremos. Los gobernadores evidentemente han sido uno de los grandes perdedores. Parte del ajuste lo explica el recorte en las transferencias a las provincias. Naturalmente, los jubilados y, naturalmente, la obra pública, a pesar de que el presupuesto que presenta muestra una expansión, lo estrictamente cierto es que será un tercio de hace dos años atrás. Y, bueno, la Argentina necesita mantenimiento de rutas, necesita mantenimiento de puertos, mantenimiento del sistema ferroviario. La verdad que es un tema que hay que mirar con lupa porque el deterioro continúa. Yo puedo entender que en los cinco o seis primeros meses digas: «Bueno, paremos hasta que nos ordenemos», pero la Argentina necesita un funcionamiento de la infraestructura mínimo para poder funcionar.

Claudio Mardones: Bueno, ni rutas, ni mantenimiento, ni PASO, tampoco. Porque parece que las negociaciones no están caídas, tampoco que no existan posibilidades de que convoquen a sesiones extraordinarias. El tema es que, ahí en ese temario, podría estar el presupuesto si es que hay algún acercamiento en las próximas horas, pero el otro costado de la ecuación es el futuro de las PASO. Ya hemos podido confirmar que, primero, el Gobierno ya presentó los dos proyectos para eliminar las PASO y modificar la ley de partidos políticos, pero eliminarlas y utilizar ese fondo como parte de la negociación con los gobernadores. ¿Cuál es su opinión respecto a esa negociación planteada así? Porque, además, los gobernadores están hablando de todo menos de las PASO. Nadie sale a defender las PASO. ¿Qué crees que va a pasar en el marco de esta negociación?

Yo divido la negociación en dos. Una cosa es el presupuesto, que hace a un plan de gobierno, a previsibilidad, y hace a que haya orden en las cuentas públicas, y que efectivamente ese orden sea institucional. Eso es hablar de las cosas muy concretas del día a día y que, evidentemente, le hacen bien a la salud macro y micro de la Argentina. Independientemente de si uno está de acuerdo o no con los postulados, pero es bueno tener un presupuesto en la nación. Veremos cómo el Gobierno lleva adelante esa negociación.

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Hay un tema no menor, que vos mencionabas, que es la ley de administración financiera, que es una excepción al Congreso de la nación para el tratamiento de la deuda. Recordemos que de ministro de economía tenemos a Caputo, que es alguien que maneja el tema de la deuda con mucha habilidad. El Congreso le delega, bajo la ley de administración financiera, las facultades para reorganizar, reestructurar o hacer administración de pasivos al Ejecutivo. Pero yo pondría especial atención a un tema que no es de menor envergadura, que es una facultad del Congreso delegada al Ejecutivo, y cuál es el rango y los grados de libertad que tiene el Poder Ejecutivo para poder avanzar en ese sentido.

El tema de las PASO tiene que ver más con la política, con el año que viene, con lo electoral. Evidentemente, por un lado está la faceta de los gastos, que es una faceta que me parece que la gente hoy está con una vocación de ser austeros y demás, y por otro, la vida institucional de los partidos, que está muy deteriorada, no en todos los ámbitos. 

En nuestro ámbito, el peronismo, el pamperonismo, las expresiones que no estamos en el peronismo, pero que nos formamos ahí, y ni hablar el radicalismo y el Pro. Yo creo que es una solución que tienen que encontrar ahora, porque evidentemente el año que viene es un año electoral. No creo que sea moneda de cambio por el presupuesto. Las provincias no quieren… muchas han salido de las PASO porque ordenan la política de otra manera. Me consta en La Pampa, me consta en Córdoba y demás. Con lo cual, las PASO muchas veces entorpecen los procesos electorales. Y, por otro lado, que haya vida partidaria activa y elecciones es bueno.

La Cámara Federal sobre Seguridad Social de la ciudad acaba de reconocer en un fallo la inconstitucionalidad de la forma de actualización de la previsión social de Alberto Fernández. Más allá de esa en particular, podría ser la inconstitucionalidad de todas las otras posteriores, ¿no? Y vos, que sos un experto en ese tema, ¿nos podrías dar una síntesis de esto que ocurrió?.

Mirá, no leí el fallo, pero la historia es simple: en la medida en que el Poder Ejecutivo no actualice de forma sistemática las jubilaciones, la Justicia levanta la mano y dice: «Che, vos tenés que actualizarlas». 

Nosotros habíamos hecho una ley que, al principio, fue muy criticada y que, durante 15 años, hasta el 2016 2017, no tuvo grandes inconvenientes en la justicia. No tuvimos ningún inconveniente, funcionó, y no solo funcionó, sino que, además, la sociedad la tomó como propia. Y a partir de ahí hubo toda una serie de manoseos, siempre tendiendo a reducir  el gasto fiscal, y siempre la variable de ajuste fueron los jubilados, que evidentemente termina en este zafarrancho. 

Yo fui muy claro y contundente: si algo funciona, no solo desde lo institucional, sino porque la sociedad lo adopta como tal, yo soy de la idea de preservarlo hasta que estén maduras otras ideas.

Bueno, las idas y venidas terminan en estas cuestiones que terminan perjudicando a los jubilados, que son siempre variable de ajuste. Con lo cual, a mí no me llama la atención que la Cámara dicte inconstitucional una fórmula que fue en detrimento de los jubilados, y puede pasar nuevamente porque, bueno, la Justicia siempre ha tenido una conducta en ese sentido.

FM

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Javier Milei atomiza a las ligas de gobernadores para negociar mano a mano el proyecto

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Javier Milei atomiza a las ligas de gobernadores para negociar mano a mano el proyecto

Las negociaciones por el Presupuesto 2025 entre la Casa Rosada y los gobernadores entraron en una nebulosa. Con el reloj corriendo, el oficialismo desestima los reclamos de las provincias y evita convocar a los mandatarios, que presionan para ser recibidos junto a los jefes de los bloques aliados, como el PRO, Encuentro Federal y la UCR. Sin acuerdo hasta el momento, en el oficialismo repiten su mantra de cabecera: «El déficit cero no se negocia».

Tras una semana de alta tensión, que reavivó fantasmas del pasado, la pulseada quedó freezada ante la intransigencia de La Libertad Avanza (LLA). En los últimos días, la posibilidad de que Javier Milei prorrogue el Presupuesto vigente -que es el del 2023- cobró fuerza. Así las cosas, los jefes provinciales juegan sus últimas fichas antes de resignarse a empoderar al Presidente a asignar fondos de manera discrecional.

Negociaciones bilaterales por el Presupuesto 2025

Entre los gobernadores dialoguistas, el bloque no es monolítico. Algunos líderes de distritos más pequeños, sin gran poder de fuego frente a Nación, temen que ese escenario ocurra y que sus pares de grandes provincias terminen negociando por su cuenta. «Que cierren la suya y listo», tradujeron al criollo desde una gobernación.

No es una advertencia al aire. Ante la falta de una convocatoria oficial, existe la chance concreta de que las conversaciones se desarrollen de manera bilateral. «Algunos van a preferir sentarse y negociar partidas individualmente, más en un año electoral», reflexionó una voz con injerencia en el diálogo. Y agregó: «Los gobernadores entienden que hay que tener equilibrio fiscal, pero los reclamos por las deudas van a seguir estando».

En el Gobierno interpretan que ese juego permitiría apuntalar el proyecto mano a mano, atomizar y quitarles volumen a los gobernadores y, además, dejar afuera a los mandatarios intransigentes, como el peronista Axel Kicillof.

«Es más barato y no favorece a la provincia de Buenos Aires», graficaron desde territorio amarillo. Dentro del campamento libertario admiten que no tienen problemas en mover partidas de un frente a otro, pero sí en engrosar los números. «Muchos de nosotros tenemos equilibrio fiscal en nuestras provincias, ya hicimos los deberes. La pelota la tiene Nación», responden del otro lado.

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Los diez gobernadores de Juntos por el Cambio en la previa del Pacto de Mayo.

Por estas horas, el oficialismo atraviesa uno de sus mejores momentos. Envalentonado por números positivos en la macroeconomía, el Presidente no da el brazo a torcer ante la insistencia de provincias y legisladores. Poco importan, de momento, las escasas bancas con las que LLA cuenta en el Congreso. La tensión permanente con sus contendientes es una de las marcas de la administración que comanda Milei.

Concretamente, gobernadores dialoguistas como Alfredo Cornejo (Mendoza) y Rogelio Frigerio (Entre Ríos) realizaban gestiones para reunirse esta semana en Casa Rosada junto a los jefes de bloque de la UCR, Rodrigo de Loredo; Encuentro Federal, Miguel Pichetto; y del PRO, Cristian Ritondo, para acercar posiciones. Como es habitual, sus interlocutores serían el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, y su segundo, Lisandro Catalán. Sin embargo, la cumbre fue freezada desde Balcarce 50.

El Presupuesto no es un tema más para ninguna de las partes. Las provincias lo necesitan para diagramar sus propias hojas de ruta, mientras que la Argentina debe enviar señales de seguridad a los mercados y al FMI. Como es habitual, buena parte del arco político desea acompañar el proyecto de Milei, pero reclama un gesto que destrabe cuestiones puntuales. «Es mejor una ley mala a que no haya ley», confió días atrás una diputada a Ámbito.

Los reclamos de los gobernadores

Obra pública, cajas previsionales, mayor volumen de Coparticipación Federal, distribución equitativa de los Aportes del Tesoro Nacional (ATN) y deudas del Consenso Fiscal 2017 son algunos de los ítems que agitan los mandatarios. En otros reclamos, como la disolución del Fondo Nacional de Incentivo Docente y del Fondo Compensador del Interior, los distritos parecen haberse resignado.

En concreto, Milei profundiza un proceso que comenzó tiempo atrás y que sostiene de manera exitosa: la separación de las ligas de gobernadores. Lo hizo tanto con las alianzas partidarias como con las regionales. Por ejemplo, semanas atrás, recibió por separado a los caciques de la UCR y del PRO y aliados, alejándolos del extinto abroquelamiento de Juntos por el Cambio (JxC).

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Javier Milei, junto a gobernadores provincialistas y peronistas díscolos en la Quinta de Olivos.

Javier Milei, junto a gobernadores provincialistas y peronistas díscolos en la Quinta de Olivos.

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También logró alejar a provincialistas como Gustavo Sáenz (Salta), Hugo Passalacqua (Misiones) y Alberto Weretilneck (Río Negro) de Unión por la Patria (UP), fuerza de la que fueron aliados hasta el año pasado. Lo propio hizo con los peronistas Osvaldo Jaldo (Tucumán) y Raúl Jalil (Catamarca), cultores de una posición autónoma con la Casa Rosada.

Además, el movimiento apunta a aislar a los opositores más duros: Sergio Ziliotto (La Pampa), Gildo Insfrán (Formosa), Gustavo Melella (Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur), Ricardo Quintela (La Rioja), Gerardo Zamora (Santiago del Estero) y Buenos Aires (Axel Kicillof).

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Cuántos empleos generan los cuatro sectores clave de la economía argentina

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Cuántos empleos generan los cuatro sectores clave de la economía argentina

Sectores de alta competitividad generan sólo 1 de cada 10 empleos, advierten informes privados. Se basan en observaciones de la Secretaría de Trabajo que indicaron que el agro, la energía, la minería y los servicios informáticos y del conocimiento generan aproximadamente el 10% del empleo asalariado registrado en empresas privadas.

Esto se desprende de un informe de Instituto para el Desarrollo Social Argentino (Idesa) que se detiene a analizar que esta situación «impacta en el resto de los sectores económicos a quienes les cuesta producir y crear empleos debido a que importar se vuelve más barato».

Este fenómeno, analizan se denomina “enfermedad holandesa” y alude a una fuerte apreciación que se produjo del florín holandés en la década de 1960 cuando se descubrió una gran reserva de hidrocarburos en el Mar del Norte.

Cabe destacar que el gobierno implementó el blanqueo que produjo un masivo ingreso de dólares al circuito formal de la economía. «Existe la expectativa de que, aprovechando los beneficios previstos en el RIGI, se expanda la producción de la minería y la energía lo que aumentará las exportaciones y evitará importaciones. A esto se suma la muy alta competitividad del sector agropecuario», expresaron desde Idesa.

A su vez, el tipo de cambio multilateral (es decir, el que considera las monedas de los principales países con los que comercia el país) ya refleja que el dólar «está bajo en la Argentina y es probable que el fenómeno se profundice en el futuro próximo».

Según la Secretaría de Trabajo se observó que: el agro, la energía, la minería y los servicios informáticos y del conocimiento generan aproximadamente el 10% del empleo asalariado registrado en empresas privadas, la industria y la construcción crean el 25% del empleo asalariado registrado y el comercio y servicios explican el restante 65% del empleo asalariado registrado.

«Estos datos muestran que los sectores con alta capacidad para generar divisas (agro, energía, minería e industria del conocimiento) generan relativamente poco empleo: apenas 1 de cada 10 empleos asalariados formales. Mientras que el resto (industria, construcción, comercio y servicios) explican 9 de cada 10 empleos formales», destacaron.

Por lo tanto, concluyen, que el grueso del empleo urbano depende de sectores con menos capacidad competitiva y, por lo tanto, el atraso en el tipo de cambio no solo reduce su producción sino, lo más decisivo, tiene impactos negativos sobre el empleo.

Para este informe, «la solución no es devaluar sino acelerar las reformas estructurales». «Con las reformas, más sectores serán capaces de producir y generar empleos aun con un tipo de cambio bajo. Eliminando impuestos distorsivos, rediseñando la legislación laboral para evitar la excesiva conflictividad y litigiosidad, mejorando el sistema de transporte y toda la logística, promoviendo regulaciones que fomenten la competencia y desarticulen las prácticas monopolísticas se abaratarán los costos de la producción nacional«, destacaron.

En otras palabras, el remedio para enfrentar la “enfermedad holandesa” no es devaluar sino impulsar reformas estructurales para que los costos de producir en la Argentina bajen tanto o más de lo que se reduce el tipo de cambio.

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