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Sociedad Relatos de Vida

Día de la Memoria por la Verdad y la Justicia: el relato de ex detenidos sanjuaninos en primera persona.

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24 de Marzo, día que marca un proceso de construcción política, histórica y social para cada argentino/a. Día de la Memoria por la Verdad y la Justicia. 30mil desaparecidos, seguramente el destino del país habría sido diferente sin esa marca que tristemente dejó la última dictadura militar. Militantes sanjuaninos fueron víctimas de esa persecución ideológica, fueron detenidos o secuestrados, pero afortunadamente lograron sobrevivir para que la historia no se olvide, porque forma parte de nuestra identidad como patria.

Ahora San Juan dialogó con algunos/as sanjuaninos/as que son sobrevivientes, que se dignan a revivir lo vivido antes, durante y después de la detención, cómo influyó en su cotidianidad y cómo el sentimiento de grupo y convicciones ideológicas no logró ser callado a pesar de todo.

Victor Correa: secuestrado “Mi estado de conciencia estaba tranquilo. Mi entrega a la militancia fue total, por un sueño colectivo de un mundo mejor”

Existe una necesidad cultural que yo llamo “transmisión cultural” de incorporar nuevas generaciones, las que justamente llegan a la sociedad sin haberse informado de todo, es nuestra obligación hacer este ejercicio de la transmisión. 

Nacido en Caucete, de 76 años, “yo no fui detenido, fui secuestrado. El ejército me saca de mi cama mientras dormía con mi pareja. Me llevaron a un campo de concentración”.
“Nosotros no fuimos presos, fuimos prisioneros, que no es lo mismo. Nosotros no fuimos beneficiados con la interpretación del Estado de Derecho porque no existía el Estado de Derecho”.

Víctor fue privado de su libertad a los 28 años un 2 de diciembre de 1975, “calculo que eran las 6 de la mañana”  de su vivienda en Villa del Carril y llevado a un “campo de concentración” en la cárcel del departamento de Chimbas. “A nosotros nos llevaba Gendarmería Nacional, estábamos privados de absolutamente todo derecho, de tener visitas, ver a nuestra familias, hijos, de tener una radio, una televisión, estábamos totalmente aislados”. Afirma “No es vida de preso sino de prisionero”.

“Desde octubre de 1975 las Fuerzas Armadas ya tenían el control de todo el país, hacían y deshacían a su parecer. Lo que se estaba viviendo ya no era un estado imaginario sino bastante cercano a la realidad”, cuenta Víctor sobre el periodo previo a su secuestro para indicar que él ya imaginaba que algo le podía suceder.

“En la calle se vivía como todos los días”, asegura Correa. “Yo era dirigente sindical del Sindicato de Obreros y Panaderos, por mi profesión; y de la Asociación Argentina de Actores, delegación San Juan, por mi condición de artista de mimo”.

“Recuerdo que me vendan los ojos, me atan y me tiran a una especie de camión y veo las botas de los militares sobre mi cuerpo”, dice haciendo uso de la memoria visual de aquel 2 de diciembre de 1975. “Me planteé una consigna para sobrevivir, que por suerte conseguí, ‘Resistir, resistir y resistir’”.

“Siempre había una pizca de miedo, natural, como todo ser humano. Quien dice ‘yo nunca tuve miedo’ miente, no se conoce en su profundidad”, dice sobre los días que permaneció secuestrado. Sin embargo asegura “nunca tuve temor porque tenía una tranquilidad absoluta de conciencia”.

Victor narra que en un momento quisieron fusilarlo. “Me preguntaron cual era mi último deseo, les dije que nada, a lo que me contestaron ‘no le vas a dejar nada dicho a tus hijos’, y yo les respondí ‘no, ustedes les dirán cómo he muerto’ eso más los enfureció y me pegaban”.

“Mi estado de conciencia estaba tranquilo porque mi entrega a la militancia fue total por un sueño grandísimo que no fue individual sino colectivo de un mundo mejor”, eso fue el motor que hizo que ese Victor de 28 años pudiera “resistir, resistir y resistir”.

Una sucesión de acontecimientos hicieron que lograra la libertad. La Asociación Argentina de Actores, con Luis Brandoni como secretario General quien a su vez era vicepresidente de la Federación Mundial de Actores, pidió a la Marina por mí. En aquel entonces estaba en la cárcel Federal, en La Plata. Así conceden que pueda salir de la Argentina por medio de un decreto. Así que voy a parar a Francia, París, allí me realizaron una operación en el oído derecho porque detrás del tímpano tenía coágulos de sangre producto de los golpes recibidos. Luego fui a Roma, donde trabajé como maestro panadero y siempre tuve una militancia activa. Vuelvo a la Argentina el 19 de julio de 1979, de modo clandestino y así permanecí durante 5 años”.

“Tengo una hija que nació en la clandestinidad. Soy de militancia puramente peronista pero estoy  agradecido al decreto del presidente Raúl Alfonsín que nos permitió asentar a nuestros hijos que habían nacido en nuestros domicilios con el sólo requisito de dos testigos”.

“Durante 5 años fui Juan, hasta que en 1983 volví a ser Víctor Correa, cuando acompañado por el fundador de la Universidad Nacional de Luján, me acompañó a los organismos policiales y de documentación donde me entregaron el documento”. “Esto me dio satisfacción porque pude volver a ser el mismo de siempre, luchando por los derechos sindicales junto a mis compañeros porque no paré nunca”.

“El 24 de Marzo es una excusa cultural para que se haga un silencio en la Argentina que le permita a las nuevas generaciones de argentinos/as enterarse de lo que sucedió, lo que se vivió y lo que se luchó en esta querida Argentina”, asegura.

José “Pepe” Mut: “La dictadura del 76’ fue la más trágica de la historia del pueblo argentino del XX”.

José Francisto Mut, hoy tiene 69 años. Fue detenido el 1 de febrero de 1976 como “definitivo” con 23 años, ya que tuvo una detención previa.

La primera vez que lo detuvieron fue en septiembre de 1975, lo que derivó en lo que Mut cataloga como su detención definitiva. “Apenas salí de la primera detención, que fue del 5 al 10 de septiembre, aproximadamente, sucedió que un día domingo un grupo de la inteligencia de la policía, vestidos de civiles, entre los que había un vecino que reconocí, intentaron secuestrarme cuando volvía de la cancha de fútbol. Pude zafar y llegar a mi casa”. 

“A partir de ese intento de secuestro paso a la clandestinidad, en una propiedad de un pariente en 25 de Mayo, pero a las pocas semanas me dí cuenta que no era seguro porque la gente se empezaba a preguntar qué hacía yo ahí. Así que me fuí a la provincia de La Pampa, donde finalmente me detuvieron el 1 de febrero y salí el 20 de diciembre a las 6 de la tarde de 1983”.

Por aquel entonces “Pepe” militaba en la juventud peronista “A nivel nacional se estaba produciendo un enfrentamiento interno entre los grupos de la AAA, la derecha del peronismo frente a todos los sectores juveniles y lo que se llamaba La Tendencia o los sectores revolucionarios del peronismo. En San Juan llegó ese enfrentamiento, diferido, pero también llegó”, contextualiza sobre los hechos que rodearon su detención.

“Mi detención fue una serie de hechos de mala suerte. Yo estaba trabajando en Santa Rosa, La Pampa, de modo clandestino en una empresa de construcción y me hospedaba en una pensión. Justo mi compañero en la pensión era un delincuente común, en realidad lo fueron a buscar a él y me llevaron a mí porque era desconocido y de otro lugar. En realidad ese día yo tendría que haber ido a trabajar, pero llovía y no se trabajó en la construcción. A mi me llevaron como testigo por mi compañero. Estuve en la puerta de la comisaría pensando si irme o quedarme, finalmente me quedé y cuando desde la comisaría envían la información a San Juan le contestan con el pedido que me retengan. Así fue el inicio de un largo proceso porque primero estuve en la comisaría 1° de Santa Rosa, luego me pasaron a la Unidad 4, de ahí me abrieron la causa federal que quedó pendiente de la primera detención y en julio del 75 me trasladan a San Juan”.

“Es muy difícil sintetizar todos los estados de ánimo. A veces sufrimos como un estado de arrepentimiento, angustia por pensar que estaba haciendo sufrir a mi familia. Esto igual fue pasajero porque uno entiende que eso era más grande, sólo fueron altibajos. Finalmente uno acepta que son costos de una decisión política que no es particular ni individual”.

“No imaginé que esto podía suceder porque estaba en una zona periférica de confrontación, y también porque uno era jóven, idealista, ingenuo, nunca había estado metido en un conflicto de este tipo entonces no podía llegar a dimensionar hasta dónde podía llegar”, recuerda Mut. En cuanto a la información que manejaban los militantes asegura que “hasta que a San Juan llegó la información que habían campos de concentración pasó un tiempo, desparecían compañeros, no sabíamos que luego de la tortura y los interrogatorios  normalmente los compañeros eran asesinados. No sabíamos de tal dimensión, menos estando en una provincia alejada de los grandes centros urbanos”.

“Nunca me gustó posicionarse como una víctima, sino como protagonista de un hecho, en mayor o menor medida. Ví a muchos compañeros quebrantarse, la tortura pretendía que ocurriera casi un suicidio en masa. El régimen, sobre todo en la primera mitad, fue extremadamente duro. Yo en algún momento me dije ‘me autoelimino y listo, se acabó el problema’, pero la solidaridad del compañerismo fue sumamente importante en la supervivencia”, relata Mut sobre sus emociones durante el cautiverio.

“El día de mi liberación es uno de los más felices de mi vida, luego del nacimiento de mi hijo. Justo fue un 20 de diciembre, justo estaba cumpliendo 31 años. Recuerdo que fui a la casa de unos compañeros en Trelew”, cuenta mientras su voz se llena de alegría, casi como reviviendo el momento.

“Yo no hablé del pasado inmediato, me propuse meterlo en un lugar de la memoria, en una terraza, meterlo ahí y no hablar del tema, solo algunas cosas generales y hasta algunas anécdotas ‘simpáticas’ si así se quiere”, explica como el primer método de “preservación” que utilizó luego de su liberación. “En cuanto a la resocialización, al ser preso político, cambia un poco la perspectiva de cuando uno sale. Hubo gente que le quitó el saludo a mi padre pero también otras personas que ni conocía venían y me invitaban a distintas actividades”.

“Cuando volví a San Juan, aquí continuaba el proceso porque seguía al mando Leopoldo Bravo que había sido él y su gente funcionarios de la dictadura militar. Eso no me caía simpático pero estaba en libertad. El proceso de reinserción fue rápido, con familia, trabajo y amigos”, relata José sobre la vida después de la detención. “No volví a militar abiertamente por un tiempo, había vivido un gran acontecimiento y ameritaba que me tomara tiempo para pensar, informarse, conocer. Hice una gran autocrítica, es necio pensar que sólo habíamos sido víctimas, sino también ver los errores cometidos. Empecé a militar a los 5 años de mi liberación, antes sólo tenía contactos, reuniones con compañeros”.

“El 24 de Marzo es un hecho muy doloroso, el más terrible por destruir la identidad política, militante y sindical de toda la sociedad”. “Me crié en la generación que le llamó de la ‘Marginación’ porque nosotros no pudimos disfrutar y transitar un proceso democrático duradero. Del golpe del 73 al 76 sólo pasaron 3 años, y este último lo quisieron hacer como definitivo con la eliminación de miles. Habían traído un sistema económico completamente excluyente y eso sumado al error estratégico de la Guerra de Malvinas marcó el final de la dictadura y ya cumplimos 46 años de democracia”.

“La dictadura del 76’ fue la más trágica de la historia del pueblo argentino del XX”, aseguró.

José Casas: “Éramos considerados como unos subversivos, terroristas, plausibles de ser exterminados”.

José Casas en la actualidad tiene 71 años.  “Fue detenido 9 veces como preso político. Las dos más importantes fueron en la dictadura de Levingston- Onganía- Lanusse, y cuando fui detenido el 20 de abril de 1976 y puesto a disposición del Poder Ejecutivo Nacional. En la segunda estuve detenido un año y medio, primero en el Penal de Chimbas y luego fui trasladado junto a otros compañeros a la Unidad Penitenciaria N° 9 de La Plata donde finalmente fue liberado en octubre de 1977”.

Casas es un reconocido estudioso de la historia, quien realiza material bibliográfico contado de un modo diferente, al haberlo vivido en un sin fin de oportunidades. “El secuestro era una práctica de represión masiva en el golpe de Estado que inicia el 24 de marzo de 1976, del genocidio”. 

“Yo era un dirigente estudiantil, muy visible, pero en realidad éramos muchísimos los jóvenes que teníamos una militancia política en aquel momento. La detención del 20 de abril de 1976 hasta octubre del 77’, fui detenido, no secuestrado, hay muy pocas personas en la provincia que fueron secuestradas y sobrevivieron”.

“El terrorismo de Estado del golpe del 76 es una política sistemática del Estado en su conjunto ocupado por las Fuerzas Armadas para producir un genocidio en el pueblo argentino, para terminar con un proceso de ‘domesticación’ o disciplinamiento social para imponer planes económicos que llevaran a transformaciones profundas en el país. Este golpe fue tomado como la última manera de solucionar una crisis orgánica que tenía la población dominante que no podían estabilizar su dominación política en el poder. De este modo decidieron terminar con todo y disciplinar definitivamente”, especificó Casas sobre las condiciones que llevaron al país a terminar en la última dictadura militar. “Todavía estamos marcados y seguiremos marcados aunque se ha avanzado mucho en la justicia. Nosotros, los ex presos políticos, entendemos los juicios como un proceso necesario históricamente y no como una revancha”, aseguró.

“Éramos considerados como unos subversivos, terroristas, plausibles de ser exterminados. que no era así, pero era para justificar el exterminio, la lucha ideológica”, afirma Casas.

“La Guerra Larvada es aquella en la que las fuerzas del poder son las que imponen modos represivos tanto políticos como de acción represiva física y psicológica directa”, califica a la seguidillas de sucesos históricos acontecidos en el país desde el golpe a Juan Domingo Perón en el 55’.

“Estábamos convencidos que podíamos transformar la sociedad, hacer un mundo mejor. Por eso luchábamos, nuestra consigna era ‘Todo para todos, para nosotros nada’. La utopía era una fuerza social, veíamos una posibilidad concreta. Así pagamos un durísimo precio que fue el asesinato de miles compañeros y compañeras”.

El sentimiento de unidad era suficiente para seguir, asegura Casas. “Militantes de distintas organizaciones políticas de izquierda, progresistas estábamos convencidos que podíamos cambiar al mundo. Eso hizo posible que la mayoría de los militantes que fueron secuestrados  y asesinados estaban seguros que iban a dar la vida, pensar que también teníamos los que sobrevivimos”.

En 1969 Casas fue arrestado por primera vez. “Fue cerca del 25 de Mayo Popular,, una gran movilización  en la que se hacía el festejo. En esa manifestación, que era enorme, fue reprimida duramente y hubieron muchísimos detenidos, yo entre esos”.

“La liberación de la detención de la última dictadura militar quedó grabada de un modo particular. Fui liberado a las 12 de la noche, algo que no se puede olvidar, sabiendo que algunos otros compañeros que habían sido liberados y automáticamente secuestrados a poco de salir, todos corríamos ese peligro. Pensar que cuando te liberaban te estaban apuntando con armas desde las pasarelas de la cárcel, eso imaginábamos porque teníamos la orden de no mirar para atrás ni para los costados. Eran tres cuadras para caminar en la total oscuridad, terribles. Llegue a una avenida con muchas luces, autos, recuerdo que me maree porque hacía mucho que no veía todo eso, inmediatamente reaccioné y tomé un taxi que me llevó hasta un lugar en La Plata”.

José también estuvo detenido en Chile, durante el mandato de Pinochet. “Con la Brigada de Jóvenes Argentinos Universitarios que iban a colaborar con los trabajos de verano en las villas populares con la Federación Universitaria Argentina y la Federación de Estudiantes Chilenos. Estaba en un grupo en Valparaíso y nos detuvieron”. En aquel entonces Argentina ya tenía un gobierno democrático (1986) “no nos podían dañar, aunque la dictadura de Pinochet fue terrible. No podían tocarnos porque se armaría un conflicto internacional muy grave entonces estábamos como una especie de salvaguardas de los estudiantes chilenos”.

“El 24 de marzo tiene muchos significados, lecturas, es el momento de ruptura de todo un proceso de guerra larvada. Uno de los inicios de los genocidios más cruentos de la historia de nuestro país, cuyas significación y consecuencias aún están en el cuerpo social argentino. Todavía están los juicios a criminales, represores, esto seguirá porque hay muchos niños nacidos en cautiverio que ya son grandes y que no han sido encontrados. Toda esta deuda y transformación de la realidad argentina de este plan premeditado sigue en vilo. Además todavía no sabemos dónde están los restos de la mayoría de los secuestrados, ese es el poder que todavía guardan los asesinos, condenados, represores. Ellos guardan este secreto, es el último resto de poder que tienen sobre la sociedad que es cínica y una burla para con los familiares y la sociedad argentina que no puede elaborar el duelo sobre los restos de la persona secuestrada. Nuestra cultura nos prepara para elaborar el duelo sobre los restos de la persona fallecida y esto la dictadura lo impidió”, subraya Casas como las consecuencias que aún se vive del Golpe del 76’.

Lidia Papparelli: “con los 30 mil desaparecidos habría sido otra la situación política, económica y social de nuestra patria”.

Lidia Papparelli, hoy tiene 76 años. Fue presa política a sus 24 años. “El ejército fue a buscarme a mi casa y yo no estaba, mi familia fue muy maltratada. Amenazaron a mi padre, le dijeron que si yo no me presentaba iba a ser ”boleta'”. Esa situación hizo que Lidia, sumida en una angustia y preocupación por su familia, al día siguiente de ese hecho se entregará. “Mi padre me acompaña a la central de policía y no tenían ninguna información. Me pidieron que volviera el lunes, que es cuando me detienen y me trasladaron hasta el Penal de Chimbas”.

“Fui porque tenía temor y no había nada para ocultar”. El día que finalmente es detenida, a mediados de abril, fue acompañada nuevamente por su padre y por el abogado Soria Vega, del Partido Comunista. “Yo pertenecía a la Federación Juvenil Comunista y había sido la presidenta del centro de estudiantes del profesorado (hoy Facultad de Filosofía Humanidades y Artes)”.

 “Yo era alumna ayudante en el profesorado, en segundo año de latin, seguía yendo a dar clases. Mi vida era normal, pensaba que si había algún problema iban a venir a hablar”, comenta sobre los días previos a la llegada del ejército a su domicilio. Papparelli recuerda que empezaron a detener personas cercanas a ella, compañeros de la misma federación, centro de estudiantes. “Una tenía temor que te pasara, pero no sabías por qué te detenían”.

“Para mi familia fue mejor la situación que vivimos, presentándome yo en la comisaría. El trato que tuvo el ejército en mi casa con mi familia fue muy violento. Mi abuela tenía cerca de 90 años, con un marcapaso, ella vivía en el fondo de mi casa. Mi padre pidió por favor que no fueran a buscarla y no sólo fueron a buscarla sino que la trajeron caminando por un largo pasillo a punta de bayoneta y la acostaron en el piso. Creo que si yo hubiera estado para mi padres habría sido tremendamente dolorosa esa situación”.

“Fue una situación de terror frente a una cuestión que, en mi caso personal, no tenía nada que implicarme. Cuando me dan la libertad, el Coronel Mendiel, me da un certificado para presentar en la facultad que dice que me dejan en libertad por falta de mérito”, remarca como hecho con el que finalizó su detención. “No obstante me tuvieron 25 días torturada”.

Durante la detención, Lidia vivió sobre todo “golpes y amenazas psicológicas”. Desde que entré lo único que pensaban era en acostarse conmigo, y me lo decían. Iban al pabellón donde estábamos detenidas y se metían a la celda a altas horas de la noche, nos decían cosas. Esa fue la peor tortura, es la que te queda. Durante muchísimo tiempo no podía tener relaciones porque veía detrás de mi pareja las caras de estas personas”.

“Para mi, por la lucha por los derechos humanos, por las Madres, Abuelas, por haber estado Nestor Kirchner y bajar el cuadro -El 24 de Marzo del 2004 el aquel entonces presidente de Argentina, Nestor Kirchner, bajó el cuadro de Jorge Rafael Videla del Colegio Militar- fue algo sanador para los ex presos”.

En cuanto a los juicios de Lesa Humanidad, que muchos aún están en curso, Lidia dice “no nos movió el odio, nos movió el amor, la justicia y la verdad”. Sin embargo reclama que “todos deberían estar detenidos, no con prisión domiciliaria. Apelan a que están enfermos o que están grandes, y son tan grandes como nosotros. Cuando nos torturaban ellos también tenían 24/25 años. La justicia en los casos de Lesa Humanidad en las cadenas perpetuas deberían ser perpetuas porque hasta el momento de hoy que ninguno de ellos se arrepiente, han hecho un pacto de silencio, no dicen dónde están los desaparecidos. Las familias no tienen un lugar donde ir a poner una flor”.

Para este 24 de Marzo, Papparelli resalta “seguir haciendo los juicios de lesa humanidad”.

Los 25 días de detención para Lidia fueron una marca que hizo que el destino de su vida cambiará. “Después de mi liberación no me pude reinsertar, como alumna pude rendir una materia más, pero no me pude insertar como docente porque fui cesanteada. Recién con el regreso a la democracia, a mediados de los 80’ volvieron a darnos el cargo, pero a esa altura de mi vida me había casado, tenía hijos. Hay cosas que no pude retomar nunca más”. Las fuerzas para continuar estuvieron marcadas con “el convencimiento de que no habíamos hecho nada malo. Si no estaban de acuerdo con nuestra forma de pensar podrían haber habido juicios, otras cosas, pero no nos trataron ni como animales”.

Resalta como espacios que le permitieron insertarse socialmente “la contención de la agrupación a la que uno pertenecía, el cariño de la familia, los amigos. Saber que teníamos que luchar para que esta dictadura no se perpetuara mucho más tiempo en el poder”.

“Cuando volvimos a votar democráticamente fue una fiesta”, recuerda como la luz al final del camino. La vuelta a la democracia no marcó el inicio de justicia para los ex presos militares, ni un camino para conocer la verdad, pasaron muchos años y gestiones para que los juicios por los crímenes cometidos durante la dictadura del 76’ iniciaran.

“El 24 de Marzo sigue siendo un día de lucha porque hay muchas cosas que no se han logrado. No se ha juzgado a los civiles, a la parte eclesiástica, que se termine con los juicios, que haya una ley financiera que no sea de la dictadura. Hay muchos puntos que todavía tenemos de la dictadura. Los 30 mil desaparecidos, con ellos habría sido otra la situación política, económica y social de nuestra patria. Los 24 de marzo son un día de escucha, para encontrarse con los compañeros, remontar a la memoria, seguir pidiendo justicia”, asegura Lidia.

Héctor Cevinelli: secuestrado “Generalmente la gente que se llevaban en mis mismas condiciones no volvía, son actuales desaparecidos”

Hector Alberto Cenivelli hoy tiene 71 años. A los 26 años fue secuestrado por un grupo de personas vestidas de civil “un grupo de 6 ó 7 personas, camufladas, con las caras tapadas”, cuenta Cevinelli . Lo sacaron de su casa en la madrugada. “Yo dormía en mi cama junto a mi esposa, en la otra habitación estaba mi hijo que aún no tenía 3 años. Me encañonaron por la ventana, que estaba abierta por el calor. Exigieron que abrieran la puerta, mi mujer se levantó, les abrió y la cubrieron con una manta, a mi me ataron y me llevaron”. 

“Además de asesinos eran ladrones”, afirma Héctor a quien en la noche de su secuestro no sólo le robaron su libertad sino que ese grupo de personas robó de su hogar varios bienes, entre ellos una moto.

“Me llevaron a un lugar, que luego tuve que reconocer. Era cerca del Polígono de Tiros del RIM 22. Era una construcción precaria, de chapas y palos, con techo y paredes de chapa. Había rastro que no fui el primero porque había ropa”, narra Cevinelli haciendo uso de la memoria visual.

“Las dos primeras semanas de cautiverio fueron durísimas, fui sometido a torturas, interrogatorios”. Hector estuvo detenido desde la madrugada del 11 de marzo hasta el 6 de abril. “Me liberaron en los campos de La Rioja. anduvimos varias horas, cambiamos de vehículo”.

“Yo pensaba que no volvía. Manejaba información de gente que desaparecía y no volvía, esperaba lo peor. Luego de las primeras dos semanas, que como dije fueron las más duras, aflojaron y decidieron soltarme, no sé bien por qué. Generalmente la gente que se llevaban en mis mismas condiciones no volvía, son actuales desaparecidos”.

Sobre las sensaciones que atravesó durante las dos primeras semanas de detención declaró “Uno siente temor, pero tiene las convicciones muy claras y las tengo hasta hoy. No tengo de qué arrepentirme, soy militante político”. “En una situación límite como la que yo viví no hay mucho tiempo para replantearse nada. Con la brutalidad a la que fui sometido esperaba el peor desenlace, pero viví para poder contarlo. Las idea por las que he luchado las mantengo y sigo con las mismas ideas que cuando tenía 20 años”.

Volver a militar luego de la liberación en palabras de Hector. “Estaba alejado de la militancia, estaba viendo que esto se estaba convirtiendo en una masacre, en algo muy desigual. Gracias a la contención de los familiares, amigos, los mismos compañeros de militancia en poco tiempo estuvo repuesto, aunque las cicatrices quedan, pude seguir con mi vida normal”.

“No dimensioné el riesgo por el manejo de la información, no sólo de las personas que desaparecían sino también de quienes eran detenidos legalmente, de la gente levantaban de la calle, de sus casas. Hubo un manejo de la información errónea por el riesgo que se estaba corriendo”, dice sobre los hechos previos a su secuestro.

“24 de marzo es una fecha que para todos los argentinos es un recordatorio de lo que no debiera suceder nunca más en la argentina, de tomar la ilegalidad como natural, de someter al país a un saqueo, no solo de ideas sino también económico”, puntualizó Cevinelli. 

“La historia de la deuda empezó fuertemente con la dictadura militar, la privatización de las empresas. Hay una lógica de la derecha que es hacer dinero apropiándose del Estado, endeudandolo, que es lo que está pasando ahora, la diferencia es que el gobierno de Macri fue un gobierno legalmente constituido”, hace una paralelismo con la actual deuda externa con el FMI de la Argentina adquirida por la gestión del ex presidente Mauricio Macri.

Los buenos argentinos reflexionamos el 24 de marzo sobre lo que pasó para que no vuelva a suceder”, finaliza.

Alberto “Beto” Conca: “Ya nos habíamos sobrepuesto del 55’, nos quisieron quebrar en el 76’ y no pudieron”.

Alberto Conca hoy tiene 66 años y vive en la provincia de Buenos Aires. Fue detenido con 20 años el 23 de octubre de 1975 por un periodo de casi 7 años. “Nadie se salva solo, yo era parte de una organización, dentro de la cárcel seguimos funcionando como tal, discutimos política, tratábamos de estar al día con los pocos recursos que teníamos”, recuerda sobre cómo logró sobrellevar los años de encarcelamiento. “Algún día teníamos que volver al territorio para seguir lo que habíamos empezado, que este sólo era un paréntesis que nos ponía en la retaguardia del enemigo”. “La organización fue lo central que hizo que nuestras individualidades pudieran sobreponerse hacia el conjunto”, confirmó Conca.

“Era más fácil sobrevivir a la pelea si estábamos en la organización que fuera. Muchos pensaron que era más fácil separarse, hacer notar que ya no pertenecían a ningún grupo y esos compañeros son los que finalmente sufrieron más. Además lo moral los debe haber castigado mucho”, reflexiona hoy a la distancia.

La detención fue por una actividad militante que tuve que hacer y no salió bien. Nos detuvieron a varios compañeros/as. Al principio estuve en la Central de Policías, luego me trasladaron al Penal de Chimbas a principios del 76’ hasta que finalmente a fines de ese año me trasladaron hasta La Plata a la unidad 9”.

Los traslados no eran informados y provocaban angustia no sólo entre los detenidos, sino a los familiares y allegados de los mismos porque no se les daba ningún tipo de dato. “A nuestros familiares simplemente les dijeron que ya no estábamos ahí-Penal de Chimbas- con todas las cosas que sucedían en esa época, todos estaban muy preocupados. Hubo un ser humano, un gendarme que le dijo, por izquierda, a nuestros familiares que habíamos sido trasladados y que estábamos bien”.

“El espíritu estaba enfocado en que teníamos que sobrevivir”, ahí estaba puesto el foco. “No nos trataban muy bien y se producían enfrentamientos en algunos momentos. El instinto de supervivencia alerta, puesto en llevar el día a día “así pasaron 7 años. Los pensamientos se entremezclan, uno piensa en los familiares, los hijos, siempre pensando que uno va a salir”.

En cuanto a la liberación dice: “después de Malvinas la cosa estaba aflojando bastante en los penales y había salido en una lista de liberados. Lo festejamos a nuestro modo con los compañeros. Afuera nuestros compañeros/as no dejaron de militar nunca, eso era bueno, pero cuando las Fuerzas no podían con los de afuera venían y se la agarraban con nosotros que estábamos en su retaguardia, nos tenían al alcance de la mano. Fueron días en que uno se pone nervioso, pensando que ya va a salir y que a la vez se puede a producir hechos políticos afuera que impidieron la salida, como sucedió algunas veces”.

Retomar la vida luego de ser preso político para Aberto fue instintivo. “Los que tenemos fe, no sólo en algo superior, sino fe en que las cosas algún día cambien te alienta a tener fortaleza. Hay muchos compañeros que se bancaron momentos realmente jodidos y hoy siguen militando. El tema no es la tortura sino saber cuando se termina. Yo caí legalmente, entonces lo que hicieran sabía que iba a durar poco tiempo, la legalidad no les permitía avanzar sobre mi cuerpo”.

“Nuestra venganza es construir un mundo distinto, poder tener hijos, nietos, seguir trabajando para que un día dejar de tener un mundo injusto”, visualiza a partir de todo lo vivido.

“El 24 de marzo es un hecho bisagra en la historia de nuestro país. Hay un antes y un después, significa la posibilidad de sobreponerse de las situaciones complicadas. Ya nos habíamos sobrepuesto del 55’, nos quisieron quebrar en el 76’ y no pudieron”, cierra Conca.

Cesar Gioja: “Fue un quiebre institucional que todavía lo estamos pasando”

Cesar Gioja, de hoy 77 años. En el momento de la detención Cesar ya era una figura política conocida siendo diputado provincial con unos 28 años. “Primero lo detuvieron a mi padre que no tenía absolutamente nada que ver. El 26 de marzo a la mañana fui a lo que yo creía que era el lugar principal de quienes habían asumido el poder en esa época, que era la cámara de diputados, y me dijeron ‘venga a la tarde’. Volví a las 2 de la tarde y me detuvieron”.

“Recuerdo que le dije a mi mujer: ‘no tengo nada, no he matado a nadie, he tratado de ser justo en las responsabilidades públicas y privadas que tenía’ Me subí al auto, llegué, me anunciaron, me amarraron a una silla y me pusieron una capucha. Estuvo unos tres días en esa situación, sin comer”, luego de esos primeros tres días amarrado a la silla, Cesar tuvo que atravesar una detención de 1 año, 3 meses y 6 días.

Finalmente fue liberado el 1 de julio de 1977. “Había sido trasladado a La Plata, y allí a las 12 de la noche, con mucho frío, me dieron la libertad a mí y a otro sanjuanino (Miguel Miranda)”. 

“El país vivió circunstancias muy tristes. Fue un quiebre institucional que todavía lo estamos pasando”, contextualiza sobre las circunstancias sociales que enmarcan al último golpe militar.

En cuanto a cómo se vivía ese periodo en la provincia, Gioja dijo “había cierta tranquilidad. Eloy Camus, por entonces gobernador, tenía un concepto claro de lo político trató de intermediar siempre para evitar situaciones de violencia. La generaron artificialmente en la provincia matando el 23 de marzo a quién era el jefe de la Policía Federal, Comisario Ernesto Patetta, esto tuvo que ver con quienes organizaron el golpe en San Juan. El 24 de marzo me llamó el jefe de policía y me dijo ‘entraron tropas’”.

A los días de la detención del 24 de marzo detuvieron a José Luis Gioja junto a otros compañeros, “seguramente habían preseleccionado, a mi entender, para evitar situaciones conflictivas. Nosotros no pusimos ningún tipo de resistencia. Estuvimos un tiempo detenidos en la Cámara de Diputados, luego fuimos llevados al Penal de Chimbas, como si fuéramos una bolsa de papas: siempre atados, siempre vendados y con una capucha”.

Cesar recuerda: “nos hicieron un simulacro de fusilamiento en un descampado, yo me lo creí. Estuvimos detenidos en muy malas condiciones. Golpes, interrogaciones, nos maltrataron de muchas formas, restringieron toda la comunicación con el exterior. Mi familia no sabía nada, a los 5 meses con intervención de un sacerdote logré tomar contacto indirecto con mi familia y llevarles tranquilidad”. 

“En esa época la situación era dramática, si no estabas era porque te habían llevado y si te habían llevado seguramente no estabas en el mundo de los vivos” explica sobre la sensación social de aquel entonces. 

Una anécdota que le gusta compartir a Gioja sobre aquella época es la de la fábrica de cemento blanco  Tingatu. “Yo era abogado del Sindicato Obrero Minero, había una empresa de cemento blanco que se llamaba Tingatu, que andaba mal, hicimos varios reclamos judiciales. Un día los dueños nos llamaron para decirnos que iban a cerrar la fábrica, habían 55 obreros. Charlamos entre nosotros, hablé con el gobernador Camus, le dije que era una muy mala idea que la fábrica se cierre, estamos pensando en hacer una cooperativa o una sociedad anónima y vamos a tratar de recuperarla, no apoyo. El gobernador nos hizo una atención financiera a  través del banco San Juan, organizamos la Sociedad Anónima de los Obreros, yo tenía el 2% de las acciones por ser abogado y era presidente de esa sociedad. Fueron los militares haciendo barullo, aludiendo que la empresa era de montoneros, no tenía nada que ver con montoneros en esa época con nosotros ni yo era parte de montoneros aunque estaba vinculado a lo que se llamaba por aquel entonces la Tendencia que era un sector progresista dentro del Justicialismo. En febrero del año siguiente vinieron a verme quienes habían quedado con la responsabilidad de continuar con la cooperativa obrera que seguía trabajando, nos dijeron que la habían vendido a Ricardo Basualdo, que era un empresario local con producción. Nos juntamos con Miranda, quien era el presidente, y dijimos que “no”, que había que analizarlo porque considerábamos que no era una buena acción comercial. Eso fue un jueves, pactamos en juntarnos el sábado, pero el viernes llegó un avión militar, nos juntaron y nos llevaron: ‘Gioja, Miranda, arriba del avión’. Nos llevaron detenidos a La Plata en un viaje bastante dificultoso porque las azafatas que eran del Servicio Penitenciario Nacional nos trataron muy mal, es más a mi me amenazaron con tirarme del avión, hasta abrieron la escotilla. En fín, nuestro traslado a La Plata era por nuestra oposición a la venta de esa fábrica de cemento. Mi esposa y la de Miranda se negaron a vender el 2% de las acciones, cuando cansadas del hostigamiento las terminaron vendiendo. El Ejecutivo Nacional dictó un decreto donde establecía que nos permitía reingresar a la vida civil. Esto lo señalo porque tiene que ver, básicamente, con el hecho de nuestra detención y la apropiación indebida de la fábrica de cemento”. 

“En San Juan se habían hecho bien las cosas porque el asesinato de Patetta fue una creación artificial. Había un gobierno ordenado, tranquilo. Eloy Camus era un buen piloto de tormenta, eso hizo que San Juan tuviera un escenario de tranquilidad, por eso no se justifica la cantidad de detenidos y muertos sanjuaninos que hubo”.

“El 1° de julio del 77’, día que me largaron, a las 00 hs, salí gritando ‘Viva Perón’, porque ese día era el aniversario de su fallecimiento. Mi señora estaba en Bs As, junto a la ropa de civil que llevábamos nos dieron un pase para poder circular en transporte público. Fui a Bs. As. a un hotel con mi señora para organizar la vuelta a San Juan. Estuve unos días tranquilo, fui a parar con unos parientes a Mendoza , luego a Neuquén, una información que me había llegado decía que supuestamente me iban a volver a detener. Finalmente se aclararon las cosas y no había ninguna orden de detención. Regresé a San Juan y nos abocamos a reorganizar el Partido Justicialista”.

“El 24 de marzo es un recuerdo triste, hay muchos compañeros que ya no están. Es una cuestión que en lo personal he tratado de superarla. He sido después secretario de Seguridad y tuve a mi cargo a Gendarmería Nacional, Policía Federal, en ocasiones me encontré con quienes me tuvieron detenido y no hice absolutamente nada. Recuerdo que me encontré a uno que nos tenía ‘zumbando’ lo miré fijo y se puso colorado, pero no hice absolutamente nada, ni siquiera le mencioné que podía trasladarlo a Ushuaia. No hice nada porque respeté sus derechos y no iba a hacer lo mismo que ellos hicieron con nosotros. Traté de vivir equilibradamente una situación que fue muy difícil para mí, muy difícil para mi familia, pero que el tiempo y la templanza de mi familia hicieron que superara esa situación traumática”.

Estas sólo son algunas de las historias que rodean el 24 de marzo, Día de la Memoria por la Verdad y la Justicia, muchos prefieren callar como herramienta para sobrellevar lo vivido en carne propia. Estos no fueron hechos aislados, sino que marcaron un modo de política argentina, también un modo de manejo social ante los conflictos. Hoy y siempre: Nunca más.

@Escrito por Yenhy Navas

/Imagen principal: ©foto redes/

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Piloto le propone casamiento a su novia en el lanzamiento del Safari.

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Surgió el amor en Valle Fértil, exactamente en la simbólica largada del evento deportivo Safari Tras la Sierra. Las imagenes se viralizaron rapidamente.

El Safari Tras la Sierra reune afisionados y turistas no solo de San Juan,sino tambien de todo el país y otros paises, miles de personas llegan a la majestuasidad del rio de Valle Fértil para disfrutar los dias de este evento deportivo.

Frente a todas estas miles de personas el piloto sanjuanino Javier Marcial se arrodillo frente a su enamorada, Johana Contreras, para proponerle casamiento.

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Sociedad Relatos de Vida

“La profe”: Romina, la multifacética sanjuanina que reluce desde lo educativo y lingüístico hasta lo cultural y artístico.

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Todos los 17 de septiembre es celebrado el Día del Profesor en nuestro país y la conmemoración nace para ensalzar la labor de los docentes encargados de la educación secundaria y superior. La fecha supone un homenaje a la figura de José Manuel Estrada, un reconocido escritor e intelectual argentino que destacó por su gran dedicación y compromiso en la labor de profesor. Desde Ahora San Juan destacamos el relato de vida de la profe Romina.

Romina Pereyra, es una joven que tiene más de una disciplina que la apasiona en la vida. Comenzó siendo Profesora de Educación Física, es intérprete de lengua de señas hace más de una década, y luego se recibió de Profesora de Teatro, al mismo tiempo que practica la actuación en variados personajes y en distintas puestas. Desde Ahora San Juan hablamos con ella, para conocer acerca de estas vocaciones y de su amor por cada una de ellas.

En muchas etapas de nuestras vidas se nos intenta encasillar para una sola actividad o debemos elegir una profesión o vocación. Romina, es un caso muy especial, ella siempre ha hecho y hace todo lo que su corazón le demanda y lo que ha podido cumplir. Es una gran hacedora de sueños, que lucha por ellos. Simpática, organizada, sencilla y sobre todo una buena aprendiz y maestra.

Tiene 39 años, y nos cuenta cómo se fueron relacionando sus carreras y hobbies. ‘’En mi residencia de Eduación Física teníamos una parte, que era la de educación especial, en ese momento se llamaba así, y mi residencia me toca en la Escuela Bilingue de San Juan. Cuando llego a mis primeras observaciones de las clases, me encuentro con un mundo que yo desconocía totalmente, para todo se comunicaban con señas. Me toca el nivel inicial de la escuela y estaba frustrada, angustiada. Yo era la única en la escuela que no sabía señas y no me podía comunicar con quienes iban a ser mis alumnos por un buen tiempo‘’.

‘’El profe de ese entonces, Guillermo Basañez, nos calmó y nos dijo que ya ibamos a aprender. Me pasó las señas básicas para ir aprendiendo a comunicarme y comenzar con las intervenciones de a poquito porque esa era la estructura: observaciones de clases, intervenciones y en un tiempo más daba la clase completa para los chicos‘’.

‘’Comencé a aprender las primeras señas y después busque dónde estudiar porque me encanto. Vi la inmediatez de la comunicación, la repuesta de los chicos. Me enamore de la lengua de señas en esa instancia de mi carrera y comencé e estudiar en la Facultad de Filosofía de la Universidad Nacional de San Juan cumpliendo con los tres años de estudio. Hasta el día de hoy, me desempeño como profe y como interpréte y año a año me voy actualizando en cuanto a las señas porque van cambiando, incluso con la Pandemia, se agregaron muchas y se van actualizando‘’. Así es cómo nuestra protagonista, logra unir dos de sus grandes pasiones en una sola actividad, tan motivadora como desafiante.

Romina, se recibió de Profesora de Eduación Física en el 2007, trabajó en gimnasios, como profe de pilates y en escuelas estatales. Pero nos dice que tiene una preferencia muy particular que la une con los más pequeños.‘’Trabaje con una franja etaria bastante amplia, pero lo que más me gusta es trabajar con los chicos de primaria. En este momento y desde hace siete años, trabajo en la escuela Timoteo Maradona, en Rivadavia, con chicos desde primer año hasta sexto de la primaria.Siempre cuento que soy una afortunada de trabajar de lo que me gusta, porque amo trabajar con los niños que tienen, para mí, una energía muy especial‘’.

Lo más curioso de esta nota es saber cómo siguió sumando aprendizajes. ‘’Y lo de Teatro tiene que ver con lengua de señas, porque en el estudio de esta lengua, me hice amiga de un joven sordo y el quería estudiar teatro y no podía hacer ningún taller porque no tenía quién lo acompañase, entonces me pregunta si lo quería acompañar y comenzamos en un taller de Marcelo Meyer, que es un genio, no tuvo ningún inconveniente con que estuvieramos los dos y comencé de intérprete y me quedé como alumna. Y así empecé con esta locura del teatro”, expresó la profe.

‘’En el 2017, cuando se abre la carrera, se me ocurrió empezar para incorporar herramientas nuevas a mi carrera de docente. En lo que es Teatro, me ayudó mucho, coseché amistades muy bonitas y me abrió la cabeza, amplie mi mirada.

Y trabajo a veces como actriz también, he actuado en la Fiesta del Sol, en obras independientes, en musicales y creo que es otra cosa más para agradecer a Dios, al universo o a lo que cada uno crea‘’, nos dijo Romina.

Hay dos Fiestas del Sol que han marcado la vida de Romi, una fue ‘’Sueños de Libertad‘’ y la otra fue ‘’Evolución‘’ en la que tuvo un co-protagonico en el que actúo de mamá de un niño y considera que los personajes que les tocaron, tenían una magia muy especial.

Y a nivel nacional, tuvo una participación con una cantante de opera, Claudia Lepez, que hizó la presentación de su libro de canciones de cuna. Se combinó la interpretación teatral y la lengua de señas.

En el 2021, el prestigioso Teatro Nacional Cervantes, a través de su programa Cervantes Educación, lanzó una convocatoria abierta a personas sordas y oyentes de todo el país para su “1er Laboratorio de Actuación. Lengua de señas en escena”, y Romina no dudó en presentarse.

El proceso de postulación, que constó de tres instancias evaluadas por gente experimentada en estos campos, no era sencillo.Romina Pereyra se convirtió en la única sanjuanina dentro de un seleccionado nacional de 20 nombres (pares de Corrientes, Jujuy, San Luis, Buenos Aires, Santa Fe, Catamarca, Tierra del Fuego, Córdoba y Chaco).

Quienes la conocen, pueden definir a nuestra protagonista como empática, apasionada, detallista y muy sociable, es que dónde va deja una huella imborrable. Hoy, se encuentra pasando uno de los momentos más díficiles de su vida: la pérdida de su papá, un papá presente que marcó y forma parte aún hoy de lo que es ella como persona.

Y aún así, en la amabilidad que la caracteriza cuando le preguntamos acerca de sus próximos proyectos, no dudó en respondernos que va a seguir avanzando a pesar de que ahora le cueste pensar en algo por la situación que esta atravesando junto a su mamá, pero que en un futuro próximo desea aprender la técnica de clown y danza-teatro. ” Y un gran sueño pendiente es llevar la lengua de señas al teatro para incluir a la comunidad sorda. Son las dos cosas que me gustaría fusionar y con todas estas herramientas mejorar mi profesión de docente”, nos comentó.

Romina ha logrado mezclar su vocación profesional con sus pasiones y habilidades, sus deseos de desarrollo personal que le han permitido cambiar su mirada en todos los sentidos y también ser una profesora inclusiva. Ella se define como una persona que persigue sus sueños, que insiste para concretarlos y que es muy organizada y calma para lograrlos.

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Sociedad Relatos de Vida

El guardián de libros en San Juan. Ricardo Aguilera, bibliotecario de corazón.

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Hoy, 13 de septiembre es el Día del Bibliotecario, para felicitar a todos aquellos que realizan la noble labor de trabajar con nuestros libros, es que retomamos el relato de vida que realizamos a Ricardo, uno de los grandes bibliotecarios que tenemos en San Juan.

Una biblioteca es pilar fundamental para el saber y la cultura de un lugar. Y detrás de una buena biblioteca siempre hay un buen bibliotecario. Los sanjuaninos tenemos ambas cosas por suerte. Desde Ahora San Juan nos acercamos a hablar con Ricardo Aguilera, bibliotecario desde hace más de un cuarto de siglo en la Biblioteca Franklin, la biblioteca popular más antigua de América del Sur.

Ricardo lleva desde el año 1995 trabajando en la Biblioteca Franklin. Veintisiete años, que se dice pronto. La vida entre libros. Bibliotecario es una profesión que no siempre es justamente valorada, pero fundamental para el sostenimiento cultural. Una biblioteca requiere de un gran trabajo humano del que nos beneficiamos todos, Charles Medawar hacía referencia a esto cuando decía: “Los bibliotecarios son casi siempre muy útiles y a menudo casi absurdamente bien informados. Sus habilidades son probablemente muy subestimadas y en gran medida subempleadas”.

Ricardo nació en Las Flores, localidad de Iglesia. Allá empezaron a crear una biblioteca popular.  A Ricardo le quedaba cerca de su casa: “cómo no había nadie que la atendiera, me preguntaron y la atendí yo” nos cuenta. Sin nada, el presidente iba buscando, y con las donaciones que recibieron pudieron empezar con la biblioteca. Poco a poco fueron avanzando y se trasladaron de una piecita a un local más grande, donde es hoy es la Biblioteca de Las Flores, construyeron algunas estanterías e iban creciendo. Les habían donado el terreno, “todo con base a donaciones, todo era trabajo voluntariado de todo el mundo” subraya Ricardo.

“Allá, cuando te conocen, te van a buscar a tu casa hasta los días domingo para que les prestes un libro”, recuerda. Y así, un domingo llega a su casa la Directora de la Biblioteca de la Provincia, estaban censado las bibliotecas populares. Ricardo le muestra la biblioteca y el trabajo que venían haciendo. La Directora le cuenta que existe la carrera y lo anima a estudiarla. El joven se entusiasma, lo habla con sus padres y se viene a San Juan a anotarse para estudiar para Bibliotecario Nacional, hoy Bibliotecología. La Biblioteca de Las Flores no disponía de fondos para pagarle un sueldo, pero haciendo un esfuerzo el Presidente ayudaba cuando podían para pagarle algún pasaje para venir a la Capital.

Ricardo empieza a cursar a distancia. Le resulta complicado. Hay un choque cultural grande en cómo se estudiaba en Las Flores y pasar a la Capital al Colegio Superior Sarmiento. Al segundo año ya se queda en la Capital para seguir con sus estudios. Se esfuerza mucho y llega a formar parte del cuerpo de bandera. No solo eso, sino que de su promoción fue el mejor promedio. Lo que le otorga un premio por parte del Colegio de Bibliotecarios Graduados de la República Argentina, y el viaje a Buenos Aires para recibirlo.

La residencia la realiza en la biblioteca de la Alianza Francesa. Posteriormente a eso, comienza a trabajar en la biblioteca Camilo Rojo. No podían pagarle mucho, “el problema de todas las bibliotecas populares es los fondos”, dice. A veces juntaba un poco más saliendo a cobrar las cuotas a los socios. Es poco tiempo después que consigue entrar en la Biblioteca Franklin, la cual era muy distinta a lo que es hoy.

Empezó como bibliotecario, pero además entre los años 2000 y 2004 fue Vicedirector. Fue una experiencia, reconoce. Aunque después de cuatro años prefirió seguir con su oficio. En el año 2011 lo becan para viajar a Estados Unidos. A través del Departamento de Estado y el Instituto de Educación de EE.UU. lo becan para el programa Bibliotecas y Museos como recursos comunitarios. Primero a visitar la Biblioteca del Congreso en Washington. No solo eso, sino que después visitó otras ciudades con sus respectivas bibliotecas: Kansas, Cincinnati, Wyoming y terminando en Los Ángeles. “Las bibliotecas eran enormes, hermosas. Muy limpias, pero excepto la de Los Ángeles, una biblioteca pública en un barrio chino, en ninguna vi a la gente como acá, estudiando”.

Ricardo es honesto, confiesa que no es un devorador de libros, pero sí que se preocupa en saber de todo lo que puede. Es imposible que hubiese leído todos los libros de la biblioteca, pero si tiene una idea sobre qué trata cada uno, como para poder aconsejar a todo aquel que venga a la Franklin, ya que como decía Borges: “ordenar bibliotecas es ejercer, de un modo modesto y silencioso, el arte de la crítica”.

La Biblioteca Franklin es la biblioteca popular más antigua de Sudamérica. Fundada por Sarmiento en 1866. Son más de 150 años abierta, sin perder ese carácter popular. Con todas las dificultades que ello implica, pero ha podido mantenerse gracias a la labor de personas como Ricardo, que entienden la importancia que tiene para la cultura de San Juan el que una gran biblioteca siga funcionando. Desde que él entro la biblioteca también ha ido cambiando. En el año 2004 finalizaron las obras de remodelación. La Franklin se ha ido acompasando a los tiempos y a las nuevas tecnologías, con las tareas de digitalización y el paso de un servicio tradicional al de biblioteca híbrida, integrando lo físico con lo electrónico.

Hoy cuenta con un gran número de servicios, que pueden consultarse a través de su página web (http://bibliotecafranklin.org.ar/) además de contar con unos 80.000 volúmenes. Hacerse socio es bastante sencillo, la cuota es trimestral y mínima. Tristemente, hoy en día, el libro en nuestro país tiene un precio que acerca la lectura a casi producto de lujo. Para un argentino comprar libros es algo prohibitivo, puesto que no se entiende como una necesidad básica y no hay ningún interés en que leamos y pensemos por nosotros mismos. Gracias al trabajo de personas como Ricardo y sus compañeros existe la Biblioteca Franklin y tenemos la oportunidad de poder leer, expandir nuestros horizontes y generar un pensamiento crítico. Para que se hagan una idea: con lo que sale la cuota de un año entero no alcanza casi ni para comprar un libro nuevo. La biblioteca ofrece todos los libros que uno sea capaz de leer en ese año.

La lucha de una biblioteca popular por mantenerse es ininterrumpida, depende de varios factores. No siempre es fácil, sobre todo si cuenta con empleados. Tal como señala Ricardo, “es lindo crear cosas nuevas, pero después hay que mantenerlas”.

De lunes a sábado uno puede acercarse por la Franklin. Allá estará Ricardo y sus compañeros trabajando. La sala suele estar llena de jóvenes estudiando y simultáneamente los diversos talleres que ofrecen, desde el rincón infantil, ajedrez, teatro, club de lectura, etc. Es un claro de luz en pleno centro sanjuanino. “Siempre imaginé que el Paraíso sería algún tipo de biblioteca”, volviendo a citar a Borges. Nosotros tenemos el nuestro, gracias a Ricardo y muchos otros como él. Ya que, si las bibliotecas son un tipo de Paraíso, Ricardo vendría a ser uno de esos ángeles guardianes.

Tal vez, la profesión de bibliotecario no sea la más deslumbrante hoy en día para nuestra sociedad a simple vista. Al contrario de esto, es una de las más valiosas y necesarias. Por último, los dejamos con la defensa de los bibliotecarios de Umberto Eco: “El libro es una criatura frágil, se desgasta con el tiempo, teme a los roedores, resiste mal la intemperie y sufre cuando cae en manos inexpertas… Por tanto, el bibliotecario los defiende no solo de los hombres sino también de la naturaleza, y consagra su vida contra las fuerzas del olvido, que es enemigo de la verdad”.

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