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¿Pago en oro o con letra de cambio? El Fascinante Mundo del intercambio comercial y divisas en la Rusia Imperial

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¿Pago en oro o con letra de cambio? El Fascinante Mundo del intercambio comercial y divisas en la Rusia Imperial

¿Cuánto efectivo necesita hoy en día una persona promedio? En las urbes modernas, el efectivo parece ser cosa del pasado. Desde cafeterías hasta minibuses, la posibilidad de pagar con tarjeta bancaria es omnipresente. Sin embargo, ¿Cómo era el escenario de las transacciones, compras en restaurantes, tiendas y cambio de divisas en la época del Imperio Ruso? Examinamos el tema con el periodista Andréi Aksiónov, autor del podcast «La decadencia del Imperio».

Parece increíble, pero en la Rusia prerevolucionaria prescindir del efectivo era una posibilidad real. Para disfrutar de una vida cómoda, por supuesto, uno podía llevar consigo una cantidad de dinero, pero no era imprescindible ya que a menudo se pasaba todo el día sin necesitarlo siquiera.

Había varias razones, entre las cuales destacaba la conveniencia de adquirir productos a crédito en diversos establecimientos. En el entorno urbano, los comerciantes locales como tenderos, vendedores asalariados, verduleros, lecheros y taberneros establecen relaciones personales con los residentes, ofreciendo la posibilidad de adquirir alimentos a crédito con la condición de pago al finalizar el mes. En realidad, el dinero en efectivo se limitaba principalmente a pagar a los carreteros o el tranvía, para almorzar en un restaurante desconocido o hacer compras ocasionales.

Además, en la Rusia de aquella época, los campesinos tampoco necesitaban dinero en efectivo en gran medida debido a la prevalencia de un sistema de intercambio y crédito arraigado en las comunidades locales. Los comerciantes rurales solían recibir pagos una vez al año, tras la venta de la cosecha. Todos llevaban una vida tranquila y predecible, comerciando de buena fe con sus conocidos. Incluso el tendero vecino podría sentirse ofendido si se le sugiriera pagar de inmediato, ya que estas transacciones solían realizarse solo antes de emprender un viaje prolongado.

¿Y a la hora de comprar algo extraordinario, por ejemplo, joyas de regalo o coser un traje a medida? A la lista de gastos mayores también se pueden agregar las pérdidas derivadas de juegos de azar. Para tales circunstancias, cualquier ciudadano con cierto nivel de recursos solía disponer de una cuenta bancaria o de un talonario de cheques. En el cheque se especificaba a quién se dirigía y la cantidad exacta de dinero que debía ser transferida. Con ese talón, cada individuo tenía el derecho de acudir a un banco y retirar de su cuenta la cantidad detallada de dinero en efectivo, siempre y cuando hubiera fondos suficientes depositados en ella.

Además de los cheques, muchas personas también recurrían al uso de pagarés. Las letras de cambio se utilizaban para diversas transacciones, como el pago de alquileres de apartamentos, la liquidación de deudas y la compra de grandes cantidades de mercancías. En esencia, una letra de cambio es similar a un cheque, pero se caracteriza por estar siempre fechada. Mientras que un cheque puede ser presentado en el banco en cualquier momento para recibir el dinero de inmediato, con un pagaré, el pago solo se realizará después de cierto periodo de tiempo: la fecha de vencimiento estipulada en la letra de cambio. Este proceso era conocido como «descontar un pagaré». Si surgía la necesidad imperiosa de dinero, era posible anticipar el descuento de un pagaré, pero conllevaba una pérdida de un porcentaje determinado.

El famoso escritor ruso León Tolstói describió en una carta sus desventuras:

«Un día, en un momento de broma, hice una apuesta insignificante y perdí. Luego, volví a intentarlo y nuevamente fui derrotado. La suerte no estaba de mi lado; la pasión por el juego se apoderó de mí y en tan solo dos días perdí todo mi dinero, incluidos los 250 rublos de plata que me había dado Nikólenka, además de otros 500 rublos de plata por los cuales otorgué un pagaré con vencimiento en enero de 1852″.

Si alguien se enfrentaba a una gran compra, como la adquisición de un apartamento o un local comercial, seguramente le resultaba difícil reunir suficiente dinero, ya sea en su cuenta bancaria o en efectivo. Por lo tanto la gente pagaba con todos los recursos disponibles, llevando un montón de papeles: emitían cheques y pagarés, transferían acciones y bonos del estado.

La prosperidad y el consumo venían aumentando cada década así como el numero de productos y servicios: la gente viajaba con más frecuencia, se abrían escuelas y universidades privadas, surgían dispositivos como gramófonos y cámaras fotográficas, así como nuevas formas de entretenimiento como el cine y la bicicleta. Sin embargo, la cantidad de billetes en circulación no experimentaba un crecimiento proporcional. Eso se debía, por supuesto, al sistema del patrón oro. Desde 1897 en Rusia, un rublo correspondía inmutablemente a la misma cantidad de oro. De esta misma manera estaba organizado el sistema financiero de cualquier país desarrollado.

Todo súbdito del imperio podía pasar por un departamento del Banco del Estado y cambiar su tarjeta de crédito (así se llamaban entonces los billetes) por oro al peso correspondiente. Sin embargo, la mayoría de la gente no solía hacerlo, dado que los billetes eran mucho más fáciles y convenientes de manejar en comparación con las monedas de oro. La moneda de oro ocupaba aproximadamente una cuarta parte de todo el efectivo en circulación. Para el Estado, por otro lado, resulta más beneficioso almacenar oro en sus propias cámaras acorazadas y emitir billetes para el uso de la ciudadanía. La economía del Imperio Ruso se consideraba muy sólida y la política económica, extremadamente conservadora.

En Rusia, se determinó que la cantidad de oro en reservas siempre debía coincidir con la cantidad de papel moneda en circulación, lo que resultó una verdadera escasez de dinero en el país. Mientras que los ciudadanos comunes generalmente ignoraban estas políticas, los negocios afrontaban una escasez de rublos. Los vendedores, naturalmente, no preferían las letras de cambio ni los cheques, ya que implicaban llevar los documentos al banco y descubrir que la cuenta del comprador estaba vacía. Lo más seguro sería realizar el pago en efectivo, sin embargo, en muchas ocasiones, la cantidad de dinero en efectivo disponible no resultaba suficiente para cubrir todas las necesidades financieras.

Entonces, el tipo de cambio de las monedas nacionales no era una preocupación para nadie: permanecía absolutamente constante a lo largo del tiempo y no experimentaba cambios durante muchos años. Por lo tanto, obtener beneficios de las diferencias entre los tipos de cambio en el mercado de valores resultaba imposible. Además, cada moneda nacional respaldada por oro rápidamente se convertía en libremente convertible, mientras que a la Federación Rusa le llevó 15 años lograr este estatus para su moneda.

Durante los viajes al extranjero, la gente, especialmente aquellos con recursos económicos, también disfrutaba de una experiencia sin complicaciones. Sólo hacía falta llevar fondos necesarios en oro y simplemente cambiarlos por moneda local en cualquier banco, lo que facilitaba  las transacciones financieras durante los viajes. Si la estancia en el extranjero iba a ser prolongada o se preveían gastos considerables, entonces, por supuesto, resultaba más conveniente enviar la suma necesaria a través de una transferencia interbancaria. Los bancos se comunicaban a través de telégrafo, por lo que bastaba con acudir a una sucursal local del banco para recibir el dinero enviado.

Otro destacado escritor ruso, Antón Chéjov, escribió a su hermana:

Antón Chehóv en 1902

«Dentro de un tiempo <…> devuélveme 1000 francos por transferencia mediante el mismo Credit Lionnais pero esta vez no por telégrafo. Toma un cheque o una letra de cambio y envíamelo en una carta certificada. Me conocen aquí en Credit Lionnais y si sacan el pagaré del sobre, al ladrón no le pagarán dinero».

La realidad de aquellos tiempos, con el tipo de cambio fijado y la inflación mínima, le parecía a la gente absolutamente normal. Nadie podía siquiera imaginar que la vida pudiera estar organizada de otro modo. La confianza en el sistema económico fue tan indestructible, que a nadie se le ocurrió sacar el dinero de las cuentas y convertir efectivo en oro durante la crisis internacional en verano de 1914. Dos días antes del estallido de la guerra, esa oportunidad desapareció: Rusia, al igual que todos los demás países, canceló el cambio libre de billetes por oro.

Durante la Primera Guerra Mundial, además de todos los horrores de la guerra, la gente afrontó la realidad inexplorada: todos los estados empezaron a emitir dinero sin preocuparse por su cobertura. Los ahorros se depreciaban ante los ojos de las personas, y no había nada que se pudiera hacer al respecto. La prolongada época de la seguridad absoluta de dinero y de la inflación ínfima se acabó empezando un nuevo siglo.

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Vísperas de fin de año: Provincia comprará módulos navideños para familias vulnerables.

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Vísperas de fin de año: Provincia comprará módulos navideños para familias vulnerables.

Con las fiestas de Navidad y Año Nuevo a la vuelta de la esquina, el gobierno de San Juan, ya hace números para la compra de 130.000 módulos navideños, acaba de abrir la licitación. De ahí que el gobierno dispondrá de una inversión de 1.168 millones de pesos.

Es importante señalar que los módulos navideños, serán distribuidos a familias en situación de vulnerabilidad socioeconómica de San Juan. De ahí que el Ministerio de la Familia y del Desarrollo Humano, tendrá a cargo el estudio previo para la entrega de los mismos. 

Las empresas interesadas podrán presentar las ofertas que se conocerán el 30 de octubre, para poder quedarse con esta importante compra que hará el Estado Provincial.

El gobierno pretende adquirir 260.000 unidades de budín dulce por 250 gramos, también 130.000 latas de durazno al natural, la misma cantidad de garrapiñadas en paquetes de 100 gramos, 260.000 panes dulces de 400 gramos cada uno, 130.000 botellas de sidra por 750 cc, y 130.000 unidades de turrón de maní, según detalla el pliego de licitación.tagTags

@DiarioElZonda

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Provincia ya inició los preparativos en el predio donde será la FNS.

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Provincia ya inició los preparativos en el predio donde será la FNS.

En el inicio de los trabajos en el predio donde se llevará a cabo la Fiesta Nacional del Sol, el ministro de Turismo, Cultura y Deporte, Guido Romero, se reunió con el equipo de higiene y seguridad encargado de coordinar el montaje de los stands.

Durante la visita, Romero se interiorizó sobre el plan de trabajo en marcha para la instalación de la feria temática que contará con espacios para empresas, emprendedores, artesanos, gastronomía, espacio federal, además de tres escenarios, el sector de skatepark y un área deportiva.

En la recorrida, el ministro con el equipo de producción analizó el organigrama planteado y los plazos establecidos para garantizar que todo esté en óptimas condiciones para el 31 de octubre, fecha de apertura del evento.

La feria estará abierta durante los tres días del festival, desde las 19:00 hasta las 3, además, quienes visiten el predio podrán disfrutar del show central «Somos Energía», que se presentará todos los días a las 21 hs, en el Velódromo Vicente Chancay.

@ElDedoEnLaLlaga

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San JuanActualidad

Gastronómicos enfrentan una caída del 30% y posicionan esperanzas en el Día de la Madre.

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Gastronómicos enfrentan una caída del 30% y posicionan esperanzas en el Día de la Madre.

“El Día de la Madre es una de las fechas comerciales más importantes. Si bien no es tan fuerte como otras, es una fecha a la que muchos le apostamos. Esperamos que sea un aliciente para el consumo. Tal vez, es más fácil salir a comer que comprar un regalo. Las reservas se están dando muy lentamente; no es un día tan masivo como el Día del Amigo, pero esperamos que se reactive”, comentó Carmona, referente de gastronómicos.

Desde la Cámara de Hoteleros y Gastronómicos de San Juan aseguraron que la caída en la demanda varía según el sector, con una baja que oscila entre el 15% y el 30%. Aunque no pueden brindar una cifra exacta, registraron un retroceso en todas las ramas.

Por otro lado, destacó: “No hay nada que nos dé la pauta de que el panorama sea alentador. La realidad es que venimos transitando un resentimiento del consumo en general. La demanda cayó tanto cuantitativa como cualitativamente. La gente sigue saliendo, pero consume menos, y en la mayoría de los casos, disminuyeron las salidas. Esto se refleja en todos los segmentos, afectando a restaurantes gourmet, cafeterías, bares y restaurantes cotidianos. Los hábitos de consumo han cambiado y esto ha impactado a todos los niveles. Hemos tenido un primer semestre con aumentos de precios que no se trasladaron en su totalidad al de venta, siendo absorbidos en gran parte por los márgenes de rentabilidad».

Respecto a las promociones para el Día de la Madre, los gastronómicos están apostando por promociones más que por reducción de precios: «Se están considerando combos que beneficien a las familias y resulten rentables para las empresas, de manera que se impulse la venta».

@DiarioLaProvincia

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