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Opinión

Francisco, 10 años que dejan huella.

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NOTA DE OPINIÓN por monseñor Jorge Eduardo Lozano, arzobispo de San Juan de Cuyo (Argentina) y secretario general del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM)

Muchos de nosotros fuimos testigos emocionados de aquel “Habemus Papam” de hace 10 años. Escuchar pronunciar su nombre y verlo aparecer vestido de blanco en el balcón de la Basílica de San Pedro fue un momento emocionante que repercutió con asombro en todo el mundo. Marcó “la primera vez” en muchos sentidos: Papa latinoamericano, jesuita, que adopta por nombre Francisco, que vive en Santa Marta y no en el palacio vaticano, que toma mate…

Pero más allá de estas cuestiones de mayor o menor importancia, no debemos perdernos de considerar las huellas profundas que está dejando en la Iglesia y en la Sociedad mundial.

Francisco se expresa con gestos y palabras. Para comprenderlo hace falta ver lo que hace y escuchar o leer lo que dice. “Su agenda” habla: a quiénes recibe, a qué países viaja, cuáles son las situaciones que más le preocupan. En este sentido, recordemos que su primer viaje fuera de Roma fue a la isla de Lampedusa, para solidarizarse con los migrantes que murieron en el mar Mediterráneo intentando llegar a Italia.

A quienes compartimos la fe católica nos impulsa claramente a amar y seguir a Jesús, servirlo en los pobres y asumir decididamente la dimensión misionera de la fe.

Nos convocó a celebrar el Jubileo de la Misericordia desde diciembre de 2015 a noviembre 2016, moviéndonos a la cercanía con toda fragilidad humana. De allí que nos haga ver a la Iglesia como Hospital de campaña, madre tierna que sale al encuentro de sus hijos e hijas heridos, y tirados al costado del camino por este sistema que excluye y destruye. Nos insiste en que el amor no es una idea abstracta, sino una realidad concreta que se nota por su presencia o ausencia. Nada de discursos rimbombantes vacíos de testimonio.

Una de las características de su modo de hablar es acudir a expresiones sencillas. Recordemos algunas que se hicieron famosas: hagan lío, callejear la fe, primerear en el amor, no balconear la fe, no te la creas, pastores con olor a oveja, Iglesia de museo… Varias veces escuché comentar a personas de diversas ocupaciones y condiciones (taxista, ama de casa, catequista, católico practicante o persona no creyente) decir: “habla como yo; entiendo lo que dice”.

Entre los logros de estos 10 años destaco la renovación de la imagen pública de la Iglesia, generando empatía con la sociedad, especialmente con los excluidos. Francisco nos está llevando a ser más abiertos a los pobres y sufrientes. Nos interpela a superar toda forma de exclusión, acogiendo a quienes tienen la vida rota. No es mera coincidencia que simultáneamente se estén celebrando los 15 años de la creación del Hogar de Cristo que acoge con ternura a quienes pelean por una vida digna. El lema: “Ni un pibe menos por la droga” desde el año pasado recorrió la Argentina peregrinando en un micro que llevó a la Virgen de Luján en las manos de los jóvenes que están recuperándose de sus adicciones en los Hogares, y termina justo con los 10 años de Francisco como Papa. Un signo concreto de la prédica de Francisco.

La actitud de escucha es una de sus insistencias. Está dando pasos firmes en promover la participación de las mujeres en diversos espacios eclesiales.

A nivel más interno es un hecho la renovación gradual de la curia vaticana. Se encuentra desarrollando procesos que difícilmente tengan marcha atrás. El camino del Sínodo que vamos recorriendo desde mayo del 2021 es uno de esos procesos. Nos impulsa a todos a una conversión pastoral permanente.

Una mención particular merecen los Sínodos que ha convocado: sobre la familia, los jóvenes, la Amazonia, la sinodalidad.

Pero no todo anda sobre ruedas. Entre las dificultades de esta década no podemos dejar de ver la cerrazón de quienes están aferrados a espacios de poder y tienen miedo a los cambios. Nos encontramos en la Iglesia con personas que no quieren ir a la raíz y transan con una actitud conformista con apariencia de renovación. Percibo también poca audacia en nosotros, especialmente los obispos, para seguir sus enseñanzas.

En varios países lo ven como un líder de paz y de justicia. Un renovador no sólo en el catolicismo. Sus cuantiosos encuentros con referentes de otras religiones son ejemplo de diálogo y amistad sincera. Constantemente nos alienta a asumir y profundizar los sueños más hondos de la humanidad por el camino de la fraternidad universal.

Su compromiso con la cuestión ambiental y el cuidado de la casa común es reconocido por líderes políticos, sociales y académicos del mundo. La comunidad internacional pondera su compromiso por la paz, la sensibilidad con los que padecen hambre, la cercanía con los descartados. Ha instalado una clara denuncia acerca de los riesgos severos del consumismo y la mala costumbre del derroche.

Bergoglio como Papa es una persona muy afable. Así como se ocupa de los graves problemas del mundo, no deja de observar su entorno más cercano. Cuando tuve oportunidad de visitarlo me han conmovido comentarios de empleados de Santa Marta, tanto de la administración como del personal de cocina, acerca de cómo está atento a las situaciones de salud de alguno de sus familiares. También los pobres sin techo que deambulan por las calles de Roma han experimentado su preocupación por generar lugares para pasar la noche, duchas, peluquería, atención médica… cuestiones concretas que necesitan quienes están en esa situación.

Me gozo escuchando la gente común de Roma; lo quieren como a un papá cariñoso y hablan de él con ternura. Hasta aquí apenas unas pocas pinceladas que brotan del cariño por el Sucesor del Apóstol San Pedro. Seguramente vos podrás agregar tus propias apreciaciones. Demos gracias a Dios, y recemos por él.

Opinión

Jorge Elbaum cuestionó el apoyo de Javier Milei a Israel: “Está involucrándose de forma irresponsable”

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“En vez de ser neutral, está sobreactuando un aspecto ideológico, Milei no entiende lo que son los intereses de nuestro país”, añadió el sociólogo y primer presidente del Llamamiento Argentino Judio.

El Presidente Javier Milei mostró su completo apoyo hacia Israel tras el ataque sufrido desde irán, sin embargo, hay varias cuestiones a tener en cuenta a la hora de llevar a cabo lo que se refiere a un alineamiento bélico. Es por eso que para desarrollar este tema en profundidad, Canal E se comunicó con el sociólogo y primer presidente del Llamamiento Argentino Judio, Jorge Elbaum.

“La justicia argentina, específicamente la sala de la Cámara de Casación, no se expidió sobre la causa del atentado, sino sobre la causa del ocultamiento del mismo, en el cual fue llevado a juicio y condenado el juez de instrucción de la causa Galeano”, comentó Jorge Elbaum. “Esa es la causa en la cual 3 jueces de casación se expidieron”, agregó.

No se llevaron a cabo las testimoniales del caso AMIA

Posteriormente, Elbaum planteó: “Uno de ellos sugirió, por fuera de la causa de su tratamiento, referirse a otra causa, específica del atentado, que no ha habido juicio hasta ahora porque no se llevaron a cabo las testimoniales de los 8 acusados”. Luego, manifestó que, “estamos viendo un alineamiento político estratégico muy irresponsable por parte del Gobierno argentino, ya que cualquier vinculación estratégica bélica tiene que ser decidida por el Congreso”.

El Gobierno argentino hace un alineamiento y una sobrevaloración muy irresponsable, llamando al representante diplomático de Israel a presenciar una reunión de gabinete, en el marco de un alineamiento que Argentina históricamente no posee”, sostuvo el entrevistado. “Argentina, tradicionalmente, busca la paz, ha sido un ejemplo de no alineamiento, salvo en la época de Menem”, complementó.

El desconocimiento de Milei sobre lo establecido en la Constitución

Por otro lado, el sociólogo señaló: “El tema no es si Milei toma la decisión como Presidente de hacer una alianza diplomática, el problema es que está participando de una situación de guerra y no estaría mal en el caso de que fuese una decisión tomada por el Congreso”. A su vez, remarcó que, “lamentablemente, el Presidente desconoce la Constitución y se toma atribuciones que tendrán que ser juzgadas”.

El Presidente no puede establecer los alineamientos que está realizando en términos bélicos, apoyando a aquellos países como Israel y Estados Unidos, que son los que votan en contra de Argentina en los foros internacionales relativos a Malvinas”, expresó Elbaum. “En vez de ser neutral, está involucrándose de forma irresponsable, sobreactuando un aspecto ideológico, Milei no entiende lo que son los intereses de nuestro país”, concluyó.

@Perfil.

/Imagen principal: Archivo/

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La misión es responsabilidad de todos. 

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NOTA de OPINION de monseñor Jorge Eduardo Lozano, arzobispo de San Juan de Cuyo

Así lo entendieron y vivieron los primeros cristianos.

En la Biblia, el libro de los Hechos de los Apóstoles nos muestra a quienes abrazaban la fe poniendo todo en común y atendiendo a las necesidades de los más pobres y excluidos. El testimonio de vida acompañaba la predicación, ya que “la multitud de los creyentes tenía un solo corazón y una sola alma. Nadie consideraba sus bienes como propios, sino que todo era común entre ellos (…) Ninguno padecía necesidad”. (Hechos 4, 32)

Y esta práctica no solo era promovida entre las personas de la misma comunidad, sino también entre las de diversas geografías. De este modo, vemos a San Pablo organizando una colecta entre las iglesias ubicadas en ciudades más prósperas para auxiliar a las más pobres de Jerusalén.

Con el tiempo se ha ido perdiendo esa conciencia, junto al abandono de la intensa actividad misionera y la disponibilidad a la entrega generosa de la vida. Una manera más cómoda e inocua de vivir la fe en algunas regiones del mundo, fue reemplazando a la audacia y la confianza en la Providencia de Dios.

A los obispos, sacerdotes, diáconos y otros agentes pastorales nos cuesta hablar con franqueza de las cuestiones económicas. Nos da cierto pudor o vergüenza, pero tampoco damos cabida a los laicos para que lo hagan.

A esto se suma que más de la mitad de las Parroquias de la Arquidiócesis (me animo a decir que del país) no tienen formado el Consejo de Asuntos Económicos, y las que sí lo han convocado, no siempre logran que funcione de modo adecuado.

La falta de Catequesis sobre el Precepto del sostenimiento del culto hace que se instalen algunos mitos. Entre ellos, los más frecuentes son que los sacerdotes reciben su sueldo del Estado o del Vaticano; que las parroquias no tienen los gastos habituales de las familias en energía eléctrica, gas, internet y otros servicios; que los libros de catequesis son gratuitos; que el combustible que utilizan para recorrer las capillas va de regalo; y otras cosas más en las cuales no abundo en razón de la brevedad.

Una de las actitudes evasivas que a veces he escuchado es “que primero pongan otros”. La avaricia de los ricos no puede ser excusa que justifique la falta de compromiso personal.

Es bueno preguntarnos: ¿cómo es mi vínculo con el dinero?

San Pablo nos dice que debemos cuidarnos de la avaricia para no caer en la idolatría del dinero. Es bueno dejarnos interpelar por las enseñanzas en la Palabra de Dios acerca de lo económico. “Dios bendice al que da con alegría.” “Hay más alegría en dar que en recibir.” “Lo tenían todo en común.” “La avaricia es una idolatría.” “No se puede servir a Dios y al dinero.”

Este fin de semana en todas las iglesias de la Argentina estamos realizando esta campaña de conciencia y compromiso con el sostenimiento de la misión evangelizadora que todos tenemos por ser bautizados. Lo llamamos “Domingo del compartir”.

Como dice el mensaje de la Conferencia Episcopal para este año 2024, “es necesario fortalecer la pastoral económica en nuestras comunidades, impulsar la catequesis sobre el sostenimiento económico de la misión de la Iglesia, buscar una gestión eficiente de nuestros recursos y animar la transparencia y rendición de cuentas”.

Te propongo preguntar qué necesidad concreta hay en tu comunidad. 

Sostengamos entre todos lo que es de todos, compartiendo el compromiso por la misión evangelizadora de la Iglesia. 

Durante la semana que comienza estaremos reunidos en Pilar, Provincia de Buenos Aires, todos los obispos de la Argentina. Acompañanos con tu oración para que en las deliberaciones y decisiones nos dejemos mover por el Espíritu Santo.


Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de Ahora San Juan.

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Las heridas abiertas de Jesús

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NOTA de OPINION de monseñor Jorge Eduardo Lozano, arzobispo de San Juan de Cuyo.

Rezamos en el Salmo 62: “Tengo sed de Ti como tierra reseca, agotada y sin agua”.

Todos tenemos heridas que vamos adquiriendo a lo largo de la vida. Hablo de las del alma, aquellas que se producen por amar y no ser amados. Recuerdo la letra del tango tan expresivo: “de cada amor que tuve tengo heridas/ heridas que no cierran y sangran todavía”. (Julio Sosa, “Tarde”)

En este sentido, me conmueve también el poema de Miguel Hernández que con suma belleza y hondura nos comparte “llegó con tres heridas, la del amor, la de la muerte, la de la vida”.

Acojamos nuestras experiencias.
La herida de la soledad, del abandono.
Herida de la pobreza y el hambre del desamparo.
Heridas de la guerra que mutila, destruye y mata, no sólo los cuerpos; también los sueños, los proyectos…

Heridas en la familia por historias no resueltas, en que el egoísmo, la avaricia por la herencia, la traición, provocan golpes muy hondos y dolorosos.
Heridas en la Iglesia o con la Iglesia. No haber sido recibidos, ni acompañados, ni escuchados. Experiencia de negación de consuelo y aliento. Lo que te cobran en algunos lugares por bautizar un niño.
Heridas en la fe. Le pedí a Dios y no me respondió.
Heridas con los amigos porque juzgan sin escuchar.
La herida de la indiferencia y la no comprensión.

Y seguramente vos podrías sumar unas cuántas heridas más de tu propia vida, y realizar un largo elenco de las llagas que siempre quedaría incompleto. 

Sabernos heridos es algo muy común. Sin embargo, nos cuesta hablar de lo que nos lastima. Solemos conversar acerca de los logros, talvez de algunos fracasos, pero no de las heridas. Pensamos que nos hace vulnerables, débiles ante los demás.

Te comparto una experiencia que he atesorado especialmente en los Santuarios. Allí podemos acercarnos como peregrinos heridos o simplemente como turistas curiosos. Los peregrinos buscan consuelo y, si se puede, respuesta a cuestionamientos existenciales. 

En el Evangelio que proclamamos este fin de semana se presenta Jesús Resucitado ante sus discípulos, pero está ausente el Apóstol Tomás que se negaba a creer en el testimonio de los demás. Les dijo: “Si no veo la marcade los clavos en sus manos, si no pongo el dedo en el lugar de los clavos y la mano en su costado, no lo creeré”. (Juan 20, 25) A la semana siguiente Jesús se aparece nuevamente y cumple el deseo de Tomás.

A Jesús lo encontramos vivo en sus llagas, ellas representan distintas formas de sufrimiento y exclusión. Por eso quise iniciar esta reflexión volviendo la mirada a nuestras heridas, para reconocer en ellas al Señor. Lo llamamos Jesús Misericordioso porque Él sabe lo que es sufrir, y se presenta mostrando sus heridas luminosas y su costado abierto por la lanza del soldado.

Miremos nuevamente a Jesús en la cruz. Recordemos sus Palabras.
Aparta de mí este cáliz. 
Uno de ustedes me entregará.
Tengo sed.
Por qué me has abandonado.
Todo se ha cumplido.

Te propongo que hablemos con los amigos más cercanos de las heridas que habitualmente escuchamos, que recibimos, ¿qué actitud tomamos? ¿Damos espacio? ¿Encontramos espacio? ¿Reconozco con humildad que soy indigente? ¿Qué me dice la fe?

Aprendamos, como nos enseña San Pablo, llorar con el que llora y reír con el que ríe. (Rm 12, 15)

Comentando el Evangelio de este domingo, nos dice San Agustín que Jesús “sabía que en el corazón de sus discípulos quedaban heridas, y para sanarlas conservó las cicatrices de su cuerpo”.

Como canta Cristóbal Fones, “al final de la vida llegaremos, con la herida convertida en cicatriz”.

¡Feliz Pascua, nuevamente!


Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de Ahora San Juan.

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