Chile, uno de los países latinoamericanos con mayor tradición democrática, era sacudido el 11 de septiembre de 1973 con un golpe militar, encabezado por el general Pinochet. El golpe tuvo el apoyo de un sector de la sociedad chilena, enemiga de las reformas. Los militares desencadenaron una furibunda represión contra los partidarios de la Unión Popular (UP), que se saldó con miles de detenidos y centenares de muertos.

Sólo dos semanas antes del golpe,el general Augusto Pinochet había sido designado por Allende comandante en jefe del Ejército. Sustituyó al dimitido general Carlos Prats, que falto de apoyos en la cúpula y los mandos del ejército, no pudo resistir la presión social de la derecha. Posteriormente, en 1974, fue asesinado por la DINA, la policía política de la dictadura.
El presidente Allende, advertido de los primeros movimientos golpistas de la Armada en Valparaiso, había llegado a La Moneda, acompañado de su guardia personal, a las 7,30h. En los alrededores del palacio ya se apostaban tropas rebeldes. En su primera alocución por radio, Allende informó al país del levantamiento, que él suponía restringido a la Armada en Valparaíso. Quince minutos después las radios de oposición transmitieron la primera proclama de las Fuerzas Armadas.
Después de tratar inútilmente de comunicarse con los jefes de los tres ejércitos, Allende tuvo claro que los tres cuerpos estaban conjurados en el golpe. Entonces empezaron a sentirse los primeros disparos entre golpistas y francotiradores instalados en los edificios públicos próximos. A las 9,20h, Allende habló por última vez a través de Radio Magallanes. Con emotivas palabras, en el que se sabe será su último discurso, se despidió del pueblo chileno.
Poco más tarde, los tanques comenzaron disparar intensamente contra La Moneda, desde donde los defensores respondieron el fuego.Allende rechazó el ofrecimiento de un avión para partir al exilio. Alrededor de las 11h, a instancias del presidente, un grupo de mujeres -entre las que se encontraban sus hijas- y funcionarios del gobierno abandonaron el palacio.
A las 12h cuatro aviones arrojaron durante quince minutos más de veinte bombas explosivas sobre el viejo edificio, que empezó a arder. El ataque a La Moneda constituyó la acción militar más emblemática del golpe, la más determinante para su éxito y un ejemplo de precisión, porque las bombas destruyeron el interior del inmueble pero no la fachada del palacio, la cual sólo quedó impactada por disparos de rifle y metralla.
Los mil días de gobierno de Allende estuvieron lejos de ser la ansiada experiencia de revolución sin fusiles que proclamaba. A la creciente tensión social -avivada entre bastidores por Washington- se le sumo una política económica recibida con hostilidad y miedo por empresarios y grandes propietarios
En julio de 1971, Allende promulgó la ley de Nacionalización del Cobre.. Después llevó a cabo expropiación de haciendas, el aumento del control estatal de empresas y bancos, la nacionalización de compañías extranjeras y medidas de redistribución de la renta. Sus intentos de reestructurar la economía del país llevaron al aumento de la inflación y la escasez de alimentos. En diciembre de 1972,Allende denunció ante la Asamblea General de la ONU la agresión internacional y el boicot económico del que era objeto su país. Finalmente, meses antes del golpe, una prolongada huelga de camioneros que se oponían a sus planes de nacionalización dejaron las tiendas desabastecidas. Los comerciantes, sin casi nada que vender, se unieron a la protesta. El malestar social era imparable.
EE.UU tuvo un rol clave en lo sucedido. La masiva desclasificación de documentos estadounidenses sobre el golpe de Estado en Chile en 1999 y el año 2000 confirmó la responsabilidad de Washington en el derrocamiento de Allende. Los documentos de la CIA, el Pentágono, el departamento de Estado y el FBI señalaron que desde la elección de Allende en 1970, el entonces presidente Richard Nixon autorizó al director de la CIA, Richard Helms, a socavar al gobierno chileno por temor a que el país se convirtiera en una nueva Cuba.
De hecho, la agencia realizó operaciones encubiertas en Chile desde 1963 a 1975, primero para impedir que Allende fuera electo –sobornando a políticos y legisladores-, luego para desestabilizar su gobierno y, tras el sangriento golpe, para apoyar la dictadura de Pinochet. Los documentos también revelaron que la CIA pagó 35.000 dólares a un grupo de militares chilenos implicados en el asesinato, en octubre de 1970, del general René Schneider, comandante en jefe del Ejército y leal a Allende.

Salvador Allende se había convertido en el líder natural de la izquierda chilena desde mediados de los años cincuenta. En las legislativas de marzo de 1973, la UP aumentó el respaldo hasta el 45 por ciento de los votos, pero fue insuficiente para conseguir la mayoría de las dos Cámaras. Allende dirigió el país durante tres años con la oposición del Congreso y una parte de la sociedad, antagónica a sus ideas. Su voluntad de disminuir la pobreza y las desigualdades no tuvieron el suficiente apoyo social. La sociedad chilena se fue polarizado cada vez más y el centro político de hundió. Además, la misma UP, en demasiadas ocasiones, le proporcionó un apoyo político endeble y fragmentado.
El mismo día 11, todavía vivo Allende, el comité político de la UP decidió no resistir: los trabajadores debían abandonar sus centros de trabajo y regresar a sus hogares, pero hubo enfrentamientos en la Universidad Técnica, en industrias y en otras poblaciones del país que arrojaron decenas de muertos y miles de detenidos. Las embajadas comenzaron a llenarse de asilados.
El Estadio Nacional se convirtió en el mayor campo de detención, cerca de 30.000 partidarios de la UP fueron hechos prisioneros, torturados y muchos asesinados, entre ellos el cantautor Víctor Jara. Según el informe Rettig (1991), murieron a causa de la violencia 3.196 personas, de las que 1.185 fueron detenidos políticos desaparecidos, de las que pocos han sido encontrados e identificados. Pero estas cifras son de muertos y desaparecidos comprobadas meticulosamente tras las denuncias recibidas por la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación, creada en 1990. Otras fuentes elevan las cifras significativamente.
El 23 de mayo de 2011, a petición de la fiscalía, el cadáver de Allende fue exhumado para revisar las causas del fallecimiento. El equipo internacional que examinó el cuerpo confirmó que Allende se suicidó.

