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Sociedad Relatos de Vida

“Había una vez”: el ingeniero en cuentos que cautiva a toda la familia con creatividad.

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Pablo Montemurro Álvarez, es un destacado sanjuanino, narrador oral escénico que se define mejor como ingeniero en cuentos, ya que se recibió de ingeniero industrial pero ejerce con pasión lo de ser escritor y educador. Ahora San Juan lo entrevistó en el marco en el que celebramos los derechos de la infancia, ya que muchos de sus trabajos están dirigidos a los más pequeños de las familias, a quien este talentoso escritor deslumbra con sus historias.

Pablo comenzó a construir su vocación literaria desde muy chico y tuvo diferentes personas que lo inspiraron para comenzar este proceso, pero sin dudas, su abuela fue la musa para él: “a los 12 años me acerqué a la casa de mi abuela Isabel a leerle un discurso que había escrito para un acto escolar, quería que me ayudara a corregirlo. Ella fue escritora, maestra, directora y supervisora. Su palabra tenía gran valor para mí. Cuando me paré frente a ella con la intención de leerlo, me detuvo. “¿Podrías hacerlo sin el papel?”, me preguntó. Inmediatamente, mis miedos se dispararon. “¿Cómo lo voy a decir sin papel? ¿Sabés cuánto tiempo me llevó pensarlo? Me voy a olvidar la mitad y no va a salir perfecto”. “Yo te voy a ayudar, no te preocupes pero la gente que te va a escuchar se merece que la mires a los ojos al hablar y eso solo se consigue si lo contás con tus palabras y la emoción del momento.” Desde ese día empecé a narrar a viva voz, sin apoyarme en el papel sino aprendiendo técnicas para recordar lo que quería transmitir y aprendiendo desde chico como hacerlo.

A los 15 años encontré una carta de mi padre que había dejado escondida entre sus pertenencias. La escribió cuando yo tenía 2 años y él sabía que iba a morir. Me la dejó escondida para que la encontrara en el momento adecuado. Y así fue, me di cuenta que las palabras trascienden tiempo y espacio y me habían permitido conversar con mi papá, aún después de muerto. Desde ese día me fui acercando a la escritura y seguí desarrollando mi don con la palabra narrada y escrita con diferentes referentes y participando en concursos. Lo tomaba como hobbie porque “es imposible vivir de eso”,frase que escuché durante años y que me la repetí durante mucho tiempo.

La vocación no aparece como una revelación, sino que se la va construyendo, principalmente con la historia personal, con los intereses, con las circunstancias de vida, con la forma de ser de cada uno, para luego  consolidarse con el trabajo y la experiencia. Nuestro entrevistado, cuenta que comenzó a estudiar Ingeniería como una herramienta en su vida pero no como el fin. “Con el tiempo mi pasión por los números y la posibilidad de desarrollar mis habilidades duras me llevaron a elegir como carrera la ingeniería industrial. Sin embargo, desde un comienzo lo vi como una carrera que me aportaría herramientas para la vida y no un destino fijo como ingeniero.Fue así, que haciendo una práctica profesional como ingeniero en Francia me sucedió una situación laboral que me llevó a replantearme mi propósito de vida. Decidí pausar la ingeniería y hacerle caso a mi pasión como escritor y narrador. Desde ese día, comencé a generar proyectos relacionados con la narración y me dedico a tiempo completo a cumplir con mi propósito: habitar el mundo con historias y generar espacios para que las personas puedan compartir las suyas. Hoy cuando me preguntan mi profesión digo que soy ingeniero en cuentos.”

Por el día de la niñez quisimos saber más acerca de su relación con los más pequeños y le pedimos que nos cuente acerca de cuentos disparatados y cómo siente su acercamiento con las infancias y con las familias que van a verlo en sus funciones.

“Las funciones de cuentos que llevamos a las escuelas y a espacios teatrales buscan un acercamiento a las infancias desde la participación de ellos como sujetos activos de la creación de la obra y las historias. Se narran cuentos de forma escénica y se musicalizan con guitarra en vivo. Se eligen cuentos que emocionan y en los que el público interactúa con las historias y ayudan a resolver las dificultades que se les presentan a los personajes. Las temáticas pueden ir variando según los objetivos planteados por la escuela o las organizaciones que nos contraten.

Crear un espacio de narración oral y de cuentos no es algo novedoso, es el arte más antiguo del mundo. Comenzó con los primeros hombres y mujeres que habitaban en cuevas y contaban historias para aprender a vivir. Sin embargo, en un mundo que corre, proponer un espacio de pausa, escucha y de imaginación, es algo revolucionario. Eso ofrecemos, un espacio revolucionario centrado en la palabra y las historias”.

Pablo es creador de programas y experiencias para todo público que tienen una importancia relevante en todos los aspectos. Es Director de la diplomatura de Oratoria Profesional y Comunicación Efectiva en la Universidad de Congreso de San Juan. Responsable y fundador de Pigmalión, una propuesta que busca generar espacios educativos, recreativos y culturales, donde chicos, adolescentes y adultos puedan adquirir herramientas emocionales y sociales. Ha realizado actividades con más de diez mil chicos en más de 100 instituciones entre colegios, fundaciones, empresas, ONG y eventos independientes en Argentina, Nicaragua, Costa Rica y Colombia. También ha realizado talleres y charlas con familias y docentes. Es Co fundador de Raíces y Alas – Storytelling, un emprendimiento social que busca generar espacios de conexión entre las personas a través de sus historias de vida, generando así empatía, con el objetivo de humanizar los espacios donde se intervenga. Le preguntamos si se imaginaba cuando empezó que iba a disfrutar de todos sus éxitos.

“Desde que me levanto hasta que me acuesto, mi cabeza inevitablemente se la pasa creando e intentando generar nuevos espacios a partir de mis habilidades y posibilidades. Es algo que me ha servido para generar muchos proyectos y propuestas. Siempre creo en lo que emprendo y cuando no lo hago, tengo a mi familia que me impulsa y cree en mí. En cuanto al éxito, creo que es algo muy relativo. Tal vez hay propuestas que han llegado a ser multitudinarias o conocidas y se consideran exitosas pero hay muchas más que no se conocieron o no funcionaron como esperaba. Sin embargo, todos esos “errores” me han hecho mejor, por lo tanto, también considero que fueron exitosas en lo personal. Hoy en día creo que mi mayor éxito es poder vivir de lo que amo y levantarme cada mañana convencido que este es el camino”.


Cuando le preguntamos qué fue lo más difícil de afrontar en este camino. Pablo nos contó que “lo más difícil de afrontar son los momentos de incertidumbre que impactan en cualquier actividad independiente. Desde lo económico hasta los convencimientos propios. En mi caso, lo más difícil es juntar la fuerza necesaria para reinventarme cuando es necesario debido al contexto. Por otro lado, creo que soy un afortunado de tener un entorno cercano que me impulsa a salir delante de cualquier situación y salir fortalecido de eso”.

Desde Ahora San Juan quisimos saber cuáles son los próximos proyectos de este inquieto narrador.  “En este momento tengo muchos proyectos nuevos en marcha y más por venir. En octubre voy a publicar un libro sobre mis escritos e historias de viajes llamado viajes al centro del alma. Por otro lado, junto a Caja blanca hemos lanzado el pasado 12 de agosto un podcast llamado “Cada loco con su cuento”. Se publica un cuento diferente cada dos semanas. Los mismos son cuentos de autores conocidos que son versionados a partir de lugares, expresiones y costumbres sanjuaninas. Lo pueden encontrar en spotify y todas las plataformas digitales.

También junto a la Universidad de Congreso hemos lanzado el viernes 19 de agosto una diplomatura en Oratoria profesional y comunicación efectiva. Que se dicta de forma presencial en la sala de conferencias del foro de abogados y en el sirio libanés. Una propuesta única en San Juan en la que soy director académico y en la cual hay grandes profesionales como disertantes.

Por otro lado, estamos realizando junto al Área de relaciones comunitarias del Proyecto Josemaría funciones de cuentos enfocadas en los derechos de los niños y niñas en todas las escuelas de Iglesia y Guandacol. Es algo que estamos disfrutando mucho y la verdad que nos encontramos con un grupo humano formidable en la empresa que busca acercar propuestas de calidad a las comunidades.

También fui seleccionado por el programa Primeros pasos de la Secretaría de Deportes del Gobierno de San Juan para escribir cuentos y realizar funciones de narración oral que busquen dar a conocer los valores del deporte y actividades deportivas menos conocidas o populares. Se realiza para chicos/as de nivel inicial. De esta forma, junto a un grupo de profesores de educación física se busca estimular la iniciación temprana en el deporte. Se está realizando en distintos jardines de la provincia de San Juan desde hace varios meses y yo me sumo al proyecto a partir de Septiembre.

Por último, todos los miércoles de 18.30 a 20.30 coordino un taller de escritura y narrativa en Pigmalión, espacio divergente. Un grupo que viene escribiendo desde hace dos años y que viene creciendo enormemente. Disfruto mucho de estar al frente de este espacio”.

Con un entrevistado tan apasionado, viajero, creativo e inspirador, era necesario preguntarle acerca de sus aventuras y anécdotas. “Hay dos que me marcaron. Una fue cuando me convocaron para contar cuentos en un curso de 4to grado que tuvieran como eje la epilepsia pero sin nombrarla. Un niño comenzó con ataques y sus padres no querían que sus compañeros supieran pero desde el colegio querían que los chicos pudieran hablar del tema y conocerlo pero sin sentirse aludidos directamente para cumplir con la voluntad de los padres y al mismo tiempo que estuviesen preparados por si les tocaba presenciar alguno.

Me dieron el material que consideraban adecuado, empecé con una referencia de un cuento y el mismo no me convenció, así que lo modifiqué hasta hacerlo propio.

Me encontré con los chicos ese día y me propuse hacer mi mayor esfuerzo, sin saber si sería suficiente. Quería ayudarlos. Empecé con las palabras que liberan la imaginación, había una vez… Narré con todas las ganas y amor del mundo y al terminar, sucedió la magia, de manera totalmente natural: uno de los chicos levantó su mano bien alto.

‘A mí una vez me pasó como al árbol del cuento, convulsión creo que se llama. Mis papás me llevaron al médico cuando estuve mejor’, dijo.

Y otra niña levantó su mano… ‘A mi mamá una vez también le dio una convulsión y nosotros como los otros árboles del cuento la sostuvimos con nuestros brazos, que son como las ramas, para que no se golpeara’.

Y otro niño… ‘Yo vi a un vecino que en la calle le dio una convulsión y nosotros lo ayudamos poniéndolo de costado, no le dimos nada porque se recupera solo”. Las manos se comenzaron a elevar una tras otras y fueron contando sus vivencias hasta que en un momento, una mano tímida del fondo se levantó, era el chico que tenía epilepsia y contó por primera vez a sus compañeros que él sufre convulsiones y que un día lo llevaron al hospital.

Los demás chicos lo escucharon sin juzgarlo, tomándolo natural. Él se sintió parte, sintió la confianza en el grupo para poder contar aquello que quizás lo avergonzaba o atemorizaba.

A través de cada relato fueron encontrando puntos en común, estableciendo lazos invisibles, que fueron tomando fuerza hasta hacerse tangibles con la aceptación de la situación como parte de la vida. Todos sabían cómo actuar, tal como lo hicieron los personajes del cuento, tal como lo hicieron sus compañeros de curso.

A mí la situación me conmovió casi hasta las lágrimas, sinceramente nunca imaginé que iban a empezar a contar de esa manera todas sus experiencias, me sorprendió y fue realmente esperanzador. Busqué la manera de explicarlo y no encontraba una palabra que lo definiera, por lo tanto inventé una. Fue “HUMANDAD” (una combinación entre humanidad y hermandad) lo defino como la capacidad para sentir y establecer de manera espontánea una relación de afecto y solidaridad entre personas a través del relato.

Por otro lado, tengo escrita una anécdota muy hermosa que me sucedió en Guatemala con una niña que me ayudó a entender el porqué de mi facilidad de conectar con los niños y niñas al momento de narrar cuentos. Se las comparto.

Julia es la hija de Anita, una rutera amiga de Guatemala, tiene 7 años y le gustan las mariposas.

Cuando la vi por primera vez tenía una cajita feliz en una mano y en la otra una papa frita. “¿Querés?” Me dijo.

Lo siguiente que hizo fue contarme que aprendió a dibujar mariposas porque le gustan mucho.

Yo ofrecí lo que tenía para dar, un libro y un momento.

¿Querés que te cuente un cuento?, le dije.

Se iluminaron sus ojos. Esa noche compartí juegos y cuentos con ella y su familia.

Al día siguiente yo debía viajar pero no lo hice. Había paro nacional y todas las carreteras estaban cortadas. Tal vez me quedaba sin conocer el lago Atitlán, emblema turístico de Guatemala.

Por un segundo me lamenté, hasta que vi a Julia sonriendo. “Eso significa que vas a pasar más tiempo con nosotros” dijo y todos los lamentos se esfumaron.

Esa tarde, mientras merendábamos en un parque, Julia llegó corriendo con algo en las manos. Cuando las abrió dejó a la vista una mariposa. La contenía en sus manos con delicadeza.

La mariposa aleteaba pero no se iba. Pensé que estaba lastimada hasta que comenzó a volar y en lugar de escapar, regresó con ella, en más de una ocasión.

La mariposa la buscaba y jugaba con Julia. Fue mágico.

Cuando se fue su amiga con alas, me invitó a jugar con otros niños.

“¿Les podrías contar unos cuentos a ellos?”

No pude negarme. Incluso pensé si alguna vez alguien le había negado algo a Julia.

Terminé en una ronda con cuatro niños y niñas jugando y contando historias.

Anoche, Julia le confesó a su madre:

“Te digo algo Mamá. Pablo me cae muy bien porque es de mi naturaleza”

Y qué más orgullo para un cuentacuentos que Julia, la domadora de mariposas, me considere su par.

Julia me ayudó a darme cuenta que cuando cuento cuentos mi niño interior sonríe porque sabe que, a pesar de que ya soy adulto, sigo jugando”.

Por último le preguntamos a nuestro entrevistado qué sueño tiene por cumplir en la narración y en lo personal.

“Detrás de todo lo que hago hay un trabajo incansable, que muchas veces no se ve.  Siento que todos tenemos talentos y que cuando los ponemos en pos de la comunidad, se genera un sinergia que nos envuelve y nos impulsa hacia la concreción de nuestros sueños. Sin trabajo, esfuerzo y dedicación es imposible lograrlo. Sin embargo, soy consciente de que soy un privilegiado que nació en un contexto favorable, con una familia que siempre me apoyó y con las necesidades básicas cubiertas. Es por eso que creo que mi responsabilidad es mayor. Es un deber como ciudadano bridar mi mejor versión a la sociedad. Tampoco creo que tenga la respuesta o la solución a algo. Sinceramente, cuando hago alguna actividad no creo que mi impacto vaya a cambiar una vida. Si creo que si dejo todo en lo que hago y en lo que propongo, el tiempo compartido con quienes se acercan puede ser reparador, al menos para alguna persona, y en una de esas, sea el disparador para un cambio en su vida.

Mi sueño personal es poder seguir haciendo cosas que me apasionan, aunque no tengan una relación directa con lo que hago hoy en día como trabajo, sé que en algún momento al mirar atrás los puntos se van a conectar y van a cobrar sentido.”

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Piloto le propone casamiento a su novia en el lanzamiento del Safari.

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Surgió el amor en Valle Fértil, exactamente en la simbólica largada del evento deportivo Safari Tras la Sierra. Las imagenes se viralizaron rapidamente.

El Safari Tras la Sierra reune afisionados y turistas no solo de San Juan,sino tambien de todo el país y otros paises, miles de personas llegan a la majestuasidad del rio de Valle Fértil para disfrutar los dias de este evento deportivo.

Frente a todas estas miles de personas el piloto sanjuanino Javier Marcial se arrodillo frente a su enamorada, Johana Contreras, para proponerle casamiento.

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“La profe”: Romina, la multifacética sanjuanina que reluce desde lo educativo y lingüístico hasta lo cultural y artístico.

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Todos los 17 de septiembre es celebrado el Día del Profesor en nuestro país y la conmemoración nace para ensalzar la labor de los docentes encargados de la educación secundaria y superior. La fecha supone un homenaje a la figura de José Manuel Estrada, un reconocido escritor e intelectual argentino que destacó por su gran dedicación y compromiso en la labor de profesor. Desde Ahora San Juan destacamos el relato de vida de la profe Romina.

Romina Pereyra, es una joven que tiene más de una disciplina que la apasiona en la vida. Comenzó siendo Profesora de Educación Física, es intérprete de lengua de señas hace más de una década, y luego se recibió de Profesora de Teatro, al mismo tiempo que practica la actuación en variados personajes y en distintas puestas. Desde Ahora San Juan hablamos con ella, para conocer acerca de estas vocaciones y de su amor por cada una de ellas.

En muchas etapas de nuestras vidas se nos intenta encasillar para una sola actividad o debemos elegir una profesión o vocación. Romina, es un caso muy especial, ella siempre ha hecho y hace todo lo que su corazón le demanda y lo que ha podido cumplir. Es una gran hacedora de sueños, que lucha por ellos. Simpática, organizada, sencilla y sobre todo una buena aprendiz y maestra.

Tiene 39 años, y nos cuenta cómo se fueron relacionando sus carreras y hobbies. ‘’En mi residencia de Eduación Física teníamos una parte, que era la de educación especial, en ese momento se llamaba así, y mi residencia me toca en la Escuela Bilingue de San Juan. Cuando llego a mis primeras observaciones de las clases, me encuentro con un mundo que yo desconocía totalmente, para todo se comunicaban con señas. Me toca el nivel inicial de la escuela y estaba frustrada, angustiada. Yo era la única en la escuela que no sabía señas y no me podía comunicar con quienes iban a ser mis alumnos por un buen tiempo‘’.

‘’El profe de ese entonces, Guillermo Basañez, nos calmó y nos dijo que ya ibamos a aprender. Me pasó las señas básicas para ir aprendiendo a comunicarme y comenzar con las intervenciones de a poquito porque esa era la estructura: observaciones de clases, intervenciones y en un tiempo más daba la clase completa para los chicos‘’.

‘’Comencé a aprender las primeras señas y después busque dónde estudiar porque me encanto. Vi la inmediatez de la comunicación, la repuesta de los chicos. Me enamore de la lengua de señas en esa instancia de mi carrera y comencé e estudiar en la Facultad de Filosofía de la Universidad Nacional de San Juan cumpliendo con los tres años de estudio. Hasta el día de hoy, me desempeño como profe y como interpréte y año a año me voy actualizando en cuanto a las señas porque van cambiando, incluso con la Pandemia, se agregaron muchas y se van actualizando‘’. Así es cómo nuestra protagonista, logra unir dos de sus grandes pasiones en una sola actividad, tan motivadora como desafiante.

Romina, se recibió de Profesora de Eduación Física en el 2007, trabajó en gimnasios, como profe de pilates y en escuelas estatales. Pero nos dice que tiene una preferencia muy particular que la une con los más pequeños.‘’Trabaje con una franja etaria bastante amplia, pero lo que más me gusta es trabajar con los chicos de primaria. En este momento y desde hace siete años, trabajo en la escuela Timoteo Maradona, en Rivadavia, con chicos desde primer año hasta sexto de la primaria.Siempre cuento que soy una afortunada de trabajar de lo que me gusta, porque amo trabajar con los niños que tienen, para mí, una energía muy especial‘’.

Lo más curioso de esta nota es saber cómo siguió sumando aprendizajes. ‘’Y lo de Teatro tiene que ver con lengua de señas, porque en el estudio de esta lengua, me hice amiga de un joven sordo y el quería estudiar teatro y no podía hacer ningún taller porque no tenía quién lo acompañase, entonces me pregunta si lo quería acompañar y comenzamos en un taller de Marcelo Meyer, que es un genio, no tuvo ningún inconveniente con que estuvieramos los dos y comencé de intérprete y me quedé como alumna. Y así empecé con esta locura del teatro”, expresó la profe.

‘’En el 2017, cuando se abre la carrera, se me ocurrió empezar para incorporar herramientas nuevas a mi carrera de docente. En lo que es Teatro, me ayudó mucho, coseché amistades muy bonitas y me abrió la cabeza, amplie mi mirada.

Y trabajo a veces como actriz también, he actuado en la Fiesta del Sol, en obras independientes, en musicales y creo que es otra cosa más para agradecer a Dios, al universo o a lo que cada uno crea‘’, nos dijo Romina.

Hay dos Fiestas del Sol que han marcado la vida de Romi, una fue ‘’Sueños de Libertad‘’ y la otra fue ‘’Evolución‘’ en la que tuvo un co-protagonico en el que actúo de mamá de un niño y considera que los personajes que les tocaron, tenían una magia muy especial.

Y a nivel nacional, tuvo una participación con una cantante de opera, Claudia Lepez, que hizó la presentación de su libro de canciones de cuna. Se combinó la interpretación teatral y la lengua de señas.

En el 2021, el prestigioso Teatro Nacional Cervantes, a través de su programa Cervantes Educación, lanzó una convocatoria abierta a personas sordas y oyentes de todo el país para su “1er Laboratorio de Actuación. Lengua de señas en escena”, y Romina no dudó en presentarse.

El proceso de postulación, que constó de tres instancias evaluadas por gente experimentada en estos campos, no era sencillo.Romina Pereyra se convirtió en la única sanjuanina dentro de un seleccionado nacional de 20 nombres (pares de Corrientes, Jujuy, San Luis, Buenos Aires, Santa Fe, Catamarca, Tierra del Fuego, Córdoba y Chaco).

Quienes la conocen, pueden definir a nuestra protagonista como empática, apasionada, detallista y muy sociable, es que dónde va deja una huella imborrable. Hoy, se encuentra pasando uno de los momentos más díficiles de su vida: la pérdida de su papá, un papá presente que marcó y forma parte aún hoy de lo que es ella como persona.

Y aún así, en la amabilidad que la caracteriza cuando le preguntamos acerca de sus próximos proyectos, no dudó en respondernos que va a seguir avanzando a pesar de que ahora le cueste pensar en algo por la situación que esta atravesando junto a su mamá, pero que en un futuro próximo desea aprender la técnica de clown y danza-teatro. ” Y un gran sueño pendiente es llevar la lengua de señas al teatro para incluir a la comunidad sorda. Son las dos cosas que me gustaría fusionar y con todas estas herramientas mejorar mi profesión de docente”, nos comentó.

Romina ha logrado mezclar su vocación profesional con sus pasiones y habilidades, sus deseos de desarrollo personal que le han permitido cambiar su mirada en todos los sentidos y también ser una profesora inclusiva. Ella se define como una persona que persigue sus sueños, que insiste para concretarlos y que es muy organizada y calma para lograrlos.

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El guardián de libros en San Juan. Ricardo Aguilera, bibliotecario de corazón.

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Hoy, 13 de septiembre es el Día del Bibliotecario, para felicitar a todos aquellos que realizan la noble labor de trabajar con nuestros libros, es que retomamos el relato de vida que realizamos a Ricardo, uno de los grandes bibliotecarios que tenemos en San Juan.

Una biblioteca es pilar fundamental para el saber y la cultura de un lugar. Y detrás de una buena biblioteca siempre hay un buen bibliotecario. Los sanjuaninos tenemos ambas cosas por suerte. Desde Ahora San Juan nos acercamos a hablar con Ricardo Aguilera, bibliotecario desde hace más de un cuarto de siglo en la Biblioteca Franklin, la biblioteca popular más antigua de América del Sur.

Ricardo lleva desde el año 1995 trabajando en la Biblioteca Franklin. Veintisiete años, que se dice pronto. La vida entre libros. Bibliotecario es una profesión que no siempre es justamente valorada, pero fundamental para el sostenimiento cultural. Una biblioteca requiere de un gran trabajo humano del que nos beneficiamos todos, Charles Medawar hacía referencia a esto cuando decía: “Los bibliotecarios son casi siempre muy útiles y a menudo casi absurdamente bien informados. Sus habilidades son probablemente muy subestimadas y en gran medida subempleadas”.

Ricardo nació en Las Flores, localidad de Iglesia. Allá empezaron a crear una biblioteca popular.  A Ricardo le quedaba cerca de su casa: “cómo no había nadie que la atendiera, me preguntaron y la atendí yo” nos cuenta. Sin nada, el presidente iba buscando, y con las donaciones que recibieron pudieron empezar con la biblioteca. Poco a poco fueron avanzando y se trasladaron de una piecita a un local más grande, donde es hoy es la Biblioteca de Las Flores, construyeron algunas estanterías e iban creciendo. Les habían donado el terreno, “todo con base a donaciones, todo era trabajo voluntariado de todo el mundo” subraya Ricardo.

“Allá, cuando te conocen, te van a buscar a tu casa hasta los días domingo para que les prestes un libro”, recuerda. Y así, un domingo llega a su casa la Directora de la Biblioteca de la Provincia, estaban censado las bibliotecas populares. Ricardo le muestra la biblioteca y el trabajo que venían haciendo. La Directora le cuenta que existe la carrera y lo anima a estudiarla. El joven se entusiasma, lo habla con sus padres y se viene a San Juan a anotarse para estudiar para Bibliotecario Nacional, hoy Bibliotecología. La Biblioteca de Las Flores no disponía de fondos para pagarle un sueldo, pero haciendo un esfuerzo el Presidente ayudaba cuando podían para pagarle algún pasaje para venir a la Capital.

Ricardo empieza a cursar a distancia. Le resulta complicado. Hay un choque cultural grande en cómo se estudiaba en Las Flores y pasar a la Capital al Colegio Superior Sarmiento. Al segundo año ya se queda en la Capital para seguir con sus estudios. Se esfuerza mucho y llega a formar parte del cuerpo de bandera. No solo eso, sino que de su promoción fue el mejor promedio. Lo que le otorga un premio por parte del Colegio de Bibliotecarios Graduados de la República Argentina, y el viaje a Buenos Aires para recibirlo.

La residencia la realiza en la biblioteca de la Alianza Francesa. Posteriormente a eso, comienza a trabajar en la biblioteca Camilo Rojo. No podían pagarle mucho, “el problema de todas las bibliotecas populares es los fondos”, dice. A veces juntaba un poco más saliendo a cobrar las cuotas a los socios. Es poco tiempo después que consigue entrar en la Biblioteca Franklin, la cual era muy distinta a lo que es hoy.

Empezó como bibliotecario, pero además entre los años 2000 y 2004 fue Vicedirector. Fue una experiencia, reconoce. Aunque después de cuatro años prefirió seguir con su oficio. En el año 2011 lo becan para viajar a Estados Unidos. A través del Departamento de Estado y el Instituto de Educación de EE.UU. lo becan para el programa Bibliotecas y Museos como recursos comunitarios. Primero a visitar la Biblioteca del Congreso en Washington. No solo eso, sino que después visitó otras ciudades con sus respectivas bibliotecas: Kansas, Cincinnati, Wyoming y terminando en Los Ángeles. “Las bibliotecas eran enormes, hermosas. Muy limpias, pero excepto la de Los Ángeles, una biblioteca pública en un barrio chino, en ninguna vi a la gente como acá, estudiando”.

Ricardo es honesto, confiesa que no es un devorador de libros, pero sí que se preocupa en saber de todo lo que puede. Es imposible que hubiese leído todos los libros de la biblioteca, pero si tiene una idea sobre qué trata cada uno, como para poder aconsejar a todo aquel que venga a la Franklin, ya que como decía Borges: “ordenar bibliotecas es ejercer, de un modo modesto y silencioso, el arte de la crítica”.

La Biblioteca Franklin es la biblioteca popular más antigua de Sudamérica. Fundada por Sarmiento en 1866. Son más de 150 años abierta, sin perder ese carácter popular. Con todas las dificultades que ello implica, pero ha podido mantenerse gracias a la labor de personas como Ricardo, que entienden la importancia que tiene para la cultura de San Juan el que una gran biblioteca siga funcionando. Desde que él entro la biblioteca también ha ido cambiando. En el año 2004 finalizaron las obras de remodelación. La Franklin se ha ido acompasando a los tiempos y a las nuevas tecnologías, con las tareas de digitalización y el paso de un servicio tradicional al de biblioteca híbrida, integrando lo físico con lo electrónico.

Hoy cuenta con un gran número de servicios, que pueden consultarse a través de su página web (http://bibliotecafranklin.org.ar/) además de contar con unos 80.000 volúmenes. Hacerse socio es bastante sencillo, la cuota es trimestral y mínima. Tristemente, hoy en día, el libro en nuestro país tiene un precio que acerca la lectura a casi producto de lujo. Para un argentino comprar libros es algo prohibitivo, puesto que no se entiende como una necesidad básica y no hay ningún interés en que leamos y pensemos por nosotros mismos. Gracias al trabajo de personas como Ricardo y sus compañeros existe la Biblioteca Franklin y tenemos la oportunidad de poder leer, expandir nuestros horizontes y generar un pensamiento crítico. Para que se hagan una idea: con lo que sale la cuota de un año entero no alcanza casi ni para comprar un libro nuevo. La biblioteca ofrece todos los libros que uno sea capaz de leer en ese año.

La lucha de una biblioteca popular por mantenerse es ininterrumpida, depende de varios factores. No siempre es fácil, sobre todo si cuenta con empleados. Tal como señala Ricardo, “es lindo crear cosas nuevas, pero después hay que mantenerlas”.

De lunes a sábado uno puede acercarse por la Franklin. Allá estará Ricardo y sus compañeros trabajando. La sala suele estar llena de jóvenes estudiando y simultáneamente los diversos talleres que ofrecen, desde el rincón infantil, ajedrez, teatro, club de lectura, etc. Es un claro de luz en pleno centro sanjuanino. “Siempre imaginé que el Paraíso sería algún tipo de biblioteca”, volviendo a citar a Borges. Nosotros tenemos el nuestro, gracias a Ricardo y muchos otros como él. Ya que, si las bibliotecas son un tipo de Paraíso, Ricardo vendría a ser uno de esos ángeles guardianes.

Tal vez, la profesión de bibliotecario no sea la más deslumbrante hoy en día para nuestra sociedad a simple vista. Al contrario de esto, es una de las más valiosas y necesarias. Por último, los dejamos con la defensa de los bibliotecarios de Umberto Eco: “El libro es una criatura frágil, se desgasta con el tiempo, teme a los roedores, resiste mal la intemperie y sufre cuando cae en manos inexpertas… Por tanto, el bibliotecario los defiende no solo de los hombres sino también de la naturaleza, y consagra su vida contra las fuerzas del olvido, que es enemigo de la verdad”.

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