Cultura Cosas Nuestras
La dominación inca en la leyenda de El Salado
Aún existen en San Juan muchas leyendas y mitos que no han sido divulgados, este es el caso de la leyenda de El Salado a la que Destino San Juan pudo acceder gracias a la generosidad de Oscar Gómez, un albardonero dedicado al rescate de la historia de Albardón.
Esta historia fue replicada de un antiguo libro y ahora forma parte de una obra que prepara Gómez con decenas de historias de Albardón que espera ser publicada pronto.
La leyenda relata que sobre la falda Este del cerro Villicum surgía una prodigiosa vertiente de agua dulce en el siglo XVI, en derredor de esta se habían asentado una tribu de huarpes.
Allí pasaban los días el cacique Alunic y su tribu, unos cuantos nativos se dedicaban a cultivar la tierra, maíz, zapallo, papa y melón. Vestían ushutas (ojotas) de cuero de guanaco, camisetas de lana de vicuña, domesticaban la llama, y hacían cacharros de arcilla, además de tejer canastos de mimbre con fibras vegetales.
Alunic había convertido el lugar en un vergel donde su tribu vivía feliz ya que estaban muy organizados para producir su comida, vestimenta y utensilios. Sus casas eran pircas de piedra y habían trazado acequias que tomando el agua de la prodigiosa vertiente regaba sus cultivos y también servía para beber y preparar la comida, sobre todo las bebidas como la añapa de algarroba y el pan de patay.
Los días transcurrían en una paciente rutina, que era interrumpida, de cuando en cuando, por el llanto de algún nacimiento o por la llegada de los cazadores con algún guanaco o avestruz para alimentar a la tribu.
El lugar, convertido en un oasis de colores armoniosos en primavera y verano, no hacían más que ofrecer al huarpe un hogar de características únicas: tenían agua, tierra fértil, muy cerca de allí la arcilla para su alfarería.
Mal presagio
Sin embargo, una nube negra se acercaba. El brujo de la tribu venía anunciando que algo raro iba a suceder.
Una mañana calurosa del verano estaba la hija del cacique Alunic, la bella Acashlla tejiendo con varillas de chilca recién cortadas un gran canasto de mimbre junto a su enamorado, llamado Tereka, que el día anterior había llegado de cazar.
Muy temprano había recogido leña para poder cocinar los cacharros de arcilla que hacía varios días estaba preparando, porque tenía serias intenciones de casarse con Acashlla, trato que había hecho con su padre Alunic como manda la tradición huarpe.
Mientras Tereka le daba los últimos retoques a su alfarería colocándoles guardas y dibujando la figura del último guanaco que cazó por el camino del norte, sobre el medio día con un sol abrazador, vieron llegar cuatro visitantes desconocidos.
Toda la tribu se puso alerta, si bien eran pacíficos, siempre estaban dispuestos a pelear por lo suyo, y se reunieron en la puerta de la casa del cacique Alunic.
Llegaron los extraños, eran altos, venían vestidos con camisetas con guardas de colores, gorros con figuras que adornaban con círculos de oro y bronce, pantalones a media canilla y oyutas. También estaban adornados con collares de huesos y piedras pulidas.
Eran de algún lugar que los huarpes no reconocían. Se acercaron en son de paz y pidieron hablar con el cacique Alunic. De pronto dijeron:
– Somos de un pueblo lejano, se presentaron señalándose con el dedo, Huáscar Tichi, Tupac Chinuk, Auca Chanca y Paka Inca. Venimos con la misión de mejorar la raza, hemos caminado muchas lunas hasta llegar aquí.
– ¿Qué significa eso? preguntó Alunic.
– Mañana, a la salida del sol, deberemos llevar a las mujeres jóvenes a un manantial cercano, sin presencia de hombres, los que se revelen deberán morir, en sacrificio a los dioses, y cargarán con la maldición del dios supremo Apu Kon Viracocha, dijo Paka Inca.
Los visitantes eran integrantes del gran Imperio Inca y Paka Inca era un sacerdote que bendecía a las mujeres para que al procrear tuvieran mejor descendencia, tal era la misión de los incas.
Pacíficos pero…
No les pareció una buena idea a los huarpes esa de entregar a sus mujeres, por eso pergeñaron un plan.
Al amanecer, los incas organizaron a las mujeres en grupos de tres, entre ellas estaba la bella Acashlla.
Las guiaron hasta la boca de la vertiente, en lo alto de una loma, las colocaron frente al agua en una barranca de espaldas al sol. Comenzó la ceremonia y el sacerdote Paka Inca extendió los brazos colocándose delante de las mujeres, también de espadas al sol, y dijo su oración:
-Óyeme desde el mar de arriba, a que permaneces, desde el mar de abajo, donde estás, creador del mundo. Alfarero del hombre, señor de los señores, a ti con mis ojos que desesperan por verte, pues viéndote yo, tú me veras y me reconocerás, el sol, la luna, el día, la noche, el verano, el invierno, no en vano caminan ordenados y por todas partes te llevan consigo.
En tu cetro de rey óyeme, escúchame, en mi cansancio y en la muerte, para que puedas bendecir a la mujer para generar mejores hombres.
Mientras esto ocurría los huarpes que estaban abajo de la barranca escondidos y con grandes piedras en la mano, a un solo grito atacaron a los visitantes, matándolos y arrojándolos al pozo de la vertiente de aguas dulces y cristalinas.
Se llevaron sus mujeres hasta la aldea y festejaron su victoria sobre los invasores.
Días después, comenzaron a notar que el agua de la vertiente cambiaba de gusto, se puso más salada, como la sangre derramada.
El agua comenzó a hacer estragos en el organismo de la tribu, pocos días más comenzó a salitral la tierra y por ultimo secó los cultivos.
En definitiva, la maldición del dios de los incas, Viracocha, se hizo realidad y en poco tiempo la tribu huarpe tuvo que abandonar el lugar.
Han pasado más de cuatro siglos y ese lugar que otrora fuera un vergel con agua dulce pura y cristalina, se convirtió en lo que es hoy en día, un lugar árido, de lomas peladas y paisaje gris con agua salada, pero que mantiene la claridad y la frescura de entonces.
Sin embargo, las aguas saladas son curativas, como una indulgencia de la maldición de Viracocha.
El lugar quedó marcado para siempre como El Salado.
@DestinoSanJuan // Viviana Pastor.
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La cara menos conocida de Gualilán: su nombre y su historia como estancia
No hay indicios de que fuera laboreada por nativos antes de la conquista. Se escribía Gualilán y fue lugar de pastoreo y paso importante de los arrieros que llevaban ganado a Chile. Son algunas de las conclusiones publicadas en “Gualilán: de estancia ganadera a mina de oro”, documento de Catalina Teresa Michieli y Carlos E. Gómez, publicado en 2024.
“El nombre original de la localidad es Gualilán (registrado documentalmente desde fines del siglo XVIII). Posteriormente algunos autores de fines del siglo XIX comenzaron a llamarla ‘Hualilán’. Siempre fue considerado un espacio ganadero, con cabeza en la Estancia de Gualilán”, concluyen los autores mencionados.
A la antigua mina de oro no sólo se la conocía con H (Hualilán) sino que se le atribuyó como significado “tierra de oro”, en idioma allentiac.
Michieli, acostumbrada a la tarea de desmitificar historias repetidas de generación en generación sin base científica, agregó: “No existe fundamento documental de ningún tipo para asegurar que corresponde a un nombre indígena y mucho menos para darle una traducción arbitraria”.
Los velos se corren gracias a la ciencia.
Los investigadores señalaron que las primeras menciones documentales a la zona precordillerana al norte del río San Juan se remontan a fines del siglo XVIII cuando, en 1767 por un litigio entre el sargento mayor Felipe Ramírez de Arellano y don Alonso del Pozo, ambos vecinos de San Juan, por la explotación ganadera de las “tierras nombradas Gualilan, Deza que llaman de Pinto”.
El Gobernador de Chile don José de Garro dictó sentencia a favor del primero y ordenó que Alonso del Pozo fuera “lanzado del campo con todas sus haciendas” (Michieli, 2000).
“Como sucedió desde el siglo XVII, las zonas serranas y cordilleranas de San Juan fueron explotadas por la actividad ganadera, especialmente para el engorde de ganado que sería trasladado a Chile.
Los documentos históricos señalan que durante el siglo XVIII y primera mitad del siglo XIX las tierras de Gualilán fueron utilizadas mayormente como estancias ganaderas y sólo a partir de 1846, cuando se realizó el juicio sucesorio de Manuel de la Rosa y de su mujer, Andrea de la Rosa, comenzaron las ventas a compañías mineras de origen inglés”, aseguró Michieli.
Agregó que esta sucesión dejó la propiedad de la estancia de Gualilán dividida en cinco partes entre sus cinco hijos: Manuel Hipólito, Tadeo, Juana Alberta, Pedro y Paula, casada con Damián Hudson quien pasó a ser el administrador de los bienes de su esposa.
El oro de Gualilán
La estancia Gualilán, ubicada entre la Sierra de Talacasto por el este y la Sierra de la Invernada por el oeste, además de la zona minera incluye la Pampa y Ciénaga de Gualilán en el centro y sur.
Las ruinas mineras que hicieron famoso al distrito están al costado de la Ruta Provincial 149, en el departamento Ullum, y se observan desde la ruta cuya traza es casi la misma que tenía el viejo camino que unía la travesía desde la Ciudad hasta Villa Iglesia, y que luego pasaba a Copiapó, Chile.
Gualilán, “en sus momentos más brillantes había dado una cantidad de oro asombrosa”, y podría seguir produciendo.
Actualmente el proyecto para volver a convertirla en mina productiva es desarrollado por la empresa australiana Challenger Exploration Ltd. a través de su subsidiaria Golden Mining S.A. En 2023 presentó su Informe de Impacto Ambiental al gobierno de San Juan y aguarda la Declaración de Impacto Ambiental para comenzar a producir oro en 2025.
Incluso la empresa tenía un proyecto para el turismo minero, dada la valiosa infraestructura que se conserva (de distintas etapas de explotación) y la rica historia minera que guarda.
Las prospecciones y las excavaciones realizadas por Michieli y su equipo de profesionales concluyó que “resulta completamente arbitrario e infundado el afirmar que en la zona de la mina y sus inmediatos alrededores existen restos inmuebles y/o materiales arqueológicos de época prehispánica (es decir indígena), tal como se probó con la primera prospección de 2004 y se ratificó en cada uno de los sitios en el último monitoreo”.
Pero, además, aseguró que es completamente infundado afirmar que en la mina trabajaron indígenas o que en ella intervinieron los jesuitas.
“La actividad minera en Gualilán fue siempre (desde fines del siglo XVIII hasta momentos recientes) intermitente y sin mayores cuidados de la conservación tanto de la infraestructura como del entorno”.
“Con el último trabajo de monitoreo se confirmó la idea expresada ya en la primera prospección (de 2004) que las pircas, en distinto grado de derrumbe, se levantaban en las cercanías de los piques. Documentalmente se comprueba que en las pircas vivían los obreros mineros mientras que los edificios mejor construidos eran ocupados por el personal jerárquico”.
Propietarios
En el mismo documento, los investigadores señalaron que en 1868/1869 Francisco Ignacio Rickard, en su informe sobre la situación minera de San Juan decía -refiriéndose a Gualilán- que el antiguo mineral de oro, tan renombrado durante la época colonial, en sus momentos más brillantes había dado una cantidad de oro asombrosa.
Rickard, repitiendo comentarios populares, adjudicó el descubrimiento de Gualilán a un arriero de San Juan llamado Juan Suárez en el año 1751.
“A través de estudios históricos, se conoce con bastante certeza que la mina de Gualilán fue denunciada a fines del siglo XVIII (1799) por Bruno Roco, vecino de la ciudad de San Juan”.
La explotación pasó por varias manos.
A partir de 1863 las minas fueron trabajadas por la empresa inglesa “Anglo-Argentina para la Explotación de las Minas de San Juan Ltd.” gestionada por el mismo Rickard, y luego por otra del mismo origen llamada “Compañía Argentina”, pero en ambos casos los métodos de procesamientos no fueron adecuados y se paralizaron las actividades (Benavídez de Albar Díaz, 2007).
La buena infraestructura inicial hizo que se considerara como un yacimiento de gran importancia, más allá de su bajo rendimiento, pero debido a su mal uso, quedaron en la zona importantes relaves, que fueron usados por explotaciones posteriores; los “pirquineros” (o mineros informales) invadieron el establecimiento y sus alrededores, destruyeron galerías y modificaron instalaciones (Benavídez de Alvar Díaz, 2007; Historia de la Minería Argentina, 2004).
“Según el Censo de 1895 tenía una población rural de 24 habitantes y contaba con 1.000 cabezas de ganado vacuno, caballar y lanar, dos manantiales de agua utilizados sólo para el cultivo de alfalfa y 31 minas de oro trabajadas antiguamente por empresas inglesas y en esos momentos abandonadas por falta de capitales; en el lugar quedaban nueve edificios vacíos y sin techo (Guía Geográfica, 1902)”.
En 1928 la estancia fue comprada a nombre de Federico Cantoni, bajo cuya gobernación se construyeron las rutas modernas a los departamentos de Jáchal, Iglesia y Calingasta.
“Desde entonces se inició una etapa durante la cual trabajaron pirquineros que desarma ron y arruinaron las minas; durante un corto lapso se transportó mineral de Marayes para ser tratado en la planta de Gualilán y en 1969 se desmanteló la planta y el sistema de canales y cañerías que llevaban agua hasta ella”.
Sobre el informe
Este estudio formó parte del informe de “Monitoreo arqueológico de sitios histórico-culturales del área de influencia del Proyecto Minero ‘Hualilán’ (Gualilán, Dpto. Ullun, San Juan)”, autorizado por Resolución Nº SC-0185-2022 de la Secretaría de Cultura de la Provincia de San Juan como Autoridad de Aplicación de las leyes de patrimonio.
El trabajo fue presentado como tal en el “XII Simposio Nacional e Internacional de Arqueología Histórica: Arqueología y arqueologías de Latinoamérica” que tuvo lugar en Rosario, en 2023.
La Legislatura Provincial sancionó la Ley Nº 7.560 de 2004 (según el Digesto Jurídico, Ley Provincial Nº 746-F) que declara al paraje “Minas de Gualilán” como “Área protegida de uso múltiple y bien integrante del patrimonio cultural y natural de San Juan” a un sector triangular que abarca ambos costados de la Ruta Nacional Nº 149 de aproximadamente 582 hectáreas de superficie.
Destino San Juan
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Agenda cultural del fin de semana en San Juan
El Ministerio de Turismo, Cultura y Deporte presenta una variada agenda de actividades culturales para este fin de semana, con eventos para toda la familia. A continuación, un detalle de las principales propuestas:
Jueves 21
• Ciclo Sifón: Encuentros con destacados personajes de la cultura sanjuanina. Temáticas como gastronomía, música, arte y lunfardo, desde las 18 hasta las 22:30 hs en el Chalet Cantoni. Entrada libre y gratuita.
• Ángeles Domínguez – «Folklore Argentino»: Presentación de la solista junto a artistas invitados. A las 21:30 hs en la Sala Auditórium del Teatro del Bicentenario. Entrada $4000 en boletería o en TuEntrada.com.
• Ciclo F. Chopin: Gala Pianística: Con destacados pianistas locales, a las 21 hs. Entrada bono contribución: $1000 (estudiantes y jubilados $500).
Viernes 22
• La Noche de las Vinotecas: Degustación de sabores locales en más de 20 vinotecas, desde las 18 hs. Entrada libre y gratuita.
• San Juan celebra la Cuyanía: Feria de emprendedores, patio gastronómico y peña. A las 21 hs en el Anfiteatro Buenaventura Luna. Entrada $2000.
• Festival de Tango San Juan: Desde el viernes 22 al domingo 24 en el Centro Cultural Conte Grand y el Museo Franklin Rawson. Clases, milongas, exhibiciones y más. Informes e inscripciones: 2644632579 / 2644101417 o Instagram @festivaldetangosj.
• «Monólogos Perdidos»: Obra teatral del elenco Acantilado Escénico, en la Sala Auditórium del Teatro del Bicentenario a las 21:30 hs. Entrada $5000 disponible en boletería o en TuEntrada.com.
Sábado 23
• San Juan celebra la Cuyanía: Segunda jornada en el Anfiteatro Buenaventura Luna, 21 hs. Entrada $2000.
• Encuentro Latinoamericano: Música, danza y gastronomía latinoamericana, de 20 a 23:30 hs en el Chalet Cantoni. Entrada anticipada $5000 (puerta $6000). Reservas: 2644678737.
• «Semilla Rítmica»: Espectáculo multifacético de Juan Carlos Liendro. A las 21:30 hs en el Teatro del Bicentenario. Entrada $6000 en boletería o TuEntrada.com.
Domingo 24
• El Circo de Dinosaurios: Espectáculo infantil a las 18 y 20 hs en el Teatro Sarmiento. Entradas $3000 en boletería el día de la función.
• Festival de la Música: Presentación de King of Banana, Cheroga y Palo Santo, con feria de emprendedores y patio gastronómico. A las 20 hs en el Anfiteatro Buenaventura Luna. Entrada $2000.
SISJ/
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Convocatoria para realizar el guion del espectáculo sanjuanino en el Cosquín 2025
Invitamos a la comunidad a presentar propuestas para el espectáculo que representará a la provincia en el segmento Postales de Provincia. Es una oportunidad para mostrar nuestra riqueza cultural, conectar con nuestras raíces y promover la música, la danza y el folklore sanjuanino a nivel nacional.
• Tenés tiempo hasta el 30 de noviembre para presentar tu idea.
• Premio estímulo: $900.000
► Bases y condiciones: bit.ly/BasesyCondiciones-NochedeSanJuan-Cosquin
► Formulario de inscripción: bit.ly/Form-NochedeSanJuan-Cosquin
► Consultas: artescenicasansanjuan@gmail.com
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