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Opinión

La elección del 14/11 en la Provincia de Buenos Aires y su significado.

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Quiero comenzar esta nota afirmando que sin tener en cuenta lo que pase económica, social y políticamente en la Provincia de Buenos Aires no se puede hacer, tomar o pensar ninguna acción nacional en cualquiera de esos órdenes.

Desde este San Juan muchas veces nos encandilamos con las luces de la “porteña Ciudad” y consumimos desmesuradamente su impronta mediática, cultural y discursiva como si fuese la “voz argentina”.
Somos bombardeados por esa cultura todo el día, al punto de ridículamente saber más de un accidente en Caballito de lo que pasa en Jáchal, por ejemplo. El poder mediático concentrado es casi divino, está en todos lados, todo el tiempo: es omnipresente.

No es una nota sobre medios y comunicación, sino un intento de ponernos en el contexto “mental” que muchas veces la dirigencia política en general tiene al pensar en Argentina como si estuviese charlando en un balcón de la “City” para luego bajar por el ascensor y emprender rumbo a que Dios nos atienda, ya que como dice el dicho: El está en todos lados pero atiende en Buenos Aires (ciudad).


Sí, Él puede atender en porteñolandia y en las oficinas de todos los poderes, pero el “pueblo de Dios” habita todo el suelo y la mayor cantidad de habitantes y territorio está en la Provincia de Buenos Aires, es ahí desde ese polo económico y poblacional del país desde donde surge claramente el centro político.
Es justamente en esta provincia donde reside la mayoría de sectores sociales medios bajos y pobres, donde son visibles las mayores desigualdades, miseria y riqueza, hambre y opulencia y por todo ello quienes tengan mayor peso político en “la gran provincia” tendrán sin duda una gravitación muy fuerte en lo nacional.

Déjenme añadir que hay un cierto desprecio en el discurso que reproduce “la centralidad porteña” cuando se reduce a los grandes y populosos municipios como La Matanza a que “son muchos votos”, a quienes se puede manipular, comprar y que por eso incluso no merecen votar (hay quienes lo expresan así).

Ahora sí, hecha esta extensa intro (aunque no tan larga pero el medio me exige resumir) nos abocamos a un hecho político concreto: l

La elección del 14 de Noviembre en la Provincia de Buenos Aires y su significado.

En las PASO el espacio de Juntos por el Cambio, que allá se llama“Juntos”, sacó el 38,0% con 3.150.000 votos.
El Frente de Todos sacó 33,6% con 2.790.000 votos, es decir  unos 360.000 menos, y todo esto con una participación del 68% en un padrón de 12 millones 700 mil electores.

En Buenos Aires gobierna el kirchnerismo, Kicillof es el gobernador y Cristina antes de ser Vicepresidenta era Senadora por la provincia de Buenos Aires.
Luego de las PASO vino un terremoto político en el Frente de Todos a nivel nacional, incluída la “carta de Cristina” que puso en público las diferencias y generó un volcán de reacciones que terminó plasmando un nuevo gabinete y una nueva manera de encarar la campaña de las generales.
La oposición de Juntos se frotaba las manos y ya daban por muerto, una vez más, al “kirchnerismo” (como denominan con intención despectiva a todo el arco que incluye a los peronismos y aliados) y la cara de la vice se viralizó como símbolo de la derrota.

Y llegó la “sorpresa” del domingo pasado, no se produjo la tan anunciada catástrofe y no sólo Fdt y JxC sacaron 15 diputados nacionales (empate), sino que el Senado bonaerense obtuvo su propio empate al lograr el Frente de Todos que haya quedado esa cámara con 23 representantes por cada frente mayoritario y a eso, sumarle remontadas épicas como la de Mayra Mendoza que de los 6 puntos abajo terminó ganando en Quilmes.

Los números del domingo dicen Juntos 39,9% (3.480.000 votos) y Frente de Todos 38,5% (3.370.000 votos). Saquen cuentas, Juntos sumó 330 mil votos desde las PASO, pero el Frente de Todos 580 mil. Son números grandes ambos, pero la remontada hizo que aún sacando menos votos el FdT bonaerense se sintiera victorioso y la cara de alegría de Kicillof y la militancia cantando reflejaban ese estado de ánimo.

¿Qué pasó?. En primer lugar salieron los intendentes insignia a la primera línea y la militancia a la calle a las tradicionales acciones y apelando a la “mística peronista”. El discurso fue más un “ojo que ellos viene a hacer lo mismo que hicieron, recuerden que los sectores medios y bajos siempre estuvieron mejor con nosotros”. No un “somos mejores”, sino que los otros son peores.
Esto no se dió en un ambiente idílico, sino con una pobreza, inflación y hambre aumentada junto con una bronca no disimulada desde el propio FdT con el gobierno nacional y Alberto en particular.

Mientras algunos alzaban el discurso de lo bello y armonioso del planeta llamado “consenso” donde no hay problemas de modos y formas y se frotaban sus manos preparando el sepelio de “ese peronismo” resulta que vuelve a emerger.


Si, hoy la comunicación y sus formas son importantes, pero lo que subyace es lo verdaderamente central: la realidad social y económica de los sectores más golpeados por la desigualdad (desde siempre).
Mientras esa injusticia social exista habrá quienes los representen políticamente y la única receta duradera para que “esos peronchos” no tengan peso es eliminando las injusticias,  cosa que paradójicamente es lo que quieren los que siguen ideológicamente al Frente de Todos (en un sentido más amplio que peronismo).

¿Quienes son los dueños de ese “logro”? Mientras completo la nota se prepara el acto del Día de la Militancia donde el presidente sería el único orador, la intención es clara: tratar de capitalizar este logro en la figura de Alberto Fernández. Pero, queda claro que quienes han sido fortalecidos son el gobierno bonaerense, los intendentes y la militancia cercana a Cristina.
Todo aquel que trate de ignorar estos hechos y datos de la realidad chocará contra una pared. Podremos estar más, menos o nada de acuerdo con este espacio, podremos discutir si tiene o no el vigor de antaño, pero hoy sigue teniendo una centralidad a prueba de balas porque su sustento está en sectores sociales concretos que reconocen a un liderazgo concreto.
Creo que en San Juan cuesta además interpretar esto porque lo que podríamos llamar kirchnerismo no tiene gravitación acá, no hay una organización ni referentes que lo representen (algunos dicen serlo, sin serlo), sino personas y militantes aislados que simpatizan, pero no coordinados, sin estructuras.
Sumemos a que sin haber caminado por el conurbano, o al menos pasado en auto por el interior populoso bonaerense, se hace más difícil poder interpretar lo que los números expresan de este país dentro del país.

Por todo lo antedicho, si no se tiene una mirada más abarcativa de lo que sucede y nos quedamos con la imagen mostrada por los medios de penetración “cultural”, nos quedaremos con el reflejo distorsionado en un espejo equivocado.

Por Rafael Ibañez.


Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de Ahora San Juan

Opinión

Jorge Elbaum cuestionó el apoyo de Javier Milei a Israel: “Está involucrándose de forma irresponsable”

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“En vez de ser neutral, está sobreactuando un aspecto ideológico, Milei no entiende lo que son los intereses de nuestro país”, añadió el sociólogo y primer presidente del Llamamiento Argentino Judio.

El Presidente Javier Milei mostró su completo apoyo hacia Israel tras el ataque sufrido desde irán, sin embargo, hay varias cuestiones a tener en cuenta a la hora de llevar a cabo lo que se refiere a un alineamiento bélico. Es por eso que para desarrollar este tema en profundidad, Canal E se comunicó con el sociólogo y primer presidente del Llamamiento Argentino Judio, Jorge Elbaum.

“La justicia argentina, específicamente la sala de la Cámara de Casación, no se expidió sobre la causa del atentado, sino sobre la causa del ocultamiento del mismo, en el cual fue llevado a juicio y condenado el juez de instrucción de la causa Galeano”, comentó Jorge Elbaum. “Esa es la causa en la cual 3 jueces de casación se expidieron”, agregó.

No se llevaron a cabo las testimoniales del caso AMIA

Posteriormente, Elbaum planteó: “Uno de ellos sugirió, por fuera de la causa de su tratamiento, referirse a otra causa, específica del atentado, que no ha habido juicio hasta ahora porque no se llevaron a cabo las testimoniales de los 8 acusados”. Luego, manifestó que, “estamos viendo un alineamiento político estratégico muy irresponsable por parte del Gobierno argentino, ya que cualquier vinculación estratégica bélica tiene que ser decidida por el Congreso”.

El Gobierno argentino hace un alineamiento y una sobrevaloración muy irresponsable, llamando al representante diplomático de Israel a presenciar una reunión de gabinete, en el marco de un alineamiento que Argentina históricamente no posee”, sostuvo el entrevistado. “Argentina, tradicionalmente, busca la paz, ha sido un ejemplo de no alineamiento, salvo en la época de Menem”, complementó.

El desconocimiento de Milei sobre lo establecido en la Constitución

Por otro lado, el sociólogo señaló: “El tema no es si Milei toma la decisión como Presidente de hacer una alianza diplomática, el problema es que está participando de una situación de guerra y no estaría mal en el caso de que fuese una decisión tomada por el Congreso”. A su vez, remarcó que, “lamentablemente, el Presidente desconoce la Constitución y se toma atribuciones que tendrán que ser juzgadas”.

El Presidente no puede establecer los alineamientos que está realizando en términos bélicos, apoyando a aquellos países como Israel y Estados Unidos, que son los que votan en contra de Argentina en los foros internacionales relativos a Malvinas”, expresó Elbaum. “En vez de ser neutral, está involucrándose de forma irresponsable, sobreactuando un aspecto ideológico, Milei no entiende lo que son los intereses de nuestro país”, concluyó.

@Perfil.

/Imagen principal: Archivo/

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Opinión

La misión es responsabilidad de todos. 

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NOTA de OPINION de monseñor Jorge Eduardo Lozano, arzobispo de San Juan de Cuyo

Así lo entendieron y vivieron los primeros cristianos.

En la Biblia, el libro de los Hechos de los Apóstoles nos muestra a quienes abrazaban la fe poniendo todo en común y atendiendo a las necesidades de los más pobres y excluidos. El testimonio de vida acompañaba la predicación, ya que “la multitud de los creyentes tenía un solo corazón y una sola alma. Nadie consideraba sus bienes como propios, sino que todo era común entre ellos (…) Ninguno padecía necesidad”. (Hechos 4, 32)

Y esta práctica no solo era promovida entre las personas de la misma comunidad, sino también entre las de diversas geografías. De este modo, vemos a San Pablo organizando una colecta entre las iglesias ubicadas en ciudades más prósperas para auxiliar a las más pobres de Jerusalén.

Con el tiempo se ha ido perdiendo esa conciencia, junto al abandono de la intensa actividad misionera y la disponibilidad a la entrega generosa de la vida. Una manera más cómoda e inocua de vivir la fe en algunas regiones del mundo, fue reemplazando a la audacia y la confianza en la Providencia de Dios.

A los obispos, sacerdotes, diáconos y otros agentes pastorales nos cuesta hablar con franqueza de las cuestiones económicas. Nos da cierto pudor o vergüenza, pero tampoco damos cabida a los laicos para que lo hagan.

A esto se suma que más de la mitad de las Parroquias de la Arquidiócesis (me animo a decir que del país) no tienen formado el Consejo de Asuntos Económicos, y las que sí lo han convocado, no siempre logran que funcione de modo adecuado.

La falta de Catequesis sobre el Precepto del sostenimiento del culto hace que se instalen algunos mitos. Entre ellos, los más frecuentes son que los sacerdotes reciben su sueldo del Estado o del Vaticano; que las parroquias no tienen los gastos habituales de las familias en energía eléctrica, gas, internet y otros servicios; que los libros de catequesis son gratuitos; que el combustible que utilizan para recorrer las capillas va de regalo; y otras cosas más en las cuales no abundo en razón de la brevedad.

Una de las actitudes evasivas que a veces he escuchado es “que primero pongan otros”. La avaricia de los ricos no puede ser excusa que justifique la falta de compromiso personal.

Es bueno preguntarnos: ¿cómo es mi vínculo con el dinero?

San Pablo nos dice que debemos cuidarnos de la avaricia para no caer en la idolatría del dinero. Es bueno dejarnos interpelar por las enseñanzas en la Palabra de Dios acerca de lo económico. “Dios bendice al que da con alegría.” “Hay más alegría en dar que en recibir.” “Lo tenían todo en común.” “La avaricia es una idolatría.” “No se puede servir a Dios y al dinero.”

Este fin de semana en todas las iglesias de la Argentina estamos realizando esta campaña de conciencia y compromiso con el sostenimiento de la misión evangelizadora que todos tenemos por ser bautizados. Lo llamamos “Domingo del compartir”.

Como dice el mensaje de la Conferencia Episcopal para este año 2024, “es necesario fortalecer la pastoral económica en nuestras comunidades, impulsar la catequesis sobre el sostenimiento económico de la misión de la Iglesia, buscar una gestión eficiente de nuestros recursos y animar la transparencia y rendición de cuentas”.

Te propongo preguntar qué necesidad concreta hay en tu comunidad. 

Sostengamos entre todos lo que es de todos, compartiendo el compromiso por la misión evangelizadora de la Iglesia. 

Durante la semana que comienza estaremos reunidos en Pilar, Provincia de Buenos Aires, todos los obispos de la Argentina. Acompañanos con tu oración para que en las deliberaciones y decisiones nos dejemos mover por el Espíritu Santo.


Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de Ahora San Juan.

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Las heridas abiertas de Jesús

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NOTA de OPINION de monseñor Jorge Eduardo Lozano, arzobispo de San Juan de Cuyo.

Rezamos en el Salmo 62: “Tengo sed de Ti como tierra reseca, agotada y sin agua”.

Todos tenemos heridas que vamos adquiriendo a lo largo de la vida. Hablo de las del alma, aquellas que se producen por amar y no ser amados. Recuerdo la letra del tango tan expresivo: “de cada amor que tuve tengo heridas/ heridas que no cierran y sangran todavía”. (Julio Sosa, “Tarde”)

En este sentido, me conmueve también el poema de Miguel Hernández que con suma belleza y hondura nos comparte “llegó con tres heridas, la del amor, la de la muerte, la de la vida”.

Acojamos nuestras experiencias.
La herida de la soledad, del abandono.
Herida de la pobreza y el hambre del desamparo.
Heridas de la guerra que mutila, destruye y mata, no sólo los cuerpos; también los sueños, los proyectos…

Heridas en la familia por historias no resueltas, en que el egoísmo, la avaricia por la herencia, la traición, provocan golpes muy hondos y dolorosos.
Heridas en la Iglesia o con la Iglesia. No haber sido recibidos, ni acompañados, ni escuchados. Experiencia de negación de consuelo y aliento. Lo que te cobran en algunos lugares por bautizar un niño.
Heridas en la fe. Le pedí a Dios y no me respondió.
Heridas con los amigos porque juzgan sin escuchar.
La herida de la indiferencia y la no comprensión.

Y seguramente vos podrías sumar unas cuántas heridas más de tu propia vida, y realizar un largo elenco de las llagas que siempre quedaría incompleto. 

Sabernos heridos es algo muy común. Sin embargo, nos cuesta hablar de lo que nos lastima. Solemos conversar acerca de los logros, talvez de algunos fracasos, pero no de las heridas. Pensamos que nos hace vulnerables, débiles ante los demás.

Te comparto una experiencia que he atesorado especialmente en los Santuarios. Allí podemos acercarnos como peregrinos heridos o simplemente como turistas curiosos. Los peregrinos buscan consuelo y, si se puede, respuesta a cuestionamientos existenciales. 

En el Evangelio que proclamamos este fin de semana se presenta Jesús Resucitado ante sus discípulos, pero está ausente el Apóstol Tomás que se negaba a creer en el testimonio de los demás. Les dijo: “Si no veo la marcade los clavos en sus manos, si no pongo el dedo en el lugar de los clavos y la mano en su costado, no lo creeré”. (Juan 20, 25) A la semana siguiente Jesús se aparece nuevamente y cumple el deseo de Tomás.

A Jesús lo encontramos vivo en sus llagas, ellas representan distintas formas de sufrimiento y exclusión. Por eso quise iniciar esta reflexión volviendo la mirada a nuestras heridas, para reconocer en ellas al Señor. Lo llamamos Jesús Misericordioso porque Él sabe lo que es sufrir, y se presenta mostrando sus heridas luminosas y su costado abierto por la lanza del soldado.

Miremos nuevamente a Jesús en la cruz. Recordemos sus Palabras.
Aparta de mí este cáliz. 
Uno de ustedes me entregará.
Tengo sed.
Por qué me has abandonado.
Todo se ha cumplido.

Te propongo que hablemos con los amigos más cercanos de las heridas que habitualmente escuchamos, que recibimos, ¿qué actitud tomamos? ¿Damos espacio? ¿Encontramos espacio? ¿Reconozco con humildad que soy indigente? ¿Qué me dice la fe?

Aprendamos, como nos enseña San Pablo, llorar con el que llora y reír con el que ríe. (Rm 12, 15)

Comentando el Evangelio de este domingo, nos dice San Agustín que Jesús “sabía que en el corazón de sus discípulos quedaban heridas, y para sanarlas conservó las cicatrices de su cuerpo”.

Como canta Cristóbal Fones, “al final de la vida llegaremos, con la herida convertida en cicatriz”.

¡Feliz Pascua, nuevamente!


Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de Ahora San Juan.

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