«En la Argentina se discute poder y no hacia dónde vamos«, sostuvo el presidente de la Conferencia Episcopal y obispo de San Isidro, Oscar Ojea, como parte de una reflexión inspirada en los textos litúrgicos de la semana y en alusión directa a la coyuntura política del país.
En su mensaje y refiriéndose a los apóstoles que acompañaban al Mesías, el titular del episcopado afirmó que Jesús “no viene a traer la lógica de la ideología sino la lógica del servicio”.
Los apóstoles concebían “a Jesús como un Mesías que les iba a dar el poder, el poder concreto, el poder temporal”, siguió diciendo Ojea. “Entonces aparece la vanidad de cada uno; quien va a ocupar el primer lugar, aparecen las comparaciones, aparece el creerse superior al otro, esta cosa tan humana”.
Y ante esta realidad, agrega, “Jesús les propone el servicio, el servicio que supera a toda ideología: ‘entre ustedes el primero debe ser el último de todos y el servidor de todos el que quiera ser el primero que sea el último de todos y el servidor de todos’ “.
Las palabras de Ojea se suman a lo escrito antes por el arzobispo de La Plata, Víctor Fernández, en una nota enviada al diario La Nación. “Por amor a esta Patria herida, muchos esperamos que el Presidente pueda revisar a tiempo su agenda de prioridades, para evitar una debacle que terminaría dañando todavía más a nuestro pueblo”, escribió el arzobispo platense y en una severa crítica a Alberto Fernández agregó también que “lo hemos visto muy entretenido con el aborto, la marihuana y hasta la eutanasia, mientras los pobres y la clase media tenían otras hondas angustias que no obtenían respuesta”.
Tanto Oscar Ojea como Víctor Manuel Fernández son considerados como dos obispos muy próximos al pensamiento del Papa Francisco.
Siguiendo con su analogía bíblica, el presidente de la Conferencia Episcopal dijo que “en Argentina también discutimos poder, no discutimos proyecto de Nación, no discutimos a dónde vamos, no pensamos a dónde tenemos que ir, no nos podemos poner a pensar juntos, sino que discutimos poder; poder mediático, poder económico, poder político” para agregar que “como los apóstoles, el Señor está clamando atención a lo que le está pasando en su corazón, a lo que va a vivir. Podemos decir; se asemeja a la situación dolorosa de tantísimos argentinos y argentinas”.
Fernández por su parte había afirmado que “a fines del año pasado, mientras los países vecinos estaban comprando vacunas, aquí el Ministerio de Salud se apasionaba en plena campaña por el aborto” y agregó que “muchas mujeres, a las que el gobierno creía responder, estaban viviendo al día, con sus familias despedazadas, sus hijos que habían abandonado el colegio y habían caído en la droga y la delincuencia, y con la plata valiendo cada día menos”.
Según el arzobispo de La Plata “la agenda social que podría haber caracterizado a este gobierno, quedó desdibujada, y así se dilapidó una gran oportunidad” y es por eso que “no debería llamar la atención la fuerte abstención de gente que no se siente representada por otras opciones políticas pero que está demasiado indignada como para ir a votar. Es muy elocuente que en muchos barrios pobres la abstención llegó al 40%, aunque en realidad esta campaña con pocas propuestas reales y mucho eslogan no entusiasmó a nadie”.
Según el arzobispo Fernández “el presidente todavía está a tiempo de dar prioridad a los grandes problemas sociales y de enfocarse mejor en la producción y en el trabajo, que es lo que uno puede escuchar como reclamos genuinos si está cerca del pueblo”. Y ensayó un consejo para Alberto Fernández: “Le conviene recordar que en las anteriores elecciones Mauricio Macri pudo recuperar en las generales muchos puntos que había perdido en las PASO. No lo logró por cautivar con propuestas inteligentes, sino por algo muy sencillo: un enorme esfuerzo de acercarse más a la gente y al menos escuchar los verdaderos reclamos”.
Y señaló que “de un estratega se espera la capacidad de leer en el momento histórico actual cuales son los verdaderos y más grandes reclamos del pueblo, al margen de los propios gustos. Pero a veces la política se confunde cuando cree que hablando de determinados temas responde a las expectativas de la sociedad, y en realidad solo está halagando a sectores minoritarios que tiene cerca”.
Fuente: Washington Uranga // Página 12.