La actriz argentina Silvina Luna murió a los 43 años como consecuencia de una insuficiencia renal provocada por una cirugía plástica que se realizó en 2011. Silvana Mancuso, de la Asociación de Víctimas de Mala Praxis, lamentó que denunciar errores médicos se convierta en «un infierno» para víctimas y familiares.
La muerte de la modelo, actriz y presentadora televisiva argentina Silvina Luna como consecuencia de complicaciones de salud producidas por una cirugía estética volvió a poner en agenda los riesgos de este tipo de intervenciones y la falta de control a profesionales que actúan sin las medidas de protección adecuadas.
Luna, que falleció el pasado 31 de agosto a los 43 años, arrastraba problemas de salud desde 2011, cuando se sometió a una operación estética en sus glúteos con el cirujano Aníbal Lotocki, que ya tenía en su currículum haber operado a varias celebridades argentinas.
Sin embargo, la actriz fue diagnosticada con hipercalcemia tres años después de la operación. La enfermedad, caracterizada por el exceso de calcio en la sangre, le provocó cálculos renales que la llevaron a la insuficiencia renal. Si bien evitaba nombrar a Lotocki, la propia actriz aseguraba que sus problemas de salud se relacionaban al uso de metacrilato, la sustancia que el médico le había inyectado.
«Este ha sido muy mediático y nos ha tenido a todos en vilo. Era una muchacha muy joven, con toda una vida por delante y por querer mostrarse más bonita de lo que ya era, porque más hermosa no podía ser, cayó en manos de este profesional que para nosotros ya deberían haberle quitado la matrícula», dijo a Sputnik Silvana Mancuso, presidenta de la Asociación de Familiares y Víctimas de Mala Praxis.
Mancuso recordó que Lotocki ya fue condenado en febrero de 2022 por haberle causado «lesiones graves» a Luna y otras tres modelos famosas argentinas. Esa investigación había determinado que el médico aplicó el metacrilato en zonas del cuerpo en los que su uso está prohibido debido a que es perjudicial.
La presidenta de la organización señaló que el metacrilato es una sustancia utilizada por odontólogos para tomar muestras para confeccionar las prótesis dentales.
«Eso se va convirtiendo en piedra cuando empieza a fraguar y luego viaja por todo el organismo produciendo estragos en todo el cuerpo», precisó.
La dirigente, que integra la organización desde hace 15 años, cuando su hija falleció producto de un accidente cerebrovascular (ACV) mal diagnosticado, consideró que el mayor problema para las víctimas de mala praxis radica en el sistema judicial que se torna lento y muchas veces demasiado benigno con los profesionales acusados.
«Cuando nosotros denunciamos un caso de mala praxis, el familiar ingresa en un infierno. Primero tienes que enterrar a tu hijo o a tu familiar y después entras a pelear con la Justicia, donde sos revictimizado por el sistema que tiene la premisa de que el médico no se levanta para matar», apuntó.
Mancuso reclamó «cambiar el paradigma» de que los médicos siempre son inocentes, ya que si bien «hay médicos de excelencia», también hay «profesionales que no merecen ese título porque son mercenarios» y se debe evitar que sigan «maldiagnosticando y matando».
Esto se replica en el ámbito de la cirugía estética, donde según la dirigente «muchas veces las mujeres, para ahorrarse un peso, recurren a un médico que no está formado o que no tiene su consultorio habilitado». Así, existen consultorios que no tienen las condiciones necesarias para asegurar que puedan salvarle la vida a un paciente en caso de complicaciones durante las cirugías estéticas.
«Si te da un infarto o tienes una reacción alérgica por la anestesia y no tiene una terapia a mano para poder rescatarte, si no tiene un desfibrilador ¿cómo te saca de ese paro que se produce?», observó.
Mancuso consideró que, al menos, la notoriedad del caso de Luna puede servir para hacer más visible los problemas de la mala praxis y la vulnerabilidad que sienten las víctimas y sus familiares.
«Ojalá que sus partida no haya sido en vano y que la Justicia tome conciencia de no tomarse años y años para apresar a un médico e inhabilitarle la matrícula», reclamó.
Para la organización, lo primordial es poder llevar a los médicos acusados de mala praxis ante la Justicia penal, ya que consideran que la Justicia Civil no garantiza que los daños no vuelvan a ocurrir.
Mancuso detalló que la asociación nuclea actualmente más de 300 casos de mala praxis por diferentes motivos y subrayó que «todos están en la misma situación: pasan y pasan los años, y la justicia no se ve«.
«Las causas terminan prescribiendo por el paso del tiempo y con el dolor inmenso de la familia y el sabor amargo de no tener justicia. Siempre tienen un artilugio o una artimaña para que ellos queden indemnes», concluyó.
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