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Sociedad 

La odisea para ver la Final de Argentina, en un viaje desde Moscú a San Juan.

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La final del Mundial de Qatar, en la que la selección Argentina era protagonista, le tocó vivirla a Gabriel Saquilan Ruffa, nuestro periodista elegido por Ahora San Juan para participar del “Programa de pasantías InteRussia para periodistas de América Latina”, en el viaje de regresó a nuestro país desde Moscú. Nos cuenta comó fue vivir esta experiencia y nos demuestra que la pasión de los argentinos por su selección no tiene límites. La afición albiceleste no solo se festejó en las calles, también desde los aeropuertos.

Desde que tomé conocimiento de que el partido de la final del mundial me coincidiría con el vuelo de regreso, todo transcurrió muy rápido. El partido que ganamos en la semifinal contra Croacia fue una mezcla de alegría tremenda con la ansiedad de que tal vez no podría verlo, estaría en el aire en algún lugar entre Estambul y Buenos Aires.

Intenté realizar las gestiones para cambiar el vuelo, pero fue imposible. Agradecer a todos los compañeros latinoamericanos que me apoyaron de corazón con eso, como si de una causa propia se tratara. Incluso alguno de ellos muy querido se dedicó a explicarle a todos los rusos la importancia que tenía para un argentino ver la final del mundial, del mundial de Messi.

Cruzando los dedos porque de alguna forma pudiera verlo en el avión, y con mezcla de resignación y miedo es como llegué al aeropuerto de Moscú, Vnukovo. Resignado porque no me quedaba otra, no estaba en mi mano. Miedo por si en migraciones me quitaban el pasaporte por ser el único argentino en no ver la final.

Mi primer vuelo lo compartía con dos compañeros. José de Perú, y Leo de Brasil. Nuestro avión salía a las 02:25 de la mañana. Ya a los tres nos pareció que estaba nevando bastante cuando dejamos el hotel, pero claro, ¿cómo podemos tres latinoamericanos medir cuándo es mucha nieve? Así es que realizamos todo el proceso de controles y ya avisaban las pantallas que el vuelo se demoraría 20 minutos.

©Foto: José Alvan

Desde los ventanales junto a nuestra puerta de embarque podíamos ver que la nieve al contrario de cesar, caía sin piedad. Se anunció en las pantallas otro retraso de diez minutos. Después, los avisos a través de los altavoces no pararon. Uno a uno, se iban anunciando los retrasos. Nadie sabía que hacer, algunos aprovechaban para dormir en cualquier rincón.

La incertidumbre, al igual que el manto blanco de nieve, llegó a cubrirlo todo. Perdí la cuenta, pero nuestro vuelo probablemente tuvo una decena de cambios. Ya era imposible llegar a hacer la conexión que teníamos prevista en Estambul. La buena noticia: tal vez alcanzaría a ver el partido en Turquía.

Finalmente, nos ordenaron embarcar a las siete, con ya casi cinco horas de retraso. Subir al avión, con su cola y espera, fue relativamente sencillo. Lo que no sabíamos es que nos esperaban más sorpresas. Fuimos a un lugar perdido de la pista y ahí nos detuvimos. No se veía nada alrededor, hasta en algún momento me confundí pensando que estábamos en el aire. Pero la realidad es que no habíamos despegado.

©Foto: José Alvan

©Foto:José Alvan

Nadie nos decía nada, nos enteramos que varias veces limpiaron el avión por fuera. Para sacar la nieve y esperar que las condiciones necesarias para despegar se dieran. Una hora, otra, otra…así hasta cinco horas que pasamos en el asiento, en una jaula blanca que no se movía. Mezcla de incertidumbre, ansiedad y ya casi desesperación por estar encerrados, se sumaba a que las cuentas para llegar a horario a ver el partido ya eran muy justas.

Despegamos, y llegamos a Estambul. Por delante el trámite de que nos consiguieran nuevos pasajes, pero con la ilusión de que estábamos a tiempo y veríamos la ansiada final. Como de fácil no iba la historia, descubrimos que cada uno tendría un vuelo diferente. Leo y José saldrían al día siguiente, yo tendría que esperar dos días. Nos darían hotel y comida, pero lo agravante era que el otorgarnos los pasajes se demoraba y teníamos que quedarnos cerca del mostrador de la aerolínea.

Nos dieron las 6 y ya seguramente estaba sonando el himno. Nosotros esperando que se solucionara la situación. Por suerte Leo pudo hacer uso de sus datos y conseguimos empezar a verlo a través de su teléfono. El tema de WiFi y aeropuerto de Estambul merece mención aparte, pero les cuento que no es sencillo ni bueno.

El primer tiempo lo vimos a través de la mano de un genio brasilero, mientras pasábamos controles y nos apurábamos como podíamos en esos trayectos kilométricos que se inventan en los aeropuertos grandes.

Con la lengua fuera y la remera de la albiceleste puesta es que conseguimos encontrar una fan zone en el centro del aeropuerto internacional. Ya había bastante gente, pero conseguimos ubicarnos para sufrir al igual que todos los argentinos.

Parecía que todos iban con Argentina hasta que metió un gol Francia y salieron los ratones que estaban calladitos. El empate, la prórroga y los penales con toda la montaña rusa emocional que suponía, se veía salpicada por las simpatías que me ofrecían los otros viajeros.

El penal ganador fue un momento tremendo en el que hicimos rugir al aeropuerto de la capital turca. Gritamos como locos y nos abrazábamos entre desconocidos. Mis compadres latinoamericanos se sintieron más argentinos que nunca. La emoción de ser campeones del mundo y la odisea que estábamos viviendo para poder verlo hacían saltar las lágrimas.

©Foto: José Alvan

©Foto: José Alvan

Mientras esperábamos a que nuestro capitán levantará la copa, mucha gente se acercaba para hacerse un selfie conmigo, tal que si yo hubiera jugado el partido. Muchas felicitaciones y alegría sincera de gente de todos lados del mundo. Durante un ratito fui «famoso» en el aeropuerto Internacional de Estambul.

Puede parecer que la policía y trabajadores aeroportuarios son muy serios y están enojados. Pero llevar la camiseta de Argentina en ese momento me aseguraba sonrisas y felicitaciones. Que todo el mundo levantará el pulgar mientras con una sonrisa de oreja a oreja decía «Messi, Messi, Messi», hacía que nuestra odisea valiese la pena.

Encaró Messi y somos campeones del mundo. En el aeropuerto de Estambul todavía estarán resonando los ecos de nuestros gritos.

©Foto:José Alvan

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Sin agua por obras: barrios de Chimbas y Rivadavia, sufrirán cortes

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Obras Sanitarias realizará tareas de optimización en la planta potabilizadora de Marquesado, lo que afectará el suministro en numerosos barrios este martes 15 de julio.

Este martes 15 de julio, personal de mantenimiento de Obras Sanitarias llevará a cabo tareas de optimización en la planta potabilizadora de Marquesado. Por este motivo, el servicio de agua potable se verá interrumpido desde las 6 hasta las 18 horas en amplias zonas de los departamentos de Chimbas y Rivadavia.

Según informaron oficialmente, los barrios afectados incluyen S.U.T.I.A.G.A, Arriero, UDAP, ATSA, Los Andes, Stotac, Huaziul, FUVA, Cooperarq 4 y 8, Consejo de Profesionales Arquitectos, 22 de Abril, Cerro Blanco, Marquesado 1 y 3, Zorzales, Hogar de Ancianos, Escuela de Policía, Natania Residencial, Villa Observatorio, Universidad Católica de Cuyo y zonas aledañas. 

Desde la empresa solicitan extremar el cuidado del agua almacenada en los tanques domiciliarios, priorizando su uso para actividades básicas como bebida, higiene y alimentación. “Recordamos que los tanques domiciliarios permiten afrontar eventos de estas características por más de 24 horas, siempre que se haga un uso racional del agua potable”, señalaron.

Para consultas o mayor información, los usuarios pueden comunicarse al 264 506 4444 o al 0800-222-6773.

/SJ8

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La Policía encontró al niño de 8 años que se llevó su padre

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Tras horas de angustia, el pequeño fue hallado en un descampado. Se había ido con su padre, un hombre que tendría antecedentes psiquiátricos y que irrumpió armado en la casa materna para llevarselo en bicicleta.

La intensa búsqueda por la desaparición de Bairon Samir Guardia, el niño de 8 años que había sido llevado por su padre durante la mañana de este viernes, tuvo un final positivo: fue encontrado sano y salvo en un descampado, según confirmaron fuentes policiales.

El hecho generó gran preocupación en la comunidad sanjuanina y motivó la activación urgente del programa «San Juan Te Busca», herramienta destinada a la localización rápida de menores extraviados. La alerta fue disparada a primera hora de la siesta, luego de varias horas de incertidumbre.

Según el informe de la Comisaría 36°, la situación comenzó cerca de las 8:50 horas, cuando Emanuel Alejandro Guardia, de 34 años, irrumpió con un machete en la vivienda materna del menor, ubicada en el Barrio Chacras de Cuyo, en el departamento Rawson, y se llevó al niño en una bicicleta playera roja, que tenía una silla para niños.

El hombre tiene antecedentes psiquiátricos y en 2024 fue internado en el Hospital Julieta Lanteri, donde fue medicado. Sin embargo, según confirmaron fuentes oficiales, habría abandonado el tratamiento hace tiempo, lo que incrementó la preocupación sobre el estado del menor.

La denuncia fue radicada por la abuela del niño, quien acudió de inmediato a la policía al constatar la desaparición. Su rápida reacción permitió que se activaran los protocolos de búsqueda, incluyendo el aviso a controles policiales y a la Red Trueno Halcón.

Tras varias horas de búsqueda, Bairon fue hallado en un descampado, aunque no se han brindado aún detalles sobre su estado físico ni si estaba acompañado al momento del hallazgo.

/SJ8

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Urgente: buscan a un niño que se fue con un hombre

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El pequeño tiene 9 años y fue visto por última vez este viernes 11, cuando fue retirado por Emanuel Alejandro Guardia.

La Policía activó el programa San Juan Te Busca por la desaparición de un niño de 9 años que se fue con un hombre de 34 años. Se trata de Bairon Samir Guardia quien fue retirado este viernes 11 de julio por Emanuel Alejandro Guardia, según contaron desde la fuerza.

Bairon fue visto por última vez este viernes, mide 1.40 metros de altura, cara redonda, ojos de color negros, boca mediana, labios medianos, de 45 kilo. El pequeño vestía campera marrón y pantalón de buzo azul.

En tanto, Guardia vestía una campera naranja que estaba visiblemente manchada y sucia, un pantalón oscuro. El sujeto circulaba en una bicicleta playera roja con una sillita para niños.

La Policía de San Juan aportó una foto en la que salen ambos aparentemente en un acto escolar. Bairon con un guardapolvo y un diploma, mientras que Guardia aparece en la imagen abrazándolo, con una gorra gris y una campera del club brasilero Palmeiras.

La familia del pequeño y personal del programa San Juan Te Busca piden a la población aportar cualquier dato sobre el paradero del niño y el hombre.

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