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Opinión

La Revolución Cubana, víctima de su éxito.

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Por Atilio Borón – publicada en atilioboron.com.ar el 24/7/21

 Cuba es víctima de su propio éxito. Un logro de formidable envergadura pero que la opinión “bienpensante” insiste en caracterizar como un fenomenal fracaso. Algunos lo hacen por ignorancia, repitiendo el mensaje que le bajan los medios dominantes y sus “opinólogos” a partir de un guión que en sus líneas generales fue elaborado en Estados Unidos desde los primeros meses del triunfo de la Revolución. Pero en la mayoría de los casos este mensaje es emitido por una nutrida caterva de mercenarios de la guerra comunicacional que saben que están mintiendo, pero la generosa recompensa que les prodiga el imperio logra acallar sus dudas y volcarse con frenesí a la difamación y la mentira en contra de los enemigos que puntualmente Washington les señala.

Dije éxito, intencionalmente, porque de qué otro modo podríamos calificar el desempeño de un pequeño país que pese a ser víctima del bloqueo más prolongado e integral de la historia de la humanidad se las ha ingeniado, gracias a su revolución, en producir indicadores sociales admirables. Tomemos, sin ir más lejos, el combate a la pandemia del Covid-19 y observemos el comportamiento de un indicador clave: el número de muertes por millón de habitantes. Pese a las criminales restricciones que impone el bloqueo recargado por Donald Trump y mantenido por Joe Biden la tasa de letalidad por millón de habitantes en Cuba es, al día de hoy, igual a  195/millón. En Brasil es 2.555, en Argentina 2.259; Bélgica 2.166; Estados Unidos, el verdugo del pueblo cubano tiene una tasa de 1.881, siempre por millón de habitantes; Chile, 1.808; Uruguay, 1.696 y Suecia 1.438.[1] En pocas palabras: el “régimen” cubano (como se lo nombra para descalificarlo) tiene una tasa de cuidado de su población casi diez veces superior a la de la ejemplar “democracia” estadounidense y unas siete veces más efectiva que la de la tan admirada “democracia” sueca. Dado que la protección de la ciudadanía es un rasgo esencial de la democracia mientras que la existencia de un sistema multipartidario no lo es (recordemos que en la dictadura brasileña “funcionaban” al menos dos partidos políticos, y que bajo los regímenes de Anastasio Somoza y Alfredo Stroessner había inclusive más) con elecciones periódicas y todos los rasgos que el saber convencional de la ciencia política considera consustanciales con la democracia, la conclusión a la que podemos llegar es que desde este punto de vista, el cuidado de la población, la Cuba revolucionaria es mucho más democrática que cualquiera de los países arriba nombrados.

Eso sería todo, ¿sus éxitos en materia de combate al Covid-19? No, de ninguna manera. La salud como derecho ciudadano alcanza niveles formidables en Cuba, mientras que en Estados Unidos (el país agresor), aquella es una mercancía más, accesible a quien pueda adquirirla. Quien tiene dinero accede a la salud, los demás deben rezar al buen Dios para que los libre de todo mal. Un indicador sensible de los muchos que podrían utilizarse para graficar el desempeño de Cuba en materia de salud es la tasa de mortalidad infantil: mientras que ésta es de 4 por mil nacidos vivos en la mayor de las Antillas, en Estados Unidos, para su deshonra, es de 6 por mil nacidos vivos, según informa el Banco Mundial. En Colombia, cuyo gobierno se ufana (para su desgracia) de haber convertido a ese país en “la Israel de América Latina”  y sobre el cual llueven los elogios de Mario Vargas Llosa el guarismo se empina a un criminal 12 por mil nacidos vivos. [2] Como si lo anterior no fuera suficiente Cuba es el único país de Latinoamérica y el Caribe que ha logrado la autosuficiencia vacunal, no con una sino con dos vacunas ya en uso y tres más a punto de ser aprobadas. Países con mucha más población y economías mucho más grandes (Brasil, México, Argentina, por ejemplo) muestran una lastimosa dependencia en este rubro pese a que ninguno de ellos sufre de un bloqueo como el que oprime a cubanas y cubanos.

Agréguese a lo anterior que la Revolución Cubana exhibe una tasa de alfabetización del 99.8 por ciento en la población de 15 años o más contra el 99.0  por ciento de Estados Unidos; una competencia reñida, pero en la cual Cuba se lleva los lauros.[3] Y que el acceso a la cultura, en todas sus manifestaciones, es uno de los grandes logros de la revolución cubana, evidenciada en la calidad universal de sus músicos, sus artistas plásticos, pintores, literatos, etcétera. Y de la mano de esta preocupación por socializar no sólo la economía sino también la cultura viene la democratización del acceso al deporte. Siendo en términos demográficos un país pequeño es el primero de Latinoamérica y el Caribe a la hora de computar las medallas obtenidas en los Juegos Olímpicos: con 226 medallas en total, 78 de las cuales doradas, aventaja no sólo a todos los demás países de la región sino a otros como Canadá, España, Dinamarca, Turquía y muy holgadamente a Brasil, México y Argentina. Y si observamos el medallero de los Juegos Panamericanos, detrás del Goliat norteamericano, que lo encabeza con 2066 medallas doradas, inmediatamente atrás viene  Cuba con 908, Canadá con 491, Brasil 383, Argentina 327 y México 258.[4]

Va de suyo que estos logros no ocultan los problemas que aquejan a la economía cubana. Fidel permanentemente recordaba que la Cuba socialista era una economía subdesarrollada, dependiente y altamente vulnerable, más que cualquiera otra de la región a causa del bloqueo genocida al cual se ve sometida. Y si bien sería un error atribuirle al bloqueo la totalidad de las dificultades económicas cubanas, pues hay muchas que son endógenas –por ejemplo, la demorada actualización del modelo económico y un exceso de burocratismo en la gestión macroeconómica-  no puede haber la menor duda que estos problemas fueron potenciados hasta lo indecible a causa de los efectos devastadores de un bloqueo que se extiende por sesenta años. Cualquier análisis de la economía cubana que soslaye este dato fundamental jamás podrá aportar una explicación convincente de sus problemas y debe ser considerado como una grosera pieza propagandística.

Conclusión: si el imperio creyera realmente lo que dicen sus voceros deberían levantar el bloqueo inmediatamente para que salte a la vista que los problemas de la economía cubana se deben a la irracionalidad del socialismo y a la ineptitud del gobierno revolucionario, haciendo que la población se rebele en contra de las autoridades y provoque su derrocamiento. Pero ellos saben que esto no es así, y por eso persisten con el bloqueo. Si no,  ¿para qué concitar el periódico repudio universal en contra de una política genocida que en los últimos 29 años fue repudiada por la casi por absoluta unanimidad en la Asamblea General de las Naciones Unidas? Si Washington mantiene el bloqueo es porque sabe muy bien que sin él la economía cubana florecería como en ningún otro país de la región, y eso sería un pésimo ejemplo para el resto del mundo. Sería la corroboración empírica de la superioridad de una economía socialista sobre la capitalista, y eso es un tema tabú para la derecha y los imperialistas.  De ahí la enfermiza obsesión de todos los gobiernos, desde 1959 hasta hoy,  por mantener el bloqueo.

Médicos y enfermeras cubano sen Italia – Lucha contra el Covid19

[1] Datos accesibles, al día 22 de julio del 2021 en https://www.worldometers.info/coronavirus/

[2]https://datos.bancomundial.org/indicator/SP.DYN.IMRT.IN?end=2019&locations=OE&name_desc=false&start=2019&view=bar

[3] https://es.wikipedia.org/wiki/Anexo:Pa%C3%ADses_por_tasa_de_alfabetizaci%C3%B3n

[4] https://es.wikipedia.org/wiki/Anexo:Medallero_de_los_Juegos_Panamericanos


Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de Ahora San Juan.

Opinión

Jorge Elbaum cuestionó el apoyo de Javier Milei a Israel: “Está involucrándose de forma irresponsable”

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“En vez de ser neutral, está sobreactuando un aspecto ideológico, Milei no entiende lo que son los intereses de nuestro país”, añadió el sociólogo y primer presidente del Llamamiento Argentino Judio.

El Presidente Javier Milei mostró su completo apoyo hacia Israel tras el ataque sufrido desde irán, sin embargo, hay varias cuestiones a tener en cuenta a la hora de llevar a cabo lo que se refiere a un alineamiento bélico. Es por eso que para desarrollar este tema en profundidad, Canal E se comunicó con el sociólogo y primer presidente del Llamamiento Argentino Judio, Jorge Elbaum.

“La justicia argentina, específicamente la sala de la Cámara de Casación, no se expidió sobre la causa del atentado, sino sobre la causa del ocultamiento del mismo, en el cual fue llevado a juicio y condenado el juez de instrucción de la causa Galeano”, comentó Jorge Elbaum. “Esa es la causa en la cual 3 jueces de casación se expidieron”, agregó.

No se llevaron a cabo las testimoniales del caso AMIA

Posteriormente, Elbaum planteó: “Uno de ellos sugirió, por fuera de la causa de su tratamiento, referirse a otra causa, específica del atentado, que no ha habido juicio hasta ahora porque no se llevaron a cabo las testimoniales de los 8 acusados”. Luego, manifestó que, “estamos viendo un alineamiento político estratégico muy irresponsable por parte del Gobierno argentino, ya que cualquier vinculación estratégica bélica tiene que ser decidida por el Congreso”.

El Gobierno argentino hace un alineamiento y una sobrevaloración muy irresponsable, llamando al representante diplomático de Israel a presenciar una reunión de gabinete, en el marco de un alineamiento que Argentina históricamente no posee”, sostuvo el entrevistado. “Argentina, tradicionalmente, busca la paz, ha sido un ejemplo de no alineamiento, salvo en la época de Menem”, complementó.

El desconocimiento de Milei sobre lo establecido en la Constitución

Por otro lado, el sociólogo señaló: “El tema no es si Milei toma la decisión como Presidente de hacer una alianza diplomática, el problema es que está participando de una situación de guerra y no estaría mal en el caso de que fuese una decisión tomada por el Congreso”. A su vez, remarcó que, “lamentablemente, el Presidente desconoce la Constitución y se toma atribuciones que tendrán que ser juzgadas”.

El Presidente no puede establecer los alineamientos que está realizando en términos bélicos, apoyando a aquellos países como Israel y Estados Unidos, que son los que votan en contra de Argentina en los foros internacionales relativos a Malvinas”, expresó Elbaum. “En vez de ser neutral, está involucrándose de forma irresponsable, sobreactuando un aspecto ideológico, Milei no entiende lo que son los intereses de nuestro país”, concluyó.

@Perfil.

/Imagen principal: Archivo/

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La misión es responsabilidad de todos. 

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NOTA de OPINION de monseñor Jorge Eduardo Lozano, arzobispo de San Juan de Cuyo

Así lo entendieron y vivieron los primeros cristianos.

En la Biblia, el libro de los Hechos de los Apóstoles nos muestra a quienes abrazaban la fe poniendo todo en común y atendiendo a las necesidades de los más pobres y excluidos. El testimonio de vida acompañaba la predicación, ya que “la multitud de los creyentes tenía un solo corazón y una sola alma. Nadie consideraba sus bienes como propios, sino que todo era común entre ellos (…) Ninguno padecía necesidad”. (Hechos 4, 32)

Y esta práctica no solo era promovida entre las personas de la misma comunidad, sino también entre las de diversas geografías. De este modo, vemos a San Pablo organizando una colecta entre las iglesias ubicadas en ciudades más prósperas para auxiliar a las más pobres de Jerusalén.

Con el tiempo se ha ido perdiendo esa conciencia, junto al abandono de la intensa actividad misionera y la disponibilidad a la entrega generosa de la vida. Una manera más cómoda e inocua de vivir la fe en algunas regiones del mundo, fue reemplazando a la audacia y la confianza en la Providencia de Dios.

A los obispos, sacerdotes, diáconos y otros agentes pastorales nos cuesta hablar con franqueza de las cuestiones económicas. Nos da cierto pudor o vergüenza, pero tampoco damos cabida a los laicos para que lo hagan.

A esto se suma que más de la mitad de las Parroquias de la Arquidiócesis (me animo a decir que del país) no tienen formado el Consejo de Asuntos Económicos, y las que sí lo han convocado, no siempre logran que funcione de modo adecuado.

La falta de Catequesis sobre el Precepto del sostenimiento del culto hace que se instalen algunos mitos. Entre ellos, los más frecuentes son que los sacerdotes reciben su sueldo del Estado o del Vaticano; que las parroquias no tienen los gastos habituales de las familias en energía eléctrica, gas, internet y otros servicios; que los libros de catequesis son gratuitos; que el combustible que utilizan para recorrer las capillas va de regalo; y otras cosas más en las cuales no abundo en razón de la brevedad.

Una de las actitudes evasivas que a veces he escuchado es “que primero pongan otros”. La avaricia de los ricos no puede ser excusa que justifique la falta de compromiso personal.

Es bueno preguntarnos: ¿cómo es mi vínculo con el dinero?

San Pablo nos dice que debemos cuidarnos de la avaricia para no caer en la idolatría del dinero. Es bueno dejarnos interpelar por las enseñanzas en la Palabra de Dios acerca de lo económico. “Dios bendice al que da con alegría.” “Hay más alegría en dar que en recibir.” “Lo tenían todo en común.” “La avaricia es una idolatría.” “No se puede servir a Dios y al dinero.”

Este fin de semana en todas las iglesias de la Argentina estamos realizando esta campaña de conciencia y compromiso con el sostenimiento de la misión evangelizadora que todos tenemos por ser bautizados. Lo llamamos “Domingo del compartir”.

Como dice el mensaje de la Conferencia Episcopal para este año 2024, “es necesario fortalecer la pastoral económica en nuestras comunidades, impulsar la catequesis sobre el sostenimiento económico de la misión de la Iglesia, buscar una gestión eficiente de nuestros recursos y animar la transparencia y rendición de cuentas”.

Te propongo preguntar qué necesidad concreta hay en tu comunidad. 

Sostengamos entre todos lo que es de todos, compartiendo el compromiso por la misión evangelizadora de la Iglesia. 

Durante la semana que comienza estaremos reunidos en Pilar, Provincia de Buenos Aires, todos los obispos de la Argentina. Acompañanos con tu oración para que en las deliberaciones y decisiones nos dejemos mover por el Espíritu Santo.


Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de Ahora San Juan.

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Las heridas abiertas de Jesús

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NOTA de OPINION de monseñor Jorge Eduardo Lozano, arzobispo de San Juan de Cuyo.

Rezamos en el Salmo 62: “Tengo sed de Ti como tierra reseca, agotada y sin agua”.

Todos tenemos heridas que vamos adquiriendo a lo largo de la vida. Hablo de las del alma, aquellas que se producen por amar y no ser amados. Recuerdo la letra del tango tan expresivo: “de cada amor que tuve tengo heridas/ heridas que no cierran y sangran todavía”. (Julio Sosa, “Tarde”)

En este sentido, me conmueve también el poema de Miguel Hernández que con suma belleza y hondura nos comparte “llegó con tres heridas, la del amor, la de la muerte, la de la vida”.

Acojamos nuestras experiencias.
La herida de la soledad, del abandono.
Herida de la pobreza y el hambre del desamparo.
Heridas de la guerra que mutila, destruye y mata, no sólo los cuerpos; también los sueños, los proyectos…

Heridas en la familia por historias no resueltas, en que el egoísmo, la avaricia por la herencia, la traición, provocan golpes muy hondos y dolorosos.
Heridas en la Iglesia o con la Iglesia. No haber sido recibidos, ni acompañados, ni escuchados. Experiencia de negación de consuelo y aliento. Lo que te cobran en algunos lugares por bautizar un niño.
Heridas en la fe. Le pedí a Dios y no me respondió.
Heridas con los amigos porque juzgan sin escuchar.
La herida de la indiferencia y la no comprensión.

Y seguramente vos podrías sumar unas cuántas heridas más de tu propia vida, y realizar un largo elenco de las llagas que siempre quedaría incompleto. 

Sabernos heridos es algo muy común. Sin embargo, nos cuesta hablar de lo que nos lastima. Solemos conversar acerca de los logros, talvez de algunos fracasos, pero no de las heridas. Pensamos que nos hace vulnerables, débiles ante los demás.

Te comparto una experiencia que he atesorado especialmente en los Santuarios. Allí podemos acercarnos como peregrinos heridos o simplemente como turistas curiosos. Los peregrinos buscan consuelo y, si se puede, respuesta a cuestionamientos existenciales. 

En el Evangelio que proclamamos este fin de semana se presenta Jesús Resucitado ante sus discípulos, pero está ausente el Apóstol Tomás que se negaba a creer en el testimonio de los demás. Les dijo: “Si no veo la marcade los clavos en sus manos, si no pongo el dedo en el lugar de los clavos y la mano en su costado, no lo creeré”. (Juan 20, 25) A la semana siguiente Jesús se aparece nuevamente y cumple el deseo de Tomás.

A Jesús lo encontramos vivo en sus llagas, ellas representan distintas formas de sufrimiento y exclusión. Por eso quise iniciar esta reflexión volviendo la mirada a nuestras heridas, para reconocer en ellas al Señor. Lo llamamos Jesús Misericordioso porque Él sabe lo que es sufrir, y se presenta mostrando sus heridas luminosas y su costado abierto por la lanza del soldado.

Miremos nuevamente a Jesús en la cruz. Recordemos sus Palabras.
Aparta de mí este cáliz. 
Uno de ustedes me entregará.
Tengo sed.
Por qué me has abandonado.
Todo se ha cumplido.

Te propongo que hablemos con los amigos más cercanos de las heridas que habitualmente escuchamos, que recibimos, ¿qué actitud tomamos? ¿Damos espacio? ¿Encontramos espacio? ¿Reconozco con humildad que soy indigente? ¿Qué me dice la fe?

Aprendamos, como nos enseña San Pablo, llorar con el que llora y reír con el que ríe. (Rm 12, 15)

Comentando el Evangelio de este domingo, nos dice San Agustín que Jesús “sabía que en el corazón de sus discípulos quedaban heridas, y para sanarlas conservó las cicatrices de su cuerpo”.

Como canta Cristóbal Fones, “al final de la vida llegaremos, con la herida convertida en cicatriz”.

¡Feliz Pascua, nuevamente!


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