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Política & Economía Latinoamérica

La Unasur se revitaliza de la mano del regreso de Argentina y Brasil.

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La Unasur se revitaliza de la mano del regreso de Argentina y Brasil.

Alimentado por la iniciativa de Lula da Silva y Alberto Fernández, el organismo respira aires de relanzamiento con vistas a la inserción en el tablero global. ¿Cómo posicionarse en un escenario signado por la competencia entre Estados Unidos y China? La palabra del embajador argentino en Chile, Rafael Bielsa, y del excanciller Jorge Faurie.

Auspiciando un clima de cambio de época, el retorno de Argentina y Brasil a la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) impulsa el fortalecimiento del bloque regional tras cuatro años de relativa intrascendencia geopolítica. Ante un marco global de escalada de la tensión implícita entre Washington y Pekín, la alianza estratégica enfrenta sensibles desafíos de cara al futuro inmediato.

«Trabajar para la integración es un imperativo de supervivencia. En la medida en que tengamos volumen, tendremos más voz para afrontar las desmesuras del escenario global, que es insostenible», indica el embajador argentino en Chile y excanciller Rafael Bielsa.

La urgencia que el diplomático identifica en la misión impulsada por su Gobierno halla sustento en el contexto de inestabilidad que afronta el subcontinente. «El Cono Sur está atravesando un momento de conflictos internos, como sucede en Perú, Colombia o Chile, por lo que la mirada de los presidentes está puesta en otro lado. Será un camino largo hasta llegar a adquirir el peso que tuvo hace unos años», expresa el analista internacional Eduardo Martínez.

El eje identificado por el investigador, que se focaliza en el nivel de desaprobación que afrontan diversos líderes, es enmarcado por el excanciller en un contexto de tempestades institucionales que azotan a toda la región: «Los últimos años no fueron buenos para Latinoamérica. Hay una gran decadencia democrática y escepticismo con respecto a los gobiernos, y eso conspira contra el multilateralismo«.

«La urgencia de las cuestiones a resolver deja de lado el tiempo necesario para la integración, a pesar de que sepamos que es indispensable. Las integraciones son largas y caras, y nuestra región no tiene dinero ni tiempo. Hay que adecuar las expectativas a las posibilidades», remarca Bielsa.

El variopinto abanico ideológico que marca diferencias políticas entre ciertos países —por ejemplo, Argentina y Uruguay—, constituye el obstáculo a sortear para la concreción de una unidad regional: «El desafío es avanzar con visiones tan diferentes. Esta es una tarea titánica», advierte el excanciller.

Claro está que muy distinto sería el escenario si Lula da Silva no hubiese ganado las elecciones ante su predecesor, Jair Bolsonaro. Según Bielsa, la victoria del fundador del Partido de los Trabajadores resulta un activo clave para la integración regional. «Su triunfo es una gran noticia. Lula ha sido la punta de lanza de una arremetida en el escenario de Brasil en términos singulares pero no colectivos. Hay que trabajar en ese aspecto», considera el embajador en Chile.

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La imperiosa necesidad de reconstruir el bloque no se presentaría de manera tan explícita de no haberse concretado la salida de Brasil y Argentina en 2019, durante los gobiernos de Jair Bolsonaro (2019-2023) y Mauricio Macri (2015-2019), respectivamente. Bielsa critica la decisión: «Todos los esfuerzos que se hicieron para construir la Unasur fueron echados por la borda por los gobiernos neoliberales, desde la agenda de actividades hasta los recursos humanos».

El excanciller de Macri, Jorge Faurie, plantea las razones que llevaron a su Gobierno a abandonar la alianza el 12 de abril de 2019.

«La pregunta correcta es: ¿qué interés tiene Argentina en Unasur? Aparece como otro mecanismo de coordinación que se superpone con los existentes: es simplemente un gasto adicional. Nunca se supo muy bien cuál era el propósito de Unasur», sostiene el excanciller.

Bajo la perspectiva de Eduardo Martínez, la expresión de Faurie delata una falencia determinante en la lectura geopolítica del contexto regional.

«Macri y Bolsonaro hicieron una mala lectura de la Unasur. Interpretaron que se trataba de una alianza de izquierda, cuando en realidad allí también participaba, por ejemplo, el Chile de [Sebastián] Piñera. Era una idea nacida desde la centroizquierda, pero que fue ejecutada por todos los gobiernos, porque todos la valoraron«, argumenta el analista.

«Con ese error estratégico se fueron de una alianza que podrían haber utilizado para fortalecerse. Terminaron aislándose de la región en intentos casi mesiánicos de creer que todo se solucionaba sencillamente saliendo del bloque«, sentencia el especialista.

Las consecuencias del apartamiento de dos de los países con mayor peso en el subcontinente, según Martínez, se palpan en el deterioro del peso geopolítico que sufrió el bloque.

«En su momento de gloria, la Unasur fue un sistema exitoso porque resolvía los conflictos sin depender de los grandes organismos internacionales. El problema es que tras la debacle de la Unasur quedaron en el organismo países sin representación, que no tenían tanto poder político», aclara el analista.

Entre Goliat y Goliat

La disputa que subyace a las tensiones a nivel global responde a la implícita competencia entre Estados Unidos y China por el dominio del subcontinente. «Washington y Pekín están disputando este territorio en escenarios como el litio o el 5G. Hay una puja grande donde Latinoamérica quedó en medio de una batalla internacional«, señala el investigador.

Tal como quedó demostrado en las reuniones bilaterales de Fernández con Joe Biden y de Lula con Xi Jinping, la región pareciera estar apuntando a una «tercera posición» entre ambas potencias.

Bajo la óptica del analista, «es sabio para países como Argentina y Brasil hablar con todos los jugadores para luego decidir. El problema es que, desde una situación de necesidad, uno puede no ser el más astuto. Está claro que en este momento la posición más favorable es la tercera vía».

La dificultad para esa tercera vía planteada radica en si la región cuenta con los recursos necesarios para mediar entre los dos gigantes: las colosales inversiones en infraestructura financiadas por China y el insoslayable peso de la Casa Blanca en los organismos internacionales de crédito son prueba cabal de la cornisa por la cual debería transitar una posición ecuánime.

En esta línea de razonamiento, Bielsa no cree «que sea sostenible la posibilidad de mantenerse centrado ante ambas potencias. La puja solo va a profundizar, y va a ser muy difícil tener políticas independientes sin alinearse con una de las dos. Si lográramos integrarnos de esa manera, sería un movimiento muy inteligente».

«Es muy difícil la ubicuidad: la potencia de China para financiar obras civiles críticas no la tiene Estados Unidos. Washington hoy solo promete formar parte de la defensa de los derechos humanos como bandera positiva, pero no financia nada concreto», dice el embajador en Chile.

El presumible riesgo de afrontar el nuevo tablero internacional sin una unidad regional consiste en la exposición a condicionamientos foráneos de profundas implicancias. Según Bielsa, «con desorden institucional, somos presa más fácil de Estados Unidos, que siempre practica una diplomacia agresiva, golpeando al díscolo donde más le duele».

«Los países vulnerables por su deuda también son presa más fácil del puñado de naciones que capitanean el hemisferio», apunta el diplomático.

Sin embargo, la postura no es unánime. Tal como quedó plasmado en la salida de Argentina del bloque, el excanciller Faurie responde: «No necesitamos andar creando tantos mecanismos para decirles a China o Estados Unidos qué es lo que queremos. Creo que sería útil que simplemente hubiera una coordinación previa entre países de la región».

@Sputnik

/ Imagen principal: CC BY-SA 2.0 / Agencia de Noticias ANDES / BANDERAS DE UNASUR

Latinoamérica

México: 10 años sin respuestas desde la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa

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México: 10 años sin respuestas desde la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa

Hasta ahora, solo se han identificado los restos de tres jóvenes a partir del trabajo del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), mientras la lucha de los familiares por la verdad y la justicia sigue firme.

A pocos días de cumplirse diez años desde la desaparición de los 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa, el caso sigue siendo una herida abierta en México. A pesar de las promesas de justicia y las múltiples investigaciones, las familias de los jóvenes siguen exigiendo respuestas mientras los hechos no terminan de esclarecerse. Si bien el 26 de septiembre es la fecha oficial de la desaparición, las movilizaciones y actividades conmemorativas comenzaron en los últimos días. 

La previa al aniversario

El viernes, los familiares de los estudiantes desaparecidos y alumnos actuales realizaron un acto frente a un cuartel del Ejército mexicano en Guerrero, en el que denunciaron el rol de las Fuerzas Armadas en el caso. Más tarde, un grupo de manifestantes encapuchados lanzó petardos y provocó incendios en los alrededores del lugar.

El jueves, madres de las víctimas participaron en una misa en la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa, que celebró el sacerdote José Filiberto Velázquez Florencio. De acuerdo a la revista mexicana Proceso, en la homilía las madres hicieron un llamado: “A las personas que se llevaron a nuestros hijos, que operaron esa noche del 26 de septiembre de 2014, que se les ablande el corazón y que hablen y que nos digan a donde están nuestros hijos”.

En diálogo con Página/12, el sacerdote y director del Centro de Derechos de las Víctimas de Violencia Minerva Bello, una de las varias organizaciones que apoyan a los padres en su lucha, indicó que al cumplirse 10 años desde la desaparición de los jóvenes, el sentimiento predominante es la impotencia, aunque destacó: «Al final, lo que sigue motivando a los padres es el amor que tienen por sus hijos, y también creo que el compromiso que adquirieron al hacer pública su exigencia. Es el compromiso de toda una nación. Esto dañó y afectó a un país como México, porque demuestra el grado de impunidad, de violencia, de colusión de las autoridades con el crimen organizado, y el nivel de descomposición social que existe». Y agregó: «Resolver este caso no es solo conocer la verdad y encontrar a sus hijos, sino también sanar una herida que en México hemos tenido abierta por muchos, muchos años».

El miércoles miles de personas salieron a las calles de la ciudad de Chilpancingo, en Guerrero, para exigir respuestas sobre los 43 estudiantes. «Decir que han pasado 10 años es fácil, pero caminar, luchar y exigir no lo ha sido. Nos ha costado mucho trabajo, pero aquí estamos, impulsados por el amor que le tenemos a cada uno de nuestros hijos», expresó Cristina Bautista, madre de uno de los desaparecidos, a la agencia de noticias AFP.

Melitón Ortega, otro de los padres, añadió: «Esperamos que la nueva presidenta pueda retomar el caso Ayotzinapa de manera integral, abarcando las líneas de investigación, las extradiciones, nuevas carpetas, detenciones, entre otras cosas», refiriéndose a Claudia Sheinbaum, quien asumirá la presidencia el próximo 1 de octubre.

La caída de la «verdad histórica»

Los estudiantes desaparecieron entre la noche del 26 y la madrugada del 27 de septiembre de 2014, cuando se dirigían al municipio de Iguala para tomar un colectivo hacia Ciudad de México y participar en la manifestación anual en conmemoración de la masacre de estudiantes en la Plaza de Tlatelolco, cometida por militares el 2 de octubre de 1968.

Durante la presidencia de Enrique Peña Nieto (2012-2018), se negó cualquier participación de militares en los hechos y se defendió la denominada «verdad histórica», que sostiene que los jóvenes fueron detenidos por policías locales de Iguala, en complicidad con criminales, y entregados al cártel Guerreros Unidos. Según esa versión, los estudiantes habrían sido asesinados y sus cuerpos incinerados en un basural en Cocula.

Mientras tanto, el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), cuya participación fue clave para el avance de la investigación, comenzó a trabajar como perito independiente a pedido de los familiares de los desaparecidos. Este equipo, al igual que el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) creado por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) para investigar el caso, no coincidió con la «verdad histórica» debido a inconsistencias en la investigación de la Procuraduría General de la República (PGR) y la falta de evidencias que respaldaran esta versión. En 2016, los investigadores de EAAF indicaron que era imposible que un fuego pudiera incinerar completamente a los estudiantes como se afirmaba.

La versión de la PGR se derrumbó definitivamente durante el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, con la identificación de los restos no calcinados de dos víctimas: Christian Alfonso Rodríguez en 2020 y Jhosivani Guerrero de la Cruz en 2021, ambos encontrados en la barranca de la Carnicería, a 800 metros del basural de Cocula. Estas identificaciones se sumaron a la de Alexander Mora Venancio, cuyos restos fueron hallados en el río San Juan en 2014. Hasta ahora, son los únicos tres identificados entre los 43 desaparecidos.

La salida del GIEI

López Obrador creó por decreto una «Comisión para el Acceso a la Verdad», reconoció la responsabilidad de los militares, autorizó la apertura de archivos que revelan su participación en el caso e incluso se llevaron a cabo algunas detenciones. Sin embargo, el GIEI se retiró hace un año del caso Ayotzinapa, tras ocho años de investigación, denunciando obstrucciones significativas en su acceso a información crucial, especialmente la relacionada con el Ejército. En su último informe, manifestaron que hubo un ocultamiento sistemático que ha dificultado el esclarecimiento del paradero de los 43 estudiantes.

Miembros del grupo de expertos, como Carlos Beristáin y Ángela Buitrago, señalaron que la falta de cooperación por parte de las autoridades y el Ejército fue un obstáculo constante. Aunque se lograron algunos avances, como la detención de militares involucrados, insistieron en que no se entregó toda la documentación necesaria para avanzar en la investigación, y que aún queda mucho por hacer para llegar a la verdad sobre las desapariciones.

El presidente saliente defendió el trabajo del gobierno y las Fuerzas Armadas, asegurando que se realizaron esfuerzos significativos para esclarecer el caso. «No hay impunidad y se está actuando. Respeto su punto de vista (del GIEI) pero no lo comparto, porque si se ha avanzado es precisamente por la colaboración de la Marina y Defensa», sostuvo en una de sus ruedas de prensa diaria, tras conocerse el informe.

Próximo gobierno

La próxima presidenta de México, Claudia Sheinbaum, se reunió en julio por primera vez con las familias de los 43 estudiantes, ocasión en la que la se comprometió a dar seguimiento en la búsqueda de la verdad y la justicia del caso.

Vidulfo Rosales, abogado de las familias de los 43 estudiantes, informó tras el encuentro en el Museo de la Ciudad de México que los padres pidieron a la próxima mandataria que el caso Ayotzinapa ocupe un lugar central en su Gobierno. Ante la prensa, Sheinbaum reafirmó su compromiso, asegurando: «Vamos a seguir trabajando con ellos, vamos a encontrar un método de trabajo que nos permita cumplir con lo que están pidiendo: verdad, justicia y saber dónde están los jóvenes».

Aunque han pasado casi diez años, la determinación de los padres no ha disminuido. Su lucha se mantiene firme, impulsada por la esperanza de que algún día conocerán el destino de sus hijos. A pesar del tiempo y los obstáculos, siguen alzando la voz, recordando al país que la justicia aún está pendiente.

@Página12 // Informe: Axel Schwarzfeld

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Los presidentes de Bolivia y Brasil asistirán a la cumbre de los BRICS en octubre en Kazán (Rusia)

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Los presidentes de Bolivia y Brasil asistirán a la cumbre de los BRICS en octubre en Kazán (Rusia)

El dirigente boliviano, Luis Arce, así como su homólogo brasileño, Luiz Inacio Lula da Silva, tomarán parte en la XIV Cumbre de los BRICS que se celebrará en octubre en la ciudad rusa de Kazán, informaron a Sputnik los embajadores de los países latinoamericanos en Rusia.

«El presidente de Bolivia fue invitado a la cumbre de los BRICS en Kazán y aceptó con placer esta invitación del presidente [ruso, Vladímir] Putin», aseguró.

Al mismo tiempo, el embajador de Brasil en Rusia, Rodrigo Baena Soares, confirmó la participación de Luiz Inacio Lula da Silva en la cumbre.

«Ahora lo estamos organizando incluso con otros mandatarios que vendrán aquí [a Kazán]. Por supuesto, prepararemos una reunión con el presidente Putin», agregó.

Ambos presidentes planean reunirse con su homólogo ruso, Vladímir Putin, al margen de ese evento, agregaron los representantes de los países.

Rusia asumió el 1 de enero pasado la presidencia rotatoria del grupo BRICS para 2024, año que empezó con la admisión de nuevos miembros. Además de Brasil, Rusia, la India, China y Sudáfrica, a los que el grupo debe sus siglas, ahora lo integran también Egipto, Etiopía, Irán, Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudita.

Rusia organiza más de 250 eventos en 11 regiones en el marco de su presidencia, incluida la XIV Cumbre de los BRICS que tendrá lugar en la ciudad de Kazán del 22 al 24 de octubre.

Sputnik/

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A 51 años del golpe de Estado en Chile 

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A 51 años del golpe de Estado en Chile 

El golpe militar Chile que marcó un antes y un después en la política latinoamericana

Un día como hoy, el 11 de septiembre de 1973, Chile sufrió un golpe de Estado liderado por el general Augusto Pinochet, el cual puso fin al Gobierno socialista de Salvador Allende y marcó el inicio de 17 años de dictadura.

Tres años antes del fin de su mandato constitucional, el gobierno de Salvador Allende terminó abruptamente el 11 de septiembre de 1973 debido al golpe de Estado del que participaron las tres ramas de las Fuerzas Armadas y el cuerpo de Carabineros.

Ese mismo día, después de que el Palacio de La Moneda fuese bombardeado por aviones y tanques, Salvador Allende se suicidó. Tras el fin de su gobierno, el general Augusto Pinochet encabezó una dictadura militar que se extendió por casi 17 años.

Cuando el Palacio de La Moneda estaba rodeada por los militares, a las 10:15, a través de Radio Magallanes —la única favorable al gobierno que aún no era silenciada— Allende emitió su último mensaje a la Nación. “Colocado en el tránsito histórico, pagaré con mi vida la lealtad del pueblo, y les digo que tengan la certeza de que la semilla que entregamos a la conciencia de miles de chilenos, no podrá ser cegada definitivamente… Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, se abrirán las grandes alamedas, por donde pasará el hombre libre para construir una sociedad mejor. ¡Viva Chile, viva el pueblo, vivan los trabajadores!”, dijo Allende.

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