Por Alfredo Zaiat – publicada en Página12 el 03/07/2022
El acuerdo con el Fondo Monetario Internacional fue el último eslabón de una interna durísima acerca de la orientación de la política económica en el gobierno del Frente de Todos. El pecado original: la fragmentación de la gestión.
Para liderar la gestión del área económica se requiere de respaldo político y Martín Guzmán lo había perdido hace bastante. Se puede indicar que lo tenía del Presidente y que esto era suficiente. Lo hubiera sido en otro Gobierno pero éste nació de una coalición cuyos dos referentes con representación electoral le habían retirado el apoyo al ministro.
Cristina Fernández de Kirchner, quien reúne la mayoría de los votos del Frente de Todos, y Sergio Massa expresaron de diferentes maneras que querían otro ministro y con otra política económica. Alberto Fernández lo sostuvo como parte de esta interna política, como si fuera una demostración de fuerza, cuando en realidad era una pieza que lo estaba debilitando y alejando, además de por otros temas, de CFK.
Desde el primer día, la organización del área económica por parte de Alberto Fernández repitió el error de Cristina Fernández de Kirchner en la primera mitad de su segundo mandato y de Mauricio Macri a lo largo de todo su gobierno: fragmentar la gestión. CFK lo reparó cuando nombró a Axel Kicillof al frente del Palacio de Hacienda, dejando atrás al equipo de cinco: Hernán Lorenzino, Guillermo Moreno, Ricardo Echegaray, Mercedes Marcó del Pont y Kicillof.
Al concentrar la tarea en Kicillof en los dos últimos años de gobierno, abarcando todos los resortes del área económica -incluyendo la energética-, CFK logró terminar su mandato sin crisis económica como alentaban y pronosticaba la entonces oposición política y mediática junto a la secta de economistas del establishment.
Macri reprodujo el error una y otra vez durante los cuatros años de gobierno con Alfonso Prat Gay, Luis Caputo, Federico Sturzenegger, Nicolás Dujovne, Francisco Cabrera, Juan José Aranguren, Guido Sandleris, Hernán Lacunza, fragmentando la gestión económica una y otra vez, culminando, por lo tanto, en un estruendoso fracaso.
Alberto repitió la misma estrategia fallida
Alberto Fernández apostó primero a la coordinación económica, a través de la Jefatura de Gabinete con Santiago Cafiero, con un equipo de economistas que se conocían y con lazos afectivos que los unía. A ese grupo se sumó Martín Guzmán. Ellos piensan que esa forma de trabajar permitió dar respuestas inmediatas a la crisis inédita provocada por la pandemia.
Puede ser cierto esto, pero cuando la debacle económica fue contenida con una seria de medidas extraordinarias (ATP, IFE, entre otras) ya era evidente la existencia de un espacio vacío en el debate económico público que debía ser ocupado por un ministro de Economía con poder paracoordinador y organizar la cuestión económica. Pero eso no ocurrió porque se mantuvo la decisión política inicial de fragmentar la gestión.
Guzmán lo reconoce ahora en su carta de renuncia, al afirmar que «desde la experiencia que he vivido, considero que será primordial que trabaje en un acuerdo político dentro de la coalición gobernante para que quien me reemplace, que tendrá por delante esta alta responsabilidad, cuente con el manejo centralizado de los instrumentos de política macroeconómica necesarios para consolidar los avances descriptos y hacer frente a los desafíos por delante».
No hubo un ministro de Economía con poder
En general, no aparecen cuestionamientos sobre las cualidades técnicas de Guzmán y no son contundentes las observaciones críticas acerca de su papel como negociador de la deuda con acreedores privados, primero, y con el Fondo Monetario Internacional, después. La clave pasa en la necesidad que tiene la economía argentina (bimonetaria y con un régimen de inflación elevada) de un ministro firme también en términos políticos para ordenar las expectativas de los agentes económicos.
Además, fundamentalmente, para ordenar el manejo de resortes claves de la política económica, como el área energética. Para ello se requiere de un ministro de Economía con poder como parte de un proyecto político cohesionado tras el objetivo de mejorar la calidad de vida de los sectores postergados.
Al comienzo del gobierno, Guzmán estaba convencido de que las diferencias al interior de la coalición se superaban dialogando con los principales referentes para alcanzar una síntesis de gestión. Quedó demostrado que esa estrategia no funcionó por más buena voluntad invertida tras ese objetivo. Las internas a cielo abierto, como la que existe en el área energética, lo fueron debilitando hasta que se volvió insostenible su continuidad en el cargo.
Cuando existe una ruptura de la confianza política entre los actores principales de una alianza gubernamental las decisiones en materia económica quedan contaminadas de esa turbulencia. Quien reemplace a Guzmán tendrá que lidiar con esta limitación, a menos que aparezca un mínimo espacio de convivencia, lo que no parece que vaya a suceder.
Game over: la negociación con el Fondo
El acuerdo con el FMI fue la última estación de las tensiones que venían de arrastre desde casi el comienzo del gobierno del Frente de Todos. Desde entonces ya no hubo marcha atrás y el deterioro de la relación ha sido constante, como así también el debilitamiento de Guzmán.
Las diferencias conceptuales y políticas que generaron la negociación y posterior acuerdo con el Fondo Monetario, el modo de refinanciación de una deuda impagable y las condiciones macroeconómicas definidas en el programa fueron el último eslabón de una cadena de desencuentros en la coalición de gobierno, que recién ahora tuvo el desenlace con la renuncia de Guzmán.
Aquí aparece el núcleo central de la controversia política alrededor de la cuestión económica. CFK está convencida de que la política económica de Guzmán es de ajuste que perjudica las condiciones materiales de su base electoral, y el ahora exministro sostiene lo opuesto.
Así lo expresó en la carta de renuncia: «Como la única forma de poder refinanciar la deuda con el FMI es con una acuerdo de programa y como Argentina no tiene los dólares para pagar semejante deuda, tuvimos que negociar un programa de políticas económicas para evitar caer en default y desestabilizar a la economía argentina. Si había default, iba a haber menos financiamiento para la Argentina, e iban a escasear más las divisas. Y cuando en la Argentina hay menos divisas, se puede producir menos, hay menos empleo y más inflación. Es decir, hay ajuste. El gran mérito del acuerdo es haber evitado cualquier ajuste, ya sea por quita de derechos a las y los trabajadores y a las y los jubilados…».
Todo mejoró menos los indicadores de inflación y salario real
De todos modos, más allá de las condiciones del acuerdo con el FMI, no es un misterio que las tensiones políticas en los gobiernos quedan al descubierto cuando existen resultados económicos malos en dos indicadores sensibles: inflación e ingresos.
Es cierto que el resto de las variables macroeconómicas exhiben una sostenida recuperación: actividad, inversión privada, empleo, exportaciones, ganancias empresarias, entre otras. De la evolución positiva de estos indicadores se aferra Guzmán para defender su gestión, y también lo hace Alberto Fernández en su enfrentamiento con Cristina.
Pero los aumentos de precios castigando la capacidad de mejorar el poder adquisitivo definen, en última instancia, la suerte de un ministro de Economía, en especial en una fuerza política que llegó al gobierno de la mano de CFK.
La tasa de inflación de junio y la que se perfila para este mes no son muy alentadoras y la meta de precios en sendero descendente, como había prometido Guzmán, no se estaría verificando. La renuncia de este sábado se estaría adelantando a una decisión futura ineludible de Alberto Fernández.
Los ingresos de los sectores populares arrastran una caída promedio del 20 por ciento en términos reales de los cuatro años de la gestión macrista-radical. Durante los dos primeros años de gobierno del Frente de Todos no hubo un mayor retroceso y sólo hubo una leve recuperación en algunas ramas, quedando atrás los trabajadores informales y los empleados públicos. Y en este tercer año todos están corriendo detrás de las subas persistentes de precios.
El riesgo de un nuevo ciclo neoliberal
Poco más de seis años de acumular deterioro en las condiciones de vida de la mayoría de la población, con una tasa de inflación muy elevada y derrota en las elecciones de medio término, constituyen la base de la actual crisis política. Ya sea por los efectos de la pandemia y del conflicto bélico en Ucrania, por las deficiencias en la gestión o por las debilidades en la construcción de una relación política entre AF y CFK, la coalición de gobierno está cruzada por internas furiosas.
Así, con una crisis política del oficialismo de magnitud, donde el Presidente y la Vicepresidenta no se hablan sino a través de cartas, tuits, mensajes vía Telegram, documentos públicos y discursos en actos proselitistas, se le agrega la carencia de una conducción unificada en el área económica.
La incomunicación entre estos dos polos, que por ahora se muestran incapaces de alcanzar una síntesis o puede ser que no sea posible hacerlo, puede derivar en un costo elevado para su propia base electoral, además de un horizonte inquietante para el entramado productivo-laboral, en caso de una eventual reedición de un nuevo ciclo de neoliberalismo a partir del 10 de diciembre de 2023.
Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de Ahora San Juan.
Sergio Lapegüe reveló detalles sobre el formato que hará y cuándo debutará en América TV tras su renuncia de TN/Artear, y se dio a conocer que finalmente se adelantará su salida de «Tempraneros».
Según Pablo Montagna a través de X, el periodista «conducirá su último programa en TN el viernes 29 de noviembre y no el 13 de diciembre» como estaba programado.
Además, desde el lunes 2 de diciembre y hasta fin de año, Federico Seeber lo estará cubriendo junto a Roxy Vázquez en la conducción de la mañana.
Si bien no se dieron motivos del por qué se adelantó su salida, los internautas creen que podría haber sido por hablar de su nuevo programa en América cuando todavía continúa teniendo contrato con TN.
Por otra parte, Lucas Melpi contó en Team Ubfal (América TV) que Roxy Vázquez, compañera de Lapegüe, será desplazada del noticiero matutino, aunque aclaró que «seguirá ligada al canal». Según el panelista, «los nuevos conductores de Tempraneros en TN (2025) serán Mario Massaccesi, que seguramente dejará la conducción de Síntesis, y Paula Bernini».
¿Por qué Sergio Lapegüe renunció a TN?
En medio de la emoción por su renuncia a TN para enfocarse en nuevos proyectos, Sergio Lapegüe confesó la actitud de Pablo Codevilla que lo empujo a irse de Artear luego de 34 años.
El periodista dialogó con Pablo Montagna y el equipo de Pasa Montagna (Radio Rivadavia / Domingos de 14 a 16) y explicó qué lo hizo terminar de dar el portazo en la empresa.
Montagna recordó que varios canales tentaron a Lapegüe durante los últimos años para que dejara TN y El Trece; sin embargo él se quedó porque había podido negociar algunas cuestiones. Ante esto, le preguntó: «¿Por qué ahora? Porque no todo en la vida es económico. ¿También el formato, el canal o el desafío te tentaron a irte? Porque el primer año en vez de arrancar a las seis pudiste arrancar a las siete, después el segundo año te liberaron los mediodías del noticiero, el año pasado vos querías volver con el espíritu del Prende y apaga e hiciste un late night show semanal en El Trece… Y este año, ¿no hubo nada? No fuiste a negociar, sino a avisar…«.
«Fui a avisar. Yo este año esperaba hacer El Galpón, pero no salió. Hablé con Pablo Codevilla y me dijo ‘no hay plata’. Esto fue en marzo, me dijo que empezábamos a mitad de año pero nunca más me llamó. Son cosas que van generando dolor… por lo menos un llamado para avisarte. Entonces me di cuenta que eso ya no iba a salir», se sinceró el conductor en referencia a la actitud del gerente de contenidos de El Trece cuando le planteó poder seguir con el programa que salió al aire hasta diciembre de 2023.
A su vez, Sergio Lapegüe contó que ya no se sentía cómodo al frente del noticiero, tratando temas de actualidad, y que eso también lo empujó a renunciar: «Me estaba apagando con respecto a las noticias muy duras, por eso empecé a hacer más show adentro del noticiero«.
La decisión del gobierno de Javier Milei ningunear la audiencia que organizó el Papa Francisco por los 40 años del Tratado con Chile generó polémica en el país y sorpresa a nivel internacional. El gobierno chileno mandó al canciller, pero Argentina participó con un funcionario de menor jerarquía, bajándole el precio. El Papa, que tomó nota del desaire, recordó que Cristina Fernández de Kirchner sí estuvo en un acto similar en 2009, al cumplirse 25 años del tratado de paz.
Los ex cancilleres de gobiernos kirchneristas Rafael Bielsa y Jorge Taiana, los del ex presidente Alberto Fernández, Felipe Solá y Santiago Cafiero, y la de Mauricio Macri, Susana Malcorra, firmaron una declaración en la que condenaron la decisión del Gobierno Nacional de «no asistir al acto conmemorativo por el 40º aniversario de la Firma del Tratado de Paz y Amistad» con Chile.
El documento afirma que les resulta «incomprensible» que la gestión del presidente Javier Milei, tenga «un gesto de semejante desprecio gratuito» a uno de los eventos «más trascendentes de nuestra diplomacia en el último medio siglo».
Recordaron que el Tratado de Paz y Amistad con Chile «no sólo puso fin a una rivalidad carente de sentido con un pueblo tan vecino como hermano, sino que abrió un nuevo capítulo en la historia» de ambas naciones, donde se logró destacar «la cooperación, el intercambio y la construcción de una confianza mutua».
«La decisión del Gobierno es un claro menosprecio hacia la diplomacia papal que ha cumplido un rol clave como arquitecta de la paz en nuestra región», concluyeron los ex funcionarios.
También el radicalismo cuestionó la decisión de la Casa Rosada y reclamó la presencia del canciller argentino en el evento.
«Instamos al Gobierno Nacional a garantizar la presencia del ministro de Relaciones Exteriores de la Argentina en la audiencia convocada por el Papa Francisco en Roma para conmemorar los 40 años del Tratado de paz con Chile», manifestó la UCR que preside el senador Martín Lousteau en un comunicado.
En la audiencia, Francisco pidió que aquel acuerdo histórico sea visto como “un modelo a imitar” ante los actuales conflictos. «El diálogo debe ser el alma de la comunidad internacional”, expresó.
Puso como ejemplos de dolor humano los conflictos en Ucrania y Palestina, donde “la prepotencia del invasor prima sobre el diálogo”. Además, condenó la hipocresía de los estados que hablan de paz mientras priorizan la industria armamentística.
El tratado del que se cumplieron cuarenta años fue firmado en 1984, como cierre de un proceso de mediación del Vaticano iniciado en 1979, cuando tanto la Argentina como Chile estaban gobernadas por dictaduras. La intervención papal en el conflicto por el Canal de Beagle logró evitar la guerra con Chile. Como se sabe, el gobierno militar argentino, en su búsqueda de un conflicto para legitimarse internamente, poco después desembarcaría en Malvinas.
A la conmemoración estaba previsto hasta la semana pasada que asistieran funcionarios argentinos, pero luego de la cumbre de líderes del G20 el Poder Ejecutivo decidió no enviarlos, con el argumento de un desentendimiento con Chile. Así el canciller chileno Alberto van Klaveren viajó al Vaticano para participar de la audiencia, pero la Argentina mandó a la audiencia Luis Pablo Beltramino, embajador ante la Santa Sede.
Por decreto, Milei eliminó el financiamiento a tasas subsidiadas del que disponían las personas mayores y los aportantes al sistema.
El presidente Javier Milei oficializó este lunes la decisión de que la Administración Nacional de la Seguridad Social (Anses) deje de otorgar créditos a tasa subsidiada destinados a jubilados y trabajadores en relación de dependencia.
Según fundamentaron oficialmente, la medida implementada mediante el Decreto 1039/2024 tiene el objetivo de preservar la rentabilidad y sostenibilidad del Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS) del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA).
La norma deroga los incisos m) y n) del artículo 74 de la Ley 24.241, que permitían al organismo conceder financiamiento con recursos del FGS tanto a beneficiarios del sistema previsional como a empleados aportantes al SIPA.
El argumento del Gobierno nacional para eliminar los créditos se basa en que las tasas reales negativas aplicadas a esos créditos en un contexto de alta inflación —211,4 por ciento en 2023, según el Indec—, perjudicaban significativamente los activos del Fondo, cuyo propósito principal es garantizar la sustentabilidad del sistema previsional.
“No fue creado para funcionar como un fondo de crédito, sino para organizar la sustentabilidad del referido sistema y, por lo tanto, sus activos deben ser invertidos en instrumentos que garanticen la preservación de su valor”, alegaron.
De esta manera, el Ejecutivo explicó que la inclusión financiera se debe fomentar a través del sector privado, que cuenta con la capacidad para ofrecer préstamos de manera competitiva. En este mismo sentido, la normativa aclara que el FGS se debe dedicar exclusivamente a inversiones que aseguren la preservación y rentabilidad de su capital.
“Tanto las instituciones financieras públicas como las privadas poseen líneas de crédito activas dirigidas a jubilados y pensionados, lo que evidencia la capacidad del sistema financiero para atender esta demanda”, excusaron.
Hasta la publicación del decreto, ANSES podía invertir el dinero del FGS en “contratos que se negocien en los mercados de futuros y opciones sujetos al contralor y supervisión oficial” y en “cédulas hipotecarias, letras hipotecarias y otros títulos valores que cuenten con garantía hipotecaria o cuyos servicios se hallen garantizados por participaciones en créditos con garantía hipotecaria”:
La decisión de la gestión libertaria anula los créditos ANSES, destinados a trabajadores en relación de dependencia y titulares de jubilaciones y pensiones, a tasas mejores que las ofertadas por las entidades bancarias y con mayor cantidad de cuotas para su devolución.
El programa Créditos Anses surgió durante el segundo mandato de Cristina Fernández de Kirchner para brindar un herramienta de financiación accesible a los sectores más vulnerables y privilegiar el mercado interno. Y continuó en todas las gestiones que la sucedieron. Incluso, en la presidencia de Mauricio Macri, socio político de la Libertad Avanza, se aplicaron con distintas líneas.
El último relanzamiento de la iniciativa ocurrió en la campaña presidencial de Sergio Massa: permitía que trabajadores con salarios de hasta 1.980.000 pesos obtuvieran créditos de hasta 1 millón de pesos a Tasa Nominal Anual del 50 por ciento a pagar en 24, 36 o 48 cuotas; y en el caso de jubilados y pensionados pudieran percibir hasta 600.000 pesos a tasas del 29 por ciento, a devolver en 24, 36 o 48 cuotas.
La medida oficial, como detalla la decisión, también busca «aliviar la carga administrativa de la ANSES y concentrar sus esfuerzos en su función principal» mientras considera a la ampliación que tuvieron las funciones del organismo como «negativas».
Desde el Gobierno además destacaron que se trata de una reestructuración clave para optimizar los recursos públicos en el marco de la emergencia pública en materia económica, financiera, fiscal, administrativa, previsional, tarifaria, sanitaria y social, que rige hasta el 31 de diciembre de 2025.
El decreto, que lleva la firma del presidente Javier Milei, el jefe de Gabinete Guillermo Francos y la ministra Sandra Pettovello, de Capital Humano, será revisado por la Comisión Bicameral Permanente del Congreso, conforme lo establece la Ley 26.122 sobre decretos delegados.
Con la eliminación de los créditos a tasa preferencial por decisión del gobierno de la libertad, jubilados y beneficiarios pierden una herramienta para financiarse en tiempos de crisis -o de emergencia como plantea el propio Ejecutivo- y se ven empujados a recurrir al sistema financiero tradicional con menos posibilidades de obtener el préstamo y con muchas más limitaciones para devolverlo.