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Sociedad Sucesos

Los habitantes de Huaco define el fenómeno natural como “nunca antes visto”.

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Los habitantes de Huaco define el fenómeno natural como “nunca antes visto”.

Sucedió durante la madrugada del último sábado y aun permanece en la memoria de los vecinos de Huaco como si hubiera sido hace algunas horas. El minuto a minuto, desde la voz de sus protagonistas.

 Arsenia Castro viuda de Dojorti, quien es nacida en el pueblo y tiene 82 años. Sin duda la madrugada del sábado 8 de marzo quedará en la historia de un pueblo que hoy se levanta de entre el barro, los escombros y lo que la creciente dejó.

Hilda, Arsenia, Rosa y Daniel, entre otros, contaron cómo se vivió esa noche en la que a muchos la creciente los agarró durmiendo. Cómo el terror se apoderó de ellos temiendo incluso por sus vidas y lo que fueron las horas después, donde afortunadamente la asistencia no demoró en llegar.

Rosa se encontraba junto con su marido durmiendo en una de las habitaciones de su casa de adobe, mientras sus dos hijos, de 6 y 10 años, se encontraban en la otra. Recuerda que la última vez que vio la hora eran alrededor de las dos de la madrugada. Daniel estaba despierto, se había desvelado y la lluvia no lo dejaba dormir, aunque en realidad lo dejaba intranquilo el ruido que de cierta manera sin saberlo anticipaba la catástrofe que se estaba por desencadenar. Hilda, por su parte, ya estaba dormida junto a su hijo, un adolescente de 13 años.

Los tres huaqueños tienen algo en común: viven a escasos metros unos del otro, y se encuentran en una de las zonas más afectadas por la creciente donde llegó gran parte del agua que pasó destruyendo todo lo que encontró.

Por su parte, Arsenia se encuentra en lo que en el pueblo denominan el “Huaco alto”, la zona camino a las cumbres donde se ubica el Molino de Huaco. Precisamente su vivienda esta delante del monumento jachallero.

Parte de los habitantes del pueblo corrieron con la suerte de ser advertidos por familiares que trabajan en lo que es el mantenimiento y control de las defensas. Algunos de ellos fueron sorprendidos por el agua, y lo primero que atinaron a hacer fue comunicarse y avisar lo que se venía, la catástrofe que era inevitable. “Mi hermano y mi cuñado habían salido en las motos, y me llamaba la atención que no volvieran. Le llamé a mi cuñado primero y nada, no me atendía. Después le llamé a mi hermano y me dijo “andá a la casa de la mami y sacala, se va toda el agua para allá, va la creciente”. Yo qué me iba a imaginar qué iba a pasar todo esto” comenta una de las vecinas en medio de una ronda. El relato se repetía en distintos grupos, desde distintas voces.

Rosa e Hilda cuentan prácticamente lo mismo. Fueron sus vecinos quienes las alertaron de la situación. “Yo no había escuchado el ruido. Mi vecino vino y me golpeó la puerta para que me despierte porque venía la creciente. Ve que uno se duerme a esa hora tan fuerte que no se escucha nada”, comenta Hilda, quien señala que todo aquello sucedió sobre las 2:30.

Para Rosa el escenario con el que se encontró tras los gritos de su vecino fue de terror. “Un vecino del fondo me gritaba, yo me despierto y le digo, «¿qué pasa?» Me dice, «Están bien», “Sí”, le digo yo, «¿Por qué?». “¿Cómo les está yendo con el agua?» me dice. Cuando yo hago la mirada por esa puerta la veo toda rota y había mucha agua”, relata.

Y continúa: “Entonces le digo a mi marido: ¡Los niños! Saqué fuerza y valor de donde no tengo y fui a buscar a mis hijos que estaban durmiendo. Ellos no habían sentido nada. Cuando yo los hablo faltaba así un tantito para que el agua llegue el ventilador. Si el agua llegaba, yo no sé qué hubiera pasado. Otra sería la historia. Entonces, cuando yo los veo, los alzo. Me lo pongo acá en el pecho al más pequeño y a la niñita la alzo con esta mano y lo saco para acá”, dice, mientras señala el espacio donde solía estar su cama. En el lugar solo quedan las marcas de la desesperación y cuatro bloques, los que colocaron para darle más altura a la cama, lo cual fue en vano ya que el agua no paraba de ingresar e inundar todo.

La lluvia y el ruido también le quitaron el sueño a Arsenia, que se preocupaba al ver la cantidad de agua rodeando el molino y su casa. “Era mucha agua. La vereda parecía un río, todo para atrás del molino también. Era una creciente grandísima. ¿Y qué vamos a hacer? Pedirle a Dios, pedirles a los santos, pedirle a la Virgen, pedirles a todos para que pare un poco, que merme un poco la cantidad de agua”, comenta.

La desesperación de esos minutos se incrementó al ver cómo el agua derrumbaba medianeras y entraba a los domicilios. Daniel agradece que su casa sea la de la esquina del barrio, por lo que solo le entró agua al garaje donde guarda su camioneta y luego continuó su recorrido para el lado del campo.

En el barrio Nogal 1, donde viven en la misma cuadra Daniel e Hilda, el agua no perdonó. Hilda perdió kilos de harina que usaba para hornear pan que luego ofrecía en su almacén. También la comida del caballo que tienen en el fondo de su casa, y el gallinero que tenía unas gallinas y un gallo, animales que lamentablemente quedaron sin vida bajo los escombros.

A la presencia de la gran cantidad de agua, que por momentos parecía tener un metro de altura, se sumó el corte de luz general. Entre la oscuridad, el ruido y la desesperación, las ganas de ayudar se incrementaban, pero era imposible. “De aquel lado estaban mi suegro y mi cuñado que querían venirme a ayudar, pero no podían pasar. Mi mamá me llamaba por teléfono y a mí me agarró como una crisis de nervios porque estaba solita con el niño y no podía hacer nada”, asegura. Incluso en un momento no descartó la idea de subirse al techo de su casa. Afortunadamente un vecino que vio sus intenciones le dijo que no saliera, ya que no sabían que podía estar arrastrando la creciente, que suele ser engañosa.

Rosa y su marido, al ver que el agua no mermaba, decidieron trasladarse hasta la casa del fondo, donde vive un hermano de ella, que se encontraba esa noche en San José de Jáchal por trabajo. Con sus dos pequeños se ubicó bajo la galería, al reparo de la lluvia, sin encontrar palabras de consuelo o de aliento ante las preguntas de sus niños que nada entendían de lo que estaba pasando.

“El varoncito tiene la costumbre de dormir en calzoncillos. ¿Sabe cómo tiritaba a esa hora? Y me preguntaba, «Mami, ¿por qué hay tanta agua en la casa? ¿Qué es lo que está pasando?», y lloraba. Mi hija también lloraba y me decía, «Mami, mis cosas, las cosas de la escuela». Era lo que ellos sentían en ese momento”. Fue su vecino quien le sugirió llevarse los pequeños a su casa para que pudieran descansar, ya que no sabían cuánto más podía seguir lloviendo, cuándo volvería la luz o si en algún momento iba a bajar el agua.

Junto a su pareja, Rosa se mantuvo toda la noche en vilo bajo la galería. De vez en cuando iba hacia su casa para ver si entre la oscuridad podía rescatar algo. Ese era el deseo de todos los afectados por la creciente: salvar lo que más se pudiera.

El después de la creciente: entre la desidia, el cansancio y la esperanza

Tiempo de San Juan estuvo visitando Huaco durante este martes 11 de marzo, días después de la tragedia. Hilda aun saca greda de su domicilio y trata de no ir hasta el fondo de su casa, donde de la medianera y el gallinero solo quedan escombros y el recuerdo del dinero y tiempo invertidos.

Daniel lleva horas con la anchada en las manos. Gorro en la cabeza y una camisa pasada de sudor reflejan el tiempo que lleva bajo el sol acomodando arena, improvisando un puente, el cual desapareció con el agua. El escenario es prácticamente el mismo en cada uno de los domicilios del barrio Nogal I.

Daniel agradece que su vivienda se encuentre en una zona que fue alcanzada por el agua, pero la creciente no fue tan dañina

Daniel agradece que su vivienda se encuentre en una zona que fue alcanzada por el agua, pero la creciente no fue tan dañina

Rosa por su parte pasa sus noches tras el incidente en la casa de su padre. Asegura que le cuesta mucho volver a la casa de adobe que compartía con su marido e hijos, la misma casa en la que vivió 30 años y la cual, luego de un relevamiento por parte del personal de la Municipalidad, quedó inhabitada.

El mismo sábado llegó personal de la Municipalidad de Jáchal para hacer un relevamiento de los daños, mientras que el lunes, con presencia de autoridades del Ministerio de Desarrollo Humano y Familia, se realizó un recorrido por cada una de las viviendas. Incluso el mismo martes llegó el gobernador Marcelo Orrego para tomar contacto con los vecinos, sus realidades y necesidades.

/TSJ

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Investigan el presunto suicidio de una joven de 21 años en Ullum

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Investigan el presunto suicidio de una joven de 21 años en Ullum

Era paciente psiquiátrica del Hospital Julieta Lanteri. La última vez que fue vista con vida fue en la noche del martes.

Una trágica noticia conmocionó al departamento de Ullum este miércoles, luego de que una joven de 21 años fuera encontrada sin vida en su casa durante la madrugada.

Según informaron fuentes judiciales, la mujer fue vista por última vez por su familia mientras estudiaba. Unas tres horas después, la encontraron acostada en el piso de su habitación, ya sin signos vitales.

Ante la situación, llamaron de inmediato a emergencias. Cuando llegaron al lugar, personal médico y policial constató que la joven no tenía pulso y dieron aviso a Criminalística.

El médico legista y la médica forense revisaron el cuerpo y señalaron que no presentaba lesiones visibles. Presumen que la joven podría haber broncoaspirado, ya sea de forma natural o como consecuencia del consumo de medicamentos.

Los familiares informaron que la joven era paciente del hospital Julieta Lanteri y que estaba medicada. Por esa razón, en el lugar del hallazgo se secuestraron un blíster de pastillas, frascos y una carta de despedida.

La investigación quedó a cargo de la Fiscalía, que ahora espera los resultados de la autopsia para determinar con precisión las causas de la muerte.

/C13

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Un motociclista perdió la vida tras impactar contra un camión en Ruta 40

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Un motociclista perdió la vida tras impactar contra un camión en Ruta 40

El joven conductor de la moto llevaba el casco puesto, pero igual sufrió serias heridas que luego le provocaron el deceso.

Un joven motociclista con serias heridas en su cabeza que posteriormente murió. Ese fue el trágico saldo de un violento accidente registrado en la mañana de este miércoles en el cruce con semáforos de Ruta 40 y Calle 9, en Pocito.

Según las primeras informaciones, el siniestro vial tuvo lugar sobre las 9. Aparentemente, el camión Mercedes Benz 712 circulaba por la arteria nacional hacia el Sur. Al llegar al cruce con Calle 9, aprovechó que el semáforo estaba en verde y avanzó, pero una moto Motomel 150cc. que iba por esa calle hacia el Este pasó en rojo e impactó fuertemente contra el vehículo de mayor porte.

El conductor del camión intentó desviar su marcha para esquivar la moto (no circulba a alta velocidad) y evitar el accidente, pero finalmente no lo logró y el accidente fue un hecho.

El motociclista, de 26 años, llevaba el casco puesto al momento del siniestro, pero igual sufrió heridas de gravedad en su cabeza y otras partes del cuerpo. Luego de unos minutos tendido en el suelo, fue trasladado en ambulancia hacia un hospital, donde finalmente murió.

El fallecido fue identificado como Brian David Endrizzi Bravo, de 24 años y oriundo de Carpintería, mientras que el chofer del camión es Horacio Martín (61 años, domiciliado en Santa Lucía).

/DH

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Intentaba vender droga cerca de una escuela secundaria

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Intentaba vender droga cerca de una escuela secundaria

La actitud sospechosa del malviviente fue detectada por los policías que se movilizaban en bici.  Al detenido se le secuestró una importante cantidad envoltorios. 

En una de las tantas recorridas de seguridad y prevención, efectivos de la División Policía Ciclista, observaron a su sujeto que se movilizaba en bicicleta en actitud sospechosa, por lo que dé inmediato se procedió a la identificación del sujeto.    

El detenido fue identificado como Jairo Geremías Quiroga, que se encontraba en la intersección de las calles Tucumán y Santa Fe, en inmediaciones de una escuela secundaria. La intervención de la policía se produjo gracias a la denuncia anónima sobre la presencia sospechosa de un individuo en la zona.

Quiroga fue detenido y quedó a disposición de la Justicia, cuando intentaba ofrecer los envoltorios con Los efectivos encontraron en su poder 28 envoltorios de sustancia vegetal. Posteriormente, el personal especializado de Drogas Ilegales, que se hizo presente en el lugar, confirmó que se trataba de 34 gramos de marihuana.

/DZ

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