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Sociedad Relatos de Vida

Marcela, enfermera oncológica sanjuanina. Empatía, paciencia y ternura para luchar contra la enfermedad.

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Marcela Noemí Jesús Palma Espejo trabaja en el servicio de oncología del Hospital Rawson. Lleva más de trece años de enfermera. Ama lo que hace a pesar de que no es una tarea fácil. Compagina los cuidados de su trabajo con los de sus dos hijas, de cinco y ocho años. Desde Ahora San Juan nos acercamos a hablar con ella para aprender de su ejemplo. Conversamos de la importancia de la paciencia, la ternura, la empatía y el valor de ponerle amor a lo que uno hace. Con 36 años, lleva desde el 2009 trabajando en el Hospital Rawson. Nacida en San Juan, dónde también curso sus estudios.

Por Antonio Morente.

“Estoy muy enamorada de lo que hago”, confiesa Marcela sonriendo. “Dicen que normalmente uno no está cómodo con el trabajo que hace, pero a mí no me pasa eso. Soy feliz ahí, voy bien a trabajar. Aparte hay muy buen equipo laboral, nos llevamos todos excelente, lo que además genera muy buen ambiente”. Incluso, reveló que hay momentos en los que les ataca la risa entre enfermeras y con los pacientes, lo cual éstos agradecen mucho. Con todo el drama que atraviesa cualquiera con la enfermedad, poder reírse un poco es un rayo de sol entre nubes tan oscuras.

Trabajar con pacientes con cáncer no es sencillo, más complicado aún hacerlo bien y con cariño. Hace falta un gran corazón y a veces grandes dosis de paciencia, como nos cuenta Marcela: “fundamental armarse de paciencia. Porque esa persona ya tiene bastante con lo que está viviendo.”

Generalmente, advirtió que cuando llega un paciente nuevo tiene mucha información de todo lo que puede salir mal, pero ellas se toman su tiempo y le preguntan cómo espera que le afecte el tratamiento. Lo escuchan y después lo calman explicándole que “la idea es que la pase lo mejor posible”. Hay muchos miedos e ideas con las que se llega, y por las que Marcela y sus compañeras también han de actuar como “psicólogas” en cierta forma. Esa parte humana no se descuida.

Poner en práctica la ternura en los cuidados no es algo que se pueda estudiar concretamente. Marcela subraya que con los pacientes “terminas generando un vínculo”. Lo que a veces conlleva sus sombras, cuando se les da la baja. “Nosotras lo sufrimos como si fuera un familiar nuestro”, cuenta con tristeza. Porque al final, ellas lo terminan sintiendo como una lucha conjunta. Sin embargo, las sombras tienen su parte de luz, cuando un paciente recibe el alta y su salud ha mejorado. Siempre tienen un sentimiento muy fuerte de agradecimiento hacia la enfermera y sus compañeros. Algunos incluso les llevan algún regalo, y está presente el detalle, como ella manifiesta: “esas cosas te alimentan el alma”.

No hay recetas mágicas para tratar con alguien que esté en un momento crítico de su vida. “No puedo decir cómo hago, eso te sale. Hay momentos en que los pacientes se vienen abajo, y te surge. Uno se sienta con ellos, los escucha y les dice que tienen que tener fe”. Porque es una realidad que el estado de ánimo es fundamental para encarar la enfermedad. Para quien está dispuesto a pelearla y tiene esperanza, el cuerpo le responde de una forma. Cuando se decae el ánimo, se pierden las ganas de luchar, se bajan los brazos, todo se viene abajo rápidamente. Más valor toma la labor de Marcela y su equipo. Siempre le decimos a los pacientes que cada vez que van a un tratamiento, van a alargarse un poco más la vida, subraya.

La sanjuanina, que lleva consigo el don de auxiliar a los enfermos, recomienda a los pacientes “que se dejen cuidar”, también recordando a los familiares que el afectado es el protagonista, si bien es cierto que el cáncer es algo que concierne a quien lo padece y a todo su entorno, no hay que perder de vista que quien está pasando por la parte más complicada es el enfermo. Es a quien hay que apoyar.

Esta enfermera de alma generosa, arranca a las 5:30, para prepararlo todo y levantar a sus hijas. Las lleva, y va a cumplir con su jornada laboral en el hospital. A la tarde está con ellas, entre deberes, comidas y otras actividades ya es la hora de dormir. El día se va rápido confiesa, pero es muy importante para ella que su trabajo le permita poder tener tiempo de calidad con sus niñas. Por lo que se pasa el día de cuidados, en la mañana en el servicio de oncología y en la tarde con sus pequeñas.

Estoy muy orgullosa con la mamá que soy, aunque pueda sonar egocéntrico”, y no lo es para nada, porque esta gran mujer pone todo su amor y eso se nota: “mis hijas son niñas felices: corren, saltan, bailan todo el tiempo. Y en todo momento están con el ‘mami te amo’ en la boca”, nos cuenta emocionada.

Tanto como para su trabajo como en la labor de madre Marcela destaca la importancia de la empatía como valor fundamental: Es la base de todo, para poder ponerte en el lugar del otro. Siempre decimos que el paciente ya tiene bastante con lo que está viviendo, como para que nosotros vengamos a complicarle el momento”. También la tolerancia y la habilidad para mantener la calma. Todos los cuidados la requieren, más cuando son delicados. Destacamos también la ternura, no menos importante porque normalmente no se la valore tanto. Llevar todos esos cuidados es complicado, pero además hacerlo con cariño ya es un arte. Trabajamos con mucha humanidad, lo que ayuda a que formemos un buen equipo, que nos llevemos bien. El trato con tus pares es fundamental para el funcionamiento del lugar”. Como es cierto que los pacientes han de pasar mucho tiempo ahí en el tratamiento, que terminen pudiéndose reír en algún momento es vital.

La ocupación no es fácil. No se puede negar que cohabitan con una realidad muy dura. Nosotras convivimos con la muerte en la nuca”, expresa coloquialmente Marcela. Y es cierto, a veces se torna incomprensible e intransigente. Lo que hace más admirable la actitud que ellos afrontan. Los pacientes ya vienen con mucho drama, todo es una tragedia. Que alguien los reciba con una sonrisa y los trate cariñosamente, no tiene precio. Ayuda mucho que en ese rato que tiene que pasar en el tratamiento puedan sentirse cómodos y acompañados. Si bien es cierto que la enfermedad es algo muy serio, Marcela también aclara que hay que tener esperanza, hoy en día los tratamientos son más efectivos que antes, “existen muchos mitos alrededor de lo que es el tratamiento. La gente tiene que venir con menos miedo, porque al final lo que nosotros hacemos es intentar alargarles la vida. Es fundamental el estado anímico de la persona. Hay que tener fe, mucha fe para salir adelante. Tenemos una gran cantidad de pacientes que se curan. Hay que ponerle garra, voluntad para salir adelante. Tanto el afectado como los familiares”.

Para alguien que tenga un diagnóstico de cáncer, o para el familiar de un paciente oncológico, todo puede parecer muy oscuro. Es una batalla en la que hay que armarse con todo para conseguir afrontarla. Se debe tener esperanza y contar con el consuelo de que existen personas como Marcela que ayudan en el camino y aportan luz cuando parece que todo se reduce a tinieblas. Como sociedad queda resaltar el agradecimiento hacia estos enfermeros, compañeros de cuerpos y corazones dolidos. Ojalá todo el mundo tuviera la misma actitud de llevar la empatía y el amor por bandera.

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Piloto le propone casamiento a su novia en el lanzamiento del Safari.

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Surgió el amor en Valle Fértil, exactamente en la simbólica largada del evento deportivo Safari Tras la Sierra. Las imagenes se viralizaron rapidamente.

El Safari Tras la Sierra reune afisionados y turistas no solo de San Juan,sino tambien de todo el país y otros paises, miles de personas llegan a la majestuasidad del rio de Valle Fértil para disfrutar los dias de este evento deportivo.

Frente a todas estas miles de personas el piloto sanjuanino Javier Marcial se arrodillo frente a su enamorada, Johana Contreras, para proponerle casamiento.

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“La profe”: Romina, la multifacética sanjuanina que reluce desde lo educativo y lingüístico hasta lo cultural y artístico.

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Todos los 17 de septiembre es celebrado el Día del Profesor en nuestro país y la conmemoración nace para ensalzar la labor de los docentes encargados de la educación secundaria y superior. La fecha supone un homenaje a la figura de José Manuel Estrada, un reconocido escritor e intelectual argentino que destacó por su gran dedicación y compromiso en la labor de profesor. Desde Ahora San Juan destacamos el relato de vida de la profe Romina.

Romina Pereyra, es una joven que tiene más de una disciplina que la apasiona en la vida. Comenzó siendo Profesora de Educación Física, es intérprete de lengua de señas hace más de una década, y luego se recibió de Profesora de Teatro, al mismo tiempo que practica la actuación en variados personajes y en distintas puestas. Desde Ahora San Juan hablamos con ella, para conocer acerca de estas vocaciones y de su amor por cada una de ellas.

En muchas etapas de nuestras vidas se nos intenta encasillar para una sola actividad o debemos elegir una profesión o vocación. Romina, es un caso muy especial, ella siempre ha hecho y hace todo lo que su corazón le demanda y lo que ha podido cumplir. Es una gran hacedora de sueños, que lucha por ellos. Simpática, organizada, sencilla y sobre todo una buena aprendiz y maestra.

Tiene 39 años, y nos cuenta cómo se fueron relacionando sus carreras y hobbies. ‘’En mi residencia de Eduación Física teníamos una parte, que era la de educación especial, en ese momento se llamaba así, y mi residencia me toca en la Escuela Bilingue de San Juan. Cuando llego a mis primeras observaciones de las clases, me encuentro con un mundo que yo desconocía totalmente, para todo se comunicaban con señas. Me toca el nivel inicial de la escuela y estaba frustrada, angustiada. Yo era la única en la escuela que no sabía señas y no me podía comunicar con quienes iban a ser mis alumnos por un buen tiempo‘’.

‘’El profe de ese entonces, Guillermo Basañez, nos calmó y nos dijo que ya ibamos a aprender. Me pasó las señas básicas para ir aprendiendo a comunicarme y comenzar con las intervenciones de a poquito porque esa era la estructura: observaciones de clases, intervenciones y en un tiempo más daba la clase completa para los chicos‘’.

‘’Comencé a aprender las primeras señas y después busque dónde estudiar porque me encanto. Vi la inmediatez de la comunicación, la repuesta de los chicos. Me enamore de la lengua de señas en esa instancia de mi carrera y comencé e estudiar en la Facultad de Filosofía de la Universidad Nacional de San Juan cumpliendo con los tres años de estudio. Hasta el día de hoy, me desempeño como profe y como interpréte y año a año me voy actualizando en cuanto a las señas porque van cambiando, incluso con la Pandemia, se agregaron muchas y se van actualizando‘’. Así es cómo nuestra protagonista, logra unir dos de sus grandes pasiones en una sola actividad, tan motivadora como desafiante.

Romina, se recibió de Profesora de Eduación Física en el 2007, trabajó en gimnasios, como profe de pilates y en escuelas estatales. Pero nos dice que tiene una preferencia muy particular que la une con los más pequeños.‘’Trabaje con una franja etaria bastante amplia, pero lo que más me gusta es trabajar con los chicos de primaria. En este momento y desde hace siete años, trabajo en la escuela Timoteo Maradona, en Rivadavia, con chicos desde primer año hasta sexto de la primaria.Siempre cuento que soy una afortunada de trabajar de lo que me gusta, porque amo trabajar con los niños que tienen, para mí, una energía muy especial‘’.

Lo más curioso de esta nota es saber cómo siguió sumando aprendizajes. ‘’Y lo de Teatro tiene que ver con lengua de señas, porque en el estudio de esta lengua, me hice amiga de un joven sordo y el quería estudiar teatro y no podía hacer ningún taller porque no tenía quién lo acompañase, entonces me pregunta si lo quería acompañar y comenzamos en un taller de Marcelo Meyer, que es un genio, no tuvo ningún inconveniente con que estuvieramos los dos y comencé de intérprete y me quedé como alumna. Y así empecé con esta locura del teatro”, expresó la profe.

‘’En el 2017, cuando se abre la carrera, se me ocurrió empezar para incorporar herramientas nuevas a mi carrera de docente. En lo que es Teatro, me ayudó mucho, coseché amistades muy bonitas y me abrió la cabeza, amplie mi mirada.

Y trabajo a veces como actriz también, he actuado en la Fiesta del Sol, en obras independientes, en musicales y creo que es otra cosa más para agradecer a Dios, al universo o a lo que cada uno crea‘’, nos dijo Romina.

Hay dos Fiestas del Sol que han marcado la vida de Romi, una fue ‘’Sueños de Libertad‘’ y la otra fue ‘’Evolución‘’ en la que tuvo un co-protagonico en el que actúo de mamá de un niño y considera que los personajes que les tocaron, tenían una magia muy especial.

Y a nivel nacional, tuvo una participación con una cantante de opera, Claudia Lepez, que hizó la presentación de su libro de canciones de cuna. Se combinó la interpretación teatral y la lengua de señas.

En el 2021, el prestigioso Teatro Nacional Cervantes, a través de su programa Cervantes Educación, lanzó una convocatoria abierta a personas sordas y oyentes de todo el país para su “1er Laboratorio de Actuación. Lengua de señas en escena”, y Romina no dudó en presentarse.

El proceso de postulación, que constó de tres instancias evaluadas por gente experimentada en estos campos, no era sencillo.Romina Pereyra se convirtió en la única sanjuanina dentro de un seleccionado nacional de 20 nombres (pares de Corrientes, Jujuy, San Luis, Buenos Aires, Santa Fe, Catamarca, Tierra del Fuego, Córdoba y Chaco).

Quienes la conocen, pueden definir a nuestra protagonista como empática, apasionada, detallista y muy sociable, es que dónde va deja una huella imborrable. Hoy, se encuentra pasando uno de los momentos más díficiles de su vida: la pérdida de su papá, un papá presente que marcó y forma parte aún hoy de lo que es ella como persona.

Y aún así, en la amabilidad que la caracteriza cuando le preguntamos acerca de sus próximos proyectos, no dudó en respondernos que va a seguir avanzando a pesar de que ahora le cueste pensar en algo por la situación que esta atravesando junto a su mamá, pero que en un futuro próximo desea aprender la técnica de clown y danza-teatro. ” Y un gran sueño pendiente es llevar la lengua de señas al teatro para incluir a la comunidad sorda. Son las dos cosas que me gustaría fusionar y con todas estas herramientas mejorar mi profesión de docente”, nos comentó.

Romina ha logrado mezclar su vocación profesional con sus pasiones y habilidades, sus deseos de desarrollo personal que le han permitido cambiar su mirada en todos los sentidos y también ser una profesora inclusiva. Ella se define como una persona que persigue sus sueños, que insiste para concretarlos y que es muy organizada y calma para lograrlos.

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El guardián de libros en San Juan. Ricardo Aguilera, bibliotecario de corazón.

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Hoy, 13 de septiembre es el Día del Bibliotecario, para felicitar a todos aquellos que realizan la noble labor de trabajar con nuestros libros, es que retomamos el relato de vida que realizamos a Ricardo, uno de los grandes bibliotecarios que tenemos en San Juan.

Una biblioteca es pilar fundamental para el saber y la cultura de un lugar. Y detrás de una buena biblioteca siempre hay un buen bibliotecario. Los sanjuaninos tenemos ambas cosas por suerte. Desde Ahora San Juan nos acercamos a hablar con Ricardo Aguilera, bibliotecario desde hace más de un cuarto de siglo en la Biblioteca Franklin, la biblioteca popular más antigua de América del Sur.

Ricardo lleva desde el año 1995 trabajando en la Biblioteca Franklin. Veintisiete años, que se dice pronto. La vida entre libros. Bibliotecario es una profesión que no siempre es justamente valorada, pero fundamental para el sostenimiento cultural. Una biblioteca requiere de un gran trabajo humano del que nos beneficiamos todos, Charles Medawar hacía referencia a esto cuando decía: “Los bibliotecarios son casi siempre muy útiles y a menudo casi absurdamente bien informados. Sus habilidades son probablemente muy subestimadas y en gran medida subempleadas”.

Ricardo nació en Las Flores, localidad de Iglesia. Allá empezaron a crear una biblioteca popular.  A Ricardo le quedaba cerca de su casa: “cómo no había nadie que la atendiera, me preguntaron y la atendí yo” nos cuenta. Sin nada, el presidente iba buscando, y con las donaciones que recibieron pudieron empezar con la biblioteca. Poco a poco fueron avanzando y se trasladaron de una piecita a un local más grande, donde es hoy es la Biblioteca de Las Flores, construyeron algunas estanterías e iban creciendo. Les habían donado el terreno, “todo con base a donaciones, todo era trabajo voluntariado de todo el mundo” subraya Ricardo.

“Allá, cuando te conocen, te van a buscar a tu casa hasta los días domingo para que les prestes un libro”, recuerda. Y así, un domingo llega a su casa la Directora de la Biblioteca de la Provincia, estaban censado las bibliotecas populares. Ricardo le muestra la biblioteca y el trabajo que venían haciendo. La Directora le cuenta que existe la carrera y lo anima a estudiarla. El joven se entusiasma, lo habla con sus padres y se viene a San Juan a anotarse para estudiar para Bibliotecario Nacional, hoy Bibliotecología. La Biblioteca de Las Flores no disponía de fondos para pagarle un sueldo, pero haciendo un esfuerzo el Presidente ayudaba cuando podían para pagarle algún pasaje para venir a la Capital.

Ricardo empieza a cursar a distancia. Le resulta complicado. Hay un choque cultural grande en cómo se estudiaba en Las Flores y pasar a la Capital al Colegio Superior Sarmiento. Al segundo año ya se queda en la Capital para seguir con sus estudios. Se esfuerza mucho y llega a formar parte del cuerpo de bandera. No solo eso, sino que de su promoción fue el mejor promedio. Lo que le otorga un premio por parte del Colegio de Bibliotecarios Graduados de la República Argentina, y el viaje a Buenos Aires para recibirlo.

La residencia la realiza en la biblioteca de la Alianza Francesa. Posteriormente a eso, comienza a trabajar en la biblioteca Camilo Rojo. No podían pagarle mucho, “el problema de todas las bibliotecas populares es los fondos”, dice. A veces juntaba un poco más saliendo a cobrar las cuotas a los socios. Es poco tiempo después que consigue entrar en la Biblioteca Franklin, la cual era muy distinta a lo que es hoy.

Empezó como bibliotecario, pero además entre los años 2000 y 2004 fue Vicedirector. Fue una experiencia, reconoce. Aunque después de cuatro años prefirió seguir con su oficio. En el año 2011 lo becan para viajar a Estados Unidos. A través del Departamento de Estado y el Instituto de Educación de EE.UU. lo becan para el programa Bibliotecas y Museos como recursos comunitarios. Primero a visitar la Biblioteca del Congreso en Washington. No solo eso, sino que después visitó otras ciudades con sus respectivas bibliotecas: Kansas, Cincinnati, Wyoming y terminando en Los Ángeles. “Las bibliotecas eran enormes, hermosas. Muy limpias, pero excepto la de Los Ángeles, una biblioteca pública en un barrio chino, en ninguna vi a la gente como acá, estudiando”.

Ricardo es honesto, confiesa que no es un devorador de libros, pero sí que se preocupa en saber de todo lo que puede. Es imposible que hubiese leído todos los libros de la biblioteca, pero si tiene una idea sobre qué trata cada uno, como para poder aconsejar a todo aquel que venga a la Franklin, ya que como decía Borges: “ordenar bibliotecas es ejercer, de un modo modesto y silencioso, el arte de la crítica”.

La Biblioteca Franklin es la biblioteca popular más antigua de Sudamérica. Fundada por Sarmiento en 1866. Son más de 150 años abierta, sin perder ese carácter popular. Con todas las dificultades que ello implica, pero ha podido mantenerse gracias a la labor de personas como Ricardo, que entienden la importancia que tiene para la cultura de San Juan el que una gran biblioteca siga funcionando. Desde que él entro la biblioteca también ha ido cambiando. En el año 2004 finalizaron las obras de remodelación. La Franklin se ha ido acompasando a los tiempos y a las nuevas tecnologías, con las tareas de digitalización y el paso de un servicio tradicional al de biblioteca híbrida, integrando lo físico con lo electrónico.

Hoy cuenta con un gran número de servicios, que pueden consultarse a través de su página web (http://bibliotecafranklin.org.ar/) además de contar con unos 80.000 volúmenes. Hacerse socio es bastante sencillo, la cuota es trimestral y mínima. Tristemente, hoy en día, el libro en nuestro país tiene un precio que acerca la lectura a casi producto de lujo. Para un argentino comprar libros es algo prohibitivo, puesto que no se entiende como una necesidad básica y no hay ningún interés en que leamos y pensemos por nosotros mismos. Gracias al trabajo de personas como Ricardo y sus compañeros existe la Biblioteca Franklin y tenemos la oportunidad de poder leer, expandir nuestros horizontes y generar un pensamiento crítico. Para que se hagan una idea: con lo que sale la cuota de un año entero no alcanza casi ni para comprar un libro nuevo. La biblioteca ofrece todos los libros que uno sea capaz de leer en ese año.

La lucha de una biblioteca popular por mantenerse es ininterrumpida, depende de varios factores. No siempre es fácil, sobre todo si cuenta con empleados. Tal como señala Ricardo, “es lindo crear cosas nuevas, pero después hay que mantenerlas”.

De lunes a sábado uno puede acercarse por la Franklin. Allá estará Ricardo y sus compañeros trabajando. La sala suele estar llena de jóvenes estudiando y simultáneamente los diversos talleres que ofrecen, desde el rincón infantil, ajedrez, teatro, club de lectura, etc. Es un claro de luz en pleno centro sanjuanino. “Siempre imaginé que el Paraíso sería algún tipo de biblioteca”, volviendo a citar a Borges. Nosotros tenemos el nuestro, gracias a Ricardo y muchos otros como él. Ya que, si las bibliotecas son un tipo de Paraíso, Ricardo vendría a ser uno de esos ángeles guardianes.

Tal vez, la profesión de bibliotecario no sea la más deslumbrante hoy en día para nuestra sociedad a simple vista. Al contrario de esto, es una de las más valiosas y necesarias. Por último, los dejamos con la defensa de los bibliotecarios de Umberto Eco: “El libro es una criatura frágil, se desgasta con el tiempo, teme a los roedores, resiste mal la intemperie y sufre cuando cae en manos inexpertas… Por tanto, el bibliotecario los defiende no solo de los hombres sino también de la naturaleza, y consagra su vida contra las fuerzas del olvido, que es enemigo de la verdad”.

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