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Sociedad Relatos de Vida

Mogna: pueblo de resistencia y hogar de Juana Natividad Páez, tejedora y parte de las raíces de las Teleras Moquineras. “Hemos luchado la vida”.

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Mogna: pueblo de resistencia y hogar de Juana Natividad Páez, tejedora y parte de las raíces de las Teleras Moquineras. “Hemos luchado la vida”.

Ahora San Juan tuvo el agrado de charlar con un grupo de tejedoras y teleras sanjuaninas que hacen honor a la cultura textil cuyana y aborigen. Una de ellas es Juana Natividad Páez (94), con su hermana Rita (92) que aún teje e hila pese a su edad. Las artesanas comentaron que junto a un hermano menor de 89 años que vive en Capital son quienes quedan vivos de su familia. Un dato importante que compartió esta abuela comerciante, es que las frazadas y colchas son las más elegidas y vendidas: «También las ruanas, hice muchas. Hasta un cura me compró una», expresó Natividad. Con su técnica tradicional siempre hiló sus lanas de oveja: «La única que no he hilado fue una colcha, porque no tenía lana y la compré», explicó. La nieta de su hermana Rita, Silvana Herminia González, contó que aprendió a tejer de su abuela y tía abuela (Las hermanas Páez). «Es lo que estoy haciendo ahora, tejo en el grupo Las Teleras Moquineras. Junto a mi hermana Lorena, y otras mujeres de Mogna: Margarita Sánchez, Isabel, Feliza y Graciela Cabrera y Fernanda Valle. Es lo que aprendimos de mi abuela y mi tía», exclamó.

Como el historiador José Casas supo decir, «Mogna es un oasis en medio de la travesía, del empeño por sobrevivir en adversas condiciones, permaneciendo en esa dura tierra, siguiendo el mandato de su real fundador, el cacique Francisco Alcane. Es un pueblo que surge por la voluntad y decisión de permanecer en ese territorio de un grupo de  capayanes que volvieron a su tierra, después de una larga marcha y que sabían que para sobrevivir debían quedarse en el desierto”. El sociólogo, destacó que pese a las encomiendas que dejaban explotación y desnaturalización del pueblo, sobrevivieron. Esta fue una etapa de resistencia activa. Y de esa línea de convicción, vienen las hermanas Páez. Las cuales son de pocas palabras pero tienen muchos conocimientos para transmitir.

Es así, como se dió inicio a una tarde que nos permitió hacer este gran relato de varias generaciones de vidas textiles en la localidad de Mogna de Jáchal.

Corría el domingo 28 de agosto en un pueblo pequeño de San Juan llamado Mogna, ubicado al norte, en el departamento de Jáchal, bastante lejos de la ciudad. Al que casi era imposible llegar hace una decena de años atrás. Su gente estaba celebrando el día de los más chiquitos de sus familias y los rayos de sol se reflejaban en sus sonrisas. Había juegos, castillos inflables, payasos, globos coloridos que decoraban las galerías de adobe. Los vecinos caminaban la tierra cubierta de años de trabajo y tradición cuyana.  Este lugar de paisaje árido, limoso y seco, es escenario de ranchos antiquísimos y árboles tan viejos como ancestrales que se adaptaron al clima y protegen a su gente, brindándoles su sombra.

Ese día, no era uno cualquiera, porque ahí estaba doña Juana Natividad Páez, una de las «cultoras del telar criollo» de la provincia, con sus 94 años bien plantados, o bien tejidos podríamos decir. Ella representa a muchas artesanas en la práctica textil tradicional, con casi un siglo de experiencias de vida, resignifica a diario cada arruga de su rostro como senderos transitados a base del esfuerzo y la sencillez. Estaba sentada, tranquila, sosteniendo su bastón y disfrutando de aquel maravilloso momento, junto al resto de mujeres que llevan no sólo su sangre sino también el mismo don de tejer. «Les dejamos el camino abierto para que ellas sigan», indicó. Al verla, uno se hace la idea de cómo puede haber sido Doña Paula, madre de nuestro prócer Sarmiento, allá por el 1801. Cuando decidió levantar su propia casa siendo soltera y con escasos recursos en lo que ahora es nuestra capital.

Telar de la mamá de Sarmiento.

En su mirada, dura y humedecida de lágrimas archivadas, se puede leer claramente lo mucho que hicieron sus manos por su pueblo e identidad sanjuanina. Cual Doña Paula, también construyó e instaló su telar, sólo faltaba el resguardo de la higuera para completar la foto de la hoy Casa de Sarmiento y Museo Nacional. Esa que gracias a la tela producida y vendida cada semana en ese entonces, la madre del prócer pagó materiales y obreros para construírla. Pero en la memoria de Natividad, sus vivencias no se quedaron atrás. «La práctica textil tradicional es un saber colectivo, fiel exponente del patrimonio cultural de la provincia, que ha ido transformándose con el tiempo». Y subsistiendo gracias al empeño y pasión de eximias guardianas y ejecutoras del tejido como Juana Natividad y su familia. De alma familiera, mostró uno de sus tejidos que lleva el nombre de Alejandro González, su nieto. Quien se casó y mudó a la ciudad. «Pero pronto vendrá a buscarlo«, detalló.

Juana Natividad.

Nació un 24 de junio de 1928 (aunque en el registro civil fue anotada el 6 de julio), mismo día con dos meses de diferencia a Edmund Cartwrigh, inventor del primer telar mecánico, diseñado dos siglos antes de que ella llegara al mundo, en 1784 y patentado en 1785. Esto podría ser una coincidencia más, sino fuera por el destino que luego la marcó. «La vida de mi mamá era esa, hilar, tejer y enseñarnos a hacer las cosas en el telar. Era lo que vivíamos acá, ella hacía obras para vender: ponchos , frazadas, ruanas, alforjas, y que se yo cuántas cosas que hemos tejido en esta vida«, comentó con el tono de voz característico de la sabiduría, mientras compartía una charla con su gente.

Según los registros históricos, no es preciso determinar su real inicio: con base a lo descripto por los chinos proviene del Emperador amarillo, mientras que algunos han asegurado que el telar fue inventado por indígenas sudamericanos. Otros especulan que fue desarrollado en el periodo neolítico en mesopotamia.​ El telar a pedal se creó en la edad media, y el automático en 1801. Lo que sí sabemos, es que los telares artesanales se clasifican en tres grandes familias: bastidores, verticales y horizontales. 

La hermana mayor de las Páez, ya no puede continuar con su labor, o bien familiar, heredado y transmitido de generación en generación; debido a dificultades con la vista. «Lloraba de solo ver el telar y yo que no podía tejer porque ya no veía. Entonces los niños me sacaron el telar y todo, y mi sobrina ha heredado las telas y telares, ella teje también», describió esta maestra tejedora. Y en el marco del festejo, comiendo alguna que otra cosita rica hecha por ellos en sus majestuosos hornos de barro, Natividad explicó cómo se compone su telar: «Tiene al que llamamos el peine, las cajas, un palo que se le llamaba la pala, para tejer. Se divide en dos partes este proceso: se teje en peine y a pala. Por ejemplo, los ponchos se hacen a pala, y las frazadas a peine». Ella es una abuela como muchas otras, que caminó su historia con sus manos siempre ocupadas, y sin preguntar nada, nunca paró. Hasta ahora, que está algo cansada, pero que no pierde la nostalgia por sus compañeras las lanas. «Así nos hemos criado, educado y casado. Hemos luchado la vida«, lanzó entre suspiros.

Doña Juana Natividad, alcanzó a tener una sola hija porque enviudó jóven. Algo que la separa de Doña Paula Albarracín, quien tuvo otras hijas (que, como sabemos, también fueron destacadas sanjuaninas), además de su querido Faustino Sarmiento, que en su libro Recuerdos de Provincia escribió una vez: “La madre es para el hombre la personificación de la providencia, es la tierra viviente que se adhiere al corazón, como las raíces al corazón”. (Sarmiento, P. 107). Las dos mujeres tejieron y forjaron en su telar a lo largo de distintos tiempos: telas, alfombras, frazadas, colchas, jergones, ponchos, peleros, pañuelos de mano, y demás. Antes, el material utilizado para tejer era lana que podía ser de oveja, guanaco y vicuña. Hoy, la familia de la señora Paez ya cuenta con la opción de comprar la lana sin tener que hilarla si así lo desean.

La música sonaba fuerte, ella no escucha del todo bien, pero no se privó del festejo y de una grata conversación amistosa. Con el paso de las horas, contó la anécdota de cómo fue que atravesó un accidente años atrás. Como un gaje del oficio que la llevó a esforzarse más para trabajar. «Fue con el telar cuando tenía 38 o 39 años y ya estaba sola con mi hija que tenía 14. Una noche prendo la lámpara para seguir tejiendo y cuando me agacho se me metió un metal en el ojo y me quedó así vió (mientras mostraba lo que hablaba). Luego me fui a operar ambos ojos pero quedaron peor. Me arruinaron los dos. Y aquí estoy, mucho después, media ciega, pero al menos para comer veo «, disparó entre risas.

Las Teleras Moquineras (aludiendo a los capayanes moquineros de Jáchal): Este grupo que nació de la base que Natividad y su hermana Rita tejieron como legado, hoy va marcando su paso por diversos lados. «Hemos andado por Chile intercambiando saberes hace 4 años más o menos. También hicimos una presentación en el Museo Franklin el año pasado. En el mes de mayo, de este año, hicimos otra en el Museo de Sarmiento y en marzo tuvimos un curso de telar con mi hermana y abuela Rita, más mi tía Clara de Albardón», alegó Silvana, sobrina nieta de Natividad.

Para cerrar una jornada repleta de personas hechas a base de las buenas costumbres, las tejedoras mencionaron que Natividad supo enorgullecer a Mogna, siendo galardonada con un premio en una exposición de Buenos Aires, al igual que la hija de su hermana Rita. «Yo ahora tengo una tela que se muestra allá«, adhirió Silvana.

Juana Natividad, como ejemplo de mujer fuerte y de valores marcados a fuego, confesó en el intercambio de recuerdos, que no se volvió a casar cuando enviudó, ya que su agenda la mantuvo muy atareada: «El telar no me dio el tiempo de coquetear», argumentó en broma. Cabe destacar que el arte de tejer y teñir, es uno de los pilares que hacen a nuestra naturaleza criolla. Y en Mogna de Jáchal, las mujeres lo vienen desarrollando desde hace siglos. Un pueblo con pocos habitantes que ha subsistido pese a las muchas carencias que allí se atraviesan, pero que conlleva un espíritu de lucha, arraigo, cultura y tradición que jamás podrían abandonar.

Con su estilo agreste y rural, sus casitas que son como Natividad, simples pero resistentes. Acojedoras y rodeadas de un amplio espacio para dar rienda suelta al trabajo que nace del amor a su tierra y sus raíces. Este es un pueblo que lejos de rendirse se tornó vencedor. Si se quiere visitar el corazón de nuestros ancestros, deben ir donde está la base de la resistencia y lucha moquinera. Donde Juana Natividad Páez es ícono de teleras legendarias.

Reseña histórica: Mogna es el tercer pueblo fundado por los españoles en territorio Sanjuanino el 11 de agosto de 1753. La Junta de Poblaciones de Chile decidió hacerlo donde los capayanes moquineros ya estaban instalados. «Les permitió que no fueran trasladados de su tierra, lo cual los hubiese llevado a la extinción. En esta etapa la población era fundamentalmente indígena, dedicados a la ganadería. Fue la etapa de la resistencia pacífica”, así lo advirtió el sociológo e historiador jachallero, José Casas, escribió el libro “Mogna, larga distancia, el pueblo de la travesía” (2009), el documento más completo sobre este pueblo sanjuanino.

Es conocido popularmente por poseer la iglesia, donde se rinde homenaje a Santa Bárbara y junto a ella se encuentra el antiguo cementerio que contiene la tumba de la extraordinaria Martina Chapanay, hija de un cacique Huarpe y una cautiva blanca. Quien fue oficial del ejército libertador comandado por el general José de San Martín, y se distinguió también por haber vengado la muerte del caudillo riojano Ángel “El Chacho” Peñaloza. Murió en 1874 y fue sepultada aquí donde hasta el día hoy sigue siendo recordada y venerada.  

/sisanjuan, wikipedia, destinosanjuan, curiosfera-historia, memoria de telares y teleras.


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Festejaron cumpleaños en la Residencia de Adultos Eva Perón.

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Festejaron cumpleaños en la Residencia de Adultos Eva Perón.

El pasado viernes 19 de julio, fue un día que quedpo en la memoria de las personas mayores que residen en el Residencia del Adulto Mayor. Es que en esa jornada se hizo un festejo de cumpleaños para 10 ancianos que nacieron en los meses de junio y julio. “Desde esta nueva gestión se realizarán los festejos cada fin de mes”, señaló la directora de la Residencia, Fernanda Vives.

En total fueron 5 hombres y 5 mujeres los agasajados con mucho cariño de parte de sus compañeros y del personal de la Residencia. El festejo se llevó a cabo durante la mañana. Los agasajados disfrutaron con música, el infaltable canto de “Feliz cumpleaños”, soplaron las velas y desayunaron en el comedor central donde se comparten las comidas a diario.

No faltó una torta de gran tamaño que todos compartieron. Durante el festejo, varias personas mayores se emocionaron por los momentos que estaban viviendo y que atesorarán entre sus recuerdos. Según agregó Vives, todos los fines de mes continuarán los festejos para los cumpleañeros.

Los cumpleañeros en esta oportunidad fueron: Caputo Cesar (5 de junio), Mirta Penz (8 de junio), Videla Guillermo (25 de junio), Lucía Nuñez (1 de julio), Fany Andino (8 de julio), Hilda Cortinez (12 de julio), Aguirre Faustino (18 de julio), José Quiroga (20 de julio), Noema Figueroa (22 de julio) y Miguel Ochova (27 de julio).

@SiSanJuan

/Fuente de imagen: SiSanJuan

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Piloto le propone casamiento a su novia en el lanzamiento del Safari.

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Piloto le propone casamiento a su novia en el lanzamiento del Safari.

Surgió el amor en Valle Fértil, exactamente en la simbólica largada del evento deportivo Safari Tras la Sierra. Las imagenes se viralizaron rapidamente.

El Safari Tras la Sierra reune afisionados y turistas no solo de San Juan,sino tambien de todo el país y otros paises, miles de personas llegan a la majestuasidad del rio de Valle Fértil para disfrutar los dias de este evento deportivo.

Frente a todas estas miles de personas el piloto sanjuanino Javier Marcial se arrodillo frente a su enamorada, Johana Contreras, para proponerle casamiento.

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“La profe”: Romina, la multifacética sanjuanina que reluce desde lo educativo y lingüístico hasta lo cultural y artístico.

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“La profe”: Romina, la multifacética sanjuanina que reluce desde lo educativo y lingüístico hasta lo cultural y artístico.

Todos los 17 de septiembre es celebrado el Día del Profesor en nuestro país y la conmemoración nace para ensalzar la labor de los docentes encargados de la educación secundaria y superior. La fecha supone un homenaje a la figura de José Manuel Estrada, un reconocido escritor e intelectual argentino que destacó por su gran dedicación y compromiso en la labor de profesor. Desde Ahora San Juan destacamos el relato de vida de la profe Romina.

Romina Pereyra, es una joven que tiene más de una disciplina que la apasiona en la vida. Comenzó siendo Profesora de Educación Física, es intérprete de lengua de señas hace más de una década, y luego se recibió de Profesora de Teatro, al mismo tiempo que practica la actuación en variados personajes y en distintas puestas. Desde Ahora San Juan hablamos con ella, para conocer acerca de estas vocaciones y de su amor por cada una de ellas.

En muchas etapas de nuestras vidas se nos intenta encasillar para una sola actividad o debemos elegir una profesión o vocación. Romina, es un caso muy especial, ella siempre ha hecho y hace todo lo que su corazón le demanda y lo que ha podido cumplir. Es una gran hacedora de sueños, que lucha por ellos. Simpática, organizada, sencilla y sobre todo una buena aprendiz y maestra.

Tiene 39 años, y nos cuenta cómo se fueron relacionando sus carreras y hobbies. ‘’En mi residencia de Eduación Física teníamos una parte, que era la de educación especial, en ese momento se llamaba así, y mi residencia me toca en la Escuela Bilingue de San Juan. Cuando llego a mis primeras observaciones de las clases, me encuentro con un mundo que yo desconocía totalmente, para todo se comunicaban con señas. Me toca el nivel inicial de la escuela y estaba frustrada, angustiada. Yo era la única en la escuela que no sabía señas y no me podía comunicar con quienes iban a ser mis alumnos por un buen tiempo‘’.

‘’El profe de ese entonces, Guillermo Basañez, nos calmó y nos dijo que ya ibamos a aprender. Me pasó las señas básicas para ir aprendiendo a comunicarme y comenzar con las intervenciones de a poquito porque esa era la estructura: observaciones de clases, intervenciones y en un tiempo más daba la clase completa para los chicos‘’.

‘’Comencé a aprender las primeras señas y después busque dónde estudiar porque me encanto. Vi la inmediatez de la comunicación, la repuesta de los chicos. Me enamore de la lengua de señas en esa instancia de mi carrera y comencé e estudiar en la Facultad de Filosofía de la Universidad Nacional de San Juan cumpliendo con los tres años de estudio. Hasta el día de hoy, me desempeño como profe y como interpréte y año a año me voy actualizando en cuanto a las señas porque van cambiando, incluso con la Pandemia, se agregaron muchas y se van actualizando‘’. Así es cómo nuestra protagonista, logra unir dos de sus grandes pasiones en una sola actividad, tan motivadora como desafiante.

Romina, se recibió de Profesora de Eduación Física en el 2007, trabajó en gimnasios, como profe de pilates y en escuelas estatales. Pero nos dice que tiene una preferencia muy particular que la une con los más pequeños.‘’Trabaje con una franja etaria bastante amplia, pero lo que más me gusta es trabajar con los chicos de primaria. En este momento y desde hace siete años, trabajo en la escuela Timoteo Maradona, en Rivadavia, con chicos desde primer año hasta sexto de la primaria.Siempre cuento que soy una afortunada de trabajar de lo que me gusta, porque amo trabajar con los niños que tienen, para mí, una energía muy especial‘’.

Lo más curioso de esta nota es saber cómo siguió sumando aprendizajes. ‘’Y lo de Teatro tiene que ver con lengua de señas, porque en el estudio de esta lengua, me hice amiga de un joven sordo y el quería estudiar teatro y no podía hacer ningún taller porque no tenía quién lo acompañase, entonces me pregunta si lo quería acompañar y comenzamos en un taller de Marcelo Meyer, que es un genio, no tuvo ningún inconveniente con que estuvieramos los dos y comencé de intérprete y me quedé como alumna. Y así empecé con esta locura del teatro», expresó la profe.

‘’En el 2017, cuando se abre la carrera, se me ocurrió empezar para incorporar herramientas nuevas a mi carrera de docente. En lo que es Teatro, me ayudó mucho, coseché amistades muy bonitas y me abrió la cabeza, amplie mi mirada.

Y trabajo a veces como actriz también, he actuado en la Fiesta del Sol, en obras independientes, en musicales y creo que es otra cosa más para agradecer a Dios, al universo o a lo que cada uno crea‘’, nos dijo Romina.

Hay dos Fiestas del Sol que han marcado la vida de Romi, una fue ‘’Sueños de Libertad‘’ y la otra fue ‘’Evolución‘’ en la que tuvo un co-protagonico en el que actúo de mamá de un niño y considera que los personajes que les tocaron, tenían una magia muy especial.

Y a nivel nacional, tuvo una participación con una cantante de opera, Claudia Lepez, que hizó la presentación de su libro de canciones de cuna. Se combinó la interpretación teatral y la lengua de señas.

En el 2021, el prestigioso Teatro Nacional Cervantes, a través de su programa Cervantes Educación, lanzó una convocatoria abierta a personas sordas y oyentes de todo el país para su «1er Laboratorio de Actuación. Lengua de señas en escena», y Romina no dudó en presentarse.

El proceso de postulación, que constó de tres instancias evaluadas por gente experimentada en estos campos, no era sencillo.Romina Pereyra se convirtió en la única sanjuanina dentro de un seleccionado nacional de 20 nombres (pares de Corrientes, Jujuy, San Luis, Buenos Aires, Santa Fe, Catamarca, Tierra del Fuego, Córdoba y Chaco).

Quienes la conocen, pueden definir a nuestra protagonista como empática, apasionada, detallista y muy sociable, es que dónde va deja una huella imborrable. Hoy, se encuentra pasando uno de los momentos más díficiles de su vida: la pérdida de su papá, un papá presente que marcó y forma parte aún hoy de lo que es ella como persona.

Y aún así, en la amabilidad que la caracteriza cuando le preguntamos acerca de sus próximos proyectos, no dudó en respondernos que va a seguir avanzando a pesar de que ahora le cueste pensar en algo por la situación que esta atravesando junto a su mamá, pero que en un futuro próximo desea aprender la técnica de clown y danza-teatro. » Y un gran sueño pendiente es llevar la lengua de señas al teatro para incluir a la comunidad sorda. Son las dos cosas que me gustaría fusionar y con todas estas herramientas mejorar mi profesión de docente», nos comentó.

Romina ha logrado mezclar su vocación profesional con sus pasiones y habilidades, sus deseos de desarrollo personal que le han permitido cambiar su mirada en todos los sentidos y también ser una profesora inclusiva. Ella se define como «una persona que persigue sus sueños, que insiste para concretarlos y que es muy organizada y calma para lograrlos«.

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