Tres hombres y una mujer murieron aparentemente ahogados en la selva del Darién, la frontera natural entre Colombia y Panamá, en medio del creciente flujo de migrantes irregulares que viajan hacia Norteamérica, informaron las autoridades panameñas.
Los cuerpos de las personas migrantes fueron hallados en el río Turquesa, ubicado entre las comarcas indígenas Wargandí y Emberá, en la frontera selvática con Colombia. Fueron cuatro hallazgos en tres ocasiones distintas durante la presente semana.
El Servicio Nacional de Fronteras (SENAFRONT) dijo que las víctimas fallecieron cuando intentaban ingresar a territorio panameño a través de la selva, un área inhóspita que ahora vive el cambio de la estación seca a la lluviosa, haciendo aún más difíciles las condiciones en la zona.
El Darién es considerada una de las rutas de migrantes irregulares más peligrosas del mundo, no solo por sus características propias de una selva tropical con ríos caudalosos y animales salvajes sino porque ahí colindan grupos del crimen organizado. Esta jungla virgen de 575.000 hectáreas y sin vías de comunicación terrestres se ha convertido en paso obligado para la inmigración clandestina desde Sudamérica hacia Estados Unidos.
Cada año miles de grupos de migrantes irregulares movidos por traficantes de personas llegan a Panamá, en un flujo que ha generado crisis humanitarias en el istmo centroamericano en los últimos años. Se trata de familias enteras de personas haitianas, pero también asiáticas, africanas y cubanas, de acuerdo con las autoridades panameñas e internacionales y un aumento exponencial de la presencia de niñas y niños en estos grupos.
En 2020 el flujo migratorio por esta zona descendió por la pandemia, pero ahora ha vuelto a incrementarse y amenaza con desbordar los centros de acogida. Durante el primer trimestre del 2021, más de 7.100 personas han atravesado esta selva,