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Opinión

¿Por qué la derecha trata de mostrarse rebelde y su discurso es más directo?.

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En este artículo me voy a permitir una extensión mayor de la usual en Ahora San Juan ya que se trata de abordar con una mirada crítica el discurso de lo llamado “políticamente correcto”.
Hugo Saquilan Quiroz. Sociólogo y Mediador.

Generación Woke, el aditivo norteamericano.

Quienes en los 90 del siglo pasado pudieron tener acceso a la educación superior lo hicieron en un contexto social y tecnológico sin precedentes en la historia, y para muchos, sus consecuencias aún están aflorando.
No estoy hablando de Argentina que luego se someterá a los acontecimientos, sino fundamentalmente a la meca de la revolución tecnológica: Estados Unidos.
No solamente ganaron la Guerra Fría con el colapso de la Unión Soviética, sino que además encabezaron un cambio tecnológico y social de una envergadura nunca vista en la humanidad y que hoy aún no podemos cuantificar su impacto.
Hoy ese liderazgo unipolar ya no lo es tanto y China le disputa la carrera a largo plazo con Rusia. 
A este grupo de afortunados que llegaron a las universidades y que son parte de los “millennials” en EEUU se los denomina “Generación Woke”.

¿De dónde proviene el nombre?. Sobre el 2014 un abogado llamado Lukianoff y presidente de una organización que defiende la libertad de opinión en las universidades estadounidenses notó la creciente influencia de las asambleas estudiantiles, que de manera cada vez más organizada comenzaron a manifestarse contra oradores y panelistas por considerar “que su mensaje oprimía de alguna manera al cuerpo estudiantil y por tanto no tenía espacio en el campus” (1).
Los carteles de las manifestaciones contra personalidades a quienes consideraban políticamente incorrectas decían “Stay angry, stay woke”. Sería algo así como “mantente enfadado (angry) y políticamente despierto (woke)”.

Paralelamente muchas universidades comenzaron a colocar “advertencias sobre contenidos que podrían herir la sensibilidad de los estudiantes” a raíz de las fuertes peticiones que venían de grupos de estudiantes “woke” y académicos que adherían.
Por ejemplo, en “clásicos de la literatura norteamericana como como La cabaña del Tío Tom o Matar a un ruiseñor, aparecen epítetos racistas contra los negros, y por tanto había que advertir de antemano para evitar que algunos estudiantes de color se sintiesen vejados” (1). 


El innegable papel de las crecientes redes sociales, a la par del estar “expuestos a comentarios hirientes” o bullying también contribuyeron a esta nueva ola de “hablar solamente de manera políticamente correcta” y con un sentido social de sesgo progresista.

Aparecieron así en los campus de los EEUU una nueva izquierda “identitaria” armada con  – “todo tipo de términos nuevos, como “apropiación cultural”, “interseccionalidad”, “marginalización”, “blanqueamiento”, “luz de gas”, “heteronormatividad”, “cisgénero” y otros conceptos de muy difícil traducción – (1).

De la mano de las marchas contra el racismo y los acontecimientos de público conocimiento como Black Lives Matter (las vidas de los negros importan) esta “generación woke” de universitarios comenzó a influir en la forma en que el periodismo, los medios, las universidades y todo el ámbito social, político y cultural debía expresarse censurando activamente lo que consideraban incorrecto. A esto se lo llama allá: wokenismo.

Perdón la larga introducción pero sin ella no podría ser entendible el origen de este fenómeno del “imperio de lo políticamente correcto”, su composición social, su origen y pertenencia de clase y su influencia en el progresismo de todo occidente, y obviamente, en nuestro país.

Todo esto es necesario enmarcarlo en el proceso que vive nuestro planeta con décadas de mundialización, concepto social que engloba el político de globalización, en una lucha cultural donde priman los valores estadounidenses.

La lucha de “lenguas” como expresión de ganar el relato.

Para nosotros este wokenismo se une a otra vertiente del purismo ideológico de cierta autodenominada izquierda que tanta influencia tiene en nuestro país y que muchos conocemos como trotskismo. Aquí estas dos vertientes se dieron la mano: el wokenismo como ola y “moda ideológica” que bajaba del norte junto al viejo y anquilosado trotskismo vernáculo.

Se que lo que diré no sonará “políticamente correcto” y esa es la intención.
Los movimientos por la ampliación de los derechos sociales, por las nuevas conquistas, y sobre todos en los movimientos de los colectivos de la diversidad sexual han sido muy influenciados por esta mixtura del wokenismo y el trotskismo que ponen mucho más hincapié en la “pureza lingüística de los conceptos” que en la propia lucha.
Contaba una colega que en una reunión de frentes feministas un grupo radicalizado consideraba que las mujeres heterosexuales no podían ser parte de estos movimientos. El fanatismo y la radicalización llevan a ese punto de incongruencia y para no generar problemas, muchas prefirieron callar ante el absurdo.

En esta “lucha de lenguas” no se contempla la lucha social. Curiosamente quienes no están incluidas en algunas corrientes más extremas del feminismo son las mujeres más pobres, las que están marginadas de estas “luchas” y que su vida pasa por saber qué van a comer, cómo eludirán la violencia diaria y pelearán por la vida y salud de sus hijos. Imaginen que ahí las palabras sororidad, cisgenero, heteronormalidad y otras tantas suenan extrañas y ajenas a su cotidianeidad.

Claramente el wokenismo que ha impregnado al viejo progresismo socialdemócrata nuestro tiene su lado censor, no solamente en la forma de hablar, sino también en la forma de actuar.
Se dice mucho para sonar bonito, política y socialmente “correcto”, pero se hace poco porque hay que ser además cuidadoso y tratar de no molestar a nadie.
Más que actuar es ser portador de un decir bello.
Y así estamos con quienes deberían ser los portadores de la rebeldía: más preocupados en acuñar y defender los nuevos términos e imponer “su saber” que en transformar la realidad de la sociedad en su conjunto, mientras, el poder real sonríe gustoso de que se dispute lo secundario y se evada lo esencial. 

El wokenismo lo que hace principalmente es entretener a una dirigencia “culta” y adormecer cualquier intento de rebelión por ser “una cosa violenta” e inadecuada. Ya no está el discurso de barricada, el acople a las marchas masivas por las luchas de los derechos de los trabajadores y el pueblo en general frente a los poderosos. Solamente están las movilizaciones “aceptadas”, que son aquellas que conllevan cualquier disputa por una justa y necesaria conquista “de derechos”, siempre y cuando no ataque a quienes tienen la sartén por el mango.

Muchos llaman a esto “tibieza” y claramente va en contra de la historia de los movimientos políticos y sociales de argentina con el peronismo a la cabeza.
Sólo imaginen si hoy Evita repitiese esta frase: “Los tibios, los indiferentes, los peronistas a medias, me dan asco. Me repugnan porque no tienen olor ni sabor”.
El wokenismo y la derecha Argentina la defenestrarían, a sabiendas de que no está errada.

La genialidad de Evita, su lucidez está en que con un ejemplo sencillo logró definir lo que está por debajo de esta “tibieza” que hoy es el woken-progresismo.
Agrego lo de woken para recalcar el origen de clase y lugar de procedencia de esta corriente: los sectores medios altos que fueron a las universidades estadounidenses.

Eso explica el por qué tanto progresismo “cheto” porteño y su postura puesta más en el discurso y el valor de un vocablo que en el cambio de la realidad social. ¿Qué importa si es inclusiva o no una palabra si hay una enorme desigualdad social e injusticia extrema?. Primero lo más importante y luego lo secundario.

No está demás acotar los intentos de los ultras de derecha de usar lenguaje directo y corrosivo para conseguir votos de los sectores ubicados en el penúltimo lugar de la escala social para enfrentarse con los últimos, los más débiles y desprotegidos. 

Nuevos lenguajes para perpetuar la antigua y eterna desigualdad social

Hay un disfraz al que se le rinde culto en este tema de los nuevos términos, se pretende con ello ocultar las profundas desigualdades generadas por este nuevo capitalismo neoliberal.

Y así llegamos al final de este artículo que se hizo extenso al intentar responder la siguiente pregunta: ¿por qué la derecha hoy se muestra con rebeldía y su discurso es más simple?.

El exceso del lenguaje políticamente correcto del woken-progresismo es sin dudas un arma a favor de la derecha ya que abandona la rebeldía a lo Evita y se acuesta en su forma de confort lingüística.

El woken-progresismo no le habla a las “masas”, al pueblo, se habla a sí mismo y se retroalimenta en su ego pseudointelectual.

Mientras, la derecha es hábil, siendo la creadora y promotora de las injusticias, llama a las cosas por nombres simples: los vagos, los que trabajamos, los planeros, la pobreza, heladera vacía y mucho más.
La derecha a la vez culpa a las víctimas de sus miserias, marca como malos a los luchadores de la justicia social y pone en tela de juicio el accionar claramente errático e ineficaz del woken-progresismo acusándolo de populismo y de los males del planeta.
La izquierda debe dejar esta moda dañina al servicio del poder real y hacer lo que el adversario siempre sabe hacer: no apartarse de la defensa de su clase y volver siempre a las fuentes.

Hay que volver a ser rebeldes como Evita, tan simple como eso. 

(1) https://www.elagoradiario.com/sociologia/generacion-woke-fanaticos-de-un-nuevo-puritanismo/


Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de Ahora San Juan

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Jorge Elbaum cuestionó el apoyo de Javier Milei a Israel: “Está involucrándose de forma irresponsable”

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“En vez de ser neutral, está sobreactuando un aspecto ideológico, Milei no entiende lo que son los intereses de nuestro país”, añadió el sociólogo y primer presidente del Llamamiento Argentino Judio.

El Presidente Javier Milei mostró su completo apoyo hacia Israel tras el ataque sufrido desde irán, sin embargo, hay varias cuestiones a tener en cuenta a la hora de llevar a cabo lo que se refiere a un alineamiento bélico. Es por eso que para desarrollar este tema en profundidad, Canal E se comunicó con el sociólogo y primer presidente del Llamamiento Argentino Judio, Jorge Elbaum.

“La justicia argentina, específicamente la sala de la Cámara de Casación, no se expidió sobre la causa del atentado, sino sobre la causa del ocultamiento del mismo, en el cual fue llevado a juicio y condenado el juez de instrucción de la causa Galeano”, comentó Jorge Elbaum. “Esa es la causa en la cual 3 jueces de casación se expidieron”, agregó.

No se llevaron a cabo las testimoniales del caso AMIA

Posteriormente, Elbaum planteó: “Uno de ellos sugirió, por fuera de la causa de su tratamiento, referirse a otra causa, específica del atentado, que no ha habido juicio hasta ahora porque no se llevaron a cabo las testimoniales de los 8 acusados”. Luego, manifestó que, “estamos viendo un alineamiento político estratégico muy irresponsable por parte del Gobierno argentino, ya que cualquier vinculación estratégica bélica tiene que ser decidida por el Congreso”.

El Gobierno argentino hace un alineamiento y una sobrevaloración muy irresponsable, llamando al representante diplomático de Israel a presenciar una reunión de gabinete, en el marco de un alineamiento que Argentina históricamente no posee”, sostuvo el entrevistado. “Argentina, tradicionalmente, busca la paz, ha sido un ejemplo de no alineamiento, salvo en la época de Menem”, complementó.

El desconocimiento de Milei sobre lo establecido en la Constitución

Por otro lado, el sociólogo señaló: “El tema no es si Milei toma la decisión como Presidente de hacer una alianza diplomática, el problema es que está participando de una situación de guerra y no estaría mal en el caso de que fuese una decisión tomada por el Congreso”. A su vez, remarcó que, “lamentablemente, el Presidente desconoce la Constitución y se toma atribuciones que tendrán que ser juzgadas”.

El Presidente no puede establecer los alineamientos que está realizando en términos bélicos, apoyando a aquellos países como Israel y Estados Unidos, que son los que votan en contra de Argentina en los foros internacionales relativos a Malvinas”, expresó Elbaum. “En vez de ser neutral, está involucrándose de forma irresponsable, sobreactuando un aspecto ideológico, Milei no entiende lo que son los intereses de nuestro país”, concluyó.

@Perfil.

/Imagen principal: Archivo/

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La misión es responsabilidad de todos. 

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NOTA de OPINION de monseñor Jorge Eduardo Lozano, arzobispo de San Juan de Cuyo

Así lo entendieron y vivieron los primeros cristianos.

En la Biblia, el libro de los Hechos de los Apóstoles nos muestra a quienes abrazaban la fe poniendo todo en común y atendiendo a las necesidades de los más pobres y excluidos. El testimonio de vida acompañaba la predicación, ya que “la multitud de los creyentes tenía un solo corazón y una sola alma. Nadie consideraba sus bienes como propios, sino que todo era común entre ellos (…) Ninguno padecía necesidad”. (Hechos 4, 32)

Y esta práctica no solo era promovida entre las personas de la misma comunidad, sino también entre las de diversas geografías. De este modo, vemos a San Pablo organizando una colecta entre las iglesias ubicadas en ciudades más prósperas para auxiliar a las más pobres de Jerusalén.

Con el tiempo se ha ido perdiendo esa conciencia, junto al abandono de la intensa actividad misionera y la disponibilidad a la entrega generosa de la vida. Una manera más cómoda e inocua de vivir la fe en algunas regiones del mundo, fue reemplazando a la audacia y la confianza en la Providencia de Dios.

A los obispos, sacerdotes, diáconos y otros agentes pastorales nos cuesta hablar con franqueza de las cuestiones económicas. Nos da cierto pudor o vergüenza, pero tampoco damos cabida a los laicos para que lo hagan.

A esto se suma que más de la mitad de las Parroquias de la Arquidiócesis (me animo a decir que del país) no tienen formado el Consejo de Asuntos Económicos, y las que sí lo han convocado, no siempre logran que funcione de modo adecuado.

La falta de Catequesis sobre el Precepto del sostenimiento del culto hace que se instalen algunos mitos. Entre ellos, los más frecuentes son que los sacerdotes reciben su sueldo del Estado o del Vaticano; que las parroquias no tienen los gastos habituales de las familias en energía eléctrica, gas, internet y otros servicios; que los libros de catequesis son gratuitos; que el combustible que utilizan para recorrer las capillas va de regalo; y otras cosas más en las cuales no abundo en razón de la brevedad.

Una de las actitudes evasivas que a veces he escuchado es “que primero pongan otros”. La avaricia de los ricos no puede ser excusa que justifique la falta de compromiso personal.

Es bueno preguntarnos: ¿cómo es mi vínculo con el dinero?

San Pablo nos dice que debemos cuidarnos de la avaricia para no caer en la idolatría del dinero. Es bueno dejarnos interpelar por las enseñanzas en la Palabra de Dios acerca de lo económico. “Dios bendice al que da con alegría.” “Hay más alegría en dar que en recibir.” “Lo tenían todo en común.” “La avaricia es una idolatría.” “No se puede servir a Dios y al dinero.”

Este fin de semana en todas las iglesias de la Argentina estamos realizando esta campaña de conciencia y compromiso con el sostenimiento de la misión evangelizadora que todos tenemos por ser bautizados. Lo llamamos “Domingo del compartir”.

Como dice el mensaje de la Conferencia Episcopal para este año 2024, “es necesario fortalecer la pastoral económica en nuestras comunidades, impulsar la catequesis sobre el sostenimiento económico de la misión de la Iglesia, buscar una gestión eficiente de nuestros recursos y animar la transparencia y rendición de cuentas”.

Te propongo preguntar qué necesidad concreta hay en tu comunidad. 

Sostengamos entre todos lo que es de todos, compartiendo el compromiso por la misión evangelizadora de la Iglesia. 

Durante la semana que comienza estaremos reunidos en Pilar, Provincia de Buenos Aires, todos los obispos de la Argentina. Acompañanos con tu oración para que en las deliberaciones y decisiones nos dejemos mover por el Espíritu Santo.


Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de Ahora San Juan.

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Las heridas abiertas de Jesús

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NOTA de OPINION de monseñor Jorge Eduardo Lozano, arzobispo de San Juan de Cuyo.

Rezamos en el Salmo 62: “Tengo sed de Ti como tierra reseca, agotada y sin agua”.

Todos tenemos heridas que vamos adquiriendo a lo largo de la vida. Hablo de las del alma, aquellas que se producen por amar y no ser amados. Recuerdo la letra del tango tan expresivo: “de cada amor que tuve tengo heridas/ heridas que no cierran y sangran todavía”. (Julio Sosa, “Tarde”)

En este sentido, me conmueve también el poema de Miguel Hernández que con suma belleza y hondura nos comparte “llegó con tres heridas, la del amor, la de la muerte, la de la vida”.

Acojamos nuestras experiencias.
La herida de la soledad, del abandono.
Herida de la pobreza y el hambre del desamparo.
Heridas de la guerra que mutila, destruye y mata, no sólo los cuerpos; también los sueños, los proyectos…

Heridas en la familia por historias no resueltas, en que el egoísmo, la avaricia por la herencia, la traición, provocan golpes muy hondos y dolorosos.
Heridas en la Iglesia o con la Iglesia. No haber sido recibidos, ni acompañados, ni escuchados. Experiencia de negación de consuelo y aliento. Lo que te cobran en algunos lugares por bautizar un niño.
Heridas en la fe. Le pedí a Dios y no me respondió.
Heridas con los amigos porque juzgan sin escuchar.
La herida de la indiferencia y la no comprensión.

Y seguramente vos podrías sumar unas cuántas heridas más de tu propia vida, y realizar un largo elenco de las llagas que siempre quedaría incompleto. 

Sabernos heridos es algo muy común. Sin embargo, nos cuesta hablar de lo que nos lastima. Solemos conversar acerca de los logros, talvez de algunos fracasos, pero no de las heridas. Pensamos que nos hace vulnerables, débiles ante los demás.

Te comparto una experiencia que he atesorado especialmente en los Santuarios. Allí podemos acercarnos como peregrinos heridos o simplemente como turistas curiosos. Los peregrinos buscan consuelo y, si se puede, respuesta a cuestionamientos existenciales. 

En el Evangelio que proclamamos este fin de semana se presenta Jesús Resucitado ante sus discípulos, pero está ausente el Apóstol Tomás que se negaba a creer en el testimonio de los demás. Les dijo: “Si no veo la marcade los clavos en sus manos, si no pongo el dedo en el lugar de los clavos y la mano en su costado, no lo creeré”. (Juan 20, 25) A la semana siguiente Jesús se aparece nuevamente y cumple el deseo de Tomás.

A Jesús lo encontramos vivo en sus llagas, ellas representan distintas formas de sufrimiento y exclusión. Por eso quise iniciar esta reflexión volviendo la mirada a nuestras heridas, para reconocer en ellas al Señor. Lo llamamos Jesús Misericordioso porque Él sabe lo que es sufrir, y se presenta mostrando sus heridas luminosas y su costado abierto por la lanza del soldado.

Miremos nuevamente a Jesús en la cruz. Recordemos sus Palabras.
Aparta de mí este cáliz. 
Uno de ustedes me entregará.
Tengo sed.
Por qué me has abandonado.
Todo se ha cumplido.

Te propongo que hablemos con los amigos más cercanos de las heridas que habitualmente escuchamos, que recibimos, ¿qué actitud tomamos? ¿Damos espacio? ¿Encontramos espacio? ¿Reconozco con humildad que soy indigente? ¿Qué me dice la fe?

Aprendamos, como nos enseña San Pablo, llorar con el que llora y reír con el que ríe. (Rm 12, 15)

Comentando el Evangelio de este domingo, nos dice San Agustín que Jesús “sabía que en el corazón de sus discípulos quedaban heridas, y para sanarlas conservó las cicatrices de su cuerpo”.

Como canta Cristóbal Fones, “al final de la vida llegaremos, con la herida convertida en cicatriz”.

¡Feliz Pascua, nuevamente!


Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de Ahora San Juan.

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