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Opinión

¿Si queremos menos inequidad no deberíamos empezar asumiendo dónde estamos?.

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Comienza un nuevo año, por unos días los problemas se acallan o tratamos de dejarlos a un lado un ratito, nos volcamos a rodearnos de afectos, a abrazar a los que están y recordar a los que se fueron, damos rienda suelta a las alegrías reprimidas y abonamos las esperanzas de que lo que se inicia sea al menos un poquito mejor.
Es un tiempo en donde por un ratito nos acercamos a lo que debería ser lo normal y no lo extraordinario. No hablo de la mirada cursi, edulcorante y mentirosamente fantasiosa de todos en paz y armonía y sin problemas, no, me refiero al impasse que nos damos en la guerra cotidiana del sobrevivir para reencontrarnos, volver a ser sociales, familieros, amigueros, solidarios, humanos, poniendo una pizca de felicidad para cargar el tanque y seguir.

Hecha esta intro les cuento que hoy quería escribir de otra cosa, pero no pude evitar al leer el mensaje dominical de monseñor Lozano cambiar de idea. Es que el arzobispo local retransmite palabras del Papa Francisco y ellas me recordaron algo que hace tiempo tenía ganas de expresar. 

¿Por qué es tan controversial el Papa y hoy la derecha conservadora lo detesta y ataca mientras antes lo veneraba siendo Jorge Bergoglio?. ¿Por qué en su momento Néstor y Cristina estaban enfrentados y despreciaban al entonces arzobispo de Buenos Aires?. ¿Por qué las iglesias sanjuaninas y la Universidad Católica local no tienen murales gigantes del Papa y lo referencian más asiduamente?. ¿Por qué siendo Cristina presidenta a Macri y a Clarín Bergoglio les caía bien?. ¿Por qué Uñac y Fernández ni siquiera lo nombran incluso para Navidad?. ¿Por qué siendo argentino y ocupando el impensable sitial del Santo Padre hay una masa de quienes se dicen ser católicos que lo odian poniendo a Juan Pablo II como contracara?. ¿Por qué siendo Macri presidente pasó a ser Francisco mala palabra y Clarín se volvió en su contra?. ¿Por qué lo silencian hoy como ayer?. ¿Por qué siempre el poder político de turno y el poder real lo acallan?. ¿Qué es lo que tiene este hombre que tanto empeño ponen en ignorarlo y que tanto malestar les provoca?.

Debo aclarar, es más que necesario, que no se trata de justificarlo, dar una acalorada defensa de su postura doctrinaria o ponerlo en el sitial de alguien impoluto o perfecto. No es esa la intención, es simplemente contestar la pregunta base: ¿por qué Francisco molesta tanto a los que están arriba estando él mismo tan arriba?

Guste o no hay un tema en el que siempre dijo exactamente lo mismo y donde siempre puso el dedo en la llaga: la pobreza y la extrema desigualdad social.

Por ejemplo, siendo en 2009 Cristina presidenta, Clarín, La Nación, Infobae potenciaban el mensaje de Bergoglio en la festividad de San Cayetano (antes de ser Papa) denunciando las “situaciones de pobreza escandalosa”. No cabe dudas que Bergoglio era visto por CFK como un opositor y tratado como tal. Lo mismo pasó con Néstor quien incluso lo llamó “jefe de la oposición”.
Macri y los conservadores golpeadores de pechos hipócritas en las misas de los domingos lo adoraban y lo ponían de estandarte.

Luego, el mismo Macri se preguntó y puso en su  libro “por qué la Iglesia agitó el tema del hambre” y que Francisco se puso del lado de la oposición.
El ahora Papa tan venerado en su momento pasó a ser comunista, peronista, populista, izquierdista y por supuesto anti católico. Todo el arco de lo más rancio y anti cualquier cosa que beneficie a las mayorías salió a cruzarlo: Carrió, Bullrich, Vidal y por lo bajo toda la curia de derecha, incluida la sanjuanina que no es precisamente allegada a los pobres y que se siente tan bien con los sectores más pudientes.
Así los kirchneristas y macristas en el poder expresaron lo mismo de Bergoglio: es el jefe de la oposición.
Hoy el presidente ni lo nombra más allá de un discurso de ocasión, pasó de ser alguien a quien hay que visitar en campaña a un mensajero que hay que mostrar poco y acallar lo más posible. Desde el gobierno nacional, en consonancia con los anteriores, no se hace mención a la pobreza escandalosa en la que estamos, al aumento de la desigualdad social y la enorme concentración de riquezas que la pandemia ayudó a extremar. 

A los oficialismos, incluido el gobierno local, no les gusta escuchar nada que estimen pueda ensombrecer el supuesto paraíso que gobiernan, no hay tolerancia para asumir la realidad que les parece “fea” y todos construyen un relato que plantea un escenario digno de un cuento de hadas.

Se equivocan de una manera estrepitosa, todos por igual desde que tengo uso de razón, les falta sin excepción, coraje y valentía para asumir sin eufemismos la realidad: Sí, Argentina y San Juan son un país y una provincia desigual, con un mayoría absoluta en situación de pobreza, con gente que pasa hambre, donde es casi imposible conseguir trabajo y se negrea de una manera bestial.
Que bajemos un par de puntos de pobreza no puede ser visto como un “avance” y que en San Juan estemos por debajo de la media nacional no es ningún logro del cual jactarse en estas circunstancia donde entre el 65 y 70% de los argentinos son técnicamente pobres.

Para generar esperanzas a futuro y cohesionar la sociedad tras un ideal no se puede repetir eternamente ese discurso de caras sonrientes y mundo feliz del oficialismo y el gesto de esto se cae mañana y el mundo se acaba culpa del gobierno por parte de la oposición.

Que los conservadores, la derecha, los macristas y compañía tapen la pobreza es lógico, quieren eternizar la desigualdad y por eso mostrarán siempre la belleza de la vida de los ricos, que es a quienes ellos representan. Te dirán que ser pobre es porque uno quiere o por vago y ser rico es porque uno lo merece. Eso es anti humanismo militante y para nada algo cristiano.

A quienes no se les puede perdonar intentar tapar el sol con el dedo es a todos lo que se dicen peronistas, del campo nacional y popular, de izquierdas o progresistas. Enorme favor le hacen a la derecha tratando de tapar lo que todos vemos, es mi bronca y seguramente la de muchos.
Para transformar la realidad primero hay que reconocerla, el diagnóstico debe ser certero si queremos curar la enfermedad.
¿Si realmente queremos una sociedad con menos inequidad no debemos empezar por asumir sin vueltas en dónde de verdad estamos?

Creo que si se es claro ante el pueblo, se dice sin palabras raras lo que se quiere y se actúa reconociendo lo que está mal – no solo como frase hecha sino definiendo y dando números –  la ciudadanía tendrá una mejor consideración, marcará un diferencial y le quitará discurso a la oposición. Si buscan cosas positivas para el marketing son esas, no las sonrisas macdonelizadas. Bueno, claro está si es que de verdad les importa ser consecuentes con la postura ideológica y no sólo se busca estar en un cargo enfrascados en internas de espaldas al pueblo. 

Llegado a este punto considero que corresponde cerrar con palabras del Papa y quedará claro en ellas por qué molesta tanto:

“Así como el mandamiento de ‘no matar’ pone un límite claro para asegurar el valor de la vida humana, hoy tenemos que decir ‘no a una economía de la exclusión y la inequidad’. Esa economía mata. No puede ser que no sea noticia que muere de frío un anciano en situación de calle y que sí lo sea una caída de dos puntos en la Bolsa. Eso es exclusión. No se puede tolerar más que se tire comida cuando hay gente que pasa hambre. Eso es inequidad. Hoy todo entra dentro del juego de la competitividad y de la ley del más fuerte, donde el poderoso se come al más débil. Como consecuencia de esta situación, grandes masas de la población se ven excluidas y marginadas: sin trabajo, sin horizontes, sin salida. Se considera al ser humano en sí mismo como un bien de consumo, que se puede usar y luego tirar. (…) Hoy en muchas partes se reclama mayor seguridad. Pero hasta que no se reviertan la exclusión y la inequidad dentro de una sociedad y entre los distintos pueblos será imposible erradicar la violencia. Se acusa de la violencia a los pobres y a los pueblos pobres, pero, sin igualdad de oportunidades, las diversas formas de agresión y de guerra encontrarán un caldo de cultivo que tarde o temprano provocará su explosión. (…) Esto no sucede solamente porque la inequidad provoca la reacción violenta de los excluidos del sistema, sino porque el sistema social y económico es injusto en su raíz”.


Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de Ahora San Juan

Opinión

Jorge Elbaum cuestionó el apoyo de Javier Milei a Israel: “Está involucrándose de forma irresponsable”

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“En vez de ser neutral, está sobreactuando un aspecto ideológico, Milei no entiende lo que son los intereses de nuestro país”, añadió el sociólogo y primer presidente del Llamamiento Argentino Judio.

El Presidente Javier Milei mostró su completo apoyo hacia Israel tras el ataque sufrido desde irán, sin embargo, hay varias cuestiones a tener en cuenta a la hora de llevar a cabo lo que se refiere a un alineamiento bélico. Es por eso que para desarrollar este tema en profundidad, Canal E se comunicó con el sociólogo y primer presidente del Llamamiento Argentino Judio, Jorge Elbaum.

“La justicia argentina, específicamente la sala de la Cámara de Casación, no se expidió sobre la causa del atentado, sino sobre la causa del ocultamiento del mismo, en el cual fue llevado a juicio y condenado el juez de instrucción de la causa Galeano”, comentó Jorge Elbaum. “Esa es la causa en la cual 3 jueces de casación se expidieron”, agregó.

No se llevaron a cabo las testimoniales del caso AMIA

Posteriormente, Elbaum planteó: “Uno de ellos sugirió, por fuera de la causa de su tratamiento, referirse a otra causa, específica del atentado, que no ha habido juicio hasta ahora porque no se llevaron a cabo las testimoniales de los 8 acusados”. Luego, manifestó que, “estamos viendo un alineamiento político estratégico muy irresponsable por parte del Gobierno argentino, ya que cualquier vinculación estratégica bélica tiene que ser decidida por el Congreso”.

El Gobierno argentino hace un alineamiento y una sobrevaloración muy irresponsable, llamando al representante diplomático de Israel a presenciar una reunión de gabinete, en el marco de un alineamiento que Argentina históricamente no posee”, sostuvo el entrevistado. “Argentina, tradicionalmente, busca la paz, ha sido un ejemplo de no alineamiento, salvo en la época de Menem”, complementó.

El desconocimiento de Milei sobre lo establecido en la Constitución

Por otro lado, el sociólogo señaló: “El tema no es si Milei toma la decisión como Presidente de hacer una alianza diplomática, el problema es que está participando de una situación de guerra y no estaría mal en el caso de que fuese una decisión tomada por el Congreso”. A su vez, remarcó que, “lamentablemente, el Presidente desconoce la Constitución y se toma atribuciones que tendrán que ser juzgadas”.

El Presidente no puede establecer los alineamientos que está realizando en términos bélicos, apoyando a aquellos países como Israel y Estados Unidos, que son los que votan en contra de Argentina en los foros internacionales relativos a Malvinas”, expresó Elbaum. “En vez de ser neutral, está involucrándose de forma irresponsable, sobreactuando un aspecto ideológico, Milei no entiende lo que son los intereses de nuestro país”, concluyó.

@Perfil.

/Imagen principal: Archivo/

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La misión es responsabilidad de todos. 

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NOTA de OPINION de monseñor Jorge Eduardo Lozano, arzobispo de San Juan de Cuyo

Así lo entendieron y vivieron los primeros cristianos.

En la Biblia, el libro de los Hechos de los Apóstoles nos muestra a quienes abrazaban la fe poniendo todo en común y atendiendo a las necesidades de los más pobres y excluidos. El testimonio de vida acompañaba la predicación, ya que “la multitud de los creyentes tenía un solo corazón y una sola alma. Nadie consideraba sus bienes como propios, sino que todo era común entre ellos (…) Ninguno padecía necesidad”. (Hechos 4, 32)

Y esta práctica no solo era promovida entre las personas de la misma comunidad, sino también entre las de diversas geografías. De este modo, vemos a San Pablo organizando una colecta entre las iglesias ubicadas en ciudades más prósperas para auxiliar a las más pobres de Jerusalén.

Con el tiempo se ha ido perdiendo esa conciencia, junto al abandono de la intensa actividad misionera y la disponibilidad a la entrega generosa de la vida. Una manera más cómoda e inocua de vivir la fe en algunas regiones del mundo, fue reemplazando a la audacia y la confianza en la Providencia de Dios.

A los obispos, sacerdotes, diáconos y otros agentes pastorales nos cuesta hablar con franqueza de las cuestiones económicas. Nos da cierto pudor o vergüenza, pero tampoco damos cabida a los laicos para que lo hagan.

A esto se suma que más de la mitad de las Parroquias de la Arquidiócesis (me animo a decir que del país) no tienen formado el Consejo de Asuntos Económicos, y las que sí lo han convocado, no siempre logran que funcione de modo adecuado.

La falta de Catequesis sobre el Precepto del sostenimiento del culto hace que se instalen algunos mitos. Entre ellos, los más frecuentes son que los sacerdotes reciben su sueldo del Estado o del Vaticano; que las parroquias no tienen los gastos habituales de las familias en energía eléctrica, gas, internet y otros servicios; que los libros de catequesis son gratuitos; que el combustible que utilizan para recorrer las capillas va de regalo; y otras cosas más en las cuales no abundo en razón de la brevedad.

Una de las actitudes evasivas que a veces he escuchado es “que primero pongan otros”. La avaricia de los ricos no puede ser excusa que justifique la falta de compromiso personal.

Es bueno preguntarnos: ¿cómo es mi vínculo con el dinero?

San Pablo nos dice que debemos cuidarnos de la avaricia para no caer en la idolatría del dinero. Es bueno dejarnos interpelar por las enseñanzas en la Palabra de Dios acerca de lo económico. “Dios bendice al que da con alegría.” “Hay más alegría en dar que en recibir.” “Lo tenían todo en común.” “La avaricia es una idolatría.” “No se puede servir a Dios y al dinero.”

Este fin de semana en todas las iglesias de la Argentina estamos realizando esta campaña de conciencia y compromiso con el sostenimiento de la misión evangelizadora que todos tenemos por ser bautizados. Lo llamamos “Domingo del compartir”.

Como dice el mensaje de la Conferencia Episcopal para este año 2024, “es necesario fortalecer la pastoral económica en nuestras comunidades, impulsar la catequesis sobre el sostenimiento económico de la misión de la Iglesia, buscar una gestión eficiente de nuestros recursos y animar la transparencia y rendición de cuentas”.

Te propongo preguntar qué necesidad concreta hay en tu comunidad. 

Sostengamos entre todos lo que es de todos, compartiendo el compromiso por la misión evangelizadora de la Iglesia. 

Durante la semana que comienza estaremos reunidos en Pilar, Provincia de Buenos Aires, todos los obispos de la Argentina. Acompañanos con tu oración para que en las deliberaciones y decisiones nos dejemos mover por el Espíritu Santo.


Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de Ahora San Juan.

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Las heridas abiertas de Jesús

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NOTA de OPINION de monseñor Jorge Eduardo Lozano, arzobispo de San Juan de Cuyo.

Rezamos en el Salmo 62: “Tengo sed de Ti como tierra reseca, agotada y sin agua”.

Todos tenemos heridas que vamos adquiriendo a lo largo de la vida. Hablo de las del alma, aquellas que se producen por amar y no ser amados. Recuerdo la letra del tango tan expresivo: “de cada amor que tuve tengo heridas/ heridas que no cierran y sangran todavía”. (Julio Sosa, “Tarde”)

En este sentido, me conmueve también el poema de Miguel Hernández que con suma belleza y hondura nos comparte “llegó con tres heridas, la del amor, la de la muerte, la de la vida”.

Acojamos nuestras experiencias.
La herida de la soledad, del abandono.
Herida de la pobreza y el hambre del desamparo.
Heridas de la guerra que mutila, destruye y mata, no sólo los cuerpos; también los sueños, los proyectos…

Heridas en la familia por historias no resueltas, en que el egoísmo, la avaricia por la herencia, la traición, provocan golpes muy hondos y dolorosos.
Heridas en la Iglesia o con la Iglesia. No haber sido recibidos, ni acompañados, ni escuchados. Experiencia de negación de consuelo y aliento. Lo que te cobran en algunos lugares por bautizar un niño.
Heridas en la fe. Le pedí a Dios y no me respondió.
Heridas con los amigos porque juzgan sin escuchar.
La herida de la indiferencia y la no comprensión.

Y seguramente vos podrías sumar unas cuántas heridas más de tu propia vida, y realizar un largo elenco de las llagas que siempre quedaría incompleto. 

Sabernos heridos es algo muy común. Sin embargo, nos cuesta hablar de lo que nos lastima. Solemos conversar acerca de los logros, talvez de algunos fracasos, pero no de las heridas. Pensamos que nos hace vulnerables, débiles ante los demás.

Te comparto una experiencia que he atesorado especialmente en los Santuarios. Allí podemos acercarnos como peregrinos heridos o simplemente como turistas curiosos. Los peregrinos buscan consuelo y, si se puede, respuesta a cuestionamientos existenciales. 

En el Evangelio que proclamamos este fin de semana se presenta Jesús Resucitado ante sus discípulos, pero está ausente el Apóstol Tomás que se negaba a creer en el testimonio de los demás. Les dijo: “Si no veo la marcade los clavos en sus manos, si no pongo el dedo en el lugar de los clavos y la mano en su costado, no lo creeré”. (Juan 20, 25) A la semana siguiente Jesús se aparece nuevamente y cumple el deseo de Tomás.

A Jesús lo encontramos vivo en sus llagas, ellas representan distintas formas de sufrimiento y exclusión. Por eso quise iniciar esta reflexión volviendo la mirada a nuestras heridas, para reconocer en ellas al Señor. Lo llamamos Jesús Misericordioso porque Él sabe lo que es sufrir, y se presenta mostrando sus heridas luminosas y su costado abierto por la lanza del soldado.

Miremos nuevamente a Jesús en la cruz. Recordemos sus Palabras.
Aparta de mí este cáliz. 
Uno de ustedes me entregará.
Tengo sed.
Por qué me has abandonado.
Todo se ha cumplido.

Te propongo que hablemos con los amigos más cercanos de las heridas que habitualmente escuchamos, que recibimos, ¿qué actitud tomamos? ¿Damos espacio? ¿Encontramos espacio? ¿Reconozco con humildad que soy indigente? ¿Qué me dice la fe?

Aprendamos, como nos enseña San Pablo, llorar con el que llora y reír con el que ríe. (Rm 12, 15)

Comentando el Evangelio de este domingo, nos dice San Agustín que Jesús “sabía que en el corazón de sus discípulos quedaban heridas, y para sanarlas conservó las cicatrices de su cuerpo”.

Como canta Cristóbal Fones, “al final de la vida llegaremos, con la herida convertida en cicatriz”.

¡Feliz Pascua, nuevamente!


Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de Ahora San Juan.

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