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Opinión

Siguen pensando en su propio ombligo sobre la cubierta de un inmenso Titanic.

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La enorme mayoría de la dirigencia política sanjuanina, tanto del oficialismo y la oposición, se ponen en foco así mismos como el tema central de la realidad provincial, concuerdan 100%, dicho de una u otra forma, que lo principal es la forma de hacer política, que ellos son el eje y que ahí reside todo. Por supuesto, desde esta mirada se desprende un lenguaje y una “forma”.

Jugadores con camiseta grande, chica o cansados, es tiempo de consenso, diálogo es evolución, hay que tener equilibrios legislativos, estuvimos y estaremos, seguimos trabajando, el proyecto, algunos no colaboran, están los que especulan y sigue la lista enorme de frases y conceptos que excluyen, y que ni remotamente nombran al principal problema: la enorme desigualdad exacerbada por la pandemia que empobreció aún más a amplios sectores medios, bajos y que se llevó puesta a pymes y emprendimientos.
Hablan de ellos como “actores” pero no del sujeto principal: el pueblo sanjuanino y sus necesidades.

El lenguaje es hermoso, permite visualizar lo que se piensa y lo que se quiere “vender”. Sólo basta escuchar a la dirigencia, tanto en lo que dice como en lo que se omite, para comprender que siempre hablan de sí mismos, que dependiendo del espacio político donde estén varía el tono y están ausentes del debate los problemas reales de los sanjuaninos.

No estoy avalando para nada la llamada anti-política que esconde lo antidemocrático, al contrario, es contra quienes interpretan a la actividad política como una “salida laboral bien remunerada” o un puente para hacer negocios y mostrarlos como logros.

Quienes actúan así, y que no son minorías precisamente, no enarbolan primero los ideales y la sociedad que pretenden, sino que estos se supeditan a la oportunidad del momento y a lo que le rinda personalmente más frutos en lo inmediato.
Por eso hoy están aquí, mañana allá, pasan de “equipo en equipo” sin ruborizarse y sin dar explicaciones, a lo sumo dicen que es una evolución.

Lo que está por debajo y motoriza este andar ambicioso e individualista es la manera “de mercado” de hacer política.
El “mercado” al imponer sus reglas convierte a los ciudadanos en usuarios o clientes, son compradores de un producto o servicio como cualquier otro y votar se convierte en un proceso de “compra”.
Los productos para ser instalados en el mercado deben tener un gran aparato publicitario que no es accesible a cualquiera y por ello siempre estarán en “punta de góndola política” los que tengan mayor respaldo económico.
El “mercado político” además, no es para cualquiera, es caro ingresar y es cada vez “más competitivo”.
El objetivo en este mercado como en cualquier otro es comercializar “el producto o servicio”. Puede cambiar de etiqueta, empaque, logo, marca y hasta de nombre pero igual eso no es relevante ya que lo que interesa es que “se venda”.
Siguiendo las reglas del marketing de los “otros productos y servicios”, no se deben mostrar problemas de fabricación o ensamblado, siempre todo es positivo y en cualquier caso la culpa de alguna falla es problema siempre de “otros competidores y productos” que distorsionan el mercado.
Ya no hay ciudadanos, sólo clientes y usuarios, es la manera neoliberal de hacer política.

Bajo este esquema la militancia y el Partido son una especie de lastre, grupos de personas que “molestan”, una herencia no deseada a la que hay que “contener” y que se suplanta con el marketing y los medios.
Quienes “llegan” adoptan inmediatamente una postura señorial, palaciega, se convierten en príncipes y princesas y disfrutan de los títulos nobiliarios y las bondades de la vida burocrática. Es la versión política del instagramer y/o mediático.
Dicho de otra manera, los productos políticos “se instalan” y rara vez son la culminación de un proceso de suma y articulación de voluntades aunadas tras una idea donde se deciden los liderazgos de manera democrática. En todos los espacios más impotantes eso no sucede desde hace muchísimo tiempo, si es que sucedió alguna vez.

Algo puede fallar…

Al no poner al pueblo, las mayorías, postergados, excluidos y discriminados primero, esta “venta” corre el riesgo de evidenciar su problema de origen: está pensada para que no se modifique la realidad en beneficio de estos sectores y que siga todo igual mientras los “políticos de turno gerencian” la situación.

Para quienes queremos una sociedad menos desigual, más justa y con desarrollo e inclusión para todos los habitantes, debemos exigir además que quienes dicen representar nuestros ideales sean consecuentes con los mismos, que la ambición política en ellos no sea sinónimo de corrupción y avaricia y que expresen su solidaridad y empatía militante con el corazón y la acción.
Hagamos las campañas de marketing que haya que hacer, pero sin mentir y decir todo de cara al Pueblo sin esconder nada y con el coraje de encarar los procesos de cambios sin temores ni prejuicios.

Si desde este lado de la historia no se vuelve a lo que debe ser, la derecha extremista como la de Milei y Espert, incluidas dentro del arco que contempla a Juntos por el Cambio en San Juan, tendrán cada vez más peso ya que se montan sobre el disconformismo de la sociedad, señalan a “los políticos populistas” como culpables, despotrican contra todo lo que sea bueno para el Pueblo y con su esa actuación de “rebeldes para que nada cambie”, quieren imponer la idea de que no hace falta tener políticos y eso es ni más ni menos, que no hace falta tener democracia y es hacer de la sociedad una ley de la selva total: solamente se salva el que tenga plata, el resto que se pudra. Eso es la derecha.

Mientras, los que siguen pensando en su propio ombligo dando rienda suelta a sus ambiciones y disfrutando en la cubierta de un inmenso Titanic que nos tiene a todos metidos adentro, son los cómplices necesarios de esa derecha nefasta que se justifica en ellos.
Se soluciona cuando los que estamos bajo cubierta asomemos la cabeza y digamos que hasta acá es la cosa, que como Pueblo queremos que nos representen quienes primero piensen y sientan en y con nosotros.


Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de Ahora San Juan

Opinión

Jorge Elbaum cuestionó el apoyo de Javier Milei a Israel: “Está involucrándose de forma irresponsable”

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“En vez de ser neutral, está sobreactuando un aspecto ideológico, Milei no entiende lo que son los intereses de nuestro país”, añadió el sociólogo y primer presidente del Llamamiento Argentino Judio.

El Presidente Javier Milei mostró su completo apoyo hacia Israel tras el ataque sufrido desde irán, sin embargo, hay varias cuestiones a tener en cuenta a la hora de llevar a cabo lo que se refiere a un alineamiento bélico. Es por eso que para desarrollar este tema en profundidad, Canal E se comunicó con el sociólogo y primer presidente del Llamamiento Argentino Judio, Jorge Elbaum.

“La justicia argentina, específicamente la sala de la Cámara de Casación, no se expidió sobre la causa del atentado, sino sobre la causa del ocultamiento del mismo, en el cual fue llevado a juicio y condenado el juez de instrucción de la causa Galeano”, comentó Jorge Elbaum. “Esa es la causa en la cual 3 jueces de casación se expidieron”, agregó.

No se llevaron a cabo las testimoniales del caso AMIA

Posteriormente, Elbaum planteó: “Uno de ellos sugirió, por fuera de la causa de su tratamiento, referirse a otra causa, específica del atentado, que no ha habido juicio hasta ahora porque no se llevaron a cabo las testimoniales de los 8 acusados”. Luego, manifestó que, “estamos viendo un alineamiento político estratégico muy irresponsable por parte del Gobierno argentino, ya que cualquier vinculación estratégica bélica tiene que ser decidida por el Congreso”.

El Gobierno argentino hace un alineamiento y una sobrevaloración muy irresponsable, llamando al representante diplomático de Israel a presenciar una reunión de gabinete, en el marco de un alineamiento que Argentina históricamente no posee”, sostuvo el entrevistado. “Argentina, tradicionalmente, busca la paz, ha sido un ejemplo de no alineamiento, salvo en la época de Menem”, complementó.

El desconocimiento de Milei sobre lo establecido en la Constitución

Por otro lado, el sociólogo señaló: “El tema no es si Milei toma la decisión como Presidente de hacer una alianza diplomática, el problema es que está participando de una situación de guerra y no estaría mal en el caso de que fuese una decisión tomada por el Congreso”. A su vez, remarcó que, “lamentablemente, el Presidente desconoce la Constitución y se toma atribuciones que tendrán que ser juzgadas”.

El Presidente no puede establecer los alineamientos que está realizando en términos bélicos, apoyando a aquellos países como Israel y Estados Unidos, que son los que votan en contra de Argentina en los foros internacionales relativos a Malvinas”, expresó Elbaum. “En vez de ser neutral, está involucrándose de forma irresponsable, sobreactuando un aspecto ideológico, Milei no entiende lo que son los intereses de nuestro país”, concluyó.

@Perfil.

/Imagen principal: Archivo/

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Opinión

La misión es responsabilidad de todos. 

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NOTA de OPINION de monseñor Jorge Eduardo Lozano, arzobispo de San Juan de Cuyo

Así lo entendieron y vivieron los primeros cristianos.

En la Biblia, el libro de los Hechos de los Apóstoles nos muestra a quienes abrazaban la fe poniendo todo en común y atendiendo a las necesidades de los más pobres y excluidos. El testimonio de vida acompañaba la predicación, ya que “la multitud de los creyentes tenía un solo corazón y una sola alma. Nadie consideraba sus bienes como propios, sino que todo era común entre ellos (…) Ninguno padecía necesidad”. (Hechos 4, 32)

Y esta práctica no solo era promovida entre las personas de la misma comunidad, sino también entre las de diversas geografías. De este modo, vemos a San Pablo organizando una colecta entre las iglesias ubicadas en ciudades más prósperas para auxiliar a las más pobres de Jerusalén.

Con el tiempo se ha ido perdiendo esa conciencia, junto al abandono de la intensa actividad misionera y la disponibilidad a la entrega generosa de la vida. Una manera más cómoda e inocua de vivir la fe en algunas regiones del mundo, fue reemplazando a la audacia y la confianza en la Providencia de Dios.

A los obispos, sacerdotes, diáconos y otros agentes pastorales nos cuesta hablar con franqueza de las cuestiones económicas. Nos da cierto pudor o vergüenza, pero tampoco damos cabida a los laicos para que lo hagan.

A esto se suma que más de la mitad de las Parroquias de la Arquidiócesis (me animo a decir que del país) no tienen formado el Consejo de Asuntos Económicos, y las que sí lo han convocado, no siempre logran que funcione de modo adecuado.

La falta de Catequesis sobre el Precepto del sostenimiento del culto hace que se instalen algunos mitos. Entre ellos, los más frecuentes son que los sacerdotes reciben su sueldo del Estado o del Vaticano; que las parroquias no tienen los gastos habituales de las familias en energía eléctrica, gas, internet y otros servicios; que los libros de catequesis son gratuitos; que el combustible que utilizan para recorrer las capillas va de regalo; y otras cosas más en las cuales no abundo en razón de la brevedad.

Una de las actitudes evasivas que a veces he escuchado es “que primero pongan otros”. La avaricia de los ricos no puede ser excusa que justifique la falta de compromiso personal.

Es bueno preguntarnos: ¿cómo es mi vínculo con el dinero?

San Pablo nos dice que debemos cuidarnos de la avaricia para no caer en la idolatría del dinero. Es bueno dejarnos interpelar por las enseñanzas en la Palabra de Dios acerca de lo económico. “Dios bendice al que da con alegría.” “Hay más alegría en dar que en recibir.” “Lo tenían todo en común.” “La avaricia es una idolatría.” “No se puede servir a Dios y al dinero.”

Este fin de semana en todas las iglesias de la Argentina estamos realizando esta campaña de conciencia y compromiso con el sostenimiento de la misión evangelizadora que todos tenemos por ser bautizados. Lo llamamos “Domingo del compartir”.

Como dice el mensaje de la Conferencia Episcopal para este año 2024, “es necesario fortalecer la pastoral económica en nuestras comunidades, impulsar la catequesis sobre el sostenimiento económico de la misión de la Iglesia, buscar una gestión eficiente de nuestros recursos y animar la transparencia y rendición de cuentas”.

Te propongo preguntar qué necesidad concreta hay en tu comunidad. 

Sostengamos entre todos lo que es de todos, compartiendo el compromiso por la misión evangelizadora de la Iglesia. 

Durante la semana que comienza estaremos reunidos en Pilar, Provincia de Buenos Aires, todos los obispos de la Argentina. Acompañanos con tu oración para que en las deliberaciones y decisiones nos dejemos mover por el Espíritu Santo.


Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de Ahora San Juan.

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Las heridas abiertas de Jesús

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NOTA de OPINION de monseñor Jorge Eduardo Lozano, arzobispo de San Juan de Cuyo.

Rezamos en el Salmo 62: “Tengo sed de Ti como tierra reseca, agotada y sin agua”.

Todos tenemos heridas que vamos adquiriendo a lo largo de la vida. Hablo de las del alma, aquellas que se producen por amar y no ser amados. Recuerdo la letra del tango tan expresivo: “de cada amor que tuve tengo heridas/ heridas que no cierran y sangran todavía”. (Julio Sosa, “Tarde”)

En este sentido, me conmueve también el poema de Miguel Hernández que con suma belleza y hondura nos comparte “llegó con tres heridas, la del amor, la de la muerte, la de la vida”.

Acojamos nuestras experiencias.
La herida de la soledad, del abandono.
Herida de la pobreza y el hambre del desamparo.
Heridas de la guerra que mutila, destruye y mata, no sólo los cuerpos; también los sueños, los proyectos…

Heridas en la familia por historias no resueltas, en que el egoísmo, la avaricia por la herencia, la traición, provocan golpes muy hondos y dolorosos.
Heridas en la Iglesia o con la Iglesia. No haber sido recibidos, ni acompañados, ni escuchados. Experiencia de negación de consuelo y aliento. Lo que te cobran en algunos lugares por bautizar un niño.
Heridas en la fe. Le pedí a Dios y no me respondió.
Heridas con los amigos porque juzgan sin escuchar.
La herida de la indiferencia y la no comprensión.

Y seguramente vos podrías sumar unas cuántas heridas más de tu propia vida, y realizar un largo elenco de las llagas que siempre quedaría incompleto. 

Sabernos heridos es algo muy común. Sin embargo, nos cuesta hablar de lo que nos lastima. Solemos conversar acerca de los logros, talvez de algunos fracasos, pero no de las heridas. Pensamos que nos hace vulnerables, débiles ante los demás.

Te comparto una experiencia que he atesorado especialmente en los Santuarios. Allí podemos acercarnos como peregrinos heridos o simplemente como turistas curiosos. Los peregrinos buscan consuelo y, si se puede, respuesta a cuestionamientos existenciales. 

En el Evangelio que proclamamos este fin de semana se presenta Jesús Resucitado ante sus discípulos, pero está ausente el Apóstol Tomás que se negaba a creer en el testimonio de los demás. Les dijo: “Si no veo la marcade los clavos en sus manos, si no pongo el dedo en el lugar de los clavos y la mano en su costado, no lo creeré”. (Juan 20, 25) A la semana siguiente Jesús se aparece nuevamente y cumple el deseo de Tomás.

A Jesús lo encontramos vivo en sus llagas, ellas representan distintas formas de sufrimiento y exclusión. Por eso quise iniciar esta reflexión volviendo la mirada a nuestras heridas, para reconocer en ellas al Señor. Lo llamamos Jesús Misericordioso porque Él sabe lo que es sufrir, y se presenta mostrando sus heridas luminosas y su costado abierto por la lanza del soldado.

Miremos nuevamente a Jesús en la cruz. Recordemos sus Palabras.
Aparta de mí este cáliz. 
Uno de ustedes me entregará.
Tengo sed.
Por qué me has abandonado.
Todo se ha cumplido.

Te propongo que hablemos con los amigos más cercanos de las heridas que habitualmente escuchamos, que recibimos, ¿qué actitud tomamos? ¿Damos espacio? ¿Encontramos espacio? ¿Reconozco con humildad que soy indigente? ¿Qué me dice la fe?

Aprendamos, como nos enseña San Pablo, llorar con el que llora y reír con el que ríe. (Rm 12, 15)

Comentando el Evangelio de este domingo, nos dice San Agustín que Jesús “sabía que en el corazón de sus discípulos quedaban heridas, y para sanarlas conservó las cicatrices de su cuerpo”.

Como canta Cristóbal Fones, “al final de la vida llegaremos, con la herida convertida en cicatriz”.

¡Feliz Pascua, nuevamente!


Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de Ahora San Juan.

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