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Opinión

Unas PASO con temores, olvidos y agresividades.

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Queda nada para el pre-veredicto de las PASO del 12 de septiembre. Estas elecciones son internas abiertas y obligatorias, solamente determinan quienes se postularán para diputados nacionales para las “de verdad” de noviembre.
Es como una escaramuza, una previa que sirve de mega encuesta y que ciertamente condiciona un poco el camino a las elecciones “verdaderas”. Tiene ese valor simbólico y político, nada menos y nada más.

Un combate a dos asaltos para las fuerzas políticas en disputa donde en el primer round deben quedar bien paradas, pero no tirar toda la carne al asador y quedar sin oxígeno para el segundo y decisivo. Ya le pasó al Frente de Todos con Alberto y Cristina, una primera vuelta a todo vapor para luego no hacer nada, solo esperar y terminar con el amargo sabor de ganar sin la ventaja que esperaban.
¿Qué pasó?. El miedo a no hacer algo que pueda estropear lo conseguido -pánico a que los sectores medios se asusten, más que nada-  llevó al inmovilismo, a la inacción.
De las elecciones presidenciales tuvimos un ganador, pero no un derrotado

Desde las presidenciales el macrismo, mal que les pese a los del FdT, supo tomar la iniciativa y utilizó las armas que eran patrimonio del “campo nacional y popular” para conquistar corazones: militancia a lo “territorial” en redes, movilización para ganar la calle y combatividad en los discursos.
Sí, claro, pero con otras banderas, las de la derecha extrema. Fue un giro clave, ya no era el “moderado y demócrata” Macri, sino el combativo republicano luchador por la libertad contra el populismo de izquierda y kirchnerista. Una versión argenta de Trump y Bolsonaro.

Este giro hacia un discurso más agresivo y fuertemente controversial se viste de “rebeldía”, usurpando de esta manera el “espíritu” que siempre fue el baluarte de las izquierdas y los peronismos.

Arrancó Fernández y antes de llegar a la esquina se vino la pandemia con todo lo que trajo en pérdidas humanas, económicas, aumento de la desigualdad, incertidumbre y un impacto emocional que aún no podemos medir. Vino este tsunami que se llevó al planeta tierra puesto y que impactó más en los países como el nuestro, que de entradita nomás, tenía un parate económico gigante y una deuda regalo de Macri que nos hipoteca a nosotros, nuestros hijos, nietos y bisnietos. 100 años.


Y aquí estamos, con un gobierno nacional que dice que hizo todo bien negando errores en un terreno donde nadie sabía qué hacer, peleando con todo lo que tiene para que no se desmadre lo social mientras trata de reacomodar la cosa, cediendo algunas veces innecesariamente para “no incomodar” y navegando entre mares confusos prometiendo un futuro esperanzador pero sin la carga mística y militante que debería tener.

Del otro lado una oposición que sale con un discurso muchas veces violento propalado por su enorme poder mediático+redes+trolls que oculta la intención de volver a la senda del neoliberalismo “puro” desembarzándose del lío que dejaron, negando olímpicamente el impacto de la pandemia y achacando los males de la humanidad al “kirchnerismo”.
La derecha tiene la característica de que su principal discurso es siempre desacreditar al otro y anular mágicamente su historia. Esto asegura un mensaje duro, muy agresivo y compacto, que muchas veces resulta eficaz en momentos de incertidumbre donde es preciso mostrar firmeza más que otra cosa. De alguna forma, cierta inercia de las elecciones anteriores continúa: el temor a molestar del FdT y la agresividad verbal de Juntos por el Cambio.
Ideológicamente responden a dos modelos muy diferentes, por un lado los peronismos, aliados moderados, progresistas y de la izquierda tradicional nucleados en el Frente de Todos y por el otro macristas, radicales y conservadores de diverso calibre en Juntos por el Cambio.

El FdT, un frente muy heterogéneo, trata de representar a las mayorías, incluídos los sectores de la “economía nacional” y JxC, como toda derecha, defiende los intereses de los poderosos, locales y extranjeros, ganando a mucha clase media urbana con estos postulados.
Nota de color: el PRO y sus voceros salieron avalando la idea de que las islas del Atlántico Sur son más Falkland que Malvinas, en perfecto inglés seguramente. 

Mientras, en la casa sanjuanina, el ex basualdismo -porque ya no es lo que era-  en estas elecciones se despoja de las banderas moderadas y neo peronistas, se pasó de cuerpo entero a la derecha. En las anteriores escondió a Macro lo más que pudo y hoy junto a Bullrich flamea los estandartes del macrismo más duro con la consigna expresada en mil formas pero que siempre dice: hay que votar contra el gobierno nacional, pero sin hablar del anterior.
Desde el oficialismo local, por otra parte, se plantaron que estas elecciones son un plebiscito de la gestión, algo local, un tema sanjuanino nomás. Que con la nación estamos bien y que nos conviene, pero en ningún momento salieron a defender con ahínco el modelo “nacional y popular”.

De alguna forma, esta pandemia les vino bien a los dos frentes mayoritarios sanjuaninos, no hay grandes actos, no hay calor popular y los discursos caen en el cajón de las frases hechas con sabor a nada. “Zafamos de tener que jugar”, sería el título de la novela.

Estamos en una campaña de temores y sin audacia, un partido con dos equipos defensivos que lo único que quieren es que no le hagan goles. El resultado es una contienda aburrida, floja, vacía, llena de poses para las redes, una especie de concurso de fotos de pop-stars más que otra cosa. 

Me hace acordar a las familias conservadoras que aparentan que todo está perfecto y que tratan de ocultar la incómoda presencia de algún descendiente que pueda escandalizar a sus pares y vecinos. No hay Perón, Evita, Néstor, Cristina, Macri, Dujovne, Peña o Carrió presentes en las campañas de la provincia

Este domingo tendremos el resultado de la primera vuelta, un pre-veredicto que ubicará piezas en el tablero para la segunda movida. Veremos qué dice el pueblo con su voto. Continuará…


Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de Ahora San Juan.

Opinión

Los Ramos, un emblema de fe.

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Por monseñor Jorge Eduardo Lozano, arzobispo de San Juan de Cuyo.

Este domingo vemos, en unas cuantas plazas y calles de nuestras ciudades, gente llevando en la mano un ramo de olivo. Buscan la bendición para participar de un acontecimiento del cual hacemos memoria: la entrada Mesiánica de Jesús en Jerusalén.

Hoy estamos ante el inicio de la Semana Santa, durante la cual reviviremos los momentos culminantes de la Pasión, Muerte y Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo. Celebración que es también actualización de la entrega del amigo por amor, de su mensaje y de las actitudes de quienes protagonizaron esa parte de la historia. Por eso estos días tienen varias dimensiones o niveles de profundidad, y es necesario revisar nuestros sentimientos y disposiciones para reconocer cómo vamos a transitarlos.

Por un lado, recordamos acontecimientos históricos que sucedieron realmente; no son una novela o fábula sino narraciones de dramas y tensiones que pusieron al descubierto las intenciones ocultas en el corazón de muchos. Escribas y fariseos, autoridades políticas y militares, discípulos y seguidores, envidiosos y enemigos, adherentes ocasionales, su Madre, los apóstoles. Y allí estamos también nosotros.

No solo hacemos memoria; también celebramos. Esos acontecimientos se actualizan sacramentalmente. El mismo Jesús presente en sus ministros y en la comunidad cristiana vuelve a realizar lo sucedido en Jerusalén. No es simplemente una teatralización que se repite año tras año, sino actualización de la Pascua.

Jesús entra en Jerusalén para celebrar su Pascua. El Rey Mesías, prometido y esperado durante siglos, llega a su casa y a su Templo. Es un Rey especial, particular. No tiene ejército numeroso y bien armado, ni corte lujosa, ni riqueza que impresiona, ni deseos de dominación que dan miedo. Trae un Reino de paz, justicia, amor, libertad. No viene montado en un caballo adornado de lujos, sino en un sencillo burrito. Está acompañado por hombres humildes, trabajadores, pescadores y algunas mujeres.

Por eso miremos a quienes salen a recibirlo: los niños, los pobres, los pequeños y simples de corazón. Los que no tienen vergüenza o miedo al papelón. Lo aclaman con cantos, y a su paso adornan el camino con ramas de árboles y hasta con sus propios mantos. ¡Cómo no estar contentos! Este Rey no viene a llevarse nada. No entra para saquear y oprimir. Viene a servir. La entrada de Jesús en la vida de cada uno es así: no quita nada, nos da todo.

Viene vestido con ropa sencilla. Pide tu respuesta de fe. Y vos podés dejarlo entrar, ¿por qué no? Pensemos en la puerta del corazón ante Jesús, ¿Cómo está hacia Él?, ¿abierta, cerrada, atrancada para que no nos acompañe? Es el Domingo de Ramos en la Pasión del Señor. Después de aclamar a Jesús como Rey, ingresamos al Templo y leemos en el Evangelio de San Marcos el
relato de la Pasión y Muerte de Jesús. Enseguida nos cambia el clima, de festivo a sentimientos de dolor. Jesús asume el sufrimiento y la muerte de la humanidad. Presencia fuerte de una ausencia que reclama desde la soledad del abandono y la muerte. El dolor adquiere sentido por el amor de Jesús, verdadero Dios y verdadero hombre.

Otras personas en el mundo posiblemente hayan sufrido tormentos más horribles en su muerte. Lo que contemplamos en Jesús es su valor transformante de la muerte en vida nueva, de la humillación en exaltación. Lo expresa el Centurión, un pagano, con un claro acto de fe: “¡Verdaderamente, este hombre era Hijo de Dios!”. (Marcos 15, 39) ¿Para qué son los Ramos que nos llevamos a casa? Tienen una doble finalidad. Solemos colocarlos junto a una cruz que tenemos en la pared, o al lado de una imagen o estampita de la Virgen o los Santos. Así, al mirar ese Ramo nos acordamos que hemos aclamado a Jesucristo como Rey. La otra
finalidad es misionera. Es muy bueno llevar algún ramito a quienes no pudieron ir a la bendición y a la Misa. Siempre hay que pensar y tener en cuenta a los vecinos, familiares, o alguien enfermo.

En la Semana Santa Jesús nos invita a entrar en un clima religioso y de oración. Celebraremos la última cena, el lavatorio de los pies, los artilugios del traidor, el momento en que es llevado preso, la negación del amigo, el juicio fraudulento, la pasión, el dolor de la madre, la cruz, la Pascua… Son momentos intensos de amor, elocuentes para algunos, tal vez no tanto para otros. Caminemos con Jesús para ser colmados de su bendición.

El 24 de marzo de 1976 se produjo el golpe de Estado que trajo violencia, torturas, muerte. Recemos por la paz en todo el mundo. Mañana, 25 de marzo, cumplo 24 años de obispo. Le pido a la Virgen me siga cuidando con su ternura de Madre. Acompañame con tu oración, que tanto necesito.

@MonseñorJorgeEduardoLozano

/Fuente de imagen: Archivo Google

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Opinión

24M en Argentina, Serbia y Rusia: Tragedias unidas por el mismo hilo, enhebradas por la misma mano.

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NOTA DE OPINION de Rafael Ibañez.

En una misma fecha se conmemoran momentos trágicos que están unidos por el mismo hilo, enhebrados por la misma mano y pensados por la misma cabeza.

En plena Guerra Fría (léase EEUU vs Unión Soviética), los estadounidenses tenían como objetivo debilitar y destruir a la URSS. En su relato decían que querían impedir la expansión del comunismo considerado maligno, totalitario, destructor de los valores occidentales y apátrida, entre otras barbaridades. 

Con esa excusa invadieron países en nombre de la democracia, mataron cientos de miles personas en todo el planeta, desde Corea y Vietnam hasta Panamá, saquearon recursos e instalaron dictaduras con sus títeres en Latinoamérica – entre ellas la de Videla – , además de África y Asia. Ganaron esa guerra, el estado sovietico se desmembró pero eso no los contentó.
Bombardearon 8 años después de la caída de la URSS a la República Federativa Socialista de Yugoslavia. Propiciaron una guerra fratricida que dividió a ese país en varias repúblicas e inventó un estado terrorista no reconocido llamado Kosovo.

Hoy en Argentina nos gobiernan los herederos del golpe del 76, los mismos que reivindican a los que cometieron terrorismo de Estado y que abrazan al régimen neonazi de Zelensky y ocultan el genocidio Israelí en Gaza.
Memoria, Verdad y Justicia es educar en el humanismo sin olvidar jamás los crímenes, los nombres de los asesinos, quienes fueron sus patrones y que se complete el juicio y castigo a todos los genocidas.

Argentina

El 24 de marzo es el Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia para conmemorar a las víctimas y sobrevivientes del golpe terrorista de Estado iniciado en esa fecha en 1976.
30.000 fueron las personas detenidas y desaparecidas durante los años que duró esta dictadura militar. Las Fuerzas Armadas nunca brindaron a ningún gobierno constitucional los datos sobre la cantidad de detenciones ilegales, torturas, bebés apropiados y asesinatos.


El golpe fue un eslabón del Plan Cóndor, una campaña de represión política y terrorismo de Estado organizada por Estados Unidos y dirigida por la CIA y el Comando Sur del ejército yanki, que incluía operaciones de inteligencia y el asesinato de opositores. 

Fue implementado oficial y formalmente el 25 de noviembre de 1975 por los líderes de los servicios de inteligencia militar subordinados a la CIA de Argentina, Bolivia, Chile, Paraguay y Uruguay, e implementada luego por las cúpulas de los regímenes dictatoriales y gobiernos democráticos de América del Sur.

Durante este período de políticas neoliberales, el nivel de endeudamiento contraído por las dictaduras militares aumentó considerablemente respecto a los gobiernos anteriores. Bajo la propuesta de Ronald Reagan definiendo que el Estado no es la solución, sino el problema, Estados Unidos junto con el FMI llevó a cabo una táctica para implantar el modelo económico en los países de Latinoamérica, calificado habitualmente como liberal o neoliberal, ya que estos contaban con numerosos recursos y bienes nacionales que significaban mucho valor para las empresas privadas y que, apropiándoselos, debilitarían la capacidad económica soberana y sometería a los países a la voluntad económica del imperio estadounidense. Y así fue, y así es hoy 48 años después.

Yugoslavia

El 24 de marzo de 1999, las fuerzas de la OTAN lideradas por Estados Unidos comenzaron a bombardear Belgrado (hoy Serbia) en la ex república de Yugoslavia. Fue el primer bombardeo dentro de Europa luego de la segunda guerra mundial, una operación iniciada unilateralmente por la OTAN sin autorización previa del Consejo de Seguridad de la ONU, por lo que constituye crímen de guerra.
La independencia europea y el orden jurídico internacional se quebraron y comenzó la expansión desmedida de la OTAN hacia Rusia.

Se llevaron a cabo ataques contra civiles y se utilizaron todo tipo de armas prohibidas contra ellos. Murieron 1700 civiles (400 de ellos niños). Unas 10 mil personas resultaron gravemente heridas. El bombardeo duró 78 días, hasta el 10 de junio de 1999.

Ninguno de los países de la OTAN respondió por este crimen, ni tampoco Estados Unidos, que fue el motor de toda esta crueldad. Especialmente Joe Biden, quien dijo directamente a todos: “¡Sí, fui yo quien sugirió iniciar el bombardeo de Yugoslavia!”.

Hoy Putin declaró: “Una tragedia enorme. Lo que hizo Occidente es inadmisible. Sin ninguna resolución del Consejo de Seguridad de la ONU, comenzó las operaciones militares, de hecho, una guerra en el centro de Europa”.

Rusia

Hoy 24 de Marzo de 2024 es declarado día de luto nacional en Rusia por la masacre en la sala de conciertos Crocus City Hall en Moscú.
A este momento se cuentan 137 personas fallecidas y 154 heridos. Los terroristas, ya atrapados por los servicios de seguridad rusos, mataron a sangre fría e incendiaron el teatro con gente escondida en baños y escaleras.
Los videos que circularon de la masacre muestran la barbarie, el horror y el temor que también sufrieron en Argentina y Yugoslavia las víctimas de un terror dirigido por la misma cabeza.

Reproduzco las palabras de la portavoz de la diplomacia rusa, María Zajárova, en su cuenta de Telegram: “Hasta que concluya la investigación del atentado terrorista del Crocus City Hall, cualquier frase de Washington que justifique a Kiev debe considerarse como prueba”.

Es que rápidamente, antes de saberse siquiera quienes eran los perpetradores, los yankis salieron a decir que Kiev no tenía nada que ver y el régimen subordinado de Zelensky rápidamente expresó que lo hicieron los mismos rusos. ¿La mano del titiritero se hace demasiado evidente?.


Putin en su discurso luego del atentado dijo que “Es obvio que nos enfrentamos no solo a un ataque terrorista meticulosamente y cínicamente planeado, sino a un asesinato en masa de personas pacíficas e indefensas, preparado y organizado”.
Y agregó que los terroristas “Intentaron ocultarse y se dirigieron hacia Ucrania, donde, según datos preliminares, se les preparó una ventana en el lado ucraniano para cruzar la frontera estatal.”

La guerra en Ucrania comenzó formalmente con el golpe de Estado de 2014, promocionado y apoyado abiertamente por Estados Unidos, que sin ningún disimulo decían que había que bajar al gobierno y poner uno antiruso y pro yanqui, justamente en una tierra cuya población tienen la misma raíz y durante siglos fueron partes de la misma patria rusa. 

Es la misma idea de guerra civil propiciada durante los últimos cinco siglos por europeos y heredada por los estadounidenses. Hoy el mundo cruje por la criminalidad de esta gente que está en Occidente y que no duda en reivindicar al nazismo o ponderar a ISIS si es necesario para cumplir sus deseos de expansión y sometimiento.



LAS DECLARACIONES Y OPINIONES EXPRESADAS EN ESTE ARTÍCULO SON DE EXCLUSIVA RESPONSABILIDAD DE SU AUTOR Y NO REPRESENTAN NECESARIAMENTE EL PUNTO DE VISTA DE AHORA SAN JUAN.

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Opinión

Argentina: una política exterior sumisa y nociva

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NOTA DE OPINIÓN POR TELMA LUZZANI.

Sobreideologizada, muy limitada y antipragmática. Así es la política exterior del gobierno de Javier Milei. Entrevista con Carlos Raimundi. 

Con recetas radicales y comportamientos contradictorios (cuando no erráticos) el presidente Javier Milei, formado en Economía, tiene una visión hiperideologizada y, por lo tanto, muy limitada de la política internacional. Como en otros campos, su enfoque en relaciones exteriores no cruzó la barrera de los siglos ya que sus análisis parecen anclados en el mundo bipolar de la Guerra Fría al aludir a Rusia como un país comunista; o creer que todavía Europa o Estados Unidos tienen una economía pujante y son un modelo a seguir.

Parte de su estrategia comunicacional es mostrar una irreverencia extrema y un lenguaje sin censuras. Ambas conductas son, claramente superficiales ya que quedan en el mundo de los (malos) modales, pero no aplican a las decisiones esenciales que toma su gobierno, medidas neoliberales archiconocidas que, lejos de toda rebeldía, acatan el dictado de los poderosos y se ensañan con los más vulnerables.

La política exterior es una de las más dañadas. Milei insultó públicamente al presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, calificándolo de “comunista y corrupto” y al de Colombia, Gustavo Petro, llamándolo “comunista asesino” en una entrevista para la CNN. A China no sólo la ofendió acercándose a Taiwán –una de las líneas rojas más conocidas de la diplomacia mundial- sino que, además, aseguró a la agencia Bloomberg: “La gente no es libre en China, no pueden hacer lo que quieren y cuando lo hacen, los matan”. Es sabido que Brasil y China son nuestros dos socios comerciales principales.

“El distanciamiento entre Argentina y Brasil es un enorme perjuicio para nuestro país, pero también para la geopolítica mundial”, reflexionó el ex embajador argentino ante la OEA, Carlos Raimundi. “La fisura de la alianza estratégica entre Brasil y Argentina fue y sigue siendo un objetivo buscado por el capitalismo financiero globalizado para evitar el desbalance que podría producirse si se concreta la unidad latinoamericana. La fractura entre ambos países, lamentablemente, impide que, en un momento inmejorable, toda la región latinoamericana se convierta en un bloque de poder que tenga una voz propia en la disputa geopolítica. Imaginemos cómo se desequilibraría el mundo si la Argentina hubiera hecho sonar su voz de la misma manera que lo está haciendo Lula en relación a una necesaria paz en Palestina.”

El listado de “horrores” y errores de Milei y de su canciller, Diana Mondino, son tantos que no caben en un artículo periodístico, pero hay tres que pasan los límites: 1) despreciar la oportunidad de integrar los BRICS, organización que por su peso actual nos abría un enorme abanico de oportunidades; 2) el entreguismo en relación a las Islas Malvinas y la falta de reacción del gobierno ante las provocaciones británicas que incluyen no sólo la construcción de un puerto en el Atlántico sur sino la visita del canciller David Cameron a las islas y 3) la sumisión colonial a Estados Unidos al que se le permite instalar ingenieros del Pentágono en una de las cuencas de agua dulce más importantes del mundo: la Hidrovía Paraná-Paraguay, entre muchos otros sometimientos.

“Creo que uno de los posicionamientos más negativo de Argentina fue haber renunciado a la pertenencia al área de los BRICS que representa, a nivel mundial, el bloque de poder en ascenso no solo en el aspecto económico sino también político y tecnológico”, opina Raimundi.

“Se ha renunciado a esta pertenencia por acentuar su alineamiento, prácticamente incondicional, a un gobierno y a un país que representan significativamente la decadencia. Estados Unidos, a través de una apuesta a la guerra, a la militarización, al complejo militar industrial, está disecando las economías (tanto la doméstica como la de sus aliados de la OTAN). Y el gobierno estadounidense está representando, en este momento, la decadencia ética más inimaginable que podía sufrir la humanidad y esto es el genocidio que está perpetrando el gobierno de Israel en la Franja de Gaza.”

– ¿Se puede afirmar que la actual gestión de Diana Mondino ha roto con los principios históricos de la política exterior argentina? 

– Si respondiera en términos tradicionales diría que sí, que los ha roto, fundamentalmente, en materia de defensa universal de los derechos humanos, en defensa irrestricta a la soberanía argentina sobre Malvinas y a la posibilidad de comerciar con todo el mundo independientemente del signo político del gobierno que sea la contraparte. Pero creo que una etapa como la actual en Argentina no debe caracterizarse como un momento normal porque no se trata de un gobierno sino de un plan de negocios. Un plan de negocios que tiene, en espejo, una serie de enunciados en materia de política internacional que se reproducen a nivel de la política doméstica y que podría resumir como la entrega de todo el poder y todos los recursos a las grandes corporaciones.

– Con esta desatención a nuestro lugar como latinoamericanos y el realineamiento con el Norte ¿Argentina deja de ser una voz importante en la región?

– Por sus dimensiones, por su importancia, Argentina nunca deja ser una voz. El problema es en representación de cuáles intereses. El actual presidente se ha convertido en un  personaje muy conocido a nivel mundial y, por lo tanto, representa una voz, pero no en nombre de la dignidad o de los derechos humanos, sino de los negocios de las fortunas más estrepitosas del mundo, de los sectores más radicalizados de la ultraderecha. El ser una voz a favor de las actitudes violentas, misóginas, negacionistas tiene consecuencias graves porque, justamente, demoran la posibilidad de que Argentina se inserte desde otros valores como los antes mencionados al sistema internacional.

– Argentina ignora las organizaciones regionales orientadas hacia la integración como la CELAC y, en cambio, busca encolumnarse en otras en las que somos jugadores marginales como la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). ¿Qué opina sobre esto?

– A veces, se habla de organismos internacionales alternativos como CELAC, Unasur, que tienen que ir más allá de las ideologías (como se intentó originalmente con Unasur que congregó a gobiernos de derecha como fue en aquel momento el gobierno de Colombia de Alvaro Uribe o de Sebastián Piñera en Chile), pero eso no funciona. La última reunión de la Celac fue saboteada por los gobiernos de derecha y, en las anteriores habían concurrido, pero no se había podido llegar a grandes consensos. Es decir no se consigue una fortaleza de despliegue de esos organismos multilaterales alternativos. Yo creo en los grandes bloques que no expresan categorías ideológicas sino valores que puedan ubicar a nuestros países en un lugar propio y autónomo de decisión en el concierto mundial. Es decir, creo en organismos integrados por países que tienen una lectura similar de la agenda global, porque cuando se trata de grupos que en su interior equilibran dos lecturas antagónicas de la agenda mundial se gasta en vano mucho esfuerzo y eso termina en una parálisis.

Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de Ahora San Juan.

@ElDestape.

/Imagen principal: Archivo/

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