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Ciencia & Ambiente Ahora Eco

Usó basura de combustible y recorrió todo el país.

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Usó basura de combustible y recorrió todo el país.

En el año 2008, Edmundo Ramos, ingeniero, regresó a la Argentina desde los Estados Unidos, donde vivió cuatro años. Con los dólares ahorrados, compró departamentos. Y logró lo que sueña casi todo el mundo: vivir de rentas. Pero Ramos -un personaje muy particular- no se pudo quedar quieto. “Me dije: me puedo poner a mirar televisión todo el día y a tomar cerveza con Homero Simpson, o aprovechar mi experiencia para hacer algo útil para la humanidad y sin fines de lucro’”. Decidido a dejar su huella, buscó y rebuscó qué hacer. Y se le ocurrió (casi nada) anticiparse al futuro: “Pensé en qué sucederá cuando se terminen los combustibles fósiles, cómo funcionarán las maquinarias agrícolas que siembran y cosechan nuestra comida”. Durante 12 años, persiguió un sueño. Le costó, pero lo alcanzó: hoy, anda en un automóvil que funciona con un gas producido con basura. Y lo bautizó “gasura”.

Edmundo, que hoy tiene 66 años, vive junto a Fabiola, su pareja, en Anisacate, un pueblo cordobés al sur de Alta Gracia. Maneja por sus calles una Ford Ranchera color gris, que en sus laterales lleva pintada la frase “para gloria de Dios”. Es un vehículo normal. O casi… Sobre la caja de carga tiene un tanque cilíndrico con una tobera debajo, un caño corrugado, el tubo de un matafuegos y una conexión con el carburador. Parece el coche de un competidor de Los Autos Locos. Y podría ser su secreto mejor guardado, pero no: eligió publicar los planos de su invento en sus redes, @autoabasura, para que cualquiera lo copie.

Nacido en U.S.A.

Edmundo nació en Nueva York, Estados Unidos. Su padre trabajaba en ese país, y justo al pasar por esa ciudad, su madre comenzó con trabajo de parto y él llegó. “Nunca más volví. Así que fui para nacer, nomás…”. De muy chico llegó a la Argentina, y vivió en Lomas de Zamora. Hizo el secundario en el Colegio Industrial Luis A. Huergo. En el ‘76 ingresó a la Facultad de Ingeniería. Se recibió en el ‘81 luego de cinco años y medio de estudio. Trabajó en San Nicolás, Salta y Jujuy. Y pegó el salto: aprovechando su ciudadanía, se fue a Norteamérica.

Edmundo y su mujer, Fabiola, en un alto en la ruta 40 (www.autoabasura.com)Edmundo y su mujer, Fabiola, en un alto en la ruta 40 (www.autoabasura.com)

Vivía en Tijuana, México, pero todos los días cruzaba la frontera y trabajaba en San Diego, Estados Unidos. “Ahí estuve cuatro años trabajando como contratista e ingeniero eléctrico. En toda la ciudad había cuatro nada más. Era raro, pero me fue muy útil. Hacía lo que llaman ‘condo conversions’. Es decir, agarraban un loteo o un hotel, y lo transformaban en muchas propiedades, cada una con su título, y las vendían en forma particular. Yo tenía que hacer toda la instalación eléctrica del condominio. Eso me daba una gran ganancia. Y cuando hice una diferencia, volví…”

Lo primero que hizo cuando tuvo la idea fue googlear la frase “auto a basura”. Y, dice, no salió nada. “Era como si hoy alguien buscara cómo fabricar un OVNI. Había cosas como biodigestores, que producen metano, un combustible, pero son como contenedores, gigantes, no sirven para un auto, y para lograrlo hay que esperar semanas”. Los únicos que se anticiparon a él fueron -una vez más- Los Simpsons. En su episodio Apocalipsis, se muestra un vehículo que funciona con residuos.

Desde el 2008 hasta el 2018, sin tener de dónde agarrarse, Edmundo inventó fórmulas y tablas. “Hice un cálculo teórico en el que la velocidad máxima del auto a basura sería de 40 kilómetros por hora por la potencia del gas, del motor, cuánto necesita para vencer el aire, todos cálculos complicados y largos. Y pensaba que sería una lástima, porque no podría andar en ruta. Creí que serviría para el campo. El 2 de octubre del 2019 fue un día histórico, porque salí a la calle. Y el auto, al final, levantó a 100 kilómetros por hora”.

Lo pensaron primero: el capítulo de Los Simpsons llamado Apocalipsis ya tenía un auto que funcionaba con residuosLo pensaron primero: el capítulo de Los Simpsons llamado Apocalipsis ya tenía un auto que funcionaba con residuos

Un largo camino

Llegar a ese resultado no resultó sencillo, y en un momento casi baja los brazos. En enero del 2018 armó su primer gasificador, el corazón de su invento. Como combustible usó bellotas de roble, que en Anisacate es basura. “La gente las junta con un rastrillo, las mete en una bolsa, pasa el camión y las levanta”, cuenta. Dice que cuando contó en su barrio que necesitaba bellotas, lo atiborraron: “Todos se las quieren sacar de encima”.

Llenó el tanque del gasificador con el carbón de bellotas, y a través de un agujero en la tobera, encendió el fuego. Allí bautizó al nuevo combustible como “gasura”, un gas hecho a partir de basura. “Me dije, si los autos funcionan con GNC, lo pueden hacer con ‘gasura’”, recuerda. En febrero llegó el gran momento. Compró una Ford Ranchera modelo ‘83 con motor 221 de 3,6 litros. Probó ponerla en marcha con gasura y llegó la gran decepción: la camioneta no arrancó.

Edmundo carga el gasificador con la basura carbonizada. Para que funcione hay que convertir a los residuos orgánicos en material seco, porque debe ser prendido fuegoEdmundo carga el gasificador con la basura carbonizada. Para que funcione hay que convertir a los residuos orgánicos en material seco, porque debe ser prendido fuego

“Estuve casi dos años tratando de convencer a mi vehículo que tenía que funcionar con ‘gasura’. Al final, en julio de 2019, desistí. Me di cuenta de que era un fracaso, una pérdida de tiempo y dinero”. Desolado, hizo lo que no quería. Se rindió y se tiró en la cama. “Estaba ahí, mirando el techo, viendo cómo vendería el auto. El proyecto había terminado. Colgué los botines. Habían sido 12 años de renuncias, muchas, me acordaba cuando mi mujer me decía ‘¿vamos a tal lado?’, y le respondía que no, que estaba con mis intentos…”

El motor de la Ranchera no giraba, se empecinaba en no funcionar. Edmundo creyó que lo había probado todo. Y en ese momento, cuando el mundo se le venía encima, tuvo una experiencia mística. “Escuché una voz, que pensé era la mía, que decía ‘cada fracaso es un paso más cerca del éxito’. Pero eso lo dicen todos los inventores. Después oí otra: ‘esto es algo útil para la humanidad’. Cuando escuché la tercera me di cuenta que no era yo: ‘Esto va a andar’”.

De repente, una fuerza indefinible lo levantó de la cama. Lo puso de pie. Edmundo no entendía nada. “Dije, ‘este es el pícaro de Dios’, y salí a encender el vehículo para mostrarle que no servía”. Fue como un milagro, algo mágico: como en aquella vieja película de García Ferré “Mil intentos y un invento”, Ramos se calzó imaginariamente el traje del tío de Anteojito, puso la llave, la giró y el motor arrancó con el combustible hecho de basura. “Por eso, en agradecimiento, a los dos lados de mi Ranchera le pinté la frase ‘para gloria de Dios’. La gente piensa que soy pastor protestante, algo así, pero nada que ver. Es darle las gracias a quien me dio el último empujón”.

En La Quiaca, con Fabiola y su camioneta con el trailer con los tres tanques que ideó para poder cubrir grandes distancias con "gasura"En La Quiaca, con Fabiola y su camioneta con el trailer con los tres tanques que ideó para poder cubrir grandes distancias con «gasura»

Lo artesanal

Explicar con detalle el funcionamiento del sistema sería demasiado engorroso. Pero antes, hay que aclarar lo siguiente: no se trata de agarrar el tacho de basura de un hogar y llenar el tanque. A la basura, primero hay que carbonizarla. Y no es lo mismo usar papel, que otros residuos más sólidos. “Lo que busco es que los residuos tengan densidad. Si lleno el gasificador con papel, hago 3 kilómetros y se acaba. Con cáscara de maní hice 30 kilómetros. Con cáscara de nuez, 50… Probé con cáscara de banana o de naranja, o restos de poda de árboles, pero a todo hay que carbonizarlo”. Cuando lo hace, Edmundo guarda ese carbón en tachos bien cerrados, para evitar que se humedezcan.

Una vez cumplido el primer paso, se llena el cilindro más grande, el gasificador -que tiene una capacidad de 60 litros-, con la biomasa, los residuos carbonizados y bien secos. Luego cierra la tapa. Y prende fuego la biomasa con un soplete o un poco de alcohol y un encendedor. Como necesita un poco de aire para encenderlo, lo ventila a través de otro tubo. “Ahora tengo un ventiladorcito, cuando empecé lo hacía con el secador de pelo de mi mujer”. El fuego, por la velocidad del aire, genera la “gasura”, que es combustible por estar compuesto por monóxido de carbono.

0 seconds of 7 minutes, 32 secondsVolume 0%Edmundo Ramos explica cómo funciona su invento: el auto que anda a basura (Gentileza de Andrés Salgado, «El Rincón del Ford»)

Dentro del gasificador se produce lo que Edmundo llama una “bola de fuego”, que está entre 1500 y 1700 grados de temperatura. A través de una botellita de gaseosa y un cañito de cobre, se le inyecta agua: dos gotas por segundo. Se produce un proceso llamado termólisis, que separa el agua en hidrógeno y oxígeno. Por un tubo ubicado arriba del gasificador sale la “gasura”, con ceniza y polvo. Para evitar que esas partículas lleguen al motor, hay tres filtros, uno hecho con el tubo de un matafuegos y un frasco de dulce en el que caen los primeros residuos. Luego hay otro con un filtro embebido en aceite y un tercero de toalla. Cuando el humo blanco que sale por el caño del aire se disipa y se vuelve transparente, lo cierra. Entonces la “gasura” va al motor. Lo que ingresa es monóxido de carbono, hidrógeno -que es uno de los gases más combustibles- y oxígeno. Y listo.

Con semejante temperatura, la pregunta -que parece un trabalenguas- es de cajón: ¿es segura la “gasura”? “Si algo llega a ocurrir, no explota, sino que implota. Me pasó que una vez usé una manguera de plástico que se recalentó y se succionó, se aplastó, porque no hay presión, hay aspiración”, explica Edmundo. Y continúa: “A veces la gente del campo me preguntan si el gasura se puede utilizar para cocinar o para calefaccionar. Y yo le digo que sí, pero afuera, no en un lugar cerrado, porque el monóxido de carbono es muy tóxico”

El único accesorio que le agregó al motor es una válvula mariposa sobre el carburador. Como el vehículo es trifásico (usa nafta, GNC y “Gasura”), si lo utiliza con los primeros dos, abre la mariposa. Si funciona con “gasura”, cierra la mariposa y tapa la entrada del carburador, para que el motor succione la “gasura” que envía el gasificador.

Un diagrama de cómo son las partes que usa Edmundo para producir "gasura"Un diagrama de cómo son las partes que usa Edmundo para producir «gasura»

Otra ventaja que explica Edmundo es la producción de oxígeno, que verificó en una Revisación Técnica Vehicular. “Como uso agua y el motor utiliza el monóxido de carbono y el hidrógeno, por el caño escape sale vapor de agua y oxígeno. Dicen que es este auto es como un árbol con ruedas. Es decir, no sólo no contamina, sino que aporto un 20% de oxígeno por el caño de escape al medio ambiente mientras estoy andando”.

El gran viaje

Una vez que la Ranchera funcionó con gasura, Edmundo y Fabiola planearon viajar con ella más allá de Anisacate. Pero nunca es fácil ser pionero. Había un problema. Con el equipo que tiene en la caja de la camioneta, podía tener una autonomía de 50 kilómetros, no más. Tuvo que aguzar el ingenio: fabricó un remolque gasificador con tres tambores de 200 litros llenos de carbón de basura. Así logró una autonomía de 520 kilómetros. Y pudo completar los 5000 kilómetros de la ruta 40.

En el norte se le presentó una nueva dificultad: la falta de oxígeno en la altura. Nuevamente, antes de encender la Ranchera, Edmundo puso en marcha el cerebro. Al ventilador que usa para encender el fuego en el gasificador y así arrancar el vehículo, luego lo apaga. Pero en el norte, en cambio, lo dejó funcionando todo el tiempo. “Lo usé como una sobrealimentación eléctrica y con eso logré hacer la Cuesta del Obispo, que va de los 1500 a los 4500 metros sobre el nivel del mar sólo con gasura. Fue el desafío más grande del auto. Mucho más que el frío de la Patagonia, porque cuando las temperaturas son bajas, anda mejor. Los gases, cuanto más fríos, más se concentran y más potencia generan”.

La Ford Ranchera modelo '83 y el trailer con los tres tambores de 200 litros que usó para recorrer la ruta 40. Con el equipo convencional que lleva habitualmente sobre la caja puede cubrir 50 kilómetros. Con éste, la autonomía es de 520 kilómetros (gentileza www.autoabasura.com)La Ford Ranchera modelo ’83 y el trailer con los tres tambores de 200 litros que usó para recorrer la ruta 40. Con el equipo convencional que lleva habitualmente sobre la caja puede cubrir 50 kilómetros. Con éste, la autonomía es de 520 kilómetros (gentileza www.autoabasura.com)

Durante el periplo, que duró cinco meses, a Edmundo y Fabiola los controlaron varias veces. Lo cuenta con humor: “Cuando hice la Ruta 40 me pararon todos: la policía Municipal, Provincial, Caminera, de Seguridad Vial, Federal, Gendarmería, jaja… Me pidieron los documentos, registro, seguro, la VTV del auto y nadie me cuestionó qué combustible estaba usando. Porque, como te dije, no contamina”. Y explica: “el monóxido de carbono sale por el caño de escape como dióxido de carbono, que es uno de los causantes del calentamiento global, pero no es tóxico. De todas maneras, según los controles que hice, el dióxido de carbono que expulsa es como el 0,00001%. También expele vapor de agua, nitrógeno y un 20% de oxígeno”

Por el mundo

Aunque Edmundo decidió compartir los planos del gasificador en sus redes sociales, para fabricarlo hay que tener conocimientos mínimos de ingeniería, química y mecánica. Mientras cuenta que está en el proceso de patentar su invento, dice que le llegaron fotos y videos de personas que lo han copiado en diferentes partes del mundo. Hay uno de Suecia, uno de los Estados Unidos, uno de África, dos de Paraguay, dos de Argentina y uno de Bolivia. “El africano se recibió de ingeniero gracias a mí, porque copió mi sistema y no le funcionaba. Me llamó, vi que su interés era legítimo y le expliqué cual era la falla. El americano armó un gasificador para que alimente un generador eléctrico de 9000 watts y con eso hace funcionar una soldadora, no necesita electricidad. Y el sueco armó el equipo pero no le puso agua al principio. Luego sí y aumentó un 40% la potencia”.

El trayecto por la ruta 40. En rojo, los tramos que hizo con "gasura". En negro, los que realizó con GNC o naftaEl trayecto por la ruta 40. En rojo, los tramos que hizo con «gasura». En negro, los que realizó con GNC o nafta

El inventor ya recibió propuestas de inversores de Argentina, Perú y Colombia para poner una fábrica de gasificadores. Más que para hacer andar automóviles, creen que puede ser útil para utilizarlo en forma similar al norteamericano que copió los planos: para producir energía eléctrica.

Pero si Edmundo no paró cuando podía vivir de rentas, ya está en búsqueda de su próximo invento: el plastigas. “Para mi, la etapa basura está terminada. Lo que estoy investigando ahora es cómo convertir los residuos plásticos en gas, para limpiar el planeta. Estoy con eso, pero me está costando más de lo que pensaba”, concluye.

@Infobae

/fuente de imagen: infobae

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Estudiantes presentaron un reloj solar en Anchipurac

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Estudiantes presentaron un reloj solar en Anchipurac

En el Complejo Ambiental San Juan, este viernes 22 de noviembre se vivió una jornada que marcó un antes y un después para la educación técnica y el compromiso ambiental en la provincia. Estudiantes de la EPET Nº 5, especialidad en Energías Renovables, inauguraron un reloj solar diseñado y construido como parte de sus prácticas profesionalizantes.

El proyecto, desarrollado con precisión y creatividad, simboliza la integración entre innovación, educación y sostenibilidad. En un acto lleno de entusiasmo, los alumnos compartieron el orgullo de aplicar sus conocimientos en entornos reales como el Centro Ambiental Anchipurac y el Parque de Tecnologías Ambientales (PTA).

La jornada también incluyó presentaciones de otros estudiantes que expusieron su experiencia en el Parque de la Biodiversidad, enriqueciendo un intercambio que dejó en claro el impacto transformador de la educación técnica en escenarios prácticos. Todos recibieron una distinción por exponer los trabajos realizados durante todo el año en las diferentes dependencias de la Secretaría de Ambiente.

El evento reunió a directivos escolares y autoridades del área ambiental, como el secretario de Ambiente y Desarrollo Sustentable, Federico Ríos, el subsecretario de Residuos, Santiago Ceballos, el director del PTA, Sergio Cigana, la directora de Anchipurac, Jenifer Tudela, y la profesora Elvira González, coordinadora de Prácticas Profesionalizantes del Ministerio de Educación.

“El reloj solar es más que un proyecto; es un símbolo del trabajo conjunto entre educación, ambiente y gobierno”, destacó Federico Ríos. Este hito refuerza el compromiso de San Juan con la formación de jóvenes en tecnologías sostenibles, promoviendo una ciudadanía consciente y preparada para los desafíos del futuro.

Con iniciativas como esta, San Juan se posiciona como un referente en la unión de educación técnica y sostenibilidad, demostrando que la innovación puede ser la clave para un mañana más verde y equitativo.




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Ambiente rescata y traslada de 20 cardenales amarillos para su rehabilitación en Fundación Temaikén

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Ambiente rescata y traslada de 20 cardenales amarillos para su rehabilitación en Fundación Temaikén

En un trabajo conjunto entre la Dirección de Conservación, la Fundación Temaikén y Aves Argentinas, se concretó el traslado y entrega de 20 cardenales amarillos, 15 machos y 5 hembras, al Centro de Rehabilitación de Especies de la Fundación, ubicado en Escobar. Este gesto forma parte del proyecto nacional de conservación de la especie, que busca asegurar su preservación en el país.

El traslado se llevó a cabo en un punto de encuentro establecido en el límite entre San Juan y San Luis, donde se realizó una evaluación de cada ejemplar para garantizar su bienestar durante el viaje. Un equipo técnico especializado en conservación de aves, veterinarios y representantes de Aves Argentinas estuvieron presentes para supervisar todo el proceso.

Las aves rescatadas fueron producto de diferentes decomisos realizados por la Policía Ecológica, la Policía Rural y el área de Fiscalización de Flora y Fauna en la provincia de San Juan. Tras su rescate, los cardenales fueron sometidos a un proceso de cuarentena para recibir la atención veterinaria necesaria. Una vez completada esta etapa, la Secretaría de Ambiente comenzó el proceso de traslado hacia la Fundación Temaikén.

En el centro de rehabilitación, las aves serán sometidas a una serie de estudios genéticos para determinar a qué población pertenecen, un paso fundamental para evaluar sus características y diseñar el proceso de rehabilitación adecuado. Con el objetivo de garantizar la conservación de la especie, se prevé que las aves serán liberadas en su hábitat natural a partir de marzo de 2025.

Este trabajo interprovincial y la colaboración entre diversas organizaciones destacan la importancia de establecer vínculos regionales que permitan la conservación de especies como el cardenal amarillo, un emblema de la fauna argentina que requiere atención y acción constante.




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La División Policía Ecológica: pilar en la protección de la fauna y el bienestar animal

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La División Policía Ecológica: pilar en la protección de la fauna y el bienestar animal

La División de Policía Ecológica de la Policía de San Juan, ubicada en las instalaciones de la Dirección Bomberos D-9, en la intersección de calle Mendoza y Mary O’ Graham, departamento Capital, se presenta como un organismo fundamental en la protección de la fauna silvestre y el bienestar de los animales en la provincia. Para consultas o emergencias, los ciudadanos pueden contactarse a través del número 4-213280 o la línea directa 100.

Uno de los principales desafíos que enfrenta esta división es el tráfico ilegal de fauna silvestre. Cuentan con un único centro estatal en Rivadavia, que se encarga de albergar a animales víctimas de estas prácticas, este centro lucha contra la sobrepoblación de especies, como aves y mamíferos. A pesar de los operativos provinciales destinados a prevenir la caza ilegal de especies protegidas, como el puma, mara (liebre criolla) y el cóndor andino, la realidad es que se requiere un esfuerzo sostenido y una mayor concientización sobre la importancia de la preservación de nuestra fauna autóctona.

La Secretaría de Estado de Seguridad y Orden Público a través de la Policía de San Juan y junto a la Secretaría de Estado de Ambiente y Desarrollo Sustentable; además de abordar el tráfico de fauna, la División Policía Ecológica enfatiza la importancia de la bioseguridad en la manipulación de animales silvestres. Los animales pueden ser portadores de enfermedades zoonóticas, lo que hace necesario que su captura sea realizada con el equipo adecuado, velando por su tranquilidad y evitando el estrés. Esto no solo protege la salud de los animales, sino también la de los humanos que interactúan con ellos.

En el ámbito de animales de compañía, la Ley 2005-L establece un marco normativo para su bienestar, abarcando aspectos como la tenencia responsable y el control de perros potencialmente peligrosos, regulado por la Ley 2190-L. Esta última define qué razas son consideradas peligrosas y establece sanciones significativas para incentivar la responsabilidad de los propietarios. La Ley busca, ante todo, garantizar la seguridad pública y promover una convivencia armónica entre los animales y la comunidad.

Por último, es esencial mencionar el manejo de animales ponzoñosos, cuya densidad aumenta en los meses cálidos. La detección oportuna de síntomas por picaduras de alacranes y arañas es crucial para prevenir complicaciones graves, subrayando la importancia de la educación en salud pública y prevención ante estas eventualidades.

Así, la División de Policía Ecológica se posiciona como un pilar en la promoción de la seguridad, protección y el bienestar animal en San Juan, apoyando normas y prácticas que buscan proteger tanto a los seres humanos como a la fauna local. La colaboración de la comunidad y la divulgación de información son vitales para avanzar en estos objetivos.




SISJ/

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