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Opinión

Utopía, Mística y Carisma en la política del Siglo XXI.

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Por Hugo Saquilán Quiróz, Sociólogo y Mediador

Hay tres palabras que, si no están presentes en una estructura o movimiento social y político, implica que esta no tiene alma, su corazón no late y el fervor se hace inexistente. Tres vocablos de raigambre espiritual que no por casualidad son femeninos, que nos traen las cuotas necesarias de emoción y que combinados se convierten en pasión irrefrenable y el combustible que hace a una idea imparable. Sin más preámbulos estas son: utopía, mística y carisma.

Esta tríada tiene un origen netamente religioso, incluso la primera y la más importante de las tres: Utopía.

Thomas More, católico inglés del siglo XV también conocido como Tomás Moro, fue un clérigo, teólogo, político y humanista que describió una sociedad ideal llamada Utopía. El religioso “imagina una comunidad ficticia basada en los ideales filosóficos y políticos del mundo clásico y el cristianismo, Utopía es una comunidad pacífica, que establece la propiedad común de los bienes, en contraste con el sistema de propiedad privada y la relación conflictiva entre las sociedades europeas contemporáneas a Moro”. (1)

Tomás Moro se opuso a la reforma protestante y militó contra la idea del rey Enrique VIII de que la iglesia católica inglesa se separase del Vaticano y que se reconociera como jefe supremo de la Iglesia al monarca en vez del Papa. Esto sucedió finalmente en 1534 y Moro, por rebelarse y pensar diferente al rey, fue decapitado, se convirtió en mártir y se lo canonizó en 1882.

Detrás de esta brevísima descripción encontramos elementos que están en el alma del catolicismo e incorporados en nuestra identidad argentina y latinoamericana: la búsqueda de esa sociedad ideal de iguales que nos recuerda al paraíso terrenal que llena de esperanzas por un futuro promisorio y la ferviente devoción que lleva incluso a sacrificar la vida, a martirizarse en defensa de los ideales.

Es fácil ver el impacto que produciría la corriente de este humanismo renacentista a futuro, las revoluciones que harían cambiar al mundo tienen muchas raíces en esa palabra que fue tomada por las corrientes socialistas, anarquistas y marxistas de finales del siglo XIX y durante el XX. El propio Marx expresó que buscaba una sociedad donde no exista régimen propiedad privada burguesa: “de producción y apropiación de lo producido” (2), que no haya explotación de unos hombres por otros, y definió la “fase superior de la sociedad comunista” (3) bajo el principio: “¡De cada cual, según sus capacidades, a cada cual según sus necesidades!” (3). Es la mirada marxista de Utopía.

Eva Perón

Claro está que tanto la tradición cristiana, como la socialdemócrata, socialista, anarquista y marxista, también son fuentes que alimentaron a diferentes corrientes políticas populares, defensoras de lo nacional, de la llamada Patria Grande, contra el colonialismo y el imperialismo británico y estadounidense. Sin duda el peronismo es una de estas corrientes. En su doctrina está plasmada su versión de Utopía, donde prima la Justicia Social que “orienta la solución de la problemática social derivada de la explotación del hombre por el hombre, pero fuera del esquema de la lucha de clase” (4) y se reconoce como un movimiento de fuerte inspiración cristiana, nacional y popular.

El denominador común de todas las posturas del “amplio campo popular”, es que se propone una sociedad pensada como una comunidad organizada, solidaria, colaborativa, centrada en el bien común y el bienestar común. Sería mucho pretender que estas reflexiones nos lleven a debatir sobre cómo alcanzar este ideal, de los intereses en pugna y de si la manera de obtener el poder, esa posibilidad de llevar a cabo los proyectos, es escalonada y por los llamados consensos o a través de acumular fuerzas para garantizar el cambio para el lado del pueblo. En definitiva, estas utopías son las que mueven voluntades en búsqueda de esa sociedad mejor, son netamente esperanzadoras, llenan al espíritu de fe en lo que vendrá, son motivadoraa y gratificadoraa, están plena de sensaciones positivas, son felicidad y alegría. Sin eso, ¿cómo vivir?

El neoliberalismo o capitalismo salvaje – que proponen desde el macrismo y compañía sin disimulo en Argentina, junto a otras variantes en distintos países de Latinoamérica – no puede ofrecer otra cosa que un mundo distópico, es decir, un mundo no ideal, contrario al utópico, lleno de problemas para las mayorías donde se salva el más fuerte bajo la excusa de que se lo merece y se hunden los pobres en una miseria sin fin por “ser unos negros de mierda que no quieren salir laburando, se lo tienen merecido, son vagos, ignorantes y escupen hijos por un plan que se lo gastan en joda y alcohol”. Combo completo: racismo, discriminación y violencia de clase.

Trabajadores reclaman por Perón el 17 de Octubre

La segunda palabra de la tríada es: Mística. Claramente tiene un origen religioso y podemos, en principio, definirla como el grado máximo de unión del alma con lo más sagrado durante la existencia terrenal. Es prácticamente un estado de gracia, es para los católicos un sinónimo de santidad, una experiencia puramente emocional, espiritual y no racional. Aquellos que nos hemos formado dentro de la Iglesia en el profundo humanismo de San Francisco de Asís, en la solidaridad y el pensamiento permanente en los mas desvalidos, nos permite avanzar en estas reflexiones.

A diferencia de la palabra anterior no es preciso ahondar más en definiciones, se puede estimar que está ya claramente entendido el concepto.

Esta palabra es ampliamente usada en la política y se refiere a elementos intangibles que rodea a los partidos y movimientos sociales y populares y que hace que la gente se sume a la militancia y lleve “la palabra” de sus ideales con alegría y firmeza. La mística es contagiosa, invita, es algo que está o no está, no se puede definir en términos racionales, se siente, está presente o no.

Lo que sí, y claramente hay que recalcarlo, no es factible tener mística militante sin utopía, no es posible llegar a un estado de cuasi devoción sin esa búsqueda del ideal, esa unión entre lo que uno desea y siente y todas las cosas que son sagradas y que deberían ser para uno y en beneficio de las mayorías.

La villa 31 recordó al padre Mugica a los 40 años de su asesinato

No puede, ni remotamente el capitalismo salvaje, generar esta energía esperanzadora de una sociedad de iguales o al menos más justa, no puede generar una devoción así porque carece de utopías. Su esencia es el hoy y la acumulación de riquezas en pocas manos promoviendo el individualismo extremo y la destrucción de cualquier lazo social que impida que haya más consumismo.

Sí que puede el neoliberalismo, y lo hace muy bien, explotar otras emociones y actitudes humanas: el odio, la envidia, la intolerancia y el desprecio. Esta es la tierra donde florece el fanatismo violento que cierra la mente, anula la empatía, desprecia al que es diferente, al “otro” y libera los más bajos instintos humanos. Sin dejar de lado el consumismo voraz que nos rodea.

Siguiendo la línea religiosa del origen de las tres palabras mágicas, el capitalismo promueve claramente los siete pecados capitales: la soberbia, la envidia, la avaricia, la ira, la lujuria, la gula y la pereza. Esta última entendida como el ocio que aleja al creyente de las obligaciones morales y religiosas.

Parece una ironía, pero no lo es, los siete pecados capitales son la base moral del capitalismo salvaje y de los que lo promueven. Todo esto sin entrar en los detalles de los 9 Círculos del Infierno descriptos por Dante Alighieri.

Quizás sería el momento de analizar de lleno el tema de las identidades. Pero esto será tema de próximas reflexiones. Temática donde se libra una gran batalla cultural con los sectores conservadores, donde llevan ventaja ideológica, y si no veamos por ejemplo Brasil, con sus ribetes gruesos y finos de racismo, misoginia, machismo burdo, y la fobia los pobres o aporofobia.

San Francisco de Asis

Finalmente, la tercera palabra con ascendencia cristiana es: Carisma. Por definición y desde la religión, se refiere a los creyentes que reciben dones de Dios, ya sea para misionar y expandir la comunidad cristiana, como para ayudar o incluso sanar a los más débiles. Seguramente no será del todo correcta esta expresión, pero es a los efectos de entender su origen solamente.

Hoy todos asociamos la palabra carisma al poder de atracción, simpatía o encanto que de alguna manera hace que una persona seduzca. Es central en la vida del marketing político actual tratar de que los políticos tengan este “don”.

El uso de esta palabra en la política se debe al sociólogo alemán Max Weber que la definió como “cierta cualidad de una personalidad individual en virtud de la cual se le distingue de los hombres comunes y se le trata como si estuviera dotada de poderes o cualidades sobrenaturales” y “sobre la base de ellos, el individuo en cuestión es tratado como un líder”. (5).

Todo esto sin entrar cuando se habla del carisma político haciendo referencia a lugares, objetos e individuos a los cuales se reviste de un aura excelsa, casi divina, única, cuyas características superan a este pretendido análisis.

Pepe Mujica con el Papa Francisco

Si, ya lo pueden imaginar, si el capitalismo salvaje no tiene utopías y no puede generar mística solo le quedan el odio y el carisma como herramientas emocionales y no racionales para atraer multitudes, y lo hacen muy bien, de hecho, viene ganando la carrera.

El carisma neoliberal solo es una cáscara vacía, que no muestra absolutamente nada detrás y solo se ata al primitivismo de si la persona, mejor dicho, si la imagen de ella nos cae bien.

Para los movimientos políticos populares el carisma del liderazgo es muy relevante, es la herencia cristiana del cura, el pastor que guía, el que está formado y es ferviente defensor de esa utopía, irradia mística e invita y convoca a luchar juntos. Es un imán poderoso sin duda, y por eso cada vez que surgen líderes de barrio, sindicales o políticos de este estilo son denostados por los adeptos al capitalismo salvaje, son atacados una y otra vez con la clara intención de borrarlos del mapa, incluso eliminarlos para callar el mensaje para que las mayorías no los acompañen. 30 mil desaparecidos son la muestra de esto.

Evita y el Che Guevara son claros ejemplos de líderes que reflejan la tríada utopía-mística-carisma, a los que se suman tantos luchadores, y líderes de altísimo prestigio como Mujica.
Aunque no reflejan la tríada desde la “gran política”, también es preciso incorporar al panteón aquellos encarnados en las devociones populares como la Difunta Correa y el Gauchito Gil que se opusieron o huyeron de los poderosos, entregaron sus vidas de manera trágica, pero devolvieron esperanzas y “sanación” en forma de “milagros” y se ganaron el corazón del pueblo.

Ernesto Che Guevara

Los movimientos populares históricamente han replicado esta manera “cristiana” de esparcir y defender los ideales, no solo bajo la palabra de una cabeza única, sino en una pirámide cimentada en miles de líderes o “párrocos” territoriales que dan forma a la organización como tal.

Sin esta estructura que imita lo eclesial no es posible que la utopía contagie, genere mística y haya líderes “con carisma” que conduzcan esta idea a las mayorías en cada lugar y en cada rincón. Es la llamada militancia con sus referentes territoriales, para usar la terminología política.
La intención del capitalismo salvaje es claramente evitar que esto se produzca, por eso promoverá a los medios como la suplantación de la militancia, y así modelar líderes con “carisma” de manera absolutista, casi como monarcas sin nada por debajo más que la fuerza del aparato que lo soporta y le quitarán el respaldo cuando no haga lo que le dicen. Un “monarca” títere, servil, solamente eso quieren los dueños del verdadero poder.

Militancia y resistencia peronista

¿El FdT (Frente de Todos) como una expresión del campo popular en Argentina, San Juan incluido, posee esta tríada?

Si alguien llegó hasta aquí en estos tiempos de no lectura sería una sorpresa agradable.

Quizás no nos equivoquemos si señalamos que el Frente de Todos ha perdido o casi extinguido la llama de estas tres bases fundamentales para cualquier organización política que se precie ser parte del campo nacional y popular con predominancia peronista.

Hoy el Frente de Todos no enamora, no motiva con el fuego sagrado de una utopía para luchar por ella, ofrece paupérrimos boletos para el show neoliberal de cómo pagarle la deuda al FMI (Fondo Monetario Internacional) tratando de esconder que habrá ajuste, centrados en mostrar que la macroeconomía crece, mostrando obras o inversiones, como cualquier socioliberal lo haría, y sólo desde algunos discursos de ocasión se dicen algunas cosas parecidas a la política que debería ser.

No hay utopías comunes sobre la mesa, solo internas, facciones que disputan su espacio de poder y hablan en “peronismo” o “progresismo” según la ocasión, de compañeros o correligionarios, pero solo están pensando en los cargos que desean ocupar. No faltan aquellos que adornan sus acciones internas con “peronismo” solo para denostar a otros usando su “peronómetro”, no por convicción sino por intereses ultra mezquinos. Quizás ayuden, consciente o inconscientemente para el enemigo de las mayorías.

Parece que no hay mística en el FdT porque es imposible tenerla sin algo en qué creer, algo más sublime y sagrado que si juancita o pedrito serán candidatos, o el triste “mejor esto porque lo otro es peor”. El marketing no suplanta esta llama vital, eso es engaño neoliberal.

No está, no hay mística, sólo existen pequeñas llamitas en los que aún levantan con honestidad las banderas con esfuerzos, siempre ninguneados, militando desde la debilidad y pisoteados en cada elección.

Lula, Chávez, Néstor Kirchner y Evo Morales

Por supuesto que en esta diáspora muy atomizada en mil grupos y desorganizada no hay imanes que sepan conglomerar a la mayoría de las partes, ni colectivos ni individuales. Tampoco está esa pirámide que refleje una estructura diversa, amplia pero organizada. Siguiendo el hilo de la nota: tal cual lo hace la Iglesia.

Se equivocará el FdT si solo apuesta a la fabricación de carismas en base a la lucha intestina y con ello disputar las próximas elecciones. Es necesario agregar en este sentido que por desgracia no tiene el aparato mediático y de manejo de redes que sí posee la oposición para construir estas cáscaras.

Hay que volver a la gran política, a debatir las ideas que beneficien al Pueblo y dejar de pensar primero en los cargos y congraciarse con los poderosos para alcanzarlos. La unidad no surge del sometimiento de una facción a otra como proponen los que se desviven usando esta palabra sin darle contenido. ¿Unidad para qué? Hay que poner de vuelta a las utopías en el centro y con ellas vendrán la mística, los líderes con carisma, la pirámide que dará sustento al proyecto y recién ahí estará la tan mentada y necesaria unidad del campo nacional y popular.

Utopía, mística, carisma, nos invita a pensar en cientos, miles, millones de personas y voluntades de mujeres y hombres, que con sus afectos y emocionalidades, sus racionalidades, necesidades, miedos, ideales, fueron construyendo. Se cristalizaron en momentos históricos determinados en personas como Evita, Che, Diego, las personas físicas pasaron, pero las utopías, místicas y carismas se materializaron en ese sujeto social llamado Pueblo.

Diego Maradona, su hija y una flor

Esta es una primera nota específica sobre la emocionalidad. Luego desarrollaremos como en el marketing político, especialmente desde 1995 con el estallido de lo multimedial, Internet, redes sociales, los sectores conservadores mostraron su habilidad en el manejo de la emoción en momentos electorales. Allí esta el ejemplo de Steve Bannon, en la primera campaña electoral de Donald Trump. El rol central de Dominic Cummings en el Brexit inglés.

1- https://es.wikipedia.org/wiki/Utop%C3%ADa_(Tom%C3%A1s_Moro)
2- https://www.marxists.org/espanol/m-e/1840s/48-manif.htm
3- https://es.wikipedia.org/wiki/De_cada_cual_seg%C3%BAn_sus_capacidades,_a_cada_cual_seg%C3%BAn_sus_necesidades
4- https://www.elhistoriador.com.ar/doctrina-nacional-justicialista/
5- https://es.wikipedia.org/wiki/Carisma


Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de Ahora San Juan

Opinión

Jorge Elbaum cuestionó el apoyo de Javier Milei a Israel: “Está involucrándose de forma irresponsable”

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“En vez de ser neutral, está sobreactuando un aspecto ideológico, Milei no entiende lo que son los intereses de nuestro país”, añadió el sociólogo y primer presidente del Llamamiento Argentino Judio.

El Presidente Javier Milei mostró su completo apoyo hacia Israel tras el ataque sufrido desde irán, sin embargo, hay varias cuestiones a tener en cuenta a la hora de llevar a cabo lo que se refiere a un alineamiento bélico. Es por eso que para desarrollar este tema en profundidad, Canal E se comunicó con el sociólogo y primer presidente del Llamamiento Argentino Judio, Jorge Elbaum.

“La justicia argentina, específicamente la sala de la Cámara de Casación, no se expidió sobre la causa del atentado, sino sobre la causa del ocultamiento del mismo, en el cual fue llevado a juicio y condenado el juez de instrucción de la causa Galeano”, comentó Jorge Elbaum. “Esa es la causa en la cual 3 jueces de casación se expidieron”, agregó.

No se llevaron a cabo las testimoniales del caso AMIA

Posteriormente, Elbaum planteó: “Uno de ellos sugirió, por fuera de la causa de su tratamiento, referirse a otra causa, específica del atentado, que no ha habido juicio hasta ahora porque no se llevaron a cabo las testimoniales de los 8 acusados”. Luego, manifestó que, “estamos viendo un alineamiento político estratégico muy irresponsable por parte del Gobierno argentino, ya que cualquier vinculación estratégica bélica tiene que ser decidida por el Congreso”.

El Gobierno argentino hace un alineamiento y una sobrevaloración muy irresponsable, llamando al representante diplomático de Israel a presenciar una reunión de gabinete, en el marco de un alineamiento que Argentina históricamente no posee”, sostuvo el entrevistado. “Argentina, tradicionalmente, busca la paz, ha sido un ejemplo de no alineamiento, salvo en la época de Menem”, complementó.

El desconocimiento de Milei sobre lo establecido en la Constitución

Por otro lado, el sociólogo señaló: “El tema no es si Milei toma la decisión como Presidente de hacer una alianza diplomática, el problema es que está participando de una situación de guerra y no estaría mal en el caso de que fuese una decisión tomada por el Congreso”. A su vez, remarcó que, “lamentablemente, el Presidente desconoce la Constitución y se toma atribuciones que tendrán que ser juzgadas”.

El Presidente no puede establecer los alineamientos que está realizando en términos bélicos, apoyando a aquellos países como Israel y Estados Unidos, que son los que votan en contra de Argentina en los foros internacionales relativos a Malvinas”, expresó Elbaum. “En vez de ser neutral, está involucrándose de forma irresponsable, sobreactuando un aspecto ideológico, Milei no entiende lo que son los intereses de nuestro país”, concluyó.

@Perfil.

/Imagen principal: Archivo/

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Opinión

La misión es responsabilidad de todos. 

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NOTA de OPINION de monseñor Jorge Eduardo Lozano, arzobispo de San Juan de Cuyo

Así lo entendieron y vivieron los primeros cristianos.

En la Biblia, el libro de los Hechos de los Apóstoles nos muestra a quienes abrazaban la fe poniendo todo en común y atendiendo a las necesidades de los más pobres y excluidos. El testimonio de vida acompañaba la predicación, ya que “la multitud de los creyentes tenía un solo corazón y una sola alma. Nadie consideraba sus bienes como propios, sino que todo era común entre ellos (…) Ninguno padecía necesidad”. (Hechos 4, 32)

Y esta práctica no solo era promovida entre las personas de la misma comunidad, sino también entre las de diversas geografías. De este modo, vemos a San Pablo organizando una colecta entre las iglesias ubicadas en ciudades más prósperas para auxiliar a las más pobres de Jerusalén.

Con el tiempo se ha ido perdiendo esa conciencia, junto al abandono de la intensa actividad misionera y la disponibilidad a la entrega generosa de la vida. Una manera más cómoda e inocua de vivir la fe en algunas regiones del mundo, fue reemplazando a la audacia y la confianza en la Providencia de Dios.

A los obispos, sacerdotes, diáconos y otros agentes pastorales nos cuesta hablar con franqueza de las cuestiones económicas. Nos da cierto pudor o vergüenza, pero tampoco damos cabida a los laicos para que lo hagan.

A esto se suma que más de la mitad de las Parroquias de la Arquidiócesis (me animo a decir que del país) no tienen formado el Consejo de Asuntos Económicos, y las que sí lo han convocado, no siempre logran que funcione de modo adecuado.

La falta de Catequesis sobre el Precepto del sostenimiento del culto hace que se instalen algunos mitos. Entre ellos, los más frecuentes son que los sacerdotes reciben su sueldo del Estado o del Vaticano; que las parroquias no tienen los gastos habituales de las familias en energía eléctrica, gas, internet y otros servicios; que los libros de catequesis son gratuitos; que el combustible que utilizan para recorrer las capillas va de regalo; y otras cosas más en las cuales no abundo en razón de la brevedad.

Una de las actitudes evasivas que a veces he escuchado es “que primero pongan otros”. La avaricia de los ricos no puede ser excusa que justifique la falta de compromiso personal.

Es bueno preguntarnos: ¿cómo es mi vínculo con el dinero?

San Pablo nos dice que debemos cuidarnos de la avaricia para no caer en la idolatría del dinero. Es bueno dejarnos interpelar por las enseñanzas en la Palabra de Dios acerca de lo económico. “Dios bendice al que da con alegría.” “Hay más alegría en dar que en recibir.” “Lo tenían todo en común.” “La avaricia es una idolatría.” “No se puede servir a Dios y al dinero.”

Este fin de semana en todas las iglesias de la Argentina estamos realizando esta campaña de conciencia y compromiso con el sostenimiento de la misión evangelizadora que todos tenemos por ser bautizados. Lo llamamos “Domingo del compartir”.

Como dice el mensaje de la Conferencia Episcopal para este año 2024, “es necesario fortalecer la pastoral económica en nuestras comunidades, impulsar la catequesis sobre el sostenimiento económico de la misión de la Iglesia, buscar una gestión eficiente de nuestros recursos y animar la transparencia y rendición de cuentas”.

Te propongo preguntar qué necesidad concreta hay en tu comunidad. 

Sostengamos entre todos lo que es de todos, compartiendo el compromiso por la misión evangelizadora de la Iglesia. 

Durante la semana que comienza estaremos reunidos en Pilar, Provincia de Buenos Aires, todos los obispos de la Argentina. Acompañanos con tu oración para que en las deliberaciones y decisiones nos dejemos mover por el Espíritu Santo.


Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de Ahora San Juan.

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Las heridas abiertas de Jesús

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NOTA de OPINION de monseñor Jorge Eduardo Lozano, arzobispo de San Juan de Cuyo.

Rezamos en el Salmo 62: “Tengo sed de Ti como tierra reseca, agotada y sin agua”.

Todos tenemos heridas que vamos adquiriendo a lo largo de la vida. Hablo de las del alma, aquellas que se producen por amar y no ser amados. Recuerdo la letra del tango tan expresivo: “de cada amor que tuve tengo heridas/ heridas que no cierran y sangran todavía”. (Julio Sosa, “Tarde”)

En este sentido, me conmueve también el poema de Miguel Hernández que con suma belleza y hondura nos comparte “llegó con tres heridas, la del amor, la de la muerte, la de la vida”.

Acojamos nuestras experiencias.
La herida de la soledad, del abandono.
Herida de la pobreza y el hambre del desamparo.
Heridas de la guerra que mutila, destruye y mata, no sólo los cuerpos; también los sueños, los proyectos…

Heridas en la familia por historias no resueltas, en que el egoísmo, la avaricia por la herencia, la traición, provocan golpes muy hondos y dolorosos.
Heridas en la Iglesia o con la Iglesia. No haber sido recibidos, ni acompañados, ni escuchados. Experiencia de negación de consuelo y aliento. Lo que te cobran en algunos lugares por bautizar un niño.
Heridas en la fe. Le pedí a Dios y no me respondió.
Heridas con los amigos porque juzgan sin escuchar.
La herida de la indiferencia y la no comprensión.

Y seguramente vos podrías sumar unas cuántas heridas más de tu propia vida, y realizar un largo elenco de las llagas que siempre quedaría incompleto. 

Sabernos heridos es algo muy común. Sin embargo, nos cuesta hablar de lo que nos lastima. Solemos conversar acerca de los logros, talvez de algunos fracasos, pero no de las heridas. Pensamos que nos hace vulnerables, débiles ante los demás.

Te comparto una experiencia que he atesorado especialmente en los Santuarios. Allí podemos acercarnos como peregrinos heridos o simplemente como turistas curiosos. Los peregrinos buscan consuelo y, si se puede, respuesta a cuestionamientos existenciales. 

En el Evangelio que proclamamos este fin de semana se presenta Jesús Resucitado ante sus discípulos, pero está ausente el Apóstol Tomás que se negaba a creer en el testimonio de los demás. Les dijo: “Si no veo la marcade los clavos en sus manos, si no pongo el dedo en el lugar de los clavos y la mano en su costado, no lo creeré”. (Juan 20, 25) A la semana siguiente Jesús se aparece nuevamente y cumple el deseo de Tomás.

A Jesús lo encontramos vivo en sus llagas, ellas representan distintas formas de sufrimiento y exclusión. Por eso quise iniciar esta reflexión volviendo la mirada a nuestras heridas, para reconocer en ellas al Señor. Lo llamamos Jesús Misericordioso porque Él sabe lo que es sufrir, y se presenta mostrando sus heridas luminosas y su costado abierto por la lanza del soldado.

Miremos nuevamente a Jesús en la cruz. Recordemos sus Palabras.
Aparta de mí este cáliz. 
Uno de ustedes me entregará.
Tengo sed.
Por qué me has abandonado.
Todo se ha cumplido.

Te propongo que hablemos con los amigos más cercanos de las heridas que habitualmente escuchamos, que recibimos, ¿qué actitud tomamos? ¿Damos espacio? ¿Encontramos espacio? ¿Reconozco con humildad que soy indigente? ¿Qué me dice la fe?

Aprendamos, como nos enseña San Pablo, llorar con el que llora y reír con el que ríe. (Rm 12, 15)

Comentando el Evangelio de este domingo, nos dice San Agustín que Jesús “sabía que en el corazón de sus discípulos quedaban heridas, y para sanarlas conservó las cicatrices de su cuerpo”.

Como canta Cristóbal Fones, “al final de la vida llegaremos, con la herida convertida en cicatriz”.

¡Feliz Pascua, nuevamente!


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