Cultura Cosas Nuestras
Vestigios de una gran cultura nativa en la Aldea Angualasto.
Pocos lugares en San Juan han sido más saqueados que Angualasto cuando en otros tiempos mucha gente sacaba de la vieja aldea elementos irrepetibles de una cultura ancestral, la cultura Angualasto.
Hoy solo quedan restos de paredes de adobe, mudos testigos de una gloria perdida. El Museo de Angualasto conserva algunas de las joyas encontradas allí.
En tiempos pasados, cuando no existían las actuales leyes de protección del patrimonio, era “normal” que cualquiera tomara y se llevara los preciosos elementos de la cultura que habitó en el norte de la provincia de San Juan, departamento Iglesia.
Según el Decreto Nacional 2154/2009, “dicho sitio contiene y exhibe evidencias arqueológicas tales como ruinas de viviendas de distinto tipo, corrales, restos de infraestructura hidráulica, tumbas, entre otras, que ocuparon la región septentrional de la provincia de San Juan entre los años d.C. 50 y 1460”.
Por el decreto mencionado se declaró Lugar Histórico Nacional al Yacimiento Arqueológico de Angualasto, y Monumento Histórico Nacional a su Aldea Arqueológica.
Antes del decreto nacional, en el año 2002, la Provincia de San Juan declaró por Ley Provincial Ley Nº: 7300 (ahora Nº 411-F) Monumento Histórico, Sitio Histórico y Sitio Arqueológico.
Pero antes de la protección de estas normas, ya había desaparecido de la aldea casi todo lo que había, incluso las momias enterradas y sus párvulos (niños). Eran otras épocas.
Hay elementos de la cultura Angualasto en varios museos de Buenos Aires y de otras provincias, como también en el Instituto de Investigaciones Arqueológicas y Museo Mariano Gambier, dependiente de la UNSJ.
Los estudios en Angualasto.
En el libro “Historia, ruinas y cóndores en la arqueología de Angualasto” (2007), la historiadora Catalina Teresa Michieli, quien investigó a la Cultura Angualasto junto con Gambier, señaló que ésta cultura (que se ubicó en todo el norte de la provincia) se dedicó a la actividad agrícola y ganadera.
“Si bien la cantidad de población no era muy significativa existía una importante extensión de terreno bajo riego y bajo cultivo. Las investigaciones realizadas en la última década muestran que entre los años 1200 y 1460 estuvo vigente esta cultura con una gran producción de elementos cultivados que no eran para mantener la población local sino, al parecer, para comerciar”.
Luego Michieli explica que plantaron extensas superficies con un elaborado sistema de riego, pero también criaban rebaños de llamas en grandes corrales que hoy se pueden ver en las llamadas “tamberías” de Angualasto, la zona de aldea con corrales y viviendas.
Según esta teoría, se transportaba la mercancía con recuas de llamas hacia otras zonas de mayor población como el noroeste argentino, pero mayormente el norte de Chile.
De esos lugares volvían con objetos muy particulares, “sobre todo de tipo suntuario o cerámicas decoradas que arqueológicamente se conocen como “diaguita chilena” y “Copiapó”, tabletas de madera tallada del norte de Chile que se utilizaban para aspirar alucinógenos, turquesas en forma de cuentas para hacer mosaicos”.
“También objetos de bronce: adornos pectorales y para los brazos, hachas no funcionales sino simbólicas, etc. que se ponían en las tumbas con el cadáver y con otros objetos propios de la cultura”.
Textilería fina.
En los enterratorios también encontraron vasijas de la cerámica característica de Angualasto, gruesa, tosca, de pasta rosada con dibujos en negro.
Pero también existía una “textilería de muy alta calidad con la que se realizaban las piezas de vestimenta típicas que eran grandes ponchos (de casi 3 metros de largo y hasta 1,85 metros de ancho), camisetas y otra serie de prendas menores”.
Y agrega que “por la conservación que permite el desierto y por el estudio de las piezas que se rescataron, se puede saber cómo tejían y qué prendas vestían estos grupos; la mayor parte de estos restos textiles conservados provienen de Angualasto y zonas vecinas«.
Tanto en la cerámica y en los textiles, como en otras manifestaciones de Angualasto, puede verse que el motivo característico de las decoraciones era el cóndor, representado de distintas maneras y a través de distintos atributos: por la cresta, por el ojo, por las plumas de las alas, por la cola.
«No se puede saber qué significaba exactamente el cóndor para Angualasto pero sí que era un elemento importante y que está manifiesto en toda la cultura”.
Michieli también se refiere en el libro sobre la caída de esta gran cultura sanjuanina, hacia el año 1460.
“Se abandonaron los campos de cultivo, la aldea, las instalaciones ganaderas, los sistemas hidráulicos. Las crecientes cortaron los canales. Prácticamente ya no se usaron más esas instalaciones que permitían una gran producción agrícola-ganadera».
«Aún no se sabe con certeza qué pasó, pero es probable que coincidieran una temporada de grandes lluvias con el hecho de que había decaído el mercado de esos productos, porque en el norte se habían mejorado las condiciones climáticas que habían provocado en su momento grandes hambrunas«, explica Michieli.
«Además había empezado a aparecer un grupo que se había formado en Los Andes peruanos, había tomado fuerza y había empezado a conquistar a sus vecinos expandiéndose militarmente a toda la zona andina”, señala Michieli.
Otras investigaciones.
También investigó y publicó sobre la Cultura Angualasto Ana María Rocchietti, Doctora en Ciencias Antropológicas, directora Centro de Estudios en Arqueología Histórica, Facultad de Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de Rosario.
Ella señala que el sistema de entierros de Angualasto “es muy diferente al de sus predecesores regionales, que la textilería -por su maestría- es casi su indicador étnico, que ella permite suponer que el origen de Angualasto no estuvo en el noroeste argentino, que Angualasto fue independiente de los incas, que surgió pujante y en poco más de dos siglos y medio se desintegró.«
«Las conexiones más intensas de Angualasto fueron con el Norte Chico y Norte Grande del vecino Chile y que ellas proveyeron a los pobladores de San Juan de bienes suntuosos ligados con el uso de sustancias psicoactivas”, explica Rocchietti.
También destaca Rocchietti que “el funcionamiento del comercio permitió que los “angualastos” enviaran alimentos hacia ese norte para mantener allá una alta densidad de población afectada por los trastornos climáticos de los eventos Niño en la costa del Pacífico, los cuales pudieron causar un desastre social”.
Y continúa “Las ruinas, inmutables y mudas siempre son dramáticas; sombras fantasmáticas de aquello que tuvo condición de viviente. Son contundentes por ausencia, por falta, por carencia y por desolación«.
«No obstante análisis exigentes y detallados, como los que se presentan aquí, pueden salvar el vacío entre el registro y el mundo de vida desaparecido: las viviendas en las que moraron hombres y mujeres, las tumbas en las que se recogieron sus cuerpos, los canales por los que el agua fertilizó la tierra, las caminerías por las que circularon trabajadores, bestias y bienes. Algo pasó porque después de 1400 d.C.; Angualasto ya no existió”.
También menciona la importancia del cóndor en la cultura Angualasto y los análisis de Michieli. “Pero su diseño fue cambiante, diverso, susceptible a transformaciones, configurando un enigma a escudriñar por arqueólogos-historiadores. Debió constituir una creencia duradera y profunda«.
«La historia de Angualasto es la de campesinos antiguos cuya experiencia tuvo lugar en una tierra de altura y soledad”.
Proteger lo que queda en esa tierra es ahora tarea de todos.
Fuente: Destino San Juan.
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Viajer@s: desde Mendoza llega la obra de teatro de creación colectiva
El Teatro del Bicentenario despide noviembre con una obra que invita a reflexionar sobre cómo las conductas inciden en el medio ambiente y la naturaleza. “Viajer@s”, una creación colectiva a partir del texto de Sergio y Naomi Camín, tendrá lugar en la Sala Auditórium el próximo 30 de noviembre.
La obra está basada en un trabajo de investigación que se realizó sobre las aves migratorias y sus crías a cargo de un grupo de vecinos de Chacras. El elenco decidió abordar este trabajo artístico a fin de comunicar y hacer visible el mundo de los pájaros y mostrar medidas de transformación de las conductas para proteger el medio ambiente.
Chacras para Todos está compuesto por actores, profesionales, vecinos de la comunidad y personas con discapacidad de todas las edades, acompañados por la orquesta comunitaria. José Alberto di Césare está a cargo de la dirección general, María Lacau en la asistencia de dirección y coreografías, Silvia Bove y Enélsita Ruiz Córdova en escenografía, utilería y vestuario.
En escena estarán 30 personas de todas las edades. En la orquesta comunitaria se encuentran Tiki Gómez a cargo de dirección, guitarra, voz e instrumentos de percusión, Naomi Camín en violín, Antonio Devoto en bombo, Andrés Lacopini en guitarra y voz, y Graciela Lacopini también en voz.
La obra está cargada de poesía, metáforas y color, donde las aves invitan a la reflexión con sus relatos. Así, el público disfrutará durante 60 minutos de música en vivo, danzas cuyanas y canciones colectivas, destinada para toda la familia que promete divertir y emocionar hasta las lágrimas.
Viajer@s tendrá su función a las 19 hs y la entrada general de $4000 se encuentra disponible en Boletería con descuentos exclusivos, de lunes a viernes de 9:30 a 14 hs, 16 a 20 hs, y sábados de 10 a 14 hs, o a través de TuEntrada.com
Para esta propuesta, los espectadores pueden acceder a Ticket Ya. Se trata de un 20% de descuento en todas las funciones y ubicación a elección hasta 72 hs antes del evento, para adquirir hasta dos tickets por persona. También, el Ticket Jubilados de un 20% presentando DNI, recibo de haberes o carnet PAMI. En el caso Ticket Joven, al 50% de su valor para jóvenes de 13 hasta 24 años, inclusive, presentando DNI; en todas las funciones, ubicación a elección. Además, se puede abonar con tarjeta de crédito del Banco San Juan hasta 6 cuotas sin interés.
SISJ/
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La cara menos conocida de Gualilán: su nombre y su historia como estancia
No hay indicios de que fuera laboreada por nativos antes de la conquista. Se escribía Gualilán y fue lugar de pastoreo y paso importante de los arrieros que llevaban ganado a Chile. Son algunas de las conclusiones publicadas en “Gualilán: de estancia ganadera a mina de oro”, documento de Catalina Teresa Michieli y Carlos E. Gómez, publicado en 2024.
“El nombre original de la localidad es Gualilán (registrado documentalmente desde fines del siglo XVIII). Posteriormente algunos autores de fines del siglo XIX comenzaron a llamarla ‘Hualilán’. Siempre fue considerado un espacio ganadero, con cabeza en la Estancia de Gualilán”, concluyen los autores mencionados.
A la antigua mina de oro no sólo se la conocía con H (Hualilán) sino que se le atribuyó como significado “tierra de oro”, en idioma allentiac.
Michieli, acostumbrada a la tarea de desmitificar historias repetidas de generación en generación sin base científica, agregó: “No existe fundamento documental de ningún tipo para asegurar que corresponde a un nombre indígena y mucho menos para darle una traducción arbitraria”.
Los velos se corren gracias a la ciencia.
Los investigadores señalaron que las primeras menciones documentales a la zona precordillerana al norte del río San Juan se remontan a fines del siglo XVIII cuando, en 1767 por un litigio entre el sargento mayor Felipe Ramírez de Arellano y don Alonso del Pozo, ambos vecinos de San Juan, por la explotación ganadera de las “tierras nombradas Gualilan, Deza que llaman de Pinto”.
El Gobernador de Chile don José de Garro dictó sentencia a favor del primero y ordenó que Alonso del Pozo fuera “lanzado del campo con todas sus haciendas” (Michieli, 2000).
“Como sucedió desde el siglo XVII, las zonas serranas y cordilleranas de San Juan fueron explotadas por la actividad ganadera, especialmente para el engorde de ganado que sería trasladado a Chile.
Los documentos históricos señalan que durante el siglo XVIII y primera mitad del siglo XIX las tierras de Gualilán fueron utilizadas mayormente como estancias ganaderas y sólo a partir de 1846, cuando se realizó el juicio sucesorio de Manuel de la Rosa y de su mujer, Andrea de la Rosa, comenzaron las ventas a compañías mineras de origen inglés”, aseguró Michieli.
Agregó que esta sucesión dejó la propiedad de la estancia de Gualilán dividida en cinco partes entre sus cinco hijos: Manuel Hipólito, Tadeo, Juana Alberta, Pedro y Paula, casada con Damián Hudson quien pasó a ser el administrador de los bienes de su esposa.
El oro de Gualilán
La estancia Gualilán, ubicada entre la Sierra de Talacasto por el este y la Sierra de la Invernada por el oeste, además de la zona minera incluye la Pampa y Ciénaga de Gualilán en el centro y sur.
Las ruinas mineras que hicieron famoso al distrito están al costado de la Ruta Provincial 149, en el departamento Ullum, y se observan desde la ruta cuya traza es casi la misma que tenía el viejo camino que unía la travesía desde la Ciudad hasta Villa Iglesia, y que luego pasaba a Copiapó, Chile.
Gualilán, “en sus momentos más brillantes había dado una cantidad de oro asombrosa”, y podría seguir produciendo.
Actualmente el proyecto para volver a convertirla en mina productiva es desarrollado por la empresa australiana Challenger Exploration Ltd. a través de su subsidiaria Golden Mining S.A. En 2023 presentó su Informe de Impacto Ambiental al gobierno de San Juan y aguarda la Declaración de Impacto Ambiental para comenzar a producir oro en 2025.
Incluso la empresa tenía un proyecto para el turismo minero, dada la valiosa infraestructura que se conserva (de distintas etapas de explotación) y la rica historia minera que guarda.
Las prospecciones y las excavaciones realizadas por Michieli y su equipo de profesionales concluyó que “resulta completamente arbitrario e infundado el afirmar que en la zona de la mina y sus inmediatos alrededores existen restos inmuebles y/o materiales arqueológicos de época prehispánica (es decir indígena), tal como se probó con la primera prospección de 2004 y se ratificó en cada uno de los sitios en el último monitoreo”.
Pero, además, aseguró que es completamente infundado afirmar que en la mina trabajaron indígenas o que en ella intervinieron los jesuitas.
“La actividad minera en Gualilán fue siempre (desde fines del siglo XVIII hasta momentos recientes) intermitente y sin mayores cuidados de la conservación tanto de la infraestructura como del entorno”.
“Con el último trabajo de monitoreo se confirmó la idea expresada ya en la primera prospección (de 2004) que las pircas, en distinto grado de derrumbe, se levantaban en las cercanías de los piques. Documentalmente se comprueba que en las pircas vivían los obreros mineros mientras que los edificios mejor construidos eran ocupados por el personal jerárquico”.
Propietarios
En el mismo documento, los investigadores señalaron que en 1868/1869 Francisco Ignacio Rickard, en su informe sobre la situación minera de San Juan decía -refiriéndose a Gualilán- que el antiguo mineral de oro, tan renombrado durante la época colonial, en sus momentos más brillantes había dado una cantidad de oro asombrosa.
Rickard, repitiendo comentarios populares, adjudicó el descubrimiento de Gualilán a un arriero de San Juan llamado Juan Suárez en el año 1751.
“A través de estudios históricos, se conoce con bastante certeza que la mina de Gualilán fue denunciada a fines del siglo XVIII (1799) por Bruno Roco, vecino de la ciudad de San Juan”.
La explotación pasó por varias manos.
A partir de 1863 las minas fueron trabajadas por la empresa inglesa “Anglo-Argentina para la Explotación de las Minas de San Juan Ltd.” gestionada por el mismo Rickard, y luego por otra del mismo origen llamada “Compañía Argentina”, pero en ambos casos los métodos de procesamientos no fueron adecuados y se paralizaron las actividades (Benavídez de Albar Díaz, 2007).
La buena infraestructura inicial hizo que se considerara como un yacimiento de gran importancia, más allá de su bajo rendimiento, pero debido a su mal uso, quedaron en la zona importantes relaves, que fueron usados por explotaciones posteriores; los “pirquineros” (o mineros informales) invadieron el establecimiento y sus alrededores, destruyeron galerías y modificaron instalaciones (Benavídez de Alvar Díaz, 2007; Historia de la Minería Argentina, 2004).
“Según el Censo de 1895 tenía una población rural de 24 habitantes y contaba con 1.000 cabezas de ganado vacuno, caballar y lanar, dos manantiales de agua utilizados sólo para el cultivo de alfalfa y 31 minas de oro trabajadas antiguamente por empresas inglesas y en esos momentos abandonadas por falta de capitales; en el lugar quedaban nueve edificios vacíos y sin techo (Guía Geográfica, 1902)”.
En 1928 la estancia fue comprada a nombre de Federico Cantoni, bajo cuya gobernación se construyeron las rutas modernas a los departamentos de Jáchal, Iglesia y Calingasta.
“Desde entonces se inició una etapa durante la cual trabajaron pirquineros que desarma ron y arruinaron las minas; durante un corto lapso se transportó mineral de Marayes para ser tratado en la planta de Gualilán y en 1969 se desmanteló la planta y el sistema de canales y cañerías que llevaban agua hasta ella”.
Sobre el informe
Este estudio formó parte del informe de “Monitoreo arqueológico de sitios histórico-culturales del área de influencia del Proyecto Minero ‘Hualilán’ (Gualilán, Dpto. Ullun, San Juan)”, autorizado por Resolución Nº SC-0185-2022 de la Secretaría de Cultura de la Provincia de San Juan como Autoridad de Aplicación de las leyes de patrimonio.
El trabajo fue presentado como tal en el “XII Simposio Nacional e Internacional de Arqueología Histórica: Arqueología y arqueologías de Latinoamérica” que tuvo lugar en Rosario, en 2023.
La Legislatura Provincial sancionó la Ley Nº 7.560 de 2004 (según el Digesto Jurídico, Ley Provincial Nº 746-F) que declara al paraje “Minas de Gualilán” como “Área protegida de uso múltiple y bien integrante del patrimonio cultural y natural de San Juan” a un sector triangular que abarca ambos costados de la Ruta Nacional Nº 149 de aproximadamente 582 hectáreas de superficie.
Destino San Juan
San JuanCultura Cosas Nuestras
Agenda cultural del fin de semana en San Juan
El Ministerio de Turismo, Cultura y Deporte presenta una variada agenda de actividades culturales para este fin de semana, con eventos para toda la familia. A continuación, un detalle de las principales propuestas:
Jueves 21
• Ciclo Sifón: Encuentros con destacados personajes de la cultura sanjuanina. Temáticas como gastronomía, música, arte y lunfardo, desde las 18 hasta las 22:30 hs en el Chalet Cantoni. Entrada libre y gratuita.
• Ángeles Domínguez – «Folklore Argentino»: Presentación de la solista junto a artistas invitados. A las 21:30 hs en la Sala Auditórium del Teatro del Bicentenario. Entrada $4000 en boletería o en TuEntrada.com.
• Ciclo F. Chopin: Gala Pianística: Con destacados pianistas locales, a las 21 hs. Entrada bono contribución: $1000 (estudiantes y jubilados $500).
Viernes 22
• La Noche de las Vinotecas: Degustación de sabores locales en más de 20 vinotecas, desde las 18 hs. Entrada libre y gratuita.
• San Juan celebra la Cuyanía: Feria de emprendedores, patio gastronómico y peña. A las 21 hs en el Anfiteatro Buenaventura Luna. Entrada $2000.
• Festival de Tango San Juan: Desde el viernes 22 al domingo 24 en el Centro Cultural Conte Grand y el Museo Franklin Rawson. Clases, milongas, exhibiciones y más. Informes e inscripciones: 2644632579 / 2644101417 o Instagram @festivaldetangosj.
• «Monólogos Perdidos»: Obra teatral del elenco Acantilado Escénico, en la Sala Auditórium del Teatro del Bicentenario a las 21:30 hs. Entrada $5000 disponible en boletería o en TuEntrada.com.
Sábado 23
• San Juan celebra la Cuyanía: Segunda jornada en el Anfiteatro Buenaventura Luna, 21 hs. Entrada $2000.
• Encuentro Latinoamericano: Música, danza y gastronomía latinoamericana, de 20 a 23:30 hs en el Chalet Cantoni. Entrada anticipada $5000 (puerta $6000). Reservas: 2644678737.
• «Semilla Rítmica»: Espectáculo multifacético de Juan Carlos Liendro. A las 21:30 hs en el Teatro del Bicentenario. Entrada $6000 en boletería o TuEntrada.com.
Domingo 24
• El Circo de Dinosaurios: Espectáculo infantil a las 18 y 20 hs en el Teatro Sarmiento. Entradas $3000 en boletería el día de la función.
• Festival de la Música: Presentación de King of Banana, Cheroga y Palo Santo, con feria de emprendedores y patio gastronómico. A las 20 hs en el Anfiteatro Buenaventura Luna. Entrada $2000.
SISJ/
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