Sociedad Relatos de Vida
«Zapatero a su zapato»: Walter, el artesano que los arregla y confecciona desde hace 32 años.
Walter Eduardo lleva 32 años siendo zapatero. Realizando no sólo la reparación, sino también la confección de calzado. Diseño, producción y casi la búsqueda de cualquier solución para nuestros pies. Uno de esos oficios tan importantes y que tristemente se va perdiendo, cada vez hay menos. Desde Ahora San Juan nos acercamos a hablar con él de su vida, su trabajo y de cómo, desde su lugar, ayuda a los demás. A sus 59 años se mantiene joven con la actividad.
Por Antonio Morente.
El primer interés por el rubro le surge a Walter desde la confección y diseño de calzado. Empezó con un diseñador en Rawson que fue quién le enseñó lo primeros pasos. Con el tiempo le añade lo que es el taller, la reparación. Ahora lo encontramos en el local en el que lleva 18 años, en la esquina entre la Avenida Rioja y la calle Manuel Belgrano.
“Empecé de cero, cero” nos cuenta nuestro protagonista. Habiendo aprendido a diseñar y confeccionar, se le presenta el problema de cómo empezar a trabajar sin tener nada. Con las manos vacías pero lleno de ganas, Walter se junta con unos amigos y se las buscan para intentar inventarse sus primeras hormas. Ellos tomas las medidas y las diseñan. Un carpintero les da los tacos de madera y de ahí ellos le dan forma para que les sirva de base a sus confecciones. Acá nos damos cuenta que lo de «empezar de cero» es literalmente, ninguna frase hecha.
Nació en San Juan, aunque también ha tenido experiencias fuera. Ya teniendo los conocimientos para poder trabajar de zapatero, Walter se fue unos años fuera. Trabajo bastante y le fue bien, “Buenos Aires es como mi segunda casa” nos dice, “estuve en los últimos años del gobierno de facto y la llegada de la democracia”. Confiesa que se adaptó bastante bien y continuó aprendiendo sobre el oficio. Termina con el tiempo volviendo a San Juan, instalando su negocio primeramente en la calle Tucumán, desde donde después se traslada a la Avenida Rioja donde se encuentra hoy la zapatería “Le Par”.
Hoy en día estamos acostumbrados a que cuando algo se nos rompe un poco lo tiramos y compramos otra cosa nueva. Con el calzado pasa mucho, pero esa dinámica de consumismo después se termina aplicando a todo. Incluso la llevamos al extremo de hacer lo mismo con la gente, cuando no nos gusta algo de una persona la desechamos y sustituimos por otra. Una dinámica destructiva que nos hace dejar de lado el intentar reparar aquello que no esté funcionando bien, lo que se vuelve muy triste cuando se trata de personas. Convertimos las relaciones afectivas en una nueva forma de consumo. Estar en el taller de Walter nos lleva a reflexionar sobre ello, a pensar que si algún detalle está fallando siempre podemos intentar buscarle alguna solución. En la zapatería “Le par” hacen todo tipo de trabajos. Además de reparar calzados también arreglan mochilas, cinturones, carteras, cierres de camperas, prácticamente cualquier cosa que caiga en las manos de Walter. Él afirma que “lo que más me gusta es la confección” y es un especialista en alpargatas, de su propio diseño. Tienen mucha salida y son de muy buena calidad.
No todo es solamente el trabajo manual, el cual es innegable la profesionalidad en la artesanía. Sino que también en su trabajo entra en juego el factor humano. “A veces es encontrarle una solución al cliente” nos cuenta Walter, “alguno me dice que tiene un problema en la cintura, o que le duele la espalda al caminar. Por ahí buscamos de hacerle una alpargata con taco. También hay algunos que tienen problema con el azúcar, pierden un dedo o un pie casi completo y hay que adaptar el calzado”. Entristecido nos relata como le ha pasado que venían a encargarle un par de alpargatas y pasaron a pedir solo una, o después los veía en silla de ruedas. También el artesano se convierte en una solución para gente que no encuentra ningún tipo de calzado en el comercio que les sirva. Por que tenga el empeine más alto, o un número muy grande. En los comercios solo tienen el calzado estandarizado, y los números que más se venden. Walter les ofrece la posibilidad de confeccionarles y diseñarles algún calzado o incluso adaptarles los que ya tienen. Los que hay que necesitan añadirle una plantilla, por ejemplo. Cuenta entre risas que en chiste a veces les dice a los clientes que hace “alineación y balanceo”.
“Todo se requiere de tiempo” señala el profesional del calzado. En el sentido de que siempre quiere hacer un buen trabajo, hacer las cosas bien y que el resultado sea de calidad. Trata a todos los clientes por igual. En excepciones toma algunos trabajos con prioridad por las razones personales de los clientes, por ejemplo “cuando es algún chico que las necesita el lunes para ir a la escuela, ahí si intento tenerlo cuanto antes”.
La honestidad es un valor clave, este zapatero quiere trabajar en esto que el ama, no aprovecharse de nadie. Busca siempre un precio justo contando con el trabajo que él hace y los costos de material. Aquí nos señala algo que se convierte en un problema en San Juan, los insumos. Además de subir los precios, no hay ningún tipo de control. Por lo cual cada uno cobra lo que le parece. En su oficio supone un problema porque para dar un presupuesto de algún trabajo concreto a veces tiene que ir primero a averiguar el costo de los insumos que necesite para ello, para no engañar a nadie. Recuerda que en su época en Buenos Aires había una lista de precios, más control. “Se me complica a mí y al cliente, porque por ahí no puedo bajarle más”, subraya.
Por suerte, nuestro zapatero trabaja para sí mismo, sin jefe. Él en chiste lo explica «soy mi propio esclavo», dice riendo. En su negocio de la avenida Rioja lo podemos encontrar toda la semana con horario de corrido, Walter trabaja todo el día. Allí cuando lleguen los recibirá el aroma a limón, ya que el suele quemar un pedazo para ambientar el lugar. Y encontrarán a un hombre honrado dispuesto a encontrar la solución que necesiten.
Sociedad Relatos de Vida
Festejaron cumpleaños en la Residencia de Adultos Eva Perón.
El pasado viernes 19 de julio, fue un día que quedpo en la memoria de las personas mayores que residen en el Residencia del Adulto Mayor. Es que en esa jornada se hizo un festejo de cumpleaños para 10 ancianos que nacieron en los meses de junio y julio. “Desde esta nueva gestión se realizarán los festejos cada fin de mes”, señaló la directora de la Residencia, Fernanda Vives.
En total fueron 5 hombres y 5 mujeres los agasajados con mucho cariño de parte de sus compañeros y del personal de la Residencia. El festejo se llevó a cabo durante la mañana. Los agasajados disfrutaron con música, el infaltable canto de “Feliz cumpleaños”, soplaron las velas y desayunaron en el comedor central donde se comparten las comidas a diario.
No faltó una torta de gran tamaño que todos compartieron. Durante el festejo, varias personas mayores se emocionaron por los momentos que estaban viviendo y que atesorarán entre sus recuerdos. Según agregó Vives, todos los fines de mes continuarán los festejos para los cumpleañeros.
Los cumpleañeros en esta oportunidad fueron: Caputo Cesar (5 de junio), Mirta Penz (8 de junio), Videla Guillermo (25 de junio), Lucía Nuñez (1 de julio), Fany Andino (8 de julio), Hilda Cortinez (12 de julio), Aguirre Faustino (18 de julio), José Quiroga (20 de julio), Noema Figueroa (22 de julio) y Miguel Ochova (27 de julio).
@SiSanJuan
/Fuente de imagen: SiSanJuan
Sociedad Relatos de Vida
Piloto le propone casamiento a su novia en el lanzamiento del Safari.
Surgió el amor en Valle Fértil, exactamente en la simbólica largada del evento deportivo Safari Tras la Sierra. Las imagenes se viralizaron rapidamente.
El Safari Tras la Sierra reune afisionados y turistas no solo de San Juan,sino tambien de todo el país y otros paises, miles de personas llegan a la majestuasidad del rio de Valle Fértil para disfrutar los dias de este evento deportivo.
Frente a todas estas miles de personas el piloto sanjuanino Javier Marcial se arrodillo frente a su enamorada, Johana Contreras, para proponerle casamiento.
Sociedad Relatos de Vida
“La profe”: Romina, la multifacética sanjuanina que reluce desde lo educativo y lingüístico hasta lo cultural y artístico.
Todos los 17 de septiembre es celebrado el Día del Profesor en nuestro país y la conmemoración nace para ensalzar la labor de los docentes encargados de la educación secundaria y superior. La fecha supone un homenaje a la figura de José Manuel Estrada, un reconocido escritor e intelectual argentino que destacó por su gran dedicación y compromiso en la labor de profesor. Desde Ahora San Juan destacamos el relato de vida de la profe Romina.
Romina Pereyra, es una joven que tiene más de una disciplina que la apasiona en la vida. Comenzó siendo Profesora de Educación Física, es intérprete de lengua de señas hace más de una década, y luego se recibió de Profesora de Teatro, al mismo tiempo que practica la actuación en variados personajes y en distintas puestas. Desde Ahora San Juan hablamos con ella, para conocer acerca de estas vocaciones y de su amor por cada una de ellas.
En muchas etapas de nuestras vidas se nos intenta encasillar para una sola actividad o debemos elegir una profesión o vocación. Romina, es un caso muy especial, ella siempre ha hecho y hace todo lo que su corazón le demanda y lo que ha podido cumplir. Es una gran hacedora de sueños, que lucha por ellos. Simpática, organizada, sencilla y sobre todo una buena aprendiz y maestra.
Tiene 39 años, y nos cuenta cómo se fueron relacionando sus carreras y hobbies. ‘’En mi residencia de Eduación Física teníamos una parte, que era la de educación especial, en ese momento se llamaba así, y mi residencia me toca en la Escuela Bilingue de San Juan. Cuando llego a mis primeras observaciones de las clases, me encuentro con un mundo que yo desconocía totalmente, para todo se comunicaban con señas. Me toca el nivel inicial de la escuela y estaba frustrada, angustiada. Yo era la única en la escuela que no sabía señas y no me podía comunicar con quienes iban a ser mis alumnos por un buen tiempo‘’.
‘’El profe de ese entonces, Guillermo Basañez, nos calmó y nos dijo que ya ibamos a aprender. Me pasó las señas básicas para ir aprendiendo a comunicarme y comenzar con las intervenciones de a poquito porque esa era la estructura: observaciones de clases, intervenciones y en un tiempo más daba la clase completa para los chicos‘’.
‘’Comencé a aprender las primeras señas y después busque dónde estudiar porque me encanto. Vi la inmediatez de la comunicación, la repuesta de los chicos. Me enamore de la lengua de señas en esa instancia de mi carrera y comencé e estudiar en la Facultad de Filosofía de la Universidad Nacional de San Juan cumpliendo con los tres años de estudio. Hasta el día de hoy, me desempeño como profe y como interpréte y año a año me voy actualizando en cuanto a las señas porque van cambiando, incluso con la Pandemia, se agregaron muchas y se van actualizando‘’. Así es cómo nuestra protagonista, logra unir dos de sus grandes pasiones en una sola actividad, tan motivadora como desafiante.
Romina, se recibió de Profesora de Eduación Física en el 2007, trabajó en gimnasios, como profe de pilates y en escuelas estatales. Pero nos dice que tiene una preferencia muy particular que la une con los más pequeños.‘’Trabaje con una franja etaria bastante amplia, pero lo que más me gusta es trabajar con los chicos de primaria. En este momento y desde hace siete años, trabajo en la escuela Timoteo Maradona, en Rivadavia, con chicos desde primer año hasta sexto de la primaria.Siempre cuento que soy una afortunada de trabajar de lo que me gusta, porque amo trabajar con los niños que tienen, para mí, una energía muy especial‘’.
Lo más curioso de esta nota es saber cómo siguió sumando aprendizajes. ‘’Y lo de Teatro tiene que ver con lengua de señas, porque en el estudio de esta lengua, me hice amiga de un joven sordo y el quería estudiar teatro y no podía hacer ningún taller porque no tenía quién lo acompañase, entonces me pregunta si lo quería acompañar y comenzamos en un taller de Marcelo Meyer, que es un genio, no tuvo ningún inconveniente con que estuvieramos los dos y comencé de intérprete y me quedé como alumna. Y así empecé con esta locura del teatro», expresó la profe.
‘’En el 2017, cuando se abre la carrera, se me ocurrió empezar para incorporar herramientas nuevas a mi carrera de docente. En lo que es Teatro, me ayudó mucho, coseché amistades muy bonitas y me abrió la cabeza, amplie mi mirada.
Y trabajo a veces como actriz también, he actuado en la Fiesta del Sol, en obras independientes, en musicales y creo que es otra cosa más para agradecer a Dios, al universo o a lo que cada uno crea‘’, nos dijo Romina.
Hay dos Fiestas del Sol que han marcado la vida de Romi, una fue ‘’Sueños de Libertad‘’ y la otra fue ‘’Evolución‘’ en la que tuvo un co-protagonico en el que actúo de mamá de un niño y considera que los personajes que les tocaron, tenían una magia muy especial.
Y a nivel nacional, tuvo una participación con una cantante de opera, Claudia Lepez, que hizó la presentación de su libro de canciones de cuna. Se combinó la interpretación teatral y la lengua de señas.
En el 2021, el prestigioso Teatro Nacional Cervantes, a través de su programa Cervantes Educación, lanzó una convocatoria abierta a personas sordas y oyentes de todo el país para su «1er Laboratorio de Actuación. Lengua de señas en escena», y Romina no dudó en presentarse.
El proceso de postulación, que constó de tres instancias evaluadas por gente experimentada en estos campos, no era sencillo.Romina Pereyra se convirtió en la única sanjuanina dentro de un seleccionado nacional de 20 nombres (pares de Corrientes, Jujuy, San Luis, Buenos Aires, Santa Fe, Catamarca, Tierra del Fuego, Córdoba y Chaco).
Quienes la conocen, pueden definir a nuestra protagonista como empática, apasionada, detallista y muy sociable, es que dónde va deja una huella imborrable. Hoy, se encuentra pasando uno de los momentos más díficiles de su vida: la pérdida de su papá, un papá presente que marcó y forma parte aún hoy de lo que es ella como persona.
Y aún así, en la amabilidad que la caracteriza cuando le preguntamos acerca de sus próximos proyectos, no dudó en respondernos que va a seguir avanzando a pesar de que ahora le cueste pensar en algo por la situación que esta atravesando junto a su mamá, pero que en un futuro próximo desea aprender la técnica de clown y danza-teatro. » Y un gran sueño pendiente es llevar la lengua de señas al teatro para incluir a la comunidad sorda. Son las dos cosas que me gustaría fusionar y con todas estas herramientas mejorar mi profesión de docente», nos comentó.
Romina ha logrado mezclar su vocación profesional con sus pasiones y habilidades, sus deseos de desarrollo personal que le han permitido cambiar su mirada en todos los sentidos y también ser una profesora inclusiva. Ella se define como «una persona que persigue sus sueños, que insiste para concretarlos y que es muy organizada y calma para lograrlos«.
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